Capítulo V
Capítulo V:
El coche que habían tomado desde los Puertos del Este de Atenas los condujo por una persecución contra el auto en el que Angorapoulos viajaba junto a sus otros ocupantes. Ninguno de ellos desconocía la amenaza que representaba aquel griego rubio y lo mismo los compañeros de éste. Algo tenía que ver, ¿y si había sido esa persona la que le disparó a Midas en su bazar de alfombras?. No podía descartarse esa teoría, aún si sonaba loca, ya que Dimitri y Caster vieron a un hombre de traje y sombrero blanco que le apuntaba con su Luger al otro integrante que aparecía en la foto del periódico. Por algún motivo lo que querían muerto a Pappos pero su misión fue un fracaso: Éste vivía y hasta había testificado a favor de Tintin y los suyos cuando los encerraron en aquella celda.
Siguiendo su rastro por una calle empinada, de ahí pasaron al exterior de la urbe, en las zonas suburbanas y de ahí a las afueras, por donde comenzaban las montañas y colinas, formaciones de antares de años, incontables e imposibles de contar con los dedos de las manos. Mantenían una distancia prudencial con el coche negro para no levantar sospechas y cuando éste seguía de largo, ellos "borraban" sus huellas para evitar cualquier intento de contra-persecución.
Con el cambio de geografía, el terreno se fue volviendo un tanto elevado y con descensos muy largos, incluso se dividía en varios tramos para poder conducir hacia las otras localidades y pueblos cercanos. Y aquello fue un grave problema cuando perdieron de vista el coche de Angorapoulos en un cruce de caminos, llevando a que se detuvieran para hablar con tres ancianos sentados en una de los cordones de aquella división, además de que iban acompañados por unos perros.
- ¿Para dónde fueron?. Ya los perdí de vista yo también.- Indagó Caster, quien salió afuera y de ahí vio a los ancianos, chasqueando los dedos. Tintin también hizo lo mismo y les preguntó, en un pobre griego suyo, si habían visto un vehículo negro pasar por allí. El primero de los hombres mayores se puso de pie y comenzó a señalar hacia Oriente pero el segundo le respondía de que eso era imposible, ya que había visto tomar aquel camino por el Norte y el tercero alegaba que el coche negro tomó el de Occidente.
- A este paso no llegaremos nunca y Angorapoulos habrá conseguido lo que buscaba.- Vio Tintin de que el asunto de hallar el camino no daría ningún resultado. Para su buena fortuna, Milú se acercó hasta los perros y les "habló". Uno de ellos, de pelaje negro y tanto mayor, le mostró el camino por el cual tomar, justo en el de Oriente y de ahí, tras "agradecerle", fue para "darles" la noticia, señalando el citado.
- ¡Muy bien, Milú, así se habla!.- Le felicitó Haddock y tras volverse a subir con los otros, el taxi tomó hacia el Este hasta que terminaron en un pequeño pueblo con un restaurante, en el cual su dueño se hallaba preparando todo para una boda que se celebraría allí y a la cual iban llegando los invitados.
Dimitri fue el primero en bajarse y ver de que el coche del villano estaba allí, detenido, por lo que le tomó una foto y Tintin iba con su libreta, anotando la matrícula.
- Somos de Mundos un tanto "distantes", Señor Tintin.- Indagó el ruso-japonés.
- Cierto y no lo niego. Quizás, uno de estos días, use mi celular pero, para no levantar sospechas, es mejor tener algo más rápido con el lápiz y papel cuando se trata de una investigación.- Sostuvo el periodista.- Además, este pueblo es un tanto pequeño, Angorapoulos debe de estar en alguna parte junto a sus secuaces pero el tema es dónde.
De golpe, el Teniente Coronel pidió silencio. Sus oídos habían captado una música muy entretenida y que animaba el alma en momentos de desolación y tristeza. De depresión y abandono, cuando todo parecía perdido, él la siguió y apuntó hacia el interior del bar, en donde podía apreciarse un enorme "atrio" en el cual la gente se había reunido para celebrar la boda.
- Síganme.- Pidió el Oficial Imperial.- Creo que tengo una corazonada.- Apuntó e ingresaron en el sitio.
Allí era alegría y diversión, sin olvidarse de la comida, la bebida tradicional griega y la boda que se celebraba con los músicos de una banda contratada y la pareja de novios que danzaba a más no poder, en el día más importante de sus vidas.
- Ojos bien abiertos.- Pidió Kuzuki.- Puede estar en cualquier parte.
Al dar un par de pasos, éste notó a uno de los músicos, el cual tocaba su flauta y con ello era la parte "Central" de la misma.
- ¿Es él?.- Preguntó Caster/Elena al periodista, quien sacó la foto del periódico. Lo miró por unos segundos y comparó.
No había margen de error. Se trataba del siguiente integrante.
- Vayamos con cuidado, no hagamos nada tonto como asustarlo o se nos irá.- Aconsejó Hernández pero, de golpe, algo ocurrió.
Como salidos de las sombras, Angorapoulos emergió, desde la parte trasera del local, con tres hombres y fueron hasta donde se hallaba el músico griego. Éste era un hombre de unos 60 años o tal vez 65. Podía notarse que su cabello estaba algo canoso pero se mantenía bien y sin problemas.
- ¡Oigan! ¡¿Qué quieren de mí?! ¡Yo no hice nada!.- Protestaba el músico, mientras que era arrastrado de allí, llevado al exterior.
- ¡Que no escapen, de prisa!.- Ordenó Fernández y fueron tras ellos.
Atravesaron el parque y el atrio, subiendo por una escalera tallada en esa pequeña formación, de piedra y con ello volvieron al interior del bar, donde el grupo de secuestradores ya se encontraba afuera, metiendo al músico en el coche negro.
- ¡Alto! ¡Oficial Imperial!.- Mostró Dimitri su placa de identificación pero Angorapoulos le ordenó al chofer de que acelerara y le pasara por encima.
El joven tuvo que tirarse a un lado, mientras que el enemigo huía de allí con su presa.
- ¡Hijos de puta!.- Bramó el castaño y notó una motocicleta estacionada, ya que Tintin fue a ver el taxi y éste había sufrido un pinchazo en una de las ruedas.
- ¡A este paso los perderemos! ¿Qué hacemos?.- Se acercó Haddock y de ahí vio que su amigo periodista conversaba con un hombre para que le prestara su camioneta en donde cargaba heno y forraje para los animales.-
- ¡Capitán, suba!.- Le llamó y el chico encendió el motor.
Dimitri se acercó hacia el dueño de la posada y bar, para hablar con él.
- ¿Είστε ο ιδιοκτήτης της μοτοσικλέτας;? ["¿Es usted el dueño de la motocicleta?"].- Preguntó, mientras que Tintin, Haddock, Milú y los Detectives iban acelerando la camioneta, haciendo volar pequeñas partes del forraje al aire.
El posadero se quedó sorprendido, no tenía palabras para descifrar lo que estaba ocurriendo. Todo lo ocurrido en los últimos minutos habían sido llamativos, en especial con aquel secuestro. Tardaba en responder, por lo que el chico volvió a mostrarle sus credenciales.
- Απλά απαντήστε: Ναι ή όχι, κύριε.- ["Solo responda: Si o no, Señor"].- Apareció Elena frente al posadero. Éste comprendió el mensaje.
- Εγώ είμαι.- ["Lo soy"].- Respondió y tras mirar los documentos del Oficial Imperial.- Θα σας τα δανείσω, αλλά μην αφήσετε ούτε μια γρατζουνιά πάνω τους, αλλιώς ο κύριος εδώ θα πρέπει να πληρώσει γι' αυτό.- ["Se las presto pero que no tenga ni un rasguño o lo tendrá que pagar el Caballero de aquí"].- Les concedió esa oportunidad, llevando a que debían cuidarla, por lo que ellos asintieron y de ahí se subieron: Elena y Souichirou en el "Sidecar", el asiento para los ocupantes, mientras que Dimitri tomaba el mando de la misma.-
- Iguales a las que hay en el "Imperio del Este".- Alegó, sabiendo muy bien su funcionamiento y tras encenderla, la misma siguió la ruta que Tintin y los otros tomaron, iniciando una persecución por la ruta contra el grupo de secuestradores.
https://youtu.be/G_CnnmRHNsw
Dejando atrás una estela de polvo en el aire, la cual desaparecía con el viento fresco del Mar Egeo, tanto la camioneta como la moto "Sidecar" avanzaban con cuidado por aquella ruta que se curvaba por la presencia de las cimas serranas y montes. A pocos metros de distancia se reencontraron.
- Tintin, mira.- Señaló Hernández y vieron llegar a los que faltaban.
- ¡Amigos!.- Les hizo el pelirrojo una seña.-
- ¡Lamentamos la demora, pero Dimitri tenía que cerrar el trato con el posadero!.- Exclamó Kuzuki, mientras que iban poniéndose cerca y teniendo al coche negro en la mira.
- Descuiden, pero ahora hay que concentrarse en ellos: Angorapoulos y sus hombres, quienes tienen al músico con ellos.- Señaló y fue acelerando modernamente.
- Que lo intente, tengo una bala para él.- Respondió Dimitri, sacándole el seguro a su Parabellum.
Fueron ganando terreno ante los que huían con su víctima. El rehén miraba hacia atrás y eso alertó a uno de los esbirros del griego rubio, llevando a que éste le ordenara al chofer de que cambiara de carril en repetidas ocasiones para provocar algún accidente y así ganar tiempo para fugarse con el secuestrado.
- Είναι επίμονοι, Κύριε.- ["Son persistentes, Señor"].- Advirtió el que manejaba, ya que había hecho de que un bus con turistas chocara pero los choferes fueron más atentos y frenaron justo a tiempo, provocando de que el coche negro pegara una volanteada, casi rozando con el metal del otro vehículo y de ahí llevaban a que la camioneta y la moto les pisaran los talones.
El griego vio de que todo se había complicado, por lo que desenfundó su Pistola Luger y de ahí, asomando parte de su cuerpo por la ventana, empezó a dispararles contra sus perseguidores, sin importarle de que otros fueran a recibir un posible impacto de bala. Uno de los esbirros suyos comenzó a tirarles polvo para nublar si vista, por lo que Dimitri lo esquivó justo a tiempo y de ahí, emergiendo desde la cortina, desenfundó su arma y comenzó a responder al fuego que le estaba tirando el villano.
El ruso-japonés efectuó un disparo, la bala dio contra el espejo retrovisor derecho del coche. El rubio de Grecia acometió con dos tiros de más, siendo evadidos por el enemigo, gracias a su experiencia militar. Aceleró un poco y quedó a poca distancia, casi a tiro del oponente, mientras que el chofer intentaba sacarlos del camino.
- A este paso los tirarán por un barranco.- Observó Tintin.- Si acelero, puede que matemos al testigo, pero si no hago algo pronto, esto será el fin, amigos.- Anunció el periodista, viendo de que no tenían muchas chances en la bandeja.
- Haz lo que tengas que hacer, Tintin. No dejes que el miedo te domine.- Le dijo Hernández.
- Es verdad, tú nos has sido y siempre serás la mejor de las ayudas a la hora de resolver enigmas y misterios. Confiamos en ti.- Añadió Fernández, mientras que el Capitán asentía.
Motivado por ese apoyo, el joven aceleró y cubrió a la moto de los disparos, mientras que el grupo adversario no vio que un camión que venía desde el otro carril, les tocaba bocina para que abrieran el camino pero fue tarde: El coche de Angorapoulos y su banda derrapó yéndose cuesta abajo por un barranco. Pegó un tumbo y giró. El techo se quebró un poco pero no sufrió muchos desperfectos, solo humo que salía del motor y con ello escaparon los secuestradores sin su víctima. Tintin detuvo la camioneta y vio que el hombre seguía allí, en el valle, por lo que fueron a por él.
- ¡Alto!.- Pedía el joven al flautista, quien se iba corriendo pero, por su edad un tanto avanzada, el hombre apenas podía mantener una cierta velocidad en su cuerpo.- Usted estuvo con el Comandante Paparanic, ¿cómo se llama?.-
- ¡No tengo tiempo para esas tonterías, chico! ¡Debo volver a la boda, me necesitan!.- Exclamaba el músico, desesperado, intentando irse de allí.
- Oiga, amigo, con calma, que nosotros somos de los buenos. ¿Acaso no vio que casi lo dejaban solito en ese auto para que estallara?. De las gracias a Dios y a nosotros de que le salvamos el pellejo justo antes de que ocurriera una tragedia.- Intercedió Haddock con seriedad, deteniendo al peli gris, el cual se intentaba calmar.
- Solo queremos hacerle unas preguntas, nada más que eso y ellos son los que las necesitan.- Alegó Kuzuki.- Hable con tranquilidad, que está a salvo.
Aquel sujeto se sentía como un prisionero que era llevado a la cumbre más alta de la tensión: Era revelar la información privada o volver a sufrir otro secuestro. El grupo de Angorapoulos se había escapado y ya estaban bastante lejos de allí, mientras que la gente desde la parte alta los observaban.
- Yo...no sé de qué están hablando.- Señaló el flautista, sujetando el instrumento como si fuera lo único que lo mantuviera con vida y con la punta se dio un golpecito en la cabeza.- Toda la conmoción sufrida durante el secuestro y la persecución han calado hondo en mi memoria...Está vacía...Oh pobre de mí, Scoubidouvitch y mis recuerdos perdidos...pero...- En ese momento, cambió de parecer, pasó de ser un hombre aturdido y desesperado a pedirles de que se acercaran para hablarle en privado.- Puede que un poco de dinero ayude en la recuperación de mis recuerdos.
- Le daré 1000 Dracmas a cambio de información.- Ofreció Haddock, sacando su billetera y dándole esa suma de dinero, mientras que Tintin le mostraba la foto.
- Díganos, Señor Scoubidouvitch, ¿reconoce a esta gente?.- Preguntó el periodista y de ahí obtuvo lo que buscaba, ya que el hombre, por algún "Milagro", recordó a los que estaban allí.
- ¡Pero si somos nosotros: Midas Pappos, el Comandante Paparanic, Anton Karabine, yo y Alexandre Timochenko cuando formamos el nuevo Gobierno de la República de Tetaragua!.- Exclamó, asombrado.
- ¿Qué más sabe de ellos?.- Preguntó Elena y eso dejó pensativo al hombre.
- Hace un montón que no tengo noticias del Comandante Paparanic, ¿ustedes...?.- Se dirigió pero notó la mirada triste de Haddock.
- Ha muerto hace poco.- Respondió el marinero.
- Oh no, cuánto lo lamento. Ese hombre era todo un Caballero, un poco rudo y frío pero era tan querido por todos.- Hizo una pausa para suspirar.- Sin embargo, ¿alguna vez les contó sobre el Oro?.
- ¿Oro? ¿Qué oro?.- Interrogó Tintin al flautista.
- Paparanic también era un hombre de dejar misterios, pistas para que la gente lo resolviera. Yo no sé mucho de esto, lo ocurrido en Tetaragua hace ya un tiempo fue todo tan rápido cuando nos fuimos pero...- Se quedó callado un rato y de ahí les trajo una solución.- Conozco al hombre con el que pueden saber más acerca del "Oro del Comandante": Busquen al Padre Alexandre Timochenko. Él les será de mucha ayuda. Se encuentra en el Monasterio de Meteora, a cuatro horas de aquí.- Les dejó esa información y de ahí partió.- Ahora, si me disculpan, debo volver a la fiesta, ¡recomiéndenme a sus amigos! ¡Fue un placer en conocerlos y adiós!.- Finalizó y tras ello se fue corriendo, siguiendo el camino de la ruta para volver al pueblo.
Una nueva pista, el último de la fotografía: El tal Padre Alexandre Timochenko. ¿Quién sería aquel hombre que les revelaría esa última "Pieza del Rompecabezas"?
- Cuatro horas al Norte, aún tenemos tiempo.- Sostuvo Tintin, ya que al ser temprano, podían llegar antes de que comenzara el Atardecer.
Volvieron a por los vehículos y tras cuatro horas de viaje, consiguieron arribar a Meteora. El lugar era mucho más accidentado que el valle donde tuvo lugar la persecución. Allí predominaban, en su mayoría, enormes cadenas montañosas y en una de ellas, de difícil acceso, salvo para los más expertos, se encontraba el Monasterio que el flautista Scoubidouvitch les había dejado como punto de llegada. Dejaron la camioneta y la moto en la banquina y empezaron a ascender, despacio, con cuidado, aferrándose a las paredes y evitando no cometer un paso en falso o habrían consecuencias muy graves.
- ¿Va bien, Capitán?.- Preguntó Kuzuki, mientras que el pobre barbudo se detenía, respirando hondo y sacando un pañuelo de seda blanco de sus bolsillos para secarse el sudor que le perlaba la frente.
- Sí...Sí...Sí, tranquilo, amigo, vayan con cuidado. Yo los alcanzo en seguida.- Prometió, dándose un pequeño descanso.
Por su parte, Hernández y Fernández iban una roca a la vez, utilizando sus bastones como base.
- Después de ti, querido amigo.- Pidió el primero al segundo.
- No, no, sería de muy mala educación: Tú primero.- Se ofreció éste pero eso no parecía llegar a una solución.
- Con permiso.- Pidió Elena, pasando en donde estaban ellos, mientras que Dimitri y Kuzuki iban tras ella.
- ¿Cómo es que no se siente agotado, Teniente Coronel?.- Preguntó Fernández al ruso-japonés.
- Mi entrenamiento militar me permite avanzar sin problemas pero, como todos nosotros aquí, me hallo extenuado.- Respondió, sacándose la gabardina y su saco junto a la gorra de plato Oficial, abanicándose con ésta última.- Ufff, desearía una buena limonada.-
- Valor, amigos, ya llegamos.- Les animaba Tintin y fue entonces que, tras un largo ascenso, consiguieron su objetivo: Alcanzar la cima de la cadena montañosa.
https://youtu.be/j7tc1KvkH4w
El aire fresco de las montañas los devolvió a la vida. La primera en poner un pie fue Elena y de ahí siguió su camino junto a los otros. Era refrescante sentir aquella brisa en la cara, además de que movía las pequeñas flores y el poco césped de ese yermo. Un camino de tierra conducía hacia el Monasterio, en el cual pudieron apreciar su construcción: Humilde, precario, de piedra pero con otros materiales para resistir los vientos del Invierno, las nevadas y lluvias, a parte de una pequeña Iglesia Ortodoxa Griega levantada en el Centro, con la imagen de Santa Filotea de Atenas y San Dionisio de Areopagita.
Un pozo con aljibe se hallaba a un costado de la pequeña "urbe" y allí, reparando una pared con la ayuda de un balde y una espátula con cemento, se hallaba un hombre de avanzada edad. Tal vez de unos 70 años, cabellos grises y lucía un atuendo clásico de Sacerdote perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Griega con la Cruz colgada en su cuello.
Pronto, el grupo fue hasta él y éste los vio.
- Buenas tardes, amigos, ¿qué los trae por aquí?.- Saludó el Sacerdote con amabilidad.
- Buscamos al Padre Alexandre Timochenko.- Dijo Tintin.
- Soy yo.- Respondió el hombre, mientras que iba a por más agua al aljibe para mezclarlo con el cemento.-
- Venimos de parte del Comandante Themistocles Paparanic, quien ha muerto hace poco y necesitamos respuestas.- Añadió Haddock, llevando a que el peli gris se detuviera, haciendo la "Señal de la Cruz".
- Que Dios reciba su alma benevolente.- Sostuvo, guardando un pequeño luto.-
- Y eso no es todo: El Capitán ha recibido, como herencia, su barco, el "Toisón de Oro" y desde que llegamos hemos tenido serios problemas con los que quieren quedarse con él y ahora nos han dicho algo sobre un tesoro que él tenía.- Puso el pelirrojo más información al asunto.
El Sacerdote dejó lo que estaba haciendo, colgó el balde con la espátula en la manivela del pozo y de ahí tomó asiento en un pequeño banco de piedra, sirviéndoles agua para que bebieran.
- Esto es algo que me arrepiento mucho de haber tomado y formado parte. No es nada "bueno" llevarse parte de la riqueza de un país pero cuando llegamos a Tetaragua, el gobierno que tenían estaba en la cuerda floja y un sector de las Fuerzas Armadas quería derribarlos. Nosotros les dimos una mano y expulsamos a los mismos, yéndose para el extranjero. Pero nuestro mandato duró muy poquito, ya que, 9 días después, la facción opositora de las Fuerzas Armadas nos quería fuera, estaban influenciados por el Nacionalismo interno y no querían ninguna influencia extranjera, así que nos tuvimos que largar de allí cuanto antes no sin antes...bueno.- El Padre hizo una pausa.- Llevarnos un poco del oro que había en el "Banco de la República de Tetaragua".- Aportó ese dato y le dio otro sorbo a su vaso.- Sí, después de eso, no podía dormir, mi consciencia estaba manchada y por ello opté por alejarme de todo, incluso del lujo en exceso y venirme a vivir aquí, donde puedo meditar y reflexionar acerca de mi proceder.- En aquel momento, el anciano tuvo un recuerdo y se puso de pie.- Ahora que lo menciono, hace poco vino a verme Paparanic, en la mañana de Navidad, nos reunimos aquí y brindamos pero no sin antes dejarme algo para mí, un recuerdo pero que me pidió que lo abriera cuando llegara el momento.-
Alexandre se puso de pie y caminó hasta su casa, en donde sacó una botella de vino, bastante grande y que pesaba mucho, por lo que se la entregó a Haddock.
- Él me lo dijo: "Cuando yo ya no esté en este Mundo, quiero que la abras" y ahora me parece que es su turno de abrirla, amigos.- Concluyó el peli gris.
- Muy bien, entonces lo haremos por usted. Muchas gracias, Padre y que Dios lo bendiga.- Agradeció Haddock.
- Lo mismo a ustedes, amigos y mucha suerte en su Cruzada pero recuerden esto: Cuanto más la riqueza ciega a los hombres, más pronto llegará su final.- Les dejó aquel consejo y se despidió de ellos, mientras que iniciaban el descenso.
Otra vez volver a hacerlo pero mucho peor, ya que ahora era todo cuesta abajo. En medio del camino, Haddock dejó la botella sobre una superficie para atarse los cordones de sus zapatos pero, para su desgracia, la misma empezó a rodar hasta que se estrelló contra el piso, sin darle tiempo para poder recuperarla.
- ¡No, no, no puede ser!.- Exclamó, molesto, ya que deseaba probar aquel vino.
- Cuánto lo lamento, Capitán.- Se acercó Dimitri, poniendo una mano en su hombro.
- Esperen, hay algo allí, miren y está protegido por un plástico.- Señaló Elena y cuando Tintin se agachó para tomarlo, éste se sorprendió al ver de lo que se trataba.
Al observarlo, el periodista no podía creer lo que sus ojos eran testigos. Pegó un salto de la emoción y abrazó a sus amigos.
- ¡Era esto lo que nos decía el Padre Timochenko, miren!.- Exclamó y mostró el mapa.- ¡Aquí esta nuestra respuesta!.- Dijo y tras dárselo a Haddock, éste comenzó a analizarlo.
- 26* de Latitud Sur, 19* de Longitud Oeste, eso nos lleva a...¡el Cabo Sunión!.- Dio a conocer el destino final.- El tesoro que Paparanic enterró se encuentra allí.
- No perdamos más tiempo, Capitán: Vayamos para allá.- Pidió Caster con emoción.
- Mi hermano y yo pensamos igual, es el final del camino y tenemos que apresurarnos antes de que esos bandidos vuelvan.- Continuaron los gemelos Hernández y Fernández.
- De acuerdo, ¡todo el Mundo de vuelta al Puerto, nos vamos para allá inmediatamente!.- Dio Haddock la voz de retirada y con ello devolvieron los vehículos al pueblo, en donde aún continuaban con la fiesta por la boda y de ahí regresaron a Atenas para poner rumbo hacia Cabo Sunión y rescatar el tesoro del viejo Comandante.
[Solo nos queda un capítulo más y éste se revelarán muchas cosas. No se lo pierdan.
Envío mis saludos y agradecimientos para Same_kichi123 y los demás seguidores.
Cuídense, amigos y buen día de mi parte.].
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