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Capitulo 7: Akihiko y el sello

Hey que onda a todos/as mis lectores, solo quiero desearles una Feliz Navidad y próspero año nuevo. Gracias por este año apoyando las fumadas de este pequeño Famfictero espero y el siguiente año se mejor para todo

En un espacio oscuro completamente vacío, se encontraba Zero con los ojos cerrados. Cuando repentinamente el símbolo que tenía en su mano comenzó a brillar con intensidad, la suficiente para que el castaño abriera los ojos. Pudiendo observar como el símbolo de desmaterializó de su mano y se fue hacia arriba a dónde miraba. Volviéndose una luz intensa que iluminó todo el lugar unos segundos, hasta que nuevamente se desmaterializó está vez comenzando a formar una figura humana frente a Zero.

- Veo que eres mi descendiente actual, lamento entrometerme en tu vida pero es necesario. -

Fue una voz aunque juvenil, denotaba una experiencia mayor a la del castaño. Para después la luz dispersarse dejando ver a un joven adulto de aproximadamente 28 años. Cabello corto y blanco, siendo lo más llamativo su capucha que colgaba de el como una capa, la enorme cicatriz de garras en su pecho y una funda de arma. En la cual se veía una pistola de llave de chispa.

- Soy Akihiko Onuma, tu antepasado. -

- Ehm, soy Zero. -

Respondió el castaño confundido de dicha situación.

- Zero siéntate conmigo. -

Dijo este mientras todo el espacio oscuro se transformaba en un campo verde, en el cual el albino estaba sentado haciéndole la seña a su descendiente que se sentará ahí. El castaño hizo caso a la petición y se sentó junto a su antepasado.

- Zero, primero que nada lamento que terminarás en el estado en que estás ahora. -

- No tienes la culpa de mis idioteces, así que no hay nada que disculpar. -

Respondió el castaño haciendo sonreír a su antepasado, el cual con un ademán de mano hizo que el paisaje tranquilo cambiará a uno distinto. El cual constaba de un viejo castillo.

- Verás, primero que nada debes entender algo. El porque tus poderes están sellados, se debe a esto -.

Acto seguido, ambos entraron al castillo a una de las cámaras más profundas de este, encontrándose con una escena bastante curiosa. Akihiko se encontraba junto a otras 2 personas, un pelicastaño de traje azul y un pálido rubio, además de que al fondo se veía a una mujer rubia inconsciente.

- Drácula, Dio ustedes caerán aquí de una maldita vez por todas. -

Dijo Akihiko colocándose frente a sus compañeros, mientras sacaba su arma de fuego.

- Patéticos mortales, ¿enserio creen que podrán con nosotros, 2 perfectos inmortales superiores en todo aspecto?. -
Pregunto el vampiro rubio con arrogancia.

- Silencio Dio, recuerda que ni tu ni Drácula pudieron contra nuestros antepasados, así que será mejor que no nos subestimes. -

Objeto el pelicastaño, azotando su lucero del alba contra el suelo, listo para pelear.

- Padre, Dio ustedes 2 olvidaron que un día fueron humanos. Y especialmente tu padre, olvidaste que mi madre nunca quiso que se derramará más sangre de inocentes. Por eso, es mi deber terminar con ustedes. -

Dijo el joven rubio, haciendo que el dúo de vampiros frente a ellos sonriera de forma desafiante.

- Alucard hijo mío, ni siquiera tú eres capaz de creerte tal blasfemia. Durante siglos han intentado hacerlo tú y otros tantos Belmont y Onuma. ¿De verdad crees que podrán cumplir su objetivo esta vez?. Debiste unirte a mi cuando hubo oportunidad, ahora por tu insolencia tendrás que perecer junto a todos los humanos. -

Dijo el vampiro molestando al trío de guerreros, los cuales sin esperar nada comenzaron la pelea contra los 2 vampiros. Pelea que aunque al inicio se veía la clara ventaja de ambos vampiros al lidiar con los 3 guerreros, poco a poco perdían terreno en la batalla. Las constantes magias de Alucard, combinada con la magia Belmont de Richter y ataques espirituales de Akihiko. Hicieron que los cuerpos de los vampiros fueran perdiendo parte de su fuerza y capacidades, pues pese a sus enormes capacidades. La magia divina que el Belmont poseía, los dañaba severamente, especialmente por la debilidad de sus cuerpos ante ese tipo de magia, los ataques espirituales del Onuma provocaban un efecto similar al estar más centrados en el daño del espíritu y no el físico. Mientras que la magia de Alucard, era un daño físico muy superior al que provocaban las magia de los mortales. Y por si fuera poco, ninguno de los 3 era débil en el ataque físico, los 3 guerreros eran hábiles maestros en la lucha con y sin armas.
Lo cual solo empeoró debido a que cada uno era capaz de suplir la mayor debilidad del otro por su estilo de pelea. Esto hizo que el trío de guerreros fueran capaces de someter al dúo de vampiros, los cuales los miraban con un odio enorme.

- ¡Despídanse de este mundo!. -

Dijeron los guerreros atacando una última vez, en esta ocasión no con un ataque mágico o físico, si no con un sello distinto. Un sello combinado echo por los 3, el cual haría que ambos vampiros no pudieran volver a resucitar. Haría que no importará la sangre o sellos que se usarán para romperse, sus cuerpos quedaría completamente sellados y no podrían volver a pisar la tierra. El sello apareció en el suelo atando el cuerpo de los vampiros con luz, para después elevarse al cielo, implantadose en la luna llena que bañaba esa noche. Haciendo que el símbolo brillará de una intensa luz color azul celeste el cual contrastaba con la oscura noche en aquel castillo. El cual, una vez más al sentir que su amo y señor había desaparecido, comenzó a derrumbarse una vez más. Aunque está sería permanente, los 3 salieron corriendo a toda velocidad con la chica rubia siendo cargada por el mitad vampiro, hasta que lograron salir de aquel castillo.

- Por fin, parece ser que de una vez por todas todo termino. -
Comento Akihiko con una sonrisa aliviada, siendo el gesto compartido por sus compañeros.

- Así es, parece que por fin. Nuestras familias podrán vivir en paz. -

- Y yo, por fin pude cumplir con el último deseo de mi madre. -

Los 3 miraban con esperanza el nuevo amanecer que se presentaba, todo mientras pensaban en el futuro. Luego la escena cambio rápidamente a una totalmente distinta.
Akihiko se encontraba junto a Richter y Alucard en una casa de estilo tradicional de Japón. Siendo rodeados por velas blancas en forma del propio sello Onuma que tenía, aunque si comparaba se veía distinto al suyo.

- ¿Aki, estás seguro de hacer esto?. -
Pregunto Richter seriamente por la idea de su amigo y hermano de armas.

- Estoy seguro, a diferencia de los Belmont. Nuestra familia le debe su poder al zorro sellado en nuestra alma, aunque todo el conocimiento será recopilado y guardado. Dudo que mis descendientes quieran dominar sus poderes o si quiera sepan controlarlos. Ahora que no hay amenazas, estoy seguro que pasara eso, es por esa razón que quiero sella los poderes de mi familia. -

- ¿Estás seguro Akikhiko?, ¿Qué pasara si a futuro aparecen amenazas espirituales que requieran de la intervención Onuma?. -

Pregunto el mitad vampiro seriamente, haciendo que el albino sonriera con algo de soberbia mientras se golpeada la cabeza con el dedo índice.

- Ya lo pensé, este sello me tomo tiempo hacerlo. Es especial, si en algún momento es necesario que los Onuma volvamos a sellar espíritus o a pelear con criaturas sobrenaturales, el sello se romperá. Y de ahí en adelante, todos los Onuma que lleguen a la edad, volverán a tener una vez más el poder del zorro. -

Está respuesta hizo sonreír a sus 2 colegas. Pues la idea era buena, especialmente porque según les había contado Akihiko, su familia había querido desde que tenían ese poder volverse una familia normal y corriente. Deseo que el compartía, así que verlo realizar ese sueño los hacía sentirse feliz por el.

- Y es por eso que nos necesitas aquí. Los Onuma pueden tener bastante conocimiento de distintos tipos de magia, pero la que no dominan es la magia oscura y la magia sacra. Por eso trajiste a Richter el poder magia sacra y yo poseo magia oscura, si el sello es protegido contra todas las magias que conoces y las nuestras. El sello solo se romperá con la condición que mencionaste anteriormente. ¿Me equivoco?. -

Pregunto el mitad vampiro, haciendo sonreír al albino que asintió.

- Así es, dejaré toda la información que tenga en esta caja fuerte. La información la pasaré a mis hijos y descendientes más directos al menos hasta que mi edad me gane la batalla. No quiero que esté poder dañe a los que siguen después de mi, tampoco quiero que alguno de ellos se corrompa por el poder. Así que lo sellare, pero saben que si necesitan un Onuma en algún futuro. Siempre habrá uno, solo espero que esté conocimiento no se olvide con el tiempo. -

Tras decir eso, los 3 guerreros comenzaron con el ritual de sellado, encendiendo las velas para seguidamente infundir un círculo de sal con todas las magias que conocían. Provocando que brillará de una forma multicolor, Akihiko suspiro entrando en el centro del círculo y comenzando a recitar una palabras en antiguo latín siendo secundado en la acción por Richter y Alucard. Mientras hablaban el círculo de sal y velas temblaba debido a la cantidad tan grande de energía que estaba sellando.
El rito seguido pese al movimiento violento de la sal y las velas, las cuales su luz comenzó a apagarse uniéndose a la sal. El símbolo de aquel Kistune sellado cambio, y ahora el aspecto del símbolo era igual al que tenía el propio Zero.

Hasta que la sal de elevó y se apego al cuerpo del albino el cual sepe a sentir un dolor enorme por la cantidad exagerada de energía que tenía cada grano de sal lo estaba soportando. Hasta que los 3 se detuvieron de decir aquel rito en latín, haciendo que la sal callera dejando ver qué el símbolo que aparecía en la mano de Akihiko había desaparecido complemente.

- Finalmente, pude terminar con una de las maldiciones Onuma, gracias amigo. -
Tras decir eso el recuerdo termino y ahora Akihiko miraba a Zero con una sonrisa aunque se le notaba algo apenado.

- Ahora sabes porque los poderes aparecieron así como así, el sello se rompió hace como unos 5 años. Pero tú al ser muy joven no despertaste el poder hasta hace poco. Y pues tus padre murió junto a su madre antes que el sello se rompiera. Por eso nunca viste a tu padre usar los poderes que tienes ahora. -

Esto hizo que el castaño mirara el símbolo con sorpresa, aunque también le hizo recordar lo que el Fraxinus le había dicho acerca de los terremotos espaciales y los espíritus. Por lo que decidió cuestionarle a Akihiko la razón de que el sello se haya roto hace tan poco.

- Creo que se debe a que esos espíritus de los que te hablaron son totalmente desconocidos para el sello. Y es que lo hice pensando en todos los espíritus que la familia había combatido hasta el momento. Así que no creo que el sello haya reconocido a esas entidades como espíritus. -

Dijo seriamente el albino, ganando un suspiro pesado del joven castaño que miro con duda el horizont.

- Veo que estás dudando, dime, ¿Qué te pasa Zero? -

- Algunas personas me dijeron que una chica es un espíritu, la verdad no supe a quien creer. Y ahora queme acabas de decir eso ahora dudo que haya echo lo correcto. Digo, conozco más a la chica que a los que me dijeron eso, pero aún así... -

Esto hizo que Akihiko sonriera y le diera una palmada en el hombro.

- Oye, no te culpes. Le creíste a alguien que conoces mejor que unos desconocidos. Si no podemos confiar en nuestros amigos, ¿Que clase de personas seríamos?. -

Esto aunque no despejó complemente las dudas del casto si lo hizo sonreír, y era válido, su antepasado tenía razón en eso. Debía creer en Kurumi, por lo que miro a si antepasado com una sonrisa y le asintió, su forma de decirle gracias.

- No hay de que Zero, soy tu. Em bueno, no sé cuántas generaciones han pasado pero soy tu abuelo de cualquier forma. -

- Realmente aprecio que te tomarás el tiempo de hablar conmigo. Digo, soy el Onuma más decepcionante que a existido así que entendería que no quisieras verme. -

Akihiko está vez miro con algo de enojo a Zero.

- Zero, 2 cosas. Primero que nada. Yo luche toda mi vida para que mis descendientes pudieran vivir tranquilamente sin preocuparse por usar el poder nuevamente. Y segundo. Tu no eres decepcionante, de echo, me impresiona como has estado deduciendo todo lo que puedes con los pocos recuerdos que el Kitsuné te a mostrado. -

Respondió cambiando su voz a una más alegre y amigable. Todo mientras tomaba del cuello al castaño y le revolvía el cabello, gesto que hizo reír a Zero.

- Oh, y con respecto a la pared de biblias que me protegieron, supongo que esa era magia divina ¿No?. -

- Si, verás no sé si lo recuerdas pero el ¿Apellido de soltera de tu madre no se te hace conocido ahora?. -

Esta pregunta hizo que el castaño quedará pensativo unos segundos, pocas veces su madre había utilizado su apellido. Y esas veces era muy pequeño, hasta que hizo click en su mente el recuerdo del apellido.

- Belmont. -
Respondió en un susurró apenas audible pero su sorpresa ahora era notoria.

- Así es, tu madre es una descendiente Belmont, no se mucho la verdad. Solo recuerdo que Richter dijo que una vez los Belmont tampoco fueran necesarios, el dejaría que sus descendientes hicieran sus vidas. Supongo que así fue y tampoco tu madre sabía sobre su herencia.
El simple echo de activar los poderes Onuma trajo como consecuencia que también activarlas los Belmont. Así que no dudo en decirte esto, puede que seas el Onuma menos preparado hasta el momento. Pero eres el que sin duda, tiene más potencial bruto que cualquiera, así que no te preocupes. Estaré aquí para ayudarte hasta que los domines complemente, al menos por parte de los poderes Onuma, no conozco mucho sobre los poderes Belmont pero haré lo posible para que tú nieto mío seas el mejor Onuma de toda la historia.-

Dijo con alegría el albino mientras alzaba su puño en señal de que estaba seguro de esa afirmación, lo que hizo que Zero asintiera con una sonrisa.
Al menos hasta que algo cruzo por su mente, algo que lo exaltó y preocupo.

- Abuelo Aki, ¿Como está mi cuerpo?. -

- Emh, creo que sería mejor que lo veas tu mismo. -

Le dijo tocando su frente con el dedo, haciendo que su mente vuelva a la normalidad y haciendo que el castaño abriera los ojos pesadamente. Notando un techo blanco al igual que varios monitores a su lado izquierdo, y al derecho otra camilla ocupada. Tenía un respirador artificial y veía que tenía un vendaje en todo su torso. Apenas pudo levantar su brazo para tocar su torso, el cual pulso de dolor, curioso volteo la cabeza a uno de los monitores a su lado. Logrando ver qué tenían colocadas algunas radiografías de su torso ahí, notando que las balas habían echo buenos estragos en su cuerpo. Aunque más raro fue el echo que comenzó a sentir calor.

Al dirigir una vez más su mirada hacia abajo noto entre los vendajes una delgada capa de fuego blanco. El cual para su sorpresa estaba haciendo que el dolor desapareciera gradualmente, supuso que esa era otra de las tantas habilidades que el Kitsuné le daba. Aunque entonces escucho cómo la puerta se abría, dejándolo sorprendido de quién era. Pues quién acababa de entrar era Tobiichi Origami, la persona que menos esperaba fuera ahí.

- Veo que estás mejor. -
Dijo la albina con su voz monótona mirando con cierta impresión al castaño, pues se había recuperado con sorpresiva rapidez. Incluso a ella que gracias a los entrenamientos del AST era capaz de recuperarse más rápido de daños graves. Le hubiera tomado un tiempo más el despertar de una cantidad tan agresiva de balas en su cuerpo.

- Si sorprendentemente. -
Respondió el pues quisiera o no, el fuego si estaba haciendo que tuviera pulsos de dolor, aunque era más por como sentir que las heridas cerraban complemente de forma rápida y antinatural.

- ¿Que haces aquí Tobiichi-san?. -

- Cuidando fui a tu casa para que buscarámos conejillos de indias para el proyecto. Una de tus vecinas me informo de tu incidente, y vine a ver cómo iba tu recuperación. -

Respondió con su habitual tono desinteresado la albina, haciendo sonrerir levamente al castaño, pues sorprendentemente para muchos, el lograba leer entre las emociones verdaderas de la chica. Notando que estaba preocupada, lo dijera ella o no, durante las semanas que convivio con ella, había logrado hacer que ella lo viera como su mejor amigo. Especialmente por sus consejos respecto al tema de su amor con Shido.

- Gracias por preocuparte Tobiichi-san, lamento tener que dejarte sola en esto pero espero que me den el alta pronto. -

- Tranquilo, tu situación es grave. Quería decirte que hasta que te recuperes me encargaré complemente del trabajo. -

Comento mirando ahora a la otra persona en la sala, y está era Inori, la cual aunque tenía solamente 2 heridas de bala, una de ellas había estado más cerca de la columna provocando que su operación fuera muy delicada y siguiera dormida por el sedante.

- ¿Como fue que ocurrió? -
Pregunto curiosa pues recordaba que la pelirosa y el castaño habían terminado, por lo que le parecía curioso que se viera metido en algún occidente con ella.

- Bueno..-

Entonces Zero comenzó a explicarle a la albina lo que sucedió el día anterior con Vent y su grupo de delicuentes.

- Entiendo, nos vemos Zero. -
Dijo está con un tono más frío y tajante de lo normal. Y con eso ella salió de la habitación, con bastante enojo, lo que Zero le contó le dió motivos más que suficientes para arrestar al chico. Le parecía alguien despreciable, un ser asqueroso si quería hacer algo tan bajo como eso.
Eso unido a que había dejado muy mal, por no decir casi matar a su mejor amigo era suficiente para que ella lo quisiera llevar tras las rejas.

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