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Capítulo Final

Capítulo Final:

Estaba más que decidido: Irían a Cabo Sunión para rescatar el tesoro de Paparanic. Ya casi todas las piezas estaban unidas y darían la forma final de la "imagen" de aquel "Rompecabezas". Había costado y mucho tras enfrentar numerosos peligros, sin embargo, la amenaza de que aquellos hombres armados volvieran seguía latente y no podían bajar la guardia. Para la mañana siguiente, el grupo pudo divisar Atenas y de ahí pusieron rumbo al Puerto del Pireo, en el cual los recibió un amigo suyo, alguien de cabello y barbita negra, además de ir vestido con gabardina y sombrero verde junto a su paraguas y unos lentes grandes. 

- Muy buenos días, amigos. Los estaba esperando.- Saludó aquel hombre de baja estatura.- 

- ¿Lo conocen?.- Preguntó Dimitri.

- Tranquilo, es de fiar.- Le tranquilizó Tintin.- Buenos días, Profesor Tornasol.- Se acercó y ambos tuvieron un fuerte abrazo.

- Me alegra de verlos. Lamento mucho si demoré pero mi investigación debía concluirse y les traigo muy buenas noticias.- Decía el científico, mientras que iban caminando hacia el barco.- Por cierto, ¿estos tres jóvenes de dónde son?.- Señaló a los extranjeros.

- Son amigos nuestros, los conocimos en Estambul.- Respondió Haddock.- Y nos han sido de gran ayuda.- Continuó.- Por favor, pasen, pasen, no sean tímidos.- Bromeó y de ahí pusieron rumbo para la rampa del navío, en el cual los estaba esperando Clodión. 

En el "Camarote del Comandante", haciendo un poco de espacio en la mesa, Haddock desplegó un mapa que había allí, traído por Elena y con ello trazó el recorrido que harían desde Atenas hasta Cabo Sunión para encontrar el tesoro. 

- Muy bien, si partimos ahora y con los tanques llenos, estaremos más que seguros de poder vencer a los que estén detrás de todo esto.- Les comunicó el hombre.

- ¿Qué tal están las condiciones meteorológicas?.- Preguntó el Profesor Tornasol, mientras que Rómulo, el loro del Comandante Paparanic, se movía en su palo.

- Bueno, han sido buenas y no tenemos confirmación de ningún cambio en el viento, así que estamos en óptimas condiciones para zarpar, ahora mismo.- Anunció Haddock, el cual no podía contener la emoción.

Sin embargo, aquellos sentimientos por resolver el misterio de su difunto amigo se trastocaron cuando oyeron a Milú ladrar y corría hacia ellos.

- ¿Qué? ¿Qué le pasó?. ¡Señor Tintin!.- Le llamó Elena al dueño del perrito blanco.

El joven se arrodilló y notó de que sus patas estaban cubiertas de un líquido negro y viscoso; por lo que tomó un paño mojado con agua fresca para removerla pero, de golpe, sintió un olor familiar en aquella superficie.

- ¡Oh no! ¡El combustible!.- Exclamó el pelirrojo.- ¡Alguien ha abierto los tanques!.- 

Acompañado por Haddock, Elena, Tornasol y los otros, corrieron a la "Sala de Máquinas", en donde se toparon con aquel tripulante obeso y proveniente de Turquía, quien había abierto las válvulas y provocaba una fuga por el lugar.

- ¡¿Qué está haciendo?! ¡Alto!.- Dimitri detuvo al hombre y comenzó a cerrar una de las citadas con todas sus fuerzas, mientras que saltaban las alarmas.

- ¡Yefima!.- Lo reconoció Tintin pero al ver que el turco iba a cargar contra el castaño, el periodista se interpuso y lo empujó de allí, llevándolo hacia la cubierta donde comenzaron a pelear.- ¡Capitán, amigos, ayuden a Dimitri a cerrar las otras válvulas!.

- ¡Enseguida!.- Respondió el barbudo y empezaron con su trabajo.

No fue fácil hacerlo, la presión y peso que tenían las citadas era inmenso, por lo que debieron aplicar toda su fuerza física para cerrarlas a tiempo. Mientras tanto, en la cubierta, Tintin y Yefima habían comenzado con un feroz duelo cuerpo a cuerpo, en el cual el turco parecía dominar al pelirrojo con su asombrosa resistencia. Logró agarrarlo y tirarlo contra uno de los lados de la cubierta y dirigirle un "gancho" contra el estómago pero pero el chico logró esquivarlo, llevando a que se golpeara la mano contra la superficie metálica. Aún así, contuvo el dolor y volvió a cargar contra él.

El periodista, usando sus habilidades de "Judo"; arremetió contra Yefima y consiguió tirarlo por la borda, cayendo al agua, justo cuando Kuzuki y su esposa llegaban a la cubierta.

- ¿Está bien?.- Preguntó el peli negro.

- Tranquilo, no pudo conmigo.- Le respondió el otro, mientras que el oponente se alejaba de allí, nadando hacia la costa.

Elena lo vio y frunció el ceño. No podía creer que aquel tipo, quien parecía ser tranquilo y sereno, fuera uno más de los infiltrados que contaba el grupo enemigo que deseaba ver muertos a Tintin y Haddock. Hubiera sido mejor apresarlo pero ¿qué tan seguros estaban de que no hubieran otros "Agentes" metidos en el navío?. Pronto, ella oyó los pasos de Haddock, el cual venía muy angustiado por lo que acababa de ocurrir en la "Sala de Máquinas". 

- Capitán, ¿cómo están los tanques?.- Se acercó Tintin.

- Apenas contamos con la mitad del suministro. No llegaremos, en lo absoluto, para Cabo Sunión...- Dijo con un dejo de tristeza en su voz, mientras que se sentaba.

Pudieron ver la desesperación en su amigo. Pobre hombre, nunca habían visto a alguien sufrir algo así. Uno diría de que las guerras y pestes son las que más dejan heridas emocionales en la gente, pero aquello, haber recibido la noticia de que su amigo Paparanic ya no estaba entre los Vivos y que un grupo de ambiciosos sujetos querían quedarse con el barco y el oro oculto, era más que suficiente para ponerlo contra las cuerdas. Haddock permanecía quieto, sentado en uno de los costados de la cubierta, con las manos sobre la cabeza, callado, pensativo y la mirada perdida, clavada en algún punto del navío, mientras que el Sol de Media Mañana resplandecía cual Disco potente y forjado por el Dios Helios daba a ver y disfrutar de su esplendor. La brisa fresca del Mar Egeo movía sus cabellos pero el estado de ánimo de aquel "Viejo Lobo de Mar" estaba por el piso, derrumbado cual castillo tras ser asediado por los Ejércitos enemigos.

- Capitán, sé lo que siente usted, al ser un "Hombre del Mar", lo que es la traición y la mentira. Pero tampoco podemos dejarnos vencer por un solo tipo cuando ustedes ya se han enfrentado, desde que los conocimos en aquella fortaleza e incluso en el "Café Turco", a muchos peligros y villanos que quisieron hacerles daño. ¿Cree que este es el momento para darse por vencido? ¿Quiere tirar la toalla? ¿Eso es lo que desea?. ¿Qué diría su amigo Paparanic?. Se sentiría triste de ver que el hombre al cual confío su barco, se quiere rendir. Usted mismo lo decía: Jamás nos rendiremos. Llegamos hasta aquí, pudimos vencer y obtener el mapa, ¿y ahora quiere izar la bandera blanca?. Yo no. Yo pienso seguir hasta el final mismo.- Le animó Elena, poniendo su mano en los hombros, mientras que éste respondía, por estímulo, ante aquella señal.

- Mi esposa tiene razón, Capitán Haddock: Usted y sus amigos pudieron atravesar todo un "Camino de Espinas" para llegar hasta aquí. Ya no hay vuelta atrás para rendirse o tirar la toalla. Si quiere, podemos hacer todo lo posible para que el navío funcione, incluso si tenemos que remar como hacía las Trirremes de la Antigua Grecia y Roma, pero no nos rendiremos. Jamás.- Añadió Souichirou y de ahí fue el turno de Dimitri.

- No nos conocíamos muy bien, pensaban de que yo respondía ante esa gente pero vieron de que no era así. En todo este viaje que empecé desde Sarajevo hasta aquí me ha enseñado muchas cosas por las cuales podemos conseguir lo que buscamos, si tan solo seguimos poniendo nuestro esfuerzo final. La lucha por la cual queremos continuar y este es el momento, Capitán: Yo también me sumo para poner todo sobre la "Mesa de las Apuestas".- Juró el castaño y de ahí, alzando su vista, sintiéndose mejor, el peli negro supo de que estaban en lo cierto.

- Hay algo que no mostré antes, pero quisiera que usted mismo y nuestros amigos sean testigos.- Se acercó Tornasol.- He estado trabajando, como recordarán, en lo que será el reemplazado para los combustibles y quisiera hacer una prueba con su barco.- En aquel momento, el científico sacó, de su pequeño morral marrón, un frasco en el cual habían varias "Píldoras" de color rojo en su interior.- 

- ¿Y eso?.- Preguntó Elena, sorprendida.

- Esto, amigos míos, es la "Llave al Futuro": Lo llamo "El Super Trifoniol", bautizado por mí. La respuesta ante todos los problemas con el combustible y de ahí lo que nos conducirá hacia nuestro destino.- Dijo con emoción.-

- Pero, ¿es seguro?.- Rompió Haddock el silencio.

- Eso lo veremos: Ahora, síganme, para la "Sala de Máquinas".- Pidió el científico y de ahí bajaron hasta aquel lugar. 

Allí se encontraban Hernández y Fernández, los cuales se hicieron cargo de mantener bajo vigilancia de que no hubieran más fugas ni filtraciones. Pronto, desde una de las tuberías, Tintin retiró la tapa y con ello vertieron las "Píldoras", las cuales entraron en contacto con los otros elementos y de ahí fue saliendo un humo rojo que alcanzó hasta la chimenea misma, alimentando a las máquinas.

- No puedo creerlo, ¡esto funciona! ¡Realmente funciona! ¡Jajajaja! ¡Profesor Silvestre Tornasol, a mis brazos! ¡A mis brazos, Querido Amigo! ¡Es usted un genio!.- Exclamaba Haddock con emoción, al ver de que la presión y los niveles de caballos de fuerza, impulsados por la maquinaria, estaban subiendo y se mantenían a un buen ritmo. Todo rastro de negatividad desapareció de su rostro y cuando tomó a su amigo de barbita negra, giró en el aire con él.

- ¡Lo hemos conseguido y todo gracias a usted, Profesor!.- Le felicitó Dimitri.- ¡Hablaré con el "Emperador del Este" para que financie su proyecto!.- 

- Oh, muchas gracias, amigos, se los agradezco. Esto tiene sus comienzos pero, igualmente, agradezco por su apoyo y ahora no perdamos tiempo. Luego vendrán las charlas acerca de mi invento, aún necesita sus avances y actualizaciones pero, descuiden, lo hablaremos más adelante.- Prometió.- Ahora, ¡a toda máquina para Cabo Sunión!.- Exclamó y con ello Haddock fue para la cabina de mando, tomando el control y con Dimitri a su lado, Souichirou y su esposa en la cubierta, Tintin y Tornasol junto a Milú y los Detectives a su lado, viendo como la chimenea del barco dejaba una estela roja y con ello el aumento en la velocidad del navío, pusieron rumbo hacia el Sur.

El viaje fue tranquilo, sin ningún problema a la vista pero, cuando arribaron a su destino, Clodión iba trayendo el equipo de buceo, ya que Tintin sería el asignado para descender a las profundidades y traer el tesoro que se hallaba debajo de las aguas, un extraño ruido los tomó por sorpresa.

- ¡Capitán, amigos!.- Les llamó Dimitri y todos quedaron en silencio. 

Desde el Norte, un helicóptero "Sikorsky H-34" hizo su acto de presencia, trazando un círculo alrededor del "Toisón de Oro" y con ello se metía hacia la zona de montes pedruscos, desapareciendo entre la poca vegetación pero las elevadas cimas lo protegían de ser visto.

- ¿Qué estarán tramando esos "Piratas de Agua Dulce"?.- Se preguntó Haddock.

- Será mejor no perder tiempo, Capitán. Pueden estar aquí en cualquier momento.- Le aconsejó Hernández.- Deberíamos descender uno de los botes salvavidas y con ello mantener en bajo vigilancia la zona, por si llegan a aparecer y así darle aviso a la Policía.- Sostuvo éste.

- Buena idea: Irán ustedes con Dimitri.- Les dijo éste, mientras que Tintin ya estaba listo.

Lo que ellos desconocían, era que el enemigo había llegado y mientras que iban preparando un bote de goma inflable, lo botaron al agua y comenzaron a subirse, armados hasta los dientes y acompañados por Angorapoulos, Yefima y aquel al que habían visto tiempo atrás en Estambul. Pronto, una vez que el mencionado tocó la superficie, comenzaron a remar, silenciosos, hacia su objetivo.

- Ya está.- Anunció Haddock, dándole los últimos toques a snorkel que usaba su amigo para que pudiera respirar y éste empezó a descender por una escalerilla que había dispuesta hacia el agua.

- Todo listo, amigos.- Informó el periodista.

- Nosotros también. Estaremos en alerta por si llegan.- Avisó Fernández, teniendo el bote listo para descenderlo.

- Excelente, ahora, mucha suerte, Tintin y ten cuidado con las Sirenas.- Lanzó el Capitán aquel chiste, llevando a que el joven empezara a descender y desapareciera en las aguas cristalinas, descendiendo en busca del cofre.

Lo que había allí, abajo, era todo un "Paraíso Submarino", una gran cantidad de algas, corales y distintas especies de peces que se movían y nadaba con calma, ajenos a la presencia del Humano que iba circulando por aquel lugar, sin ningún problema. El chico llevaba consigo una cuerda con la cual amarraría al cofre y con ello daría la señal, tirando tres veces, para que sus amigos subieran el posible objeto que se hallaba enterrado. Para su sorpresa, el periodista encontró un cofre cubierto por percebes y el paso del tiempo pero aún se mantenía cerrado, en pie, tranquilo, sin ningún daño que pudiera afectar al contenido que se hallaba en su interior.

https://youtu.be/kI84kUhm3mw

Rápido como el rayo, Tintin amarró la cuerda alrededor del cofre y de ahí lanzó la señal. Tres veces se movió la misma y con ello llegó la respuesta a la superficie.

- Capitán, mire.- Le llamó Clodión.

- Excelente. Pronto, ayúdenme a subirlo.- Pidió el barbudo y de ahí consiguieron sacar, desde las aguas profundas, al cofre que había consigo. Pronto, Tintin emergió y subió por la escalerilla, justo cuando iban abriendo la tapa y revelaban su contenido.

Allí se encontraban una serie de numerosas barras con un tono que iba al oro pero bastante oxidado.

- No puedo creerlo, ¡lo hallamos, jajajaja, lo tenemos en nuestras manos!.- Festejó Dimitri, emocionado.

- En efecto: Ya lo tienen.- Oyeron una voz tan familiar, una que provenía a sus espaldas y con ello se dieron la vuelta.

https://youtu.be/rXRb8iSeq_I

Atrás de ellos, habiendo subido por una escala que lanzaron desde el bote inflable, aquel grupo de matones y su Jefe consiguieron arribar justo a tiempo, aguándoles la fiesta a los presentes. Angorapoulos estaba allí, luciendo aquel traje y sombrero blanco junto a su Pistola Luger, la cual empuñaba con suma destreza, al igual que con la navaja. El responsable de esa partida dio un paso al frente, escoltado por Yefima y el griego rubio, quedando cara a cara con Haddock y los otros.

- Debía de suponerlo que ustedes irían, a pesar de los múltiples intentos por silenciarlos: Les ofrecía una buena suma de dinero por el barco pero se negaron. Malik fue mi siguiente "Carta" que jugué pero falló y todo gracias a la parejita del año y a su amigo ruso-japonés. Después Midas tuvo que abrir la boca que tiene y Scoubidouvitch les reveló la ubicación de Timochenko. Ahora todas las piezas y caminos nos conducen aquí.- El sujeto hablaba con calma, se lo veía tranquilo, a pesar de que iba él también armado y no los dejaría escapar.- Si tan solo hubieran escogido, desde el primer comienzo, mi oferta, todo habría salido tan bien pero no, no fue así. Odio cuando mis planes son estropeados pero, gracias a ustedes y esto es gracia del mismo Destino, me condujeron hacia el tesoro de Paparanic.

- Ya me lo temía: Anton Karabine. Se nota que el Mundo es un pañuelo en el cual nos volvemos a encontrar de múltiples problemas que nos causó. Y se nota que usted tampoco puede mantener su orgullo intacto al revelar que usted fue el causante de todos los obstáculos en nuestro camino.- Habló Tintin, dando una serie de pasos desde la escalerilla.

- Lamentablemente, para usted, Mi Joven Amigo, el viaje termina aquí.- Sentenció el semi-calvo y de ahí resonaron varios disparos. El chico fue más astuto y se tiró al agua, pero Angorapoulos y los suyos dispararon contra él.

- ¡NO! ¡ASESINO! ¡SON UNOS MALDITOS ASESINOS! ¡SICARIOS!.- Bramó Haddock y le dio un golpe, debajo de la barbilla, a uno de sus captores.- ¡AMIGOS, ESCAPEN! ¡ALERTEN A LA POLICÍA!.- Pidió.

- ¡CAPITÁN, NO PODRÁ CON ELLOS!.- Gritó Dimitri, quien fue para ayudarlo.

- ¡Tranquilo, yo estaré bien!.- Le tranquilizó y con Clodión, Tornasol y Milú se enfrentaron a los oponentes, subiéndose a una plataforma y armados con lo que tenían a mano.

El ruso-japonés dirigió su mirada a Karabine y desenfundó su Pistola Parabellum que llevaba consigo.

- ¡Anton Karabine, así que usted es el Jefe de "Karexport"!.- Lo reconoció y con ello se terminó de armar el "Rompecabezas" con la última "Pieza" que le faltaba al joven.- ¡Por órdenes del "Emperador del Este", queda bajo arresto por evasión fiscal, violación de diversos acuerdos comerciales en las Aduanas, conspiración, complicidad e intento de asesinato!.- Bramó y se dispuso, aprovechando el caos desatado, para arrestarlo pero no pudo conseguir aquello, ya que Angorapoulos disparó contra él, llevando a que éste reaccionara y procediera a defenderse de los disparos del atacante. 

Efectuó una serie de tiros contra los adversarios. Uno de ellos, casi, alcanzaba a Karabine pero éste se pudo parapetar contra una de las paredes, mientras que respondía a los impactos de bala. Dimitri retrocedía y mantenía al margen a aquellos invasores. Con cada paso que daba, se fijaba de no caer por la borda al agua hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.

- ¡Teniente!.- Escuchó a Kuzuki y sin pensarlo dos veces, corrió hasta el bote, el cual era descendido pero uno de los esbirros de Karabine los vio y comenzó a dispararles con un subfusil "Uzi", dándole a los cabos y con ello, éstos estallaron y la barca cayó al agua, violentamente, provocando que ellos gritaran y al golpear la superficie, con fuerza, tuvieron suerte de aterrizar de una sola pieza.

Los Detectives tomaron los remos y empezaron a emplear su fuerza para escapar de allí, mientras que el atacante continuaba con los disparos.

- ¡Qué hijo de puta!.- Le gritó Dimitri y respondió a los tiros contra éste. Una de las balas parecía haber dado contra el adversario, quien gritó del dolor y notó que tenía sangre en su hombro izquierdo pero no era letal.- ¡Rápido, es nuestra oportunidad!.- Pidió el castaño y les ayudó a remar para mantenerse fuera de la línea de fuego.

Los disparos cesaron al oír la voz de Karabine, quien llamó a sus secuaces, mientras que mantenían cercados a Haddock, Tornasol, Milú y Clodión. El grupo impuso una férrea resistencia con los objetos contundentes que tenían consigo pero nada podían hacer, ahora, ante las armas de fuego y encima, con la dura noticia de que Tintin pudo haber muerto por el tiroteo, eso había enfurecido al Capitán.

- ¡Los voy a colgar a todos ustedes del "Palo Mayor" como hacía mi tarara abuelo, Sir Francisco Haddock contra aquellos que se rebelaban o los Piratas con los Corsarios!.- Bramaba el barbudo, en una actitud desafiante y blandiendo su arma de defensa contra aquellos tipos. Sin embargo, para Anton, esa escena no le parecía más que una digna "Comedia" al verlos en esa situación.

- Se terminó, Capitán.- Le anunció y uno de sus esbirros lanzó una red de pesca contra ellos, atrapándolos y de ahí los fueron bajando de aquella plataforma, mientras que le quitaba, de sus manos, la barra de Oro que portaba consigo.- Es una lástima que todo esto tenga que terminar así, enserio, pero pudimos haberlo hecho por un buen camino. Llévenlos al "Camarote del Comandante".- Ordenó y al ser escoltados por sus hombres armados, el empresario miró al objeto que llevaba consigo.- Nunca fuimos muy buenos amigos del todo, Themistocles, pero descuida, que con tu tesoro en mi poder, las cosas serán mejores, para mí.- Recalcó, burlón.

Yefima y Angorapoulos los encerraron con llave en aquella sección del navío, mientras que dos hombres iban formando un rastro de pólvora que iba desde la cubierta hasta la puerta misma del "Camarote del Comandante". Un tercero dispuso, sobre el suelo y con Milú atado al "Palo Mayor" con una cuerda, un cartucho de Dinamita.

- Todo en orden, Señor Karabine.- Le informó Yefima.

- Perfecto.- Dijo éste, complacido con que su plan saliera tal cual lo ideó.- Seguiremos con la vieja tradición: El Capitán siempre se hunde con su barco. Ahora andando antes de que llegue la Policía. Volvamos al helicóptero y por ahí podremos alcanzar a los que se escaparon en bote.- Impartió sus nuevas directivas y con ello encendieron los explosivos, siguiendo la línea de pólvora, mientras que Milú ladraba para que alguien fuera para ayudarlos.

A su vez, en el bote salvavidas, los Detectives iban buscando con la mirada a Tintin. Aquel periodista pelirrojo no aparecía y temían de que se cumpliera lo peor para su amigo. Dimitri iba en la proa, notando que algo estaba ocurriendo en el navío.

- Sí, yo también puedo sentirlo: Algo no va bien allí.- Advirtió Elena y tras ponerse de pie, ésta notó algo.

- ¿Qué ve, Señorita?.- Quiso saber Dimitri.

- Han bajado a su bote inflable.- Dijo la chica, mirando hacia aquella zona.- Descienden el cofre que halló Tintin en las profundidades pero...no los veo...No veo al Capitán, el Profesor, Milú y Clodión, algo debió de haberles pasado.

Aquella funesta novedad encendió las alarmas y fue entonces que divisaron tierra firme, por lo que desembarcaron.

- Yo iré a por la Policía Griega.- Dijo Dimitri.

- Nosotros vamos a interceptar a esos malditos, no dejaremos que escapen.- Añadió Kuzuki, viendo de que, aún si podían demorar su escape, les darían tiempo a los policías para que los detuvieran.

- De acuerdo, pero tengan cuidado. Esa gente no se va con tonterías.- Señaló el castaño y corrieron por dos caminos diferentes.

Por su parte, en el "Toisón de Oro", la mecha ya estaba casi llegando a la mitad  de su "recorrido" y Milú pudo desatarse, tras mordisquear la cuerda que lo ataba al "Palo Mayor" y con ello siguió el rastro, escaleras abajo, hasta donde llegaba la dinamita, por llegó hasta la puerta del "Camarote del Comandante".

- ¡Con fuerza, amigos, con fuerza!.- Les animaba Tornasol y con un feroz empuje pudieron quitar la puerta de sus ajustes y goznes. Afuera, el perrito se tiró contra la mecha, logrando apagarla y de ahí detenía una inminente desgracia sobre ellos.

Los que estaban atrapados emergieron desde el cuarto y notaron, con horror, el cartucho de dinamita que no llegó a explotar y Haddock alzó a Milú en sus brazos.

- ¡Eres nuestro héroe, querido Milú!.- Exclamó con emoción pero notó que el pelaje del perrito humeaba.- ¡No, se nos quema! ¡Resiste, pequeño!.- Gritó y tras subir a las escaleras, logró apagar la humareda blanca en un balde de agua y evitando un mal mayor. Acto seguido, lo dejó en el piso y éste se sacudió el agua que llevaba en exceso.

- Capitán, ¿qué hacemos ahora con Karabine?.- Se acercó Clodión y notó de que estaban una vasta distancia.

- Solo espero que esa rata no se salga con la suya. No podemos encender los motores, tardaríamos un buen tiempo en darles caza, pero descuida, amigo, ya le caerá la Justicia. Recuerda esto: "A todo cerdo le llega su San Martín".- Sentenció con esa frase.

Y estaban de suerte, ya que, mientras que Kuzuki y los demás se dirigían hacia donde se encontraba el helicóptero de Karabine, el piloto había salido de la cabina para fumarse un cigarrillo, desconociendo de que alguien se ocultaba entre los matorrales secos y amarillentos de la zona. El sonido atrajo su atención y cuando fue a examinar, un poco más, alguien lo dejó fuera de combate, inconsciente y lo arrastró hasta los matorrales y las rocas, quitándole su uniforme y de ahí se metía en la aeronave.

Por su parte, Karabine y los suyos desembarcaron en aquella pequeña playa y ascendieron por  la ladera de la colina para volver al helicóptero, desconociendo de que, al final, les estaba esperando una emboscada urdida por los amigos de Tintin.

- ¡Rápido, Caballeros, no tenemos todo el día, la Policía estará aquí en cualquier momento!.- Les ordenaba el empresario, mientras que dos de sus hombres llevaban, con un gran esfuerzo, el pesado cofre del tesoro.

Por su parte, en la cumbre de la colina, Kuzuki pedía silencio y de que los otros mantuvieran sus posiciones en ese preciso momento.

- Aguarden y en cuanto lleguen hasta aquí, atacamos.- Dio la orden, mientras que asentían, silenciosos.

Desde el Sur, una serie de lanchas de la Policía y la Prefectura Naval de Grecia comenzaron a aparecer y en ellas llegaba Dimitri con aquellos agentes del orden, haciendo sonar las sirenas y encendiendo las alarmas para Karabine y sus hombres.

- ¡Mierda, nos descubrieron, de prisa!.- Exhortó a que redoblaran los esfuerzos. Angorapoulos desenfundó su Pistola Luger, justo cuando los policías y miembros de la Prefectura desembarcaban, con sus armas de asalto y de ahí se iniciaba un feroz tiroteo.

https://youtu.be/Hu2FekMaTQc

Subiendo con el cofre en su poder y protegidos por su matón griego, Karabine no pensaba dejar su brazo a torcer por un puñado de policías y amigos de Paparanic. Él había formado parte de su tripulación, tuvo que acatar cada orden y palabras que su Comandante le ordenaba ejercer y más cuando formaron parte del Gobierno de la República de Tetaragua, quedándose sin un solo duro, una recompensa por su labor, así que esa era su oportunidad. Tampoco iba a permitir que "Karexport" fuera investigada por aquel Oficial Imperial y si tenía que tomar una serie de "Vías" indiscutidas, lo haría y sin rechistar. 

- ¡Ahora!.- Ordenó Kuzuki y salieron, como Guerreros del Pasado, desde los matorrales, atacando a los hombres de Anton en la pendiente de la colina. El primero que intentó sacar su arma fue golpeado en el estómago por el japonés peli negro, tirando la misma contra el suelo, mientras que su esposa se hacía cargo de contrarrestar a dos que debían de ser hermanos.

Con una hábil maniobra, la chica pudo darles unos buenos golpes que los dejaron atontados y con ello vio a los Detectives, quienes emplearon sus bastones, noqueando a uno que iba hacia ellos.

- ¡Defiendan al Jefe, ya nos haremos cargo de ellos!.- Bramó Angorapoulos, quien tomó a los dos gemelos y los puso, de nuevo, en la línea de combate.

Los policías y Prefectos Imperiales iban subiendo y ganando más terreno. El rubio griego no paraba de disparar y tenía en la mira a Dimitri cuando, de golpe, al retirarse para cubrir la retirada, un tiro le dio en la parte superior de la espalda, cayendo al piso con un agujero en su traje blanco, el cual quedó negro por el calor efectuado por la bala y rojo por la sangre que iba manando desde su interior. 

La distracción había pasado y con ello, Kuzuki, Caster y los Detectives se reagruparon para lanzar otro ataque y ésta vez iba a ser destinado para recuperar el cofre, sin embargo, antes de que pudieran hacerlo, los hombres de Karabine lo colocaron en el interior del helicóptero y de ahí el Jefe de ellos subió al mismo, teniendo al "Piloto" sentado en su cabina.

- Encienda los motores y no ascienda hasta que ellos vuelvan.- Ordenó y éste fue cumpliendo con la primera medida. Vio a Angorapoulos correr con dificultad. Estaba mareado por la sangre que iba perdiendo y un grupo de sus hombres estaban parapetados contra unas rocas y ruinas de una vieja casa griega.- ¡Ayúdenlo, está herido, de prisa y tráiganlo aquí!.- Llamó a los suyos y uno de ellos lo sacó del combate, dejándolo recostado contra aquel mismo lugar.

Sin que ellos lo supieran, de golpe, el helicóptero comenzó a elevarse en los Cielos, mientras que los hombres de Karabine veían, con furia, cómo los iban dejando atrás. Uno de ellos se sacó su boina y la movió, furioso, contra el aire y lo único que pudieron hacer fue resistir hasta el final contra los policías y Prefectos Imperiales. Éstos los rodearon por ambos frentes, tomando las colinas y de ahí, viendo de que ya no podían hacer nada, las municiones se agotarían y que tenían a un herido, éstos tiraron las armas y alzaron las manos al aire, rindiéndose.

Para Karabine, aquel acto de insubordinación era más que suficiente hacia su persona, por lo que, por seguridad, desenfundó su Pistola Luger y apuntó.

- Di la orden de no despegar hasta que subieran mis hombres. ¿Acaso está sordo?.- Dijo con seriedad y, para su sorpresa, se topó con cierta persona que estaba dirigiendo el vuelo.

- Es un Mundo muy pequeño. Usted mismo lo dijo, Señor Karabine.- Sentenció aquel periodista al que creía muerto.

- ¡Desgraciado! ¡Aterrice!.- Bramó el empresario.

- Me temo de que no se podrá.- Le negó el chico con firmeza, llevando a que el hombre lo atacara. Quitándose las gafas de aviador, Tintin puso en "Piloto Automático" al helicóptero, mientras que se enfrentaba en un feroz duelo contra Karabine.

Desde afuera, sus amigos podían contemplar cómo el aparato se mecía en el aire, casi rozando sobre sus cabezas, poniendo en peligro sus vidas y de los otros. Con sus puños cerrados, Anton golpeó a Tintin pero él, gracias a una maniobra de "Judo", lo contrarrestó y tiró hacia atrás, rodando por el piso metálico de la cabina hasta quedar cerca del cofre. El chico lo vio mareado pero éste regresó para asfixiarlo con sus brazos. Tenía pocos minutos antes de que se le cortaran las vías aéreas, así que respondió con un golpe en el estómago y con ello elevando la aeronave hacia los Cielos, en un arco ascendente y violento, el cual llevó a que Karabine rodara, nuevamente, por la superficie hasta frenarse ante el cofre, evitando no partirse el cráneo o el cuello.

Ahora era el periodista quien dominaba el escenario pero el empresario no se iba a dejar vencer por un simple joven.

- Señor Tintin: Si el Oro no puede ser mío, entonces no será de nadie.- Advirtió, teniendo cerca la palanca que abría el compartimento del helicóptero y sin que el muchacho pudiera hacer algo al respecto, ya que tenía mantener a la misma estable, vio como Karabine pateaba aquel mecanismo y el cofre, ante la mirada de todos ellos, iba en caída libre hacia el Mar Egeo, hundiéndose en las profundidades de sus aguas.

En la cima de las colinas, la Policía y los Prefectos Imperiales habían conseguido detener la batalla campal, los hombres de Karabine depusieron sus armas y se rindieron, mientras que entre los Oficiales allí reunidos, uno resultaba muy familiar, justo cuando el helicóptero del Jefe iba aterrizando.

- Hizo un excelente trabajo, Teniente Coronel Dimitri.- Escuchó aquella voz y vio a ese hombre de 40 años y con traje gris, además de portar su placa de identificación.- 

- Attila, pero...usted...- Quedó el castaño sorprendido de verlo.

- Se lo explicaré más adelante, todos ustedes desean conocer la verdad.- Prometió el agente y con ello vio descender a Karabine, quien era acompañado por Tintin, el cual llevaba el arma de fuego de éste, manteniéndolo bajo vigilancia.

- ¡Estás vivo!.- Festejaron los Detectives al ver a su amigo sano y salvo.

- Por los pelos que me salvé.- Respondió el joven, lanzando una risilla, mientras que el empresario permanecía callado y derrotado.- Oficiales, llévense a este hombre.- 

- Espere.- Pidió Dimitri y se le acercó a Karabine.- 

- La Policía Imperial Griega y la "Dirección de Aduanas" acaban de allanar las Oficinas de la Central de "Karexport" en Atenas.- Le informó Attila al respecto.- Y tremendo "botín" de datos nos acabamos de hacer: Evasión fiscal, violación de numerosos tratados comerciales firmados tras el final de la "Guerra Nacionalista" y ahora se le suma los cargos de conspiración, complicidad e intento de asesinato. Parece que usted pasará un buen tiempo tras las rejas, Señor Anton Karabine.- Dijo el turco.

- ¿Y se piensan que les voy a temer a ustedes?.- Preguntó éste, burlón.- Solo eres un jovencito que juega a ser policía.

- De las gracias de que no desenvaine mi katana: No caigo ante las palabras vacías de uno que ya está derrotado. Para usted, el juego terminó, Señor Karabine. Y al que deberá temer será a los "Emperadores del Este", sobre todo a mi "Hermano Mayor", con él, la Justicia siempre llega para escorias como usted.- Le espetó el castaño con calma.- Señores, llévense a este desgraciado.- Ordenó y con un movimiento de cabeza, los policías embarcaron a Anton Karabine, el matón Angorapoulos y sus hombres, subidos a una lancha de la misma, siendo llevados hacia Atenas para ser juzgados.

Dimitri llevaba consigo varios "Libros de Contabilidad" y con ello podrían efectuar el juicio contra "Karexport" en la "Capital Imperial". Sin embargo, una vez que volvieron al "Toisón de Oro", notó que el Capitán, a pesar de haber perdido el Oro, se lo veía bastante animado, tranquilo y caminando con sus amigos, entre ellos Attila.

- Sé que muchos de ustedes pensaron de que yo trabajaba para Angorapoulos pero no fue así: Inspector Attila de la "Policía Imperial Turca", respondo para el "Puesto de Avanzada Imperial" en Estambul. También teníamos contactos acerca de lo que estaba sucediendo en "Karexport" con Karabine y por ello me enviaron para infiltrarme y descubrir sus planes.- Relataba el Oficial ante ellos.

- Je, es usted un verdadero "Maestro del Disfraz", mi buen amigo y yo que pensaba que era una mala persona. Pero no, no es así.- Alegó Haddock, poniendo su mano en los hombros.

- Lamento mucho la pérdida de su Oro, Capitán, pero, lamentablemente, está a más de mil metros de profundidad. No podrían llegar hasta allí.- Dio Attila esa mala noticia.

- Bah, ¿qué importa?. Si esta ha sido una gran aventura para mis amigos y para mí. No se preocupe por ello, Inspector, que ahora...- Decía el barbudo pero, de golpe, Tornasol apareció ante ellos con su Péndulo, el cual no paraba de oscilar.

- Capitán, será mejor de que vea esto, rápido.- Pidió y eso llamó la atención de los presentes.- No hay tiempo, necesito un cuchillo.

- Tenga.- Le entregó Clodión una navaja que tenía en su bolsillo y con ella, el científico fue raspando la superficie de las barras que conformaban el barco, llevando a que su Péndulo siguiera firme en esa posición.- ¡Amigos, parece ser que el Comandante Paparanic nos engañó a todos! ¡Vean!.- Pidió y tras revelar el origen del material, éste era de un intenso color amarillo.

- ¡Jajajaja, Oro, es el verdadero tesoro!. Pero, un momento, ¿cómo...?.- Quiso saber Haddock.

- Recuerde lo que decía el testamento de su amigo: "Delego mi barco, el "Toisón de Oro", a mi amigo, el Capitán Archibald Haddock, quien sabe apreciar el verdadero valor de la amistad".- Hizo Tintin memoria, mientras que eran ayudados por los Detectives y el matrimonio, descubriendo que las verdaderas barras de oro estaban allí, en la cubierta.

- Y eso quiere decir que...¡jajajajaja! ¡Lo que había en el cofre eran solo las barras de acero originales del casco!.- Estalló Haddock de la risa.- ¡Esto amerita celebrarlo y...!.

En aquel momento, desde los Cielos, un resplandor, una especie de "Lluvia de Estrellas Fugaces" llamaron la atención de los presentes, sobre todo de Caster y Kuzuki, quienes pudieron sentir esa presencia.

- ¿Y eso?.- Preguntó Attila.

- No lo sé, pero...creo que nos enteraremos más adelante.- Auguró Dimitri.

Un día después decidieron devolver el Oro a sus legítimos dueños y a pedido de Haddock, el matrimonio, Clodión, Attila y el Oficial Imperial fueron invitados a la "Mansión de Moulinsart", ubicada en las afueras del homónimo pueblo de Bélgica, en la tranquila y bella campiña europea, donde la Primavera ya comenzaba a decir presente.

- Ya tengo conmigo los "Libros de Contabilidad" de "Karexport", Alex.- Hablaba el castaño con su amigo en Sarajevo.

- "Perfecto. Sí y recibí el "Informe de Attila", has cumplido con tu deber al pie de la letra. Para cuando vuelvas, te está esperando una condecoración muy valiosa: La "Cruz de Hierro de Primera Clase" con la Cinta Prusiana junto a las "Hojas de Robles" y "Espadas". Te felicito por ello, Hermano Mío".- Decía el peli blanco-plateado y tras ello colgaron.

Justo en medio de la reunión en los jardines y parques de la Mansión, el pueblo trajo consigo a una banda de músicos integrada por los jóvenes cadetes de una "Escuela Militar" proveniente de Bruselas, las cuales venían con bombos, platillos, trompetas, tambores y tubas junto a las banderas que representaban a su Nación y a la de Tetaragua, además de que el cartero iba con ellos.

- Ah, veo que vinieron las noticias.- Dijo Haddock, quien estaba bien vestido.

- Y son muy importantes: Envían este paquete para usted desde la República de Tetaragua.- Le dijo el cartero y cuando el marino lo abrió, allí estaba una carta y algo más.

- Yo se la leo, Capitán.- Se ofreció Tintin y de ahí comenzó con la lectura.- "En vista de su acción al devolver el oro a nuestra Patria, la República de Tetaragua honra al Capitán Archibald Haddock con la "Orden del Guepardo Escarlata" en muestra de nuestro agradecimiento".- Leyó aquella noticia, la cual venía firmada por el propio Gobierno de ese país en América del Sur y con ello, luciendo la bella condecoración, el marino se la colgó en su cuello, sintiéndose honrado por haber cumplido con su palabra y también por su amigo Themistocles. 

Néstor trajo champaña y la comenzó a servir a los invitados, mientras que la celebración continuaba, Dimitri veía a Caster y su marido conversar un poco alejados de donde estaban.

- ¿Qué crees que eso?. Pude sentir rastros de Magia en el aire.- Indagó la chica.

- Puede ser. Para cuando volvamos a Fuyumi, allí lo iremos a ver.- Auguró su marido.

- Sí, además de que tengo la sensación de que algo va a ocurrir, más adelante pero esto promete ser mucho más importante. Por ahora descansemos, ha sido una gran aventura al estar contigo y nuestros amigos.- Finalizó la peli lila y recostó su cabeza contra el pecho de Kuzuki y de ahí fueron a reunirse con los demás.

- "Solo Alexander sabe muy bien qué habrá ocurrido estos días. Ya ansío volver a ver a mi querida Luna y a mis Pollitos, mis amados hijos. Lo mismo a mis sobrinos. Por hoy descansaré, cumplí con mi cometido. En unos días volveré a Sarajevo y de ahí a Japón, pero ahora, a celebrar, que hoy se hizo Justicia".- Pensó el castaño, mientras que eran llamados y de ahí se tomaban todos juntos varias fotos para recordar ese día por siempre.

Una aventura terminaba, pero otra comenzaría. Sin embargo, eso, amigos míos, eso es otra historia.

Fin.

[Bueno, llegó a su fin esta historia de seis capítulos si incluimos el Epílogo. La película que utilicé fue el live action de 1961 llamado "Tintin y el Misterio del Toisón de Oro", con el cual combiné con elementos de la Modernidad, manteniendo un equilibrio.

Y con ello, este fic va unido al "Universo de Super Driver Nexus". Espero que lo hayan disfrutado ya que desde que había terminado con "El Imperio del Sol", no volví a hacer crossovers con Tintin y Fate Stay Night, de los cuales habrán más, tomando de las series de los Años 50 y 60, incluyendo la película "El Lago de los Tiburones" de 1972. Pero eso a su debido tiempo.

Sin más que decir, nos estamos viendo en futuros fics y proyectos, amigos.

Cuídense y mando saludos y agradecimientos para Same_kichi123 y los demás seguidores.

Buen día Martes de mi parte y hasta la próxima.].

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