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Narra (T/N)
—Maldita sea —murmuré mientras veía mi ropa.
Me arreglé para nada.
Sentía como ardía mi rostro por el enojo que estaba acumulando.
Estaba esperando a un amigo porque supuestamente me invito a salir (el cuál más bien trataba de ligarme).
Llevaba una hora de pie afuera de una tienda. Había corrido para no mojarme con la lluvia que inicio hacía unos minutos.
—No debí salir, era mejor idea quedarme en mi cama sin hacer nada... ¡Pero no! ¡Se te ocurre decirle que sí!
Bufé y me crucé de brazos.
Después de meditar por unos minutos decidí irme a mi hogar.
(...)
—Ya estoy en casa~ —sabiendo que nadie me respondería me reí. Había veces que se me olvidaba el hecho de que vivía sola.
Me quité los zapatos dejándolos en la entrada y poder entrar bien al departamento.
Caminé directamente a mi habitación.
Al estar allí lo primero que hice fue ponerme ropa seca y dejar la otra en una canasta para que se secara.
—Creo que iré a dormir. Tengo que tener energía para poder darle unos buenos golpes a ese imbécil.
Con ese pensamiento en mente me dirigí a mi cama para poder dormir.
Narrador
En otro lado
(4:57 am)
—No puedo creer que esto este pasando... —la castaña miro a los pequeños que estaban delante de ella con preocupación.
—Tranquila MC —un rubio se acerco a ella y sonrió.
—Él sigue siendo adorable.
—¡No lo soy! —se cruzo de brazos e hizo un puchero.
—No es momento para que estes con tus juegos, Seven —lo miró con el ceño fruncido.
—¡Oki doki, señora! —hizo pose de soldado.
—No tiene sentido que discutas, Jaehee.
—¿Cómo es que estamos así?
—Lo mismo me pregunto —suspiró y se puso en cuclillas
—Lo que tenemos que hacer ahora es saber la razón de porque nos hicimos niños. ¿Alguna idea? —Seven alzó la mano—. No fue a causa de aliens.
—¡Le quitas lo divertido!
—¡No es momento de divertirnos!
—¡Saeran, Zen me esta gritando!
—¿Y? Por mi esta bien...
—¡Silencio todos! —los presentes se detuvieron.
La forma en la que habían quedado era digna de una foto.
Yoosung estaba comiendo galletas que le había robado a MC y tenía unas migajas en la cara.
Seven estaba flojo mientras Saeran lo sostenía de su chamarra.
Zen estaba a punto de golpear a Jumin agarrándole de su traje mientras este le enseñaba la pantalla de su teléfono en donde estaba una foto de su gata.
Jaehee veía todo con una mirada neutral desde el sillón.
Saeran soltó bruscamente a Seven haciéndole caer de golpe al piso.
—Tendré que hacerme cargo de ustedes. Jihyun no estará en un tiempo —rascó su nuca—. Pero solo podre hacerlo por una semana ya que iré con él.
—¿Nos vas a echar a la calle?
—No Yoosung, en esa forma son vulnerables. Si no vuelven a la normalidad en esos días deberé dejarlos al cuidado de alguien.
—¿Sabes con quién?
—Mmm... —puso su dedo en su barbilla— ¡Sí! —sonrió.
—Esto no me da buena pinta...
—Descuida, es una amiga. La llamaré en la mañana para preguntarle. Aunque llevamos mucho tiempo sin hablar... —murmura lo último, pensativa y con un poco de tristeza.
—Pero, tiene tu edad, ¿no?
—Ajá.
—¡¿En serio?! —Saeyoung sonrió al captar la sorpresa en la voz de su hermano—. MC, no es por ofenderte, si es de tu edad, de seguro es una nini como tú.
—Auch —puso su mano en donde estaba su corazón.
—¿Podrías haberlo dicho menos cruel?
—¡No me digas que hacer narcisista! —lo señaló.
—Sí —Saeran fulminó a Yoosung.
—Jaehee —la castaña se sobresalto. Estaba cabeceando.
—Disculpame MC. Es solo que tengo sueño.
—Descuida —se puso de pie y se acercó a ella para cargarla.
La dejo en la cama y la tapo.
—Deben dormir. Entreguen sus celulares —extendió la mano y los miró autoritariamente.
Los cinco le hicieron caso. Por el momento ella era más grande y tenía mayor fuerza.
Los pusó en una mesita de noche que había a lado de su cama.
—¿Dónde puedo ponerlos? A pesar de que son niños son muy altos ¿Qué edad se supone que tienen?
—Doce... —dijo Seven— O eso creo.
—Seven y Saeran dormirán juntos.
—¡Ni loco! —respondió de manera rapida—. ¡Prefiero al teñido! —señaló a Yoosung.
—¡Oye!
—Sin objeciones —ambos le hicieron caso a MC (aunque Saeran lo hizo a regañadientes)—. Zen y Jumin en el otro sillón.
—Pero...
—No me hagas repetir las cosas Hyun —un escalofrío recorrió su espalda y se fue rápidamente a donde dijo la castaña siendo seguido por Jumin—. Yoosung, tú dormirás con nosotras.
—¡Eso es injusto!
—Lo sé, pero es mi casa, así que habra injusticia —se acercó a un armario y de ahí saco unas cobijas. Las puso encima de cada pareja de los sillones y tomó otra para ella y los otros dos que dormirían con ella.
—Descansen.
Al día siguiente
MC despertó primero para hacer el desayuno.
Con forme iba terminando los seis estaban despertando.
—¡Seven! ¡Deja de jugar con la cortina! —le gritó el rubio ya que se estaba aguantando unas inmensas ganas de orinar.
—¡Voy! —el pelirrojo salió y entró Yoosung.
—Ya vengan a desayunar.
Se sentaron y MC les sirvió el desayuno.
—¿Vas a llamar a tu amiga?
—Claro. Por cierto, Jumin —el azabache alzo la mirada de su comida—, ¿le mandaste mensaje a tu padre?
—¿Para? —el albino golpeó su frente con su palma.
—Idiota.
—No hay necesidad de que te insultes, Zen.
—¡Hijo de...! —se levantó y pusó sus manos en la mesa.
—¡Zen!
—Tch —volvió a sentarse.
—El mensaje es para que el Sr. CEO no se preocupe y evitar que llame a la policía —explicó Jaehee mientras bebía un café.
—Entiendo. No lo he hecho, la hare en cuanto termine de... ¿Desayunar?
—Esta bien. Llamaré a mi amiga. Mientras desayunen —iba a dirigirse a la sala pero se detuvo en seco y volteo—. ¡Ah! No se maten en estos segundos. Te los encargo Jaehee.
La nombrada asintió.
Ahora sí se dirgió a la sala, tomó el teléfono y marco el número de su amiga.
Con (T/N)
La (c/d/c) estaba recargada en su antebrazo y ligeros ronquidos salían de su boca al igual que un pequeño hilo de saliva.
Su celular sonó, espantandola y haciendo que cayera de la cama ya que estaba en la orilla de la misma.
—A-agh —sobó su trasero que había recibido todo el peso. Estiró su brazo y agarró su teléfono que seguía sonando—. Me van a quedar planas —contestó—. Diga.
—(T/N), buenos días —saluda la castaña, un poco tímida
—¿MC? —dijo incredula. Hace años que no sabía de ella—. Un momento... ¿Qué necesitas? —preferia evitar recordar la razón de ello, decidiendo sacar conversación.
—Je, aun recuerdas mis mañas.
—Ajá. Bien, habla.
—Necesito un gran favor.
—¿De qué se trata?
—Necesito que cuides a unos niños dentro de una semana. No es seguro, si cambian los planes te avisaría.
—De acuerdo.
—¡Muchas graci-! ¡Saeran no muerdas a tu hermano! Tengo que irme.
—Cla- —antes de que pudiera terminar ya habían colgado.
Suspiró.
Rogaba a quien sea que le escuchará que no le defraudara y pudiera cuidar de esos niños. Tal vez así arreglaría el error que cometió y bromear con cobrarle los favores que alguna vez le hizo
Y así, esperó una larga semana.
Una semana después
Narra (T/N)
Me encontraba acomodando unas cosas de mi hogar.
Aunque fuera pequeño lo mantenía limpio ya que así me acostumbró mi madre.
Aun recuerdo las palabras que decía: "debes de ser aseada para que consigas un buen hombre. Siempre debes tener todo listo para que cuando llego tu marido lo satisfagas".
Sí, ella venía de una familia y matrimonio machista. Cuando me harte de eso abandoné la casa (y por más cosas que quería evitar).
Al día de hoy no me retracto.
Mi celular sonó, sacandome de mis pensamientos.
—¿Hola?
—Al final los pequeños si se quedarán. Este, ¿puedes cuidarlos?
—¡Claro! Em, te veo en el parque a donde ibamos de niñas.
—¿Sigues viviendo en tu departamento de la preparatoria?
—Sí.
—Entonces voy para allá ¿Te parece?
—Por supuesto, aquí los espero.
Colgué y seguí con lo mío.
(...)
Tocaron el timbre justo cuando acabe.
Acomodé mi ropa y abrí.
—¡Hola MC! —sonreí y la abracé.
—Disculpame por pedirte esto pero no puedo cuidarlos ya que iré de viaje.
—Ya veo. Entren —me hice a un lado para que pasaran y cerré. Nos dirigimos a la sala y se sentaron en un sillón grande y yo en uno individual.
—¿Me puedo sentar en tus piernas? —mire al rubio que miraba a MC ya que no cabía en el sillón. Ella lo cargo.
—Este... ¿Son tus hijos?
—¿Eh?
—Ya quisiera ella un hijo de ese sujeto —dijo un pelirrojo con los brazos cruzados.
—¡S-Saeran! —me reí al ver como se sonrojaba. Aclaró su garganta—. Son mis sobrinos.
—¡¿Tantos tuvo Mika?!
—S-sí, bueno, también son unos de... Ya sabes, de mis demás hermanas.
—¿Y por qué los tienes tú?
—Yo... Verás...
—Nos rapto —sonrió cuando la castaña se puso nerviosa.
—¡Saeyoung!
—Entonces, ¿por cuanto tiempo voy a cuidarlos?
—Un mes y medio.
—Te cobraré.
—¡¿Eh?! P-pero...
—Al menos para lo que ellos necesiten.
—Tendré que decirle a mi esposo... ¡Esta bien! Te los encargo, debo irme.
Bajó al chico que tenía en las piernas y se puso de pie.
—No hagan algo de lo que se arrepentiran, ¿okey?
—¿Y si volvemos a la normalidad en ese tiempo?
—¿Normalidad?
—No se refiere a nada. Toma —sacó dinero de su monedero y me lo dió—. Si hacen algo me dices. Nos vemos (T/N), nos pondremos al corriente en otro momento —sonríe. Nos abrazamos y ella salió del departamento.
Volteé y vi como los seis estaban en su teléfono excepto una castaña de pelo corto.
«Serán unos largos días...»
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Marintia-chan
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