Sospecha
Esa maldita foto en mi celular. La evidencia contundente de nuestra traición. Aunque quisiera hacer pedazos el celular, nada podría cambiar lo que pasó. Borré la foto pero nada en el mundo podría borrar ni eliminar el daño que causamos ni el problema en que nos habíamos metido.
Ese espía nos tenía en sus manos. De alguna manera debía convencerlo para no publicara esa foto bajo ninguna circunstancia. No sólo se trataba de mí y Taehyung; la imagen pública de Yoongi también estaba en juego.
¿Cómo fui capaz de causar tanto daño? Qué demonios iba a hacer ahora?
Nos habíamos convertido en piezas sin voluntad de un complicado juego de ajedrez. De alguna forma tenía que resolverlo. De eso estaba segura.
Otro día en el set durante la pausa de la filmación, recibí otro mensaje del espía:
"hola zorra. ¿Qué crees? Mi silencio vale tres millones de dólares. Entrégamelos en una bolsa el domingo a medianoche en el estacionamiento del hotel Oasis. Vayan los dos".
Por mí hubiera querido volcar la mesa, gritar, llorar de rabia pero en unos minutos tenía que volver a la filmación y debía lucir feliz y divertida. De nuevo había que esconder mi furia y desesperación tras una sonrisa mientras que en mi cabeza sólo podía pensar en cómo iba a conseguir tanto dinero, si Yoongi sería capaz de perdonarme un día, el daño que le causé, y lo que podría pasar si esa foto salía a la luz.
Estaba tan ensimismada en mis preocupaciones, hasta que un chasquido frente a mi cara me hizo volver a la realidad.
- Amelia, le estoy hablando. El equipo la está esperando desde hace quince minutos y usted aquí en el camerino todavía, ¿Qué pasa con usted? Nos está retrasando a todos-. Reclamó el director muy molesto.
Eso no era nada bueno. Cuando el director hablaba de "usted" en tono formal, es que las cosas iban muy en serio.
- escúcheme bien: ya no puedo darle más oportunidades. Esto no es un juego. Le exijo respeto a mi tiempo y a mi trabajo, así como al tiempo y al trabajo de sus compañeros-. Sentenció él apuntándome con el dedo frente a mi cara.
-Discúlpeme por favor, es sólo que he tenido unos problemas y...-
- sus problemas no son mi asunto. No quiero excusas, quiero que sea profesional y cumpla con su trabajo. Hay muchas personas que puedo contratar en lugar de usted. Si está aquí es porque Taheyung es mi amigo, y me pidió de favor que le diera un lugar aquí. Me aseguró que usted era perfecta para el programa pero ya veo que no sirve -.
- ¿Cómo que Taheyung le pidió que...- intenté preguntar pero me interrumpió bruscamente.
- señorita Amelia, ¿Qué parte no entiende?, ¡Le estoy diciendo que se apure, todos están esperando en el set! ¡Muévase ya!-. Me gritó y se fue azotando la puerta.
Con un nudo en la garganta me limité a asentir en silencio. Hize mi mayor esfuerzo por contener las lágrimas y evitar que la vergüenza y el enojo me sabotearan. Era mi última oportunidad y no podía fallar.
Mis compañeros estaban impacientes. Tomé mi lugar en el panel junto a ellos. Respiré hondo tratando de recomponerme y sonreír pero el caos dentro de mí me estaba haciendo trizas. Era mi turno para hablar. El camarógrafo y los reflectores estaban enfocados en mí y yo no recordaba que decir ni cómo empezar. Lo único que tenía en mente era ese maldito espía y sus chantajes, mi amistad perdida con Taheyung y el dolor que le causé a Yoongi.
Más que frustrada intenté apartar todo eso de mi mente pero no pude más y se me saltaron las lágrimas, de nuevo el director tuvo que detener la filmación y mis compañeros estallaron contra mí.
-"No sé cómo contratan gente que no sabe trabajar"- dijo una chica frente mí.
- si está aquí es por "favores" de su amigo Taheyung. Es una zorra-. Respondió burlona Cecilia, la otra chica.
En cuanto escuché eso dejé de llorar. ¿Quién se creía esa idiota para venir a burlarse de mí? Una sensación de calor me recorrió el cuerpo mientras el corazón palpitaba sin control.
Dí un paso hacia ella dispuesta a propinarle la mejor bofetada de su vida, cuando me di cuenta de algo: en el mensaje, el espía me llamó "zorra" al igual que Cecilia. Una voz en mi mente me gritaba cada vez más fuerte:
"¡El espía es ella! ¡Ella sabe todo! ¡Es ella!"
Parecía que el piso se moviera. Un escalofrío me recorrió la espalda. Mirándola a los ojos como la presa indefensa y vulnerable en que me había convertido, me di la vuelta alejándome a toda prisa. El director furioso llamaba mi nombre y más se enojaba al ver que lo ignoraba. Necesitaba estar sola para asimilar lo sucedido por lo que me apresuré a mi camerino.
Cuando iba a abrir la puerta, me detuve al ver en el camerino de al lado el nombre de esa chica: Cecilia. Ahora todo tenía sentido. Cecilia era otra modelo. Me odiaba. Tal vez ella envidiaba mi cercanía con Taheyung como tantas mujeres enamoradas de él. Ella era conocida de mis amigas, así que tal vez estuvo en la fiesta aquella noche. Si ella tomó la fotografía era muy posible que la tuviera en su celular... y ¡su celular debía estar justo en el camerino frente a mí!
Abrí la puerta y rápidamente con la mirada recorrí todo el lugar. Ví su bolso encima de la mesa. De inmediato lo agarré y lo vacíe en el suelo. Entre todas las cosas, pronto ví el celular. Apenas lo tuve en mis manos y suspiré aliviada. Ahora sólo necesitaba la contraseña. En ese momento escuché que alguien afuera llamaba a gritos al guardia de seguridad.
Cuando me di la vuelta, Cecilia estaba detrás mío junto con otras personas que vinieron corriendo al escuchar sus gritos.
- ¿Que haces con mi celular?¡Dámelo ladrona!- me gritó.
La gente me miraba acusadoramente y murmuraban entre sí. Por nada del mundo iba a permitir perder ese celular. El guardia se acercaba, si me atrapaba sería peor. Sólo tenía que revisar el teléfono una vez y asegurarme de que esa foto estuviera ahí o algún mensaje que me sirviera para confirmar mi sospecha.
Quise correr pero Cecilia se plantó en la puerta y yo necesitaba salir sin perder ni un segundo más. Devisé unas tijeras en la mesa. Las tomé y las apunté hacia ella.
- ¡dame la contraseña! ¡Ahora!-
Le exigí sin darme cuenta lo frenética que me estaba volviendo.
-Estás loca. ¿Para qué te daría mi contraseña? Es mi celular, ¡Devuelvémelo ya!- gritó furiosa.
-¿Qué es lo que ocultas aquí? ¿Acaso hay algo que no quieres que vea?, ¿Tal vez algún mensaje o fotografía de extorsión maldita bruja?- le reclamé imponiéndome como si me la fuera a comer.
-¿De qué estás hablando?¿Que fotografía o de que extorsión hablas?..-me preguntó desconcertada mientras retrocedía, pero no me iba a dejar confundir con su supuesta inocencia.
- ya es suficiente señorita. Cálmese y ponga las tijeras en el piso. Hágalo por favor-. Me ordenó el guardia.
- arréstela oficial, ella me amenazó con las tijeras y entró a mi camerino para robarse mi celular- . Se quejó Cecilia entre lloriqueos.
- ¡no es cierto! ¡Ella me extorsiona! ¡Ella tiene la culpa de todo!- me defendí con palabras que nadie escuchó.
Observé a las personas que nos rodeaban y me percaté cómo algunas me veían con pena o burla, otros con enfado. Algunos se pusieron a grabar la escena con sus celulares. Pronto los videos andarían circulando por todas esas personas ávidas de chisme. Esos buitres que se alimentan de la desgracia ajena.
Esto se había salido de control y proporciones y apenas era el principio.
- ¡tire las tijeras al suelo señorita!-. Repitió enérgico el guardia mientras lentamente llevaba la mano a su arma.
- ¡Tan sólo revise su celular y verá que tengo razón! ¡Escúcheme por favor!-
Me retorcía pidiendo que me escucharan.
Ya sáquenla de aquí.- le dijo el director al guardia mirándome con desprecio.
Podría tirar las tijeras, pero por ningún motivo podía soltar el celular. Si Cecilia lo recuperaba estaba segura que borraría toda la evidencia. ¡Sólo necesitaba la contraseña para confirmar mis sospechas! No iba a rendirme sin luchar, pero tampoco quería agravar aún más la situación.
Dejé caer las tijeras. El guardia se acercó, me quitó el celular y lo entregó a Cecilia quien me sonrió con malicia. Enseguida el guardia me tomó del brazo con fuerza sacándome afuera ante las miradas y murmullos de todos.
No podía creer que eso estuviera pasándome. Fuí a España para ascender en mi carrera, y logré lo opuesto. Fuí a buscar un taxi y al caminar por la acera, tropezé. De un momento a otro estaba en el suelo con la rodilla sangrando y raspones en las manos. No tenía ánimos de levantarme siquiera, pero pensé que mientras los videos de mi pelea con Cecilia anduvieran circulando por ahí, lo mejor sería recluirme en casa.
Así que rápido me incorporé y tomé un taxi. Ansiaba poder llegar a mi edificio y olvidarme de todo. Finalmente en casa y a salvo entre esas cuatro paredes. Cerré la puerta tras de mí. Ya no podía contener mi furia y llorando destruí todo lo que encontraba a mi alcance. Me puse frenética. Mis oportunidades en España se había acabado. Era mi culpa pero a la vez se sentía tan injusto. Yo inicié todo y debía pagar por ello. Entonces mi celular timbró. Era el director del programa. Lo menos que podía hacer era contestar.
- señorita Amelia no voy a tolerar situaciones como la de hoy. Ni Cecilia ni yo procederemos en su contra gracias a que su amigo Taheyung llegó a un acuerdo con nosotros. Debe usted madurar y saber que no siempre tendrá un amigo como él que resuelva sus caprichos. No se moleste en volver. Está despedida- colgó la llamada sin esperar mi respuesta.
Arrojé el celular hasta el otro lado de la habitación. No quería saber nada ni pensar en nada. Había comprado una botella de vodka para celebrar el estreno del programa. Ahora no había nada que celebrar. Todo estaba perdido. Taehyung no sería mi amigo nunca más, Yoongi también habría de estar sufriendo mucho y jamás me perdonaría, mi carrera estaría arruinada una vez que se supiera lo de mi infidelidad.
¿Cómo se suponía que podría recuperar al amor de mi vida, mi mejor amigo, y mis sueños? Simplemente no había remedio. Me convertí en una zorra. La opinión pública terminaría por destrozarme con chismes, juicios y especulaciones.
No recuerdo cuántas botellas de alcohol me bebí yo sola pero me embriagué hasta perderme y no recordar ni mi nombre...De nuevo otro error que me resultaría muy caro.
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