Segunda parte
Después de 40 minutos Monse mira por la ventana las rejas negras, que arriba de ellas tiene los letreros grandes de color dorado, se dice ser Neverland. Monse abre los al ver que sí, efectivamente hay un parque de atracciones donde te puedes subir, también se podía ver un pequeño zoológico, y demás. La limusina se detiene, la puerta se abre y Michael baja, estira el brazo para darle la mano a Monse, a lo que ella lo ignora y él al final se arrepiente de hacerlo. Ambos entran al hogar, Monse queda impresionada de cada cosa que hay en el rincón del hogar.
−Bien− se acerca a ella −¿Que tienes planeado hacer?− Monse lo mira y se queda pensativa por unos segundos, mientras tanto mira el hogar. −Bueno, sabemos que en esta puerta principal el es muérdago, aquí en el centro− se detiene en el centro de la sala −El árbol, lo decoraremos, y el piano de cola que tienes...− Monse lo mira impresionada y se acerca, pero se detiene, no quiere que Michael la vea así. −Y así, ¿Tú que dices?
Michael se acerca a ella y pone sus dedos en su mentón y la mira fijamente.
−¿Por que... demonios me miras así?− Monse dice un tono demasiado cortante.
−¿Te gusta tocar el piano, cierto?− ignora su pregunta.
−¿Y eso que te importa?− se da la vuelta y camina hacia al mueble donde deja su bolso rojo, y se da la vuelta para verlo −¿Que esperas?− pone sus dos manos en la cintura.
Michael ríe en sus adentros con algo de amargura.
>>Que fastidiosa es <<
Han pasado 4 horas adornando el Árbol de Navidad, cambiar las cortinas de un color rojo a uno blanco, cambiando los tapetes de un diseño navideño, poniendo adornos en aquellos muebles antiguos para que luzcan, luces decorando las paredes dentro y fuera del hogar de Michael, poner muñecos, a Santa Claus en el parque de atracciones.
Michael disfrutaba un poco de la compañía de Monse, veía que realmente no era lo que él creía, no le desagradaba del todo, y por una parte se alivia, ya que él no es la clase de persona que suele tener enemigos u "odiar" a alguien.
Por otro lado, Monse ha visto que Michael no es como ella pensaba, a veces Michael se comportaba como un niño pequeño y a ella le daba ternura, pero no puede caer en eso, ¿Que tal si no es así? ¿Que tal si de verdad Michael es como los demás hombres?
Al terminar de adornar el Árbol de Navidad ambos se dirigen a la sala donde toman asiento y descansan por varios minutos. Una sirviente morena como de 22 años les trae agua a los dos.
−Tome, señor Jackson.
−Gracias, Lucy.− agarra el vaso.
−Tome, señorita Laferte.
−Gracias.− Monse le sonríe y agarra el vaso, y Lucy desaparece.
Pasan varios minutos y los dos no se atreven a decir palabra alguna. No están muy cerca; Michael mira el espacio que hay entre ella y él y decide acercarse un poco más.
−¿Que hora es?− pregunta ella con algo de fastidio.
Michael mira el reloj de su muñeca y después la mira a ella.
−6:23 pm, falta una hora.
Ella bufa y Michael se da cuenta.
−¿Puedo saber por qué me odias tanto? ¿Que es lo que te he hecho, Monse?
Monse gira la cabeza para verlo y ríe con ironía.
−Oh, vaya... señor Jackson, ¿de verdad me pregunta eso?
−No sé por qué lo tomas como burla, si de verdad me conocieras, dirías que no soy...−Monse le interrumpe.
−Te conozca o no, eres la peor persona que pueda existir en este mundo, has querido humillarme frente a los demás empleados, solo por que soy mujer y tú solo quieres el maldito puesto.
−Nada de lo que dices es...
-Cállate.− se levanta del sillón y decide alejarse de él para continuar con sus planes, pero Michael agarra su brazo y lo acerca a ella.
−Déjame, Michael −trata de zafarse de la mano de él pero es imposible, ya que él es más fuerte que ella. −O te juro que yo...− Michael pega más el cuerpo de ella al suyo y ella se intimida.
−¿Tú que?− la mira fijamente a los brazos −Vamos, admitelo, me odias por que te gusto.− muerde su labio inferior y ella siente derretirse, pero no iba a ser tan fácil.
−¡Que idiota eres!− esta vez logra zafarse de él y le da una tremenda cachetada que se escucha por toda la sala; Michael se toca la mejilla y mira a Monse retirarse de la sala para subir a las escaleras. Michael gruñe y bufa, y sube a la escaleras para irse a su habitación. Por otro lado, Monse llega a la habitación donde Michael le había dicho que es donde podía darse un baño y cambiarse. Ella se desprende de toda la ropa, se desmaquilla y se mete al baño, llena la tina de agua caliente y se mete en ello dándole placer. Después de media hora, Monse seca su cuerpo con una toalla blanca y sale del baño, busca en su pequeña maleta su ropa interior, saca una que es negra y la deja sobre la cama, saca su crema hidratante y se la aplica en todo su cuerpo, después se pone su ropa interior, se dirige al espejo de cuerpo completo y se detiene para mirar su cuerpo. Mira sus tatuajes y le gusta como se le ven, puede que de una impresión de que sea una mala persona, pero a ella no le importa, siempre a vivido recibiendo las críticas de las personas. Se dirige a la maleta y de allí saca una blusa blanca con círculos color verde; una falda algo corta de color verde y sus zapatos con tacón color blanco. Se lo pone y se acomoda bien la ropa, se sienta en el tocador y comienza cepillar su largo cabello negro, piensa en como peinarse, si dejarse el cabello largo y ponerse una venda blanca en la frente, o hacer algún peinado en especial. Mira el reloj que esta arriba del marco de la puerta y marca 6:40. Faltan 20 minutos.
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