Creo que te conozco.

Sí, te conocí hace un tiempo entre las olas de mi propia imaginación. Eres ese que se escabulle cuando alguien busca conquistarme y se apodera de su nombre.

Es curioso que te nombre, porque al buen observador podrías no ser el mismo. Te transformas con los años, te transformas en abismo.

Siempre has gustado de un porte oculto, de entregarte en absoluto. Eres una capa de sombras, interesante y cambiante. Repites las mismas palabras en diferentes bocas, me causas ansiedades, alegrías muy pocas; vives de ilusionarme, de dejarme sola. 

Cuándo podré encontrarme con quien destruya tu hambre. Que te sacie y deshaga el enjambre.

 Creo que te conozco, pero en realidad no quiero. Quiero miradas puras, no la tuya entre el sosiego.