Primera parte
Monse siempre ha sido una chica algo dura, siempre se ha defendido, y es grosera pero es lo que menos le importa, es bonita y es medio coqueta pero buena chica y decente. En su vida siempre tuvo que lidiar con personas que forman parte de hipocresía, de las mentiras, y demás. Michael forma parte de ello, ella piensa eso.
Michael es un hombre talentoso al igual que ella, él siempre ha sido correcto y prudente, cuando quiere algo las consigue. Y esta vez quiere el puesto de ser el jefe de contador. Siempre ha tenido chicas que babean por él, pero a él no le importa eso.
Mon se encuentra tecleando en la computadora unos documentos que tiene que entregar el día jueves, así solo tiene dos días para hacerlo, pero siempre quiere hacer las cosas a tiempo.
El teléfono suena y ella lo toma.
−Empresa History, ¿en que puedo ofrecerle?− dice con voz suave pero seria. −Claro, en un momento se lo comunico.
Pasa la línea a otra persona que se encarga de pasar lo datos con mayor número. De nuevo el celular suena pero presiona en el botón de altavoz.
−¿Sí?
−Señorita Laferte, venga a mi oficina.
−Enseguida voy.
Se levanta con rápidez y agarra la pequeña libreta y un lápiz. Corre hacia las escaleras y llega frente a la puerta cuando ve que no se encuentra sola.
Michael aparece allí, ella le rueda los ojos y logra que ella entre primero a la oficina, y Michael gruñe. Ambos se sientan y el jefe los mira.
−Vaya, vaya, vaya...− se toca el mentón mientras los mira fijamente a ambos. −¿Por que esas caras, señores?
Michael y Monse se miran pero ella quita la mirada rápidamente.
−Nos llamó... ¿cierto?− Monse pregunta con algo de timidez.
−¡Oh, claro!− se levanta de su asiento y camina alrededor de la sala con pasos lentos. −Decidí llamarlos, ya que... solo faltan ustedes.
−Disculpe, señor Dileo, pero ¿podría decirnos que sucede?− esta vez Michael habla.
Frank Dileo agarra uno de sus pipas y lo prende, se acerca a ellos pero sigue en pie mientras fuma su pipa.
−Puede que de mi parte sea un poco... injusto− resalta la última palabra. −Pero es parte de la Empresa, señores.− fuma un poco más de la pipa y deja salir el humo de su boca. −Saben que cada año hacemos una fiesta de Navidad, la época de la alegría, donde está Santa Claus, donde está la diversión.
Michael sonríe, recuerda la vez que Elizabeth Taylor festejó la navidad por primera vez con él, desde ese día dijo que el siempre festejará la navidad con sus amistades.
−A ustedes− les señala con el dedo. −Les toca esa parte, tiene que hacer una fiesta de Navidad, en la casa de la señorita Monse o de él señor Michael.
">>¡¿Que demonios?!<<
Ambos pensaron, se miran entre ellos y el desvía la mirada con molestia. Ambos abren la boca para decir que no querían, que no era posible, que sí podía conseguir a otro compañero del trabajo, pero Frank Dileo les interrumpió.
−Sí se niegan, los voy a despedir, así que ya quedamos− se sienta en su silla. −Ahora... ¡largo!
Ellos dos se sobresaltan y salen de la oficina. Monse mira a Michael con molestia, no quiere hablar en ese momento, lo que decide irse y no verle la cara, Michael parece leerle la mente, agarra su brazo y la lleva al elevador, se meten y este cierra de inmediato.
−¡Que te pasa!−Monse grita.
−¡Cállate!
−Me importa un carajo, no vuelvas a tocarme, idiota.−dice un cierto odio.
−Por Dios...− bufa.
Las puertas del elevador se abren, deja que Monse salga primero y después él. Se dirigen a la cafetería, ambos piden un té y buscan un lugar para sentarse. Se sientan en la barra y ambos miran el té, lo soplan tantito para que se enfríe un poco.
−Estaba pensando si podíamos hacerlo en Neverland.
−¿Que es eso?− dice con desagrado.
−Es mi hogar− alza un poco la voz con algo de enojo. −Donde vivo es muy grande, hay un parque de atracciones, tengo muchas cosas allá.
−Ah, que maravilla.− se burla.
Él lo nota y siente que su enojo sube más.
−Mañana iremos allá, saliendo del trabajo.
−¿Qué? ¿Quien dijo que iba a ser en tu hogar?
−Es mejor allá, no quiero discutir.− se levanta con esa fría personalidad que tiene y desaparece ante la vista de Monse.
Recoge sus cosas, agarra su bolso y baja en las escaleras, no le gusta mucho tomar el elevador, ella le gusta hacer ejercicio en donde sea. Al estar en la planta baja en el estacionamiento busca a Michael con su mirada, hasta que lo encuentra de espaldas. Ella bufa y se acerca.
−¿Ya?
Él voltea, Monse se sorprende al ver que tiene una paleta, de esos que a los niños les gustan.
Él chófer baja y mira a Monse.
−Señorita Laferte.− abre la puerta y le indica que se suba, ella lo hace y después Michael se sube, se escucha como se prende el motor de la limusina negra y está lista para salir del estacionamiento. Monse se pone los audífonos y reproduce a Culture Club. Michael lo nota, rueda los ojos y niega con la cabeza. Era obvio que a Michael no le agradaba la idea de hacer la fiesta de Navidad con su enemiga, sabe que a ella también no le agradaba. Pero... ¿por qué enemigos? ¿cuál era la razón de odiarse mutuamente? Michael piensa que es por qué Monse es una chica ambiciosa, una mentirosa, y tramposa, por lo mismo de que como se viste, Monse usa vestidos coloridos, tiene tatuajes en sus brazos y pocos en sus piernas. Monse piensa lo mismo de él, piensa que su vestimenta es muy misteriosa y que con eso pueda llamarle la atención, que se cree lo mejor y demás.
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