Capítulo II
Capítulo II:
Había llegado el día, el gran viaje estaba por comenzar, por lo que Dimitri se había despedido de su esposa e hijos, además de Alexander y Leni, prometiéndoles, a ellos, de que volvería en cuatro días con una nueva victoria en sus manos. A su vez, desde Bruselas, despegaba un avión con rumbo a Estambul, el mismo territorio al que se dirigía el ruso-japonés y en el que se encontraba la pareja de Souichirou y Medea pasando sus vacaciones juntos.
Por donde ellos iban, tanto Caster como su marido se tomaban fotos. Aquel peli negro de lentes y de mirada fría, sin emociones, parecía que lo estaba disfrutando a más no poder ese tiempo con la mujer que amaba. Él lo había dejado establecido: Nadie podía ocupar el lugar de ella, siendo la única a la que era dueña de su corazón. Habían distintas formas de describir a una persona así, pero los tintes eran los mismos, apuntaban a que él solo tenía un único lugar para esa chica.
Mientras que caminaban por las calles de Estambul, cerca de los Puertos y con el Estrecho del Bósforo repleto de distintas naves que iban de un lado para el otro, desde una de esas lanchas viajaban Tintin, Milú, el Capitán Haddock junto al abogado del Comandante Paparanic. El vehículo iba dejando estelas de espuma blanquecina sobre las aguas cristalinas, avanzando a toda velocidad gracias a la habilidad de su piloto y cuando veían que los barcos estaban cerca, reducía la marcha hasta que tuvieran la ruta despejada.
- ¿No es asombroso, Milú?.- Preguntó Tintin a su perrito, al cual sostenía en sus brazos.- Y parece ser que el Capitán Haddock está emocionado. Una lástima que el Profesor Tornasol no pudiera venir con nosotros, pero nos prometió que nos encontraremos con él en Atenas.
Por su parte, aquel "Viejo Lobo de Mar" se encontraba en el Centro de la cubierta de la lancha, en compañía del abogado de su extinto amigo, el cual le estaba leyendo cada uno de los párrafos del manuscrito que éste había dejado a su cargo cuando una vez fallecido.
- Awwww, el Estrecho del Bósforo. Sí, me trae tantos recuerdos.- Respiró Haddock el aroma del Mar Mediterráneo que vertía sus aguas allí y una vez que volvió a abrir sus ojos, éste se giró hacia el abogado, el cual era un hombre de mediana edad, semi-calvo y con traje negro junto a un sombrero.- Bueno, ¿en dónde está mi barco?.- Deseó saber con emoción, mirando hacia los que estaban anclados en los muelles.
- Pronto lo verá. Su nombre es el "Toisón de Oro".- Respondió el notario con tranquilidad y sosteniendo las hojas del documento, las cuales estaban por volarse por el viento.
Con su pipa encendida, lanzando anillos de humo blanco hacia el aire, llevándose los mismos, Haddock contemplaba cada una de las naves fondeadas, con emoción hasta que, de golpe, el notario se acercó y le señaló, justo al fondo de los muelles, un viejo barco con el casco algo oxidado y que parecía haber visto sus mejores años pasar desde hacía un montón.
La boca del Capitán se quedó tiesa, tuvo que hacer un esfuerzo para evitar que no se cayera del asombro o tal vez por el disgusto que ya estaba creciendo en su interior. Aún así, esperaba poder encontrar de utilidad en ese viejo navío y más al que pertenecía a su viejo amigo. No podía defraudar la memoria del Comandante Themistocles Paparanic como si nada, sería un escupitajo al rostro, desafiando su entera confianza. Fue entonces que el piloto del bote fue bajando la velocidad hasta que las aguas del Estrecho del Bósforo la impulsaran, naturalmente, hasta que atracaron. Un segundo miembro de la tripulación y los otros descendieron sobre los muelles y con unas gruesas sogas terminaron por amarrar al navío en uno de sus postes. Pronto, una vez asegurado el descenso, bajaron todos los integrantes de la misma.
- Capitán.- Se acercó Tintin a su amigo, quien seguía con su pipa encendida y miraba al extraño barco oxidado atracado.- Capitán.
- ¿Eh?. Oh, tranquilo, Tintin, estoy bien. Es solo que...bueno...es una sorpresa un tanto...grande y me cuesta digerirla del todo.- Señaló, sacándose la pipa de sus labios y de ahí tiraba las cenizas de su tabaco en un pequeño cesto de basura.- Es mejor seguir al abogado de Themistocles. Vamos, amigo.
- "Pobre, entre que le llega la noticia de que Paparanic ha muerto y de que no le parece haber llamado la atención este barco, parece ser que el Capitán tendrá que tomar una decisión al respecto".- Pensó el peli naranja, siguiendo el paso del otro.
A unos pocos metros de donde ellos estaban, en la parte de arriba de los muelles, Caster se encontraba mirando el lugar y con un poco de pan, el cual convirtió en migajas, les daba de comer a las aves que habían por allí, sobre todo palomas, gorriones y gaviotas. Veía a aquellas criaturas disfrutar de su comida, mientras que su marido llegaba y le ponía un abrigo turco que había conseguido en una tienda cercana al lugar.
- Oh, cariño.- Se dirigió ella y sus mejillas se convirtieron carmesí al sentir esa muestra de dulzura por parte.- No hacía falta.
- ¿Segura?. En mi opinión, sí, además estaba seguro de que te gustaría.- Sostuvo el peli negro, acomodándose sus lentes y el Sol dio sobre el cristal.- Te hace ver más bonita.
- "Sus palabras son tan certeras. No miente. Puedo sentirlo. Él sabe cómo amar a una mujer sin ser detallista. Me aceptó por como soy, sin importar lo demás, ni tampoco mi historia".- Pensó ella, maravillada y de ahí se lanzó contra él para abrazarlo.
Mientras tanto, subiendo por la rampa de acceso hacia el barco, Tintin y Haddock, acompañados por Milú y el abogado de Paparanic veían el estado de la cubierta. Estaba un tanto descuidada, cubierta de polvo y no era mala idea de pasar el trapeador con un poco de agua para eliminar a los ácaros instalados en la superficie. En uno de los puestos se encontraba un hombre de gorro rojo, camisa amarilla y jeans azules junto a sus zapatos, además de tener tez morena, notándose muy bien de que venía de alguna región del África Central u Occidental. Éste estaba tocando su armónica cuando notó a los recién llegados.
- Buenos días, ¿es usted el nuevo Comandante?. Mi nombre es Clodión.- Saludó, educadamente y estrechó su mano con la de Haddock.
- Oh no, no, jejeje, mucho gusto en conocerte, Clodión, pero no, soy el amigo del difunto Comandante Paparanic: Archibald Haddock.- Devolvió el saludo el peli negro.- Él es mi amigo Tintin y su perrito inseparable, Milú.
- Un placer.- Se sumó el periodista.
- Me da un gusto enorme en conocerlos. Ojala el Comandante Paparanic estuviera aquí. Vengan, los acompañaré para que vean el interior.
Bajaron la escalerilla que daba hacia abajo y se internaron en un pasillo, en donde se ubicaban las distintas dependencias del navío. En una de ellas, Clodión les abrió la puerta que daba al "Camarote del Comandante". Allí estaba un tanto descuidado, por la presencia de libros y documentos que el difunto marino tenía consigo, incluyendo un cuadro donde descansaba su imagen, mostrando un semblante serio, como todo Oficial al tener el mando de un barco, a pesar de su edad y la barba que casi era blanca como la nieve caída en el Invierno. En un pequeño poste se encontraba un Guacamayo proveniente de algún país tropical de América Latina y lanzaba graznidos, así como también imitaba el sonido de la puerta que se abría.
- Aquí es donde murió Paparanic.- Entró Clodión con ellos.
- ¿Sabe cómo fue?.- Deseó saber Tintin.
- Cómo olvidarlo. Había terminado de pasar revista a todos los miembros de la tripulación y bajó para tomarse una copa de Whisky con hielo. Yo mismo se lo traje y cuando me deseó buenas noches, a los pocos segundos de irme escuché un golpe seco y lo llamé a la puerta, para ver si se encontraba bien pero, al entrar...- El moreno hizo una pausa y se apoyó contra una de las arcadas de la puerta.
- No sabes lo mucho que lo siento, Clodión, al oír eso.- Le dio el pelirrojo su pésame.
- Gracias, amigo. Intenté reanimarlo pero fue en vano. Cuando llegaron los médicos, lo declararon muerto, de un infarto al corazón.- Terminó por contar la tragedia que había sacudido al "Toisón de Oro".
- Pero me extraña que nunca haya vuelto a mandarme nada, ni siquiera una llamada o un mail. Algo. Incluso los más viejos saben manejar la tecnología de estos días pero todo esto me resulta extraño.- Alegó el Capitán Haddock, mientras que se quitaba su gorra de plato y miraba al retrato de su amigo.- Ahora debes de estar pasándolo bien en el "Valhalla". Un día de estos, cuando me llegue mi hora, me vas a recibir con los brazos abiertos y beberemos juntos, igual que en los viejos tiempos.- Prometió y de ahí tocó el marco de oro.
- Bueno, Capitán, entonces, ¿qué opina acerca del barco?.- Se acercó el abogado de Paparanic, queriendo saber una respuesta pero Haddock alzó sus brazos en el aire.
- Necesito unos minutos a solas, amigos. Todo esto es tan repentino. Por favor, esperen afuera.- Pidió el hombre y tomó asiento, encendiendo su pipa.
- Pero...- Intentó el notario en obtener una respuesta pero Clodión y Tintin se acercaron a él.
- Ya lo escuchó, Señor. Esperaremos a que tome una decisión.- Le hizo recordar el pelirrojo y salieron hacia el exterior.
A su vez, caminando por allí, luciendo su uniforme de Oficial Imperial, el joven Teniente Coronel de Rusia y Japón observaba el sitio y hablaba por teléfono con Alexander, dándole las últimas novedades.
- Me encuentro en la zona de los muelles y el Puerto del Estrecho del Bósforo, amigo.- Le comunicó su posición.
- "De acuerdo, nuestros agentes dicen haber visto a uno de los dueños de la empresa que te he mencionado. Mantén los ojos bien abiertos. Todo lo que puedas averiguar, me lo dices tanto a Leni como a mí. Sé que triunfarás, amigo".- Le dejó ese encargo y él asintió en silencio.
- Te lo prometo. Ahora...- En ese momento, mientras que hablaba, un coche negro pasó por allí, a pocos centímetros del Oficial Imperial, rozándolo pero éste pudo retroceder a tiempo.- Bestias.- Les lanzó ese apelativo a los que iban dentro del vehículo.- Te llamo luego, Alex.- Finalizó y colgó la llamada ya que tuvo una corazonada.
Avanzó entre los estibadores del Puerto, los trabajadores que iban de un lado para el otro, las naves tanto militares como civiles que descendían tropas para el "Puesto de Avanzada Imperial", armamento y otros pertrechos de la Logística, así como también turistas y empresarios. El viento fresco del Bósforo movía sus cabellos y fue entonces que se detuvo, ante un pequeño edificio que pertenecía a la Administración Portuaria, para ver de cerca y también oír lo que tenían aquellos sujetos del vehículo negro. Uno de ellos descendió desde la parte trasera, siendo éste un hombre de unos 40-45 años, semi-calvo pero se le notaba que era de color negro, tez bronceada, posiblemente debía venir de Grecia o Turquía, así como también lucía una camisa blanca, corbata roja, pantalones, saco y zapatos café. Éste fue avanzando, acompañado por dos de sus Guardaespaldas. Uno de ellos era rubio y de lentes, quien se acercó hasta el abogado de Paparanic, susurrándole algo al oído.
- Buenos días.- Se acercó el hombre de traje café.- ¿Son amigos del Comandante?.- Preguntó con educación.
- No, yo no pero un amigo mío sí. Ahí está.- Respondió Tintin, mientras que Haddock bajaba por la rampa.
- Buenos días, mi nombre es Anton Karabine, dueño de "Karexport".- Se presentó ante ellos.- El Comandante Paparanic y yo éramos amigos. Cuando me enteré de su muerte, fue un rudo golpe contra mí.- Les hablaba con un tono completamente abatido y cuando permaneció en silencio, por unos minutos, se relamió los labios para continuar, posando su mano sobre el casco oxidado del barco.- Me gustaría comprarles este barco. Les ofrezco 15.000 Liras Turcas por éste.- La oferta era tentadora, tanto Haddock como Tintin se asombraron por oír aquella novedad pero el chico fue más rápido, colocando su mano en los hombros de su amigo ya que había algo raro en todo el asunto.
- Espere: El Capitán Haddock tiene 15 días para decidir si decide venderlo o quedárselo, así que, por ahora, Señor Karabine, deberá respetar hasta que él lo haya dicho.- Le detuvo el periodista.
- ¿Cómo?. Oh, sí, sí, por supuesto. Yo le avisaré al respecto.- Prometió el Capitán.
El rostro de aquel hombre parecía volverse frío pero lo ocultó bajo su "máscara" de amabilidad, por lo que uno de sus acompañantes sacó una tarjeta blanca con la imagen de un cocodrilo rojo con el nombre de la empresa.
- De acuerdo, pero si cambian de opinión, ya saben: Aquí está mi número, en la tarjeta que Demetrio les dio. Buenos días, Caballeros.- Se despidió Karabine y dio una orden en su lengua natural, la griega y partió hacia el coche negro con sus acompañantes.
- Hay algo que no me gusta de ese tipo. Muy misteriosa su aparición y queriendo comprar el "Toisón de Oro".- Argumentó Tintin con desconfianza y de ahí miró el nombre de la tarjeta que el empresario les había dado.-
Dimitri había oído todo y lo tenía grabado en su celular. Con ello se fue acercando, entremezclándose con la gente de los Puertos y de ahí mantuvo la cámara encendida para tomarle una foto a la tarjeta que tenía el periodista.
A unos metros hacia el Sur, justo en la subida hacia la rambla, Caster y Souichirou estaban paseando por el lugar cuando notaron al empresario que se iba de allí. En un momento dado, uno de los acompañantes de aquel semi-calvo chocó contra su esposa y casi se caía contra el piso pero su marido la agarró antes de que tocara la misma. Acto seguido, se giró para encarar al responsable.
- Deberías tener más cuidado. Casi tiras a mi esposa.- Le dijo con un tono gélido y Demetrio se dio la vuelta, mirándolo de frente.
No dijo nada, simplemente le lanzó una mirada pero el nipón lo intimidó con su postura fría, por lo que se retiró de allí.
- Cobarde.- Murmuró Souichirou por lo bajo.- ¿Estás bien, Caster?.- Le preguntó a la joven.
- Sí, no me pasó nada.- Respondió la peli lila y con ello reanudaron su paseo.
El Oficial del Imperio fue caminando hasta que notó la tarjeta, con un ligero movimiento de su dedo índice de la mano derecha, éste tocó el botó de la cámara y obtuvo lo que buscaba: Allí pudo ver el fondo de la tarjeta, el cocodrilo rojo, el nombre: "Karexport". No dudó ni un segundo cuando vio, en ese mismo momento, la cuasi pelea entre un hombre de cabello negro contra un griego que acompañaba a un empresario. Una mano se apoyó en los hombros del primero y al ver a su esposa, éste procedió con asentir la cabeza y alejarse de allí, sin iniciar ninguna pelea.
- Qué raro.- Observó Dimitri y de ahí pasó con su investigación.
- No le hagas caso, Souichirou, es solo un buscapleitos.- Le tranquilizó su esposa, mientras que se alejaban caminando de allí.
Volviendo con Tintin y Haddock, el hombre no sabía qué hacer al respecto. Tenía que tomar dentro de ese plazo estimado, sin embargo, entre vender el barco o quedárselo era algo que lo tenía agarrado del cuello y sin muchas otras vías de solución. Permanecía sentado en el "Camarote del Comandante", pensativo, fumando su pipa y mirando el retrato de aquel anciano marino.
- ¿Capitán?.- Oyó la voz de Tintin, quien iba hacia donde éste se encontraba.
- Pasa, Tintin, pasa.- Le invitó el hombre de barba, mientras que se ponía de pie y al entrar, éste se puso de pie y dejó la pipa reposando en un pequeño cenicero, donde aún humeaba su interior. El joven tomó asiento y de ahí permaneció a su lado.-
- ¿Le intriga sobre esa oferta?.- Preguntó el periodista, mientras que su amigo asentía con la cabeza.- Entiendo, bueno, estaba pensando de que, tal vez, un paseo nos vendría bien, para relajar las ideas, recuperar el aliento, ¿no le parece?.- Le propuso esa salida.
- Sí, es verdad, no es mala idea. Ven, vayamos afuera.- Aceptó y tomó su abrigo junto a su gorra de plato, mientras que iban subiendo por las escaleras hasta la cubierta, justo cuando, en la cubierta, aquel marinero negro se hallaba terminando de pasar el trapo con agua sobre la misma, quitándole la mugre y haciendo brillar su superficie ante los rayos del Disco Solar.
- Clodión, ¿no?.- Se acercó el periodista.
- Así es.- Respondió el moreno, mientras que terminaba de secarse el sudor con un pañuelo de seda blanco.
- Quedas a cargo de vigilar el barco, amigo. Tintin y yo iremos a dar un paseo por las calles. Para relajarme un poco con la oferta de aquel hombre llamado Karabine.- Le informó Haddock, sin saber que, desde el lado de proa, Dimitri los estaba escuchando y pasó a entremezclarse con la población, tomando, como "Punto de Observación", la fachada de un pequeño complejo de almacenes para piezas náuticas.
- Muy bien, Comandante. No se preocupe, que este sitio estará bien defendido por mí.- Respondió el moreno, mientras que se quedaba en la cubierta, vigilando el barco.
Una vez que terminaron de hablar, ambos amigos, acompañados por aquel perrito blanco, pusieron rumbo hacia las calles de Estambul, seguidos, en la distancia, por aquel Oficial Imperial.
La antigua Capital de Bizancio ofrecía una gran cantidad de atracciones, sobre todo sus barrios y edificios de la Edad Media así como también sus calles, negocios y otros lugares para los que un turista pudiera aprovechar y gastar todo su dinero. En un momento dado, mientras que ambos amigos se encontraban en un Café Turco, donde el Capitán se hallaba fumando aquella tradicional pipa de ese país, el dueño del mismo salió, llamando a éste por su nombre.
- Capitán.- Le llamaba Tintin.- Capitán, parece que le llaman.- No hubo respuesta, el hombre estaba dormido y disfrutando de esa paz que le ofrecía la vista hacia el Estrecho del Bósforo.- ¡Capitán!.- Alzó el periodista su voz y con ello logró despertarlo, llevando a que se saliera la manguera de la "Pipa Turca" y se volcara el contenido.
- ¡Oh, rayos! ¡Un momento!.- Pidió el hombre y a una mesa de distancia, una pareja fue para ayudarlo.
- Descuide, yo se la detengo.- Le habló un hombre de cabello negro, al igual que sus ojos, además de ir vestido con camisa blanca, traje, pantalones y zapatos negros, quien sostuvo la fuga y la detuvo.
- Muchas gracias, Caballero. Enseguida vuelvo.- Agradeció el "Viejo Lobo de Mar" al extranjero y con ello fue para el interior del Café, siguiendo al dueño hasta donde se encontraba el teléfono.
Lo tomó y de ahí comenzó a hablar con el otro que estaba en la línea.
- ¿Sí?. Habla Haddock.- Saludó y de ahí se le abrieron los ojos.- ¿Cómo? ¿Ahora?. Pero, escuche, espere...- No podía decir ni una sola palabra, solo escuchar lo que decía el interlocutor y de ahí pasaba a colgar, dejándolo helado. Salió del Café, justo cuando notaba la presencia de su amigo pelirrojo y de aquel extranjero de cabello negro.
- Espero que esto le sirva para evitar la fuga. Conseguí cerrarla justo a tiempo. No la golpee.- Le aconsejó éste, notándose su acento japonés, cosa que a Tintin le llamó la atención y más cuando la chica la que le acompañaba fue hasta Milú y le pasó su mano por la cabeza.
- "Qué rara esta gente. Además me llama la atención que Milú no haya ladrado ante ella. Todo esto tiene un tinte de misterio".- Pensó el periodista.
- ¿Es suyo este perrito?.- Preguntó una joven peli lila.
- ¿Cómo?. Oh sí, sí, es mío. Se llama Milú y veo que no le ladró. Normalmente él lo hace cuando hay un peligro a la vista.- Señaló el pelirrojo.
- Ya veo, pero se nota que es un perro muy fiel a usted.- Alegó la muchacha.-
- Gracias.- Le agradeció y de ahí se volteó para ver a su amigo.- Capitán, ¿qué sucedió? ¿Quién era esa persona?.
- Según decía era un "amigo mío", quien me vino a recomendar que vendiera el barco ahora mismo. No sé por qué se fijan tanto en ese montón de chatarra. No tiene sentido.- Le respondió el hombre, mientras que tomaba asiento.
- Espere.- Intervino el periodista.- Esto no tiene nada bueno, para empezar, desde que llegamos, ya van dos personas que quieren comprarlo: Karabine y ahora un "amigo suyo". ¿No siente que aquí hay algo que no cierra?.
Lo pensó un momento y con ello dio en el clavo.
- Tienes razón: Me están queriendo hacer un apriete. Me amenazan, pues que lo intenten, seré yo quien decida qué hacer con el barco y nadie me lo va a impedir. Nadie.- Juró y cerró el puño con fuerza.- Y en cuanto a usted, Caballero, déjame darle mis...- No tuvo tiempo para completar la oración, ya que el japonés y su esposa se habían retirado.
- Pero...Si estaban aquí, hace unos momentos...- Quedó Tintin helado y de ahí, al volver a tomar asiento, un hombre de mediana estatura, algo gordo y de traje blanco con sombrero se acercó hasta ellos.
- Ah, veo que son turistas, ¿no es así?. Déjenme que me presento: Me llamo Malik y quisiera ofrecerles un tour por toda Estambul. Tengan, una tarjeta mía para ir ganando confianza.
Tintin la miró. No parecía tener nada raro pero eso le parecía sumamente raro.
- Denos un momento, por favor.- Le pidió éste y fue con su amigo para hablar en privado.
Aquel turco alzó las manos en el aire, en un gesto de que esperaría. Tintin se alejó, en compañía de Milú y Haddock, de aquellas para poder hablar a solas.
- No me fío de ese tipo, Capitán. ¿No le parece raro de que nos esté apareciendo ahora, justo cuando tuvo esa llamada por teléfono?.- Alegó el muchacho con seriedad. Haddock se volteó y notó que aquel hombre estaba ocupado en otro asunto, por lo que volvió la mirada hacia su amigo.
- Concuerdo contigo, ¿qué sugieres?.- Propuso el barbón.
- Aceptaremos su tour pero lo tendremos bajo vigilancia. Si nos tiende una trampa, lo haremos hablar.- Mostró el chico su plan.
- Excelente.- Aceptó Haddock esa idea y pusieron rumbo hacia donde estaba Malik.
Caminaron y de ahí quedaron a pocos pasos de su posición.
- Bueno, Caballeros, ¿qué dicen?.- Preguntó el hombre de traje blanco.
- Nos gustaría recorrer la zona, Señor Malik.- Respondió Tintin, dando su aprobación.
- ¡Excelente!.- Exclamó y juntó sus palmas.- Por favor, síganme, iremos por el Centro hacia la zona de la antigua Capital Bizantina, justo en donde están las murallas.- Pidió y comenzaron con el tour.
Malik los condujo, para empezar, por las calles de Estambul, en donde estuvieron circulando por las atestadas y cubiertas de negocios, bazares y cafés, además de visitar la antigua Catedral de Santa Sofía de Constantinopla, ahora convertida en Mezquita y de ahí fueron por los barrios, sobre todo en uno donde se compraron Tintin y Haddock unos jarrones turcos muy bonitos. Sin embargo, cuando estaban bajando por una calle empinada, un barril se desprendió del carro que iba a transportar, rodando cuesta abajo y casi embestía al Capitán Haddock, el cual reaccionó a tiempo y logró tirarse hacia un lado, dejándole la vía libre al tonel. Éste terminó por impactar y destruir un pequeño puesto de frutas, sin lastimar al dueño pero dejando la calle cubierta por su mercadería y la gente que iba a ver qué pasaba, mientras que el pobre Haddock trataba de recuperar el aliento.
- Ave María...Es la primera vez que le temo a un barril de vinos...- Suspiró, aterrado, tras haber vivido esa experiencia.
A unos metros de donde se desencadenó el "accidente", Dimitri notó a un hombre, quien huía, desde un punto elevado, de la escena y de ahí iba a ver si estaban bien.
El tour llegó hasta la zona de las antiguas murallas y torres que emplearon los habitantes para defender sus tierras de los invasores Otomanos y daban con una espléndida vista hacia el Bósforo.
- ¿No viene, Señor Malik?.- Preguntó Tintin al hombre de blanco.
- Oh, no, no, gracias pero necesito tomar un poco de aire.- Respondió y sacó un pañuelo de seda.- Les recomiendo que lo vean todo desde arriba. Es una preciosura. Se los garantizo.- Sostuvo éste, cosa que al chico le pareció raro pero mantuvo un bajo perfil.
Pronto, una vez que entraran ellos, Malik no vio que alguien más se infiltraba dentro y de ahí se cercioraba de que nadie lo estuviera observando, por lo que les hizo una seña a tres hombres con traje, camisa, corbata y sombreros, además de que portaban, cada uno de ellos, una Pistola Luger en sus manos. De ahí, cuando entraron al interior de ese recinto, cerró las puertas con una aljaba de madera, dando por concluido su trabajo.
Dentro, la Oscuridad era imponente, no había forma de poder ver en dónde estaban o qué pisaban.
- Ya me lo temía y si esto es una broma, más le vale a nuestro amigo Malik de que se prepare, porque voy a decirle unas cuantas palabras.- La voz del Capitán Haddock podía notarse enfurecida, mientras que iba buscando algo en sus bolsillos. Tomó una caja de fósforos y encendió uno.
- Caster, ¿estás conmigo?.- Preguntó una voz y ambos amigos los reconocieron.
- Pero si son los del Café.- Recordó Tintin pero mantuvieron el silencio.
- ¿Eh? ¿Quién anda ahí?.- Añadió otra voz, una femenina y con ello se dirigió hacia su marido.- Souichirou, sí, estoy a tu lado. Dime, ¿ves la puerta?.
- Capitán, descuide, puede que nos ayuden. Deme un fósforo.- Teorizó Tintin, pero al momento de encenderlo, delataron su posición.
Un disparo resonó en la oscuridad y todo quedó como estaba antes, oyéndose que algo se rompía.
- ¿Qué fue eso?.- Preguntó el periodista.
- Le han dado a su jarrón.- Respondió el Capitán Haddock, viendo que solo le quedaba uno en su poder.
- ¡Oigan!.- Exclamó una voz masculina.- ¡Si esto es una broma, más les vale tener cuidado!.- Bramó aquel hombre.
Dimitri avanzaba con cuidado, casi con torpeza, en la penumbra que lo cubría todo hasta que sintió que alguien lo agarraba por detrás.
- ¡Ahora sí te tengo!.- Exclamó Haddock y de ahí el chico tomó su celular, usando la luz para ver el enfurecido rostro del marino.- ¡¿Te piensas que somos tontos?! ¡Nos has estado siguiendo desde los Puertos?! ¡¿Quién eres?!.-
- Por favor, no es lo que parece. Solo soy un Oficial Imperial.- Intentó el chico en ganarse su confianza.
- Sí, claro, ¿y por qué nos está siguiendo? ¿Quién es usted? ¿Trabaja para Karabine? ¿Quiere hacernos un "Apriete"?.- Le interrogó Tintin pero el joven no dijo nada.- Perdemos el tiempo. Será mejor que hables.
- Con gusto se los diría, pero, al ser una misión secreta, el sigilo debe permanecer intacto.- Alegó el castaño, cosa que ambos amigos se miraron entre sí.
- Conozco ese truco. Bueno, amigo, te diré esto: Estás a unos pocos pasos de que proceda a ser alguien muy duro contigo y no lo quiero hacer, así que hablarás o lo terminarás lamentando.- Advirtió el peli negro y barba.
Milú ladró y de ahí notaron a alguien que venía hacia ellos. Tintin se giró para ver quiénes eran, podían ser los misteriosos atacantes que acechaban en las sombras pero, en cambio, notó de que se trataba de un matrimonio joven, un hombre y una mujer, quienes iban hacia ellos.
- Son ustedes, los del Café.- Los reconoció el periodista a ellos.
- Bueno, parece que el Mundo es un pañuelo para que nos volviéramos a encontrar.- Habló la chica peli lila.-
- Sobre todo para ver de que están agarrando a una persona que no tiene nada que ver con esta situación.- Añadió el peli negro.
- ¿Es verdad lo que dice este Caballero de usted?.- Preguntó Haddock a Dimitri. Asintió con la cabeza y lo soltó del cuello de su camisa.
- Veo de que estoy entre la espada y la pared.- Sentenció e hizo una seña con la mano para que no hablara en voz alta. Sacó de su bolsillo su billetera.- Aquí tienen, mi "Placa de Esmalte Imperial".- Le entregó una pequeña libreta en donde podía verse un símbolo reconocido.
- Por las barbas de Sir Francisco de Haddock...¡Es un Oficial Imperial!.- Exclamó en un tono moderado.
- En efecto, trabajo para el "Emperador del Este", podría contarles de cuál es mi objetivo aquí pero...- No tuvo tiempo, Haddock le devolvió sus documentos y de ahí sintieron que los atacantes iban hacia ellos.
- ¡Será mejor dejar de lado esa charla, vayamos a la planta alta!.- Pidió Tintin y comenzaron a salir de allí, corriendo hacia las escaleras.
- Yo los cubro.- Dijo Dimitri, sacando su Pistola Parabellum.
https://youtu.be/ml4QiUcSn0o
Un nuevo tiro resonó en las cercanías, casi rozando su cabeza e impactando contra una de las paredes. Otro dio contra el exterior, justo en las escaleras, mientras que iban subiendo, haciendo volar polvillo por todas partes. Dimitri respondió y efectuó una serie de disparos contra los atacantes, manteniéndolos a raya.
- ¡Ya! ¡Ya!.- Le llamaba el peli negro japonés y fueron hasta las escaleras.
Subieron con rapidez hasta que lograron alcanzar la cima de las murallas, los exteriores. Haddock estaba empapado por el sudor tras haber hecho esa subida sin parar. Tintin notó de que no había otra salida, sin embargo, una cuerda pendía hacia abajo, por lo que podría serle de mucha utilidad y más al ver de que Malik seguía allí.
- Espere, ¿qué piensa hacer?.- Preguntó el nipón.
- Descuide: Yo iré hasta allí abajo y le haré hablar para que retire a sus sicarios. Ustedes aguanten unos minutos. No tenemos mucho tiempo.- Le dio a conocer su plan y con ello se volvieron a escuchar detonaciones. Dimitri era el último en subir, mientras que Haddock dejaba su jarrón en una esquina y con ello comenzaba a arrastrar unas pesadas balas de cañón instaladas allí.
- Veamos si pueden con esto.- Dijo, empleando todas sus fuerzas.- ¡Cañoneros, a sus puestos! ¡Preparen, apunte...FUEGO!.- Exclamó y tras arrojarla cuesta abajo, por las escaleras, los atacantes gritaron y tuvieron que retroceder.- ¡De prisa, chico, ayúdame! ¡Lo mismo ustedes!.- Les llamó y procedieron a darle una mano para formar una barricada.
- Son griegos.- Mencionó la chica peli lila.
- ¿Cómo ha dicho?.- Preguntó el marino.
- Que son griegos esos tipos. Yo también lo soy.- Dijo ella.-
- Oh, eso no lo esperaba, Señorita....emmm...Y usted, Caballero...- Intentó el Capitán en dar su mejor educación pero desconocía sus nombres.
- Mi nombre es Elena.- Respondió la chica.
- Y yo soy Souichirou Kuzuki.- Se sumó su marido, provocando que, con sus palabras y el tono gélido de su voz, Haddock sintiera un escalofrío.
- Un gusto. Ya deben de conocernos, así que, bueno, me hubiera gustado de que esto fuera un momento más tranquilo.- Pidió pero no fue así.
Mientras que continuaban con su labor, Tintin había conseguido bajar y llegar hasta la entrada, en donde tomó por sorpresa a Malik, haciendo de que tenía un arma y lo sujetaba del cuello, haciendo que su sombrero se cayera contra el piso.
- ¡Pero...!.- Intentó expresarse pero no pudo.
- Guarde silencio: Ahora le dirá a esos hombres de que la Policía ha sido alertada y viene en camino.- Le ordenó.
- No puedo, no...- Decía Malik con nerviosismo.
- Sí que puede, vamos.- Volvió a ordenarle el joven periodista y con ello quitó la aljaba que obstruía las enormes puertas de madera, asomando su cabeza al interior.
- Η αστυνομία είναι καθ' οδόν! Φύγετε από εδώ!. [¡La Policía está en camino! ¡Salgan!].- Les llamó en su lengua madre, desatándose todo un caos en sus filas, por lo que el grupo de sicarios griegos salieron corriendo hacia la explanada y perdiéndose en el camino.- Ya está.- Le anunció al periodista de Bélgica.
- Muy bien, ahora se queda aquí. Tenemos mucho de qué hablar.- Dijo Tintin con firmeza y lanzó un silbido a sus amigos. Kuzuki se asomó e hizo un gesto con la mano, por lo que iniciaron el descenso por las escaleras hacia el exterior.
Al verlos llegar, Malik solo podía pensar en las consecuencias y de que tendría que hablar para liberarse de un posible juicio en los Tribunales por varios cargos que iban desde conspiración, complicidad e intento de homicidio.
Pronto, el Capitán Haddock, Milú, Dimitri y el matrimonio salieron, quedando cara a cara con aquel guía.
[Nuevo capítulo y como dije, serán largos estos 5. Bueno, por otra parte, Malik va a tener mucho de qué hablar al respecto.
¿Qué revelará este hombre? ¿Cómo seguirá la misión de Dimitri?. Eso lo veremos en el capítulo que viene.
Mando saludos y agradecimientos para Same_kichi123 y los demás seguidores.
Cuídense y buen día Domingo de mi parte, Camaradas.].
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