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XI - Then

Then: 23 YEARS OLD

Justin apretó el teléfono celular contra su oído al tiempo que, con su otra mano, revisaba el interior de su bolso.

—¿Lo están pasando bien? — Escuchó que su madre inquiría a través del móvil.

—Sí, mamá — Confirmó él, encontrando al fin su traje de baño entre toda la ropa desperdigada por su maleta. —Ahora estamos en la habitación, pero enseguida saldremos a pasear.

—¿Y el lugar es lindo? — Continuó interrogando Pattie.

—Muy lindo. Avistamos un poco del mar desde la ventana del hotel. Estamos por partir hacia allá ahora — Anunció su hijo.

—¡Me alegro que estén disfrutando sus vacaciones! — Manifestó la mujer.

En ese momento, Helena salió del baño ya ataviada con su bikini, apareciendo en el campo de visión de Justin.

—Demonios, sí — Aseguró él, mostrando una sonrisa ladeada mientras inspeccionaba con su mirada el cuerpo de su novia.

Las ansiadas vacaciones de verano habían arribado y la pareja se estaba encargando de gozar cada momento. Ellos habían estado planeando aquel viaje durante un tiempo, llenos de expectativas por compartirlo juntos. Incluso habían alquilado el cuarto del hotel la semana que contenía una fecha específica, en la cual cumplían dos años y medio de noviazgo.

Ese día particular, Justin había sorprendido a la muchacha con un gesto especial. Se encargó de reservar una mesa en uno de los mejores restaurantes ubicados en la playa. La llevó a cenar allí y luego a dar un paseo por el muelle, cuyas luces exhibían un aspecto magnífico en contraste con la oscuridad. La noche también hacía que el mar, incitado por la marea, cubriera la mayor parte de la arena y luciera un aspecto impetuoso en la umbría, el marco perfecto para que los novios manifestaran su afecto.

—¡Cuídense! — Proclamó Pattie en el teléfono, haciendo que su hijo volviera su atención a la conversación.

—Lo haremos, mamá. Hablamos luego.

—¡Saluda a Lena! ¡Adiós! — Se despidió su madre antes de cortar la comunicación.

Helena se situó frente al espejo de cuerpo entero y comenzó a trenzar su cabello. La figura de Justin apareció reflejada en éste, detrás de ella. Los brazos del chico se enredaron en su cintura y apoyó el mentón en su hombro.

—Mi madre te manda saludos — Comunicó, sonriendo ante la imagen de ambos representada frente a ellos.

La chica sonrió. Por un instante, su mente evocó los recuerdos del acontecimiento sucedido tiempo atrás, en uno de los cumpleaños de Pattie.

Helena llegó a la casa de la mujer ese día cuando la tarde ya había avanzado lo suficiente, pero el festejo estaba lejos de llegar a su fin. Se adentró a la vivienda, dirigiéndose al patio trasero, desde donde podía oír murmullos de música tenue y conversaciones.

Una vez que emergió al jardín donde las personas se encontraban situadas, divisó a Pattie y avanzó un par de pasos en su dirección pretendiendo saludarla, mas otra persona impidió que completara el trayecto.

—¡Lena! — Exclamó Justin al vislumbrarla.

La felicidad hizo resplandecer el semblante del chico mientras se precipitaba a la recién llegada, corriendo a gran velocidad. Cuando estuvo frente a la muchacha, la tomó de la cintura y la elevó en el aire, provocando que ella soltara un grito ahogado por el repentino movimiento.

—¡Lena! — Repitió él. —¡No me dijiste que venías hoy! — El entusiasmo era audible en su voz y la alegría visible en su expresión.

Enternecida por su reacción, la aludida le dedicó una gran sonrisa.

—No iba a hacerlo, pero mi última clase del día se canceló — Explicó.

Justin aún no permitía que la chica tocara el suelo. Apretaba su cintura contra su cuerpo para mantenerla suspendida sobre éste. Pegó su frente contra la de ella y estuvo sumamente tentado de besarla, pero recordó que ninguno de sus padres estaba al tanto todavía de la relación que habían iniciado semanas atrás, en víspera de navidad. Entonces, fue consciente de que estaban rodeados de personas en el patio, por lo que, con pesar, se separó de su novia, depositándola nuevamente sobre sus pies. Echó un vistazo alrededor y descubrió que la mayoría de los presentes los observaban atentamente.

Finalmente, Helena se acercó a la cumpleañera.

—Feliz cumpleaños, tía Pattie — Saludó.

La mujer sonrió ampliamente y abrazó con fuerza a la joven. —Gracias, cariño.

La chica no tuvo oportunidad de disfrutar mucho tiempo de la fiesta. Pronto, Justin tomó su mano y tiró de ella lejos del gentío, guiándola al costado de la casa, espacio aislado del resto. El muchacho apoyó su espalda contra el tronco del árbol plantado frente a su ventana y Helena se reclinó contra él, abrazando su torso y elevando el rostro para mirar sus ojos.

—¡Estoy tan feliz de verte! — Declaró él, acariciando las mejillas de su acompañante. —No esperaba hacerlo hasta el sábado ¡Esta es la mejor sorpresa de cumpleaños del mundo!

Helena no pudo evitar soltar una carcajada.

—Pero este no es tu cumpleaños, Justin — Indicó.

—Ahora se siente como si lo fuera — Repuso él, sonriendo, al tiempo que se inclinaba para besarla.

Sus labios hicieron contacto y de inmediato dieron la bienvenida a las burbujeantes sensaciones que aquello les causaba. Justin estaba seguro de que podía transcurrir el resto de la eternidad de aquella manera si la falta de aire no lo obligara a apartarse de su novia.

Al separarse, sus respiraciones agitadas se entremezclaron en los pocos centímetros que separaban sus rostros. Helena abrió los ojos y admiró los de su pareja. Cada vez que ella le obsequiaba una mirada de ese tipo, cargada de amor y afecto, Justin sentía que podía derretirse bajo la atención aquellas pupilas. Había anhelado durante tanto tiempo ver esa expresión dirigida a él, incluso había fantaseado con eso.

Al fin, al fin era real.

—Te amo tanto... — Afirmó el chico, depositando un beso corto en los labios de Lena. —Tanto... — Repitió, volviendo a besarlos fugazmente. —Tanto... — Los besó una vez más, y ella comenzó a reír, enredando los brazos en su cuello.

—Yo te amo mucho más — Aseguró.

—Eso es una mentira — Sentenció él. —Solo siente esto... — Tomó la mano de la chica y la puso sobre su pecho, donde su corazón trabajaba a un ritmo acelerado. —Esto es por ti, mi vida. Cada latido es por ti.

Por aquel mismo roble en el cual ambos estaban recargados esa tarde, al llegar la noche, Helena trepó con hábiles movimientos. Empujó el cristal de la ventana una vez que la alcanzó y se coló en la habitación de su vecino, quien velozmente la recibió con un profundo beso.

Algún tiempo después, ambos se dejaron caer sobre la cama, donde él se posicionó sobre ella, separando sus bocas para dirigir la suya al cuello de la joven. Humedeció con sus besos cada rincón de esa suave piel en aquella curvatura mientras su novia enredaba las piernas en su cintura y enterraba los dedos en su cabello. Entonces, sus labios descendieron hacia el escote de la muchacha.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió de repente.

—Justin...

El hombre que acababa de ingresar al cuarto interrumpió su propia enunciación al notar a los sobresaltados jóvenes, que intentaban deshacer la comprometida posición de sus cuerpos con celeridad.

—Papá... — Jadeó Justin, sentándose en la cama.

Su respiración no le proporcionaba aire suficiente para poder formular palabras, debido tanto a la pavorosa consternación por ser descubierto como al acto mismo que estaba realizando antes de que eso sucediera. Además, sabía que no se trataba solo de eso. Sentía que el atesorado secreto de toda su vida, el de su mejor amiga escabulléndose en su habitación, estaba siendo expuesto.

A pesar de todo ello, se esforzó porque su voz fuera audible:

—Papá, puedo explicarlo.

Sin embargo, su padre no mostraba el asombro exacerbado que él esperaba, al contrario, parecía solo ligeramente sorprendido, pero una vasta sonrisa se expandía en sus labios.

—¡Lo sabía! — Profirió el hombre. —¡Tu madre me debe veinte dólares, Lena! — Señaló.

—¿Qué? — Articuló Justin, desconcertado.

—¡Sabía que ya estaban juntos! Lo venía sospechando hace algunas semanas — Esclareció. —Pero Tris me dijo que no lo creía, ella pensaba que ustedes iban a emparejarse recién luego de que Lena se graduara y hasta me apostó por ello. ¡JÁ! ¡Yo gané! — Exclamó, orgulloso.

—¿Hicieron una apuesta por nosotros? — Increpó su hijo, incrédulo.

—Muchas — Corrigió su interlocutor. —Venimos apostando por su relación desde que cumplieron los dieciséis años... ¿Ven? Ustedes no son los únicos que guardan secretos — Insinuó.

—Espera... ¿De qué estás hablando, papá? — Interrogó el joven, aún sin poder abandonar su confusión.

—Todos sabemos que Lena se ha estado metiendo a hurtadillas aquí desde que tenían como diez años — El hombre se dirigió a la avergonzada chica, situada de pie a un lado de la cama. —De ninguna manera una jovencita puede faltar toda la noche de su cama sin que su madre lo note. Además, Justin... — Volvió a centrar la atención en su hijo: —¿Qué tan sordos crees que somos?

Al notar que su padre no denotaba ningún signo de enfado, fue capaz de calmar sus nervios y obligar a su mente a funcionar correctamente.

—Ustedes eran los que no permitían que nos juntáramos en las noches — Rememoró.

—Sí. Pero cuando descubrimos lo que hacían, algo nos quedó muy claro... —Reveló. —No había manera en el mundo de poder separarlos. 

((Penúltimo Capítulo))

-TatiaBriggs-

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