Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CANELA

Mis padres me pusieron Hazel por que, según ellos, cuando nací y me sostuvieron en sus brazos, olía avellana. Por causalidad, creo yo, mis ojos son de color avellana y mi cabello también. Mi papá aún dice que huelo avellana aunque mi shampoo es de vainilla, Jaime me dice que huelo a vainilla, él dice que es algo característico de mí. Sebastián dice que yo huelo a canela, suele decirme que la canela se la utiliza mucho en la aroma terapia y que yo soy su aroma terapia personal. Sebastián es él único que cree que yo huelo a canela. Pero ahora mientras sostengo aquella vieja barra de labial entre mis manos, pienso que tal vez él se refería a mis labios. El labial con sabor a canela fue un regalo improvisados de Ciara, me gustó mucho pero no recordaba donde lo había dejado y lo cambié por un tono rosa, después fue un tono rojo y dejé a un lado aquel labial sabor a canela.

-¿Pensando en cambiar de labial?-me pregunta Jaime mientras sale de la ducha.

Me da un beso en la mejilla.

-No, me gusta el labial que utilizo ahora, este lo encontré por casualidad.

Dejo el labial sabor a canela sobre el tocador y me pongo el labial rojo que utilizo todos los días.

-Voy a ir a desayunar con Ciara y Mila.

-Lo sé, ya me lo habías dicho ¿Estás bien?

-Si, solo algo distraída, eso es todo.

-¿Estás preocupada por tu nueva novela?

Soy escritora y también trabajo en una editorial como editora en la sección de romance, voy ahí tres veces a la semana. Hace años escribí un libro y a la editora en jefe le gustó y decidió publicarlo. Fue un éxito, para mi sorpresa y ahora me piden otro. Ya entregué los primeros capítulos de esta nueva historia y les gustó mucho, ahora quieren que les de el resto de la historia y yo estado algo bloqueada estos días. Desde aquel beso con Sebastián me siento una pecadora, siento que llevo un letrero en mi cabeza que dice adúltera. Incluso he pensando en irme a confesar a pesar que no creo en eso.

-Tengo una especie de bloqueo y no puedo pasar de aquel capítulo. Es frustrante.

Aquel beso también me sirvió de inspiración para una nueva historia, sé que no debería empezar a escribir otra historia cuando aún tengo una por terminar pero las ideas vienen a mi mente y necesito desahogarme de alguna manera. Escribir es la única manera que tengo de liberar mis emociones, ha sido así desde siempre. Ciara mi hermana cocina cuando se siente estresada, ella hace galletas o pasteles, le gusta hornear en grandes cantidades para sentirse mejor. Ciara estudia gastronomía, es muy buena. Henry corre para controlar sus emociones al igual que Jaime. A veces, cuando un paciente muere y el siente que pudo hacer más, se levanta a las cinco de la mañana y sale a correr. Yo también me suelo quedar despierta y lo espero en la sala de la casa.

-Creo que debes relajarte, estás muy tensa estos días. Debes ir con calma.

-Tienes razón, debo ir con calma.

Cuando llego a la cafetería y el olor a pastel de mora característico de este lugar inunda mis fosas nasales, recuerdo la primera vez que vine aquí y con quien. De todos los lugares tenía que escoger este. Salgo del lugar para sentarme a en las mesas de afuera a Mila no le gusta mucho sentarse afuera pero no creo que le de mucha importancia.

Él sujeta mis brazos sobre mi cabeza y me desafía con la mirada.

-¿Ya estás cansada Donovan?-me pregunta en tono burlón mientras entra con fuerza dentro en mí y yo dejo escapar un fuerte gemido por la sorpresa.- Vamos, creí que tenías mas resistencia. Estudiaste ballet por años.

Para hacer énfasis sobre mis clases de ballet, él levanta mi pierna sobre su hombro.

-Sebastián, por favor...

-No, cariño, aún no. Estado esperando todo el día por esto. No voy a dejarte ir aún.

Sus embestidas se vuelven aún más salvajes y estoy segura que estaré dolorida mañana. Muerdo mi labio con fuerza para reprimir un grito.

-Sebastián...

Él sujeta mi rostro y me hace mirarlo mientras llego al orgasmo. Me besa mientras él alcanza su propio orgasmo.

-Me gusta ver tu rostro cuando estás llegando al orgasmo.

Recuesto mi cabeza en su pecho y pongo una pierna sobre la de él. Sus dedos recorren mi espalda desnuda.

-Me gusta ver tus expresiones, la forma en que muerdes tu labio inferior y aquel fuego en tus ojos color avellana. Me gusta verte, es un deleite para mí. También me gusta tenerte entre mis brazos, Hazel.

Me da un beso en la frente.

Son ese tipo de cosas que me confunden, él me dice que es solo sexo y después me dice ese tipo de cosas y todo dentro de mí se vuelve un caos creando teorías, creando historias de un final feliz. Siempre he sido muy soñadora y algo romántica, bueno, muy romántica. Me gusta el romance, no puedo evitarlo y Sebastián no es un hombre de romance. Es un buen amigo, un gran amigo pero no esta interesado en que seamos algo más y sin embargo yo aún espero que él me diga que quiere que seamos algo más.

-Vamos a comer pastel.-me dice mientras se empieza a levantar de la cama.

Recoge mi ropa del piso de su habitación y me la pasa. Lo veo empezar a vestirse y yo hago lo mismo.

-Déjame adivinar-le digo- pastel de mora.

-Conocí un nuevo lugar, te va gustar. Es pequeño y acogedor.

Me tiende su mano y salimos de su casa. Hablamos de varios temas mientras él conduce hasta ese lugar, los temas de conversación entre nosotros no parecen agotarse nunca.

-Jaime siempre fue el responsable, ya sabes, Mila es Mila y yo siempre fui el chico rebelde. Pero Jaime siempre fue el bueno.

Me dice él mientras entramos en aquel lugar. Él tiene razón, me gusta, es muy bonito y tiene pequeños juegos de té en las mesas, yo adoro los juegos de té. Esta pintado en tonos morados y cafés.

-No eres malo, Sebastián, ya te lo he dicho.

Nos sentamos en una mesa alejada de todo.

-Tampoco soy precisamente bueno.

-Eres bueno.

-Pero no puedo competir contra Jaime.

Me rió.

-No creo que alguien pueda competir contra él. Tu hermano me intimida. A veces siento que me juzga con la mirada.

Ahora es él quien se ríe. Eso es bueno, al menos ahora se está riendo, parece que ha tenido un mal día.

Una camarera interrumpe nuestra conversación para tomar nuestra orden, Sebastián pide dos pasteles de mora y in café con un toque de canela para él.

-Sabes, hueles a canela.

-Estoy segura que no.

-Créeme, Hazel, hueles a canela. Me gusta.

La camera nos trae el pastel de mora. Yo tomo un pedazo y lo llevo a mi boca. Tengo que admitir que es muy bueno, el mejor pastel que he probado. No digo nada porque estoy segura que mi expresión lo dice todo.

-Es la primera rebanada de pastel que como este año.-le digo.

-¿No hablarás en serio? Estamos doce de enero Hazel, una persona necesita pastel para endulzar la vida.

-Mi vida no es amarga.

-Solo porque me tienes a mí en ella.- me dice mientras me guiña un ojo.

12 días desde que empezamos a dormir juntos, doce días desde que todo cambió.

Mi teléfono suena y me saca de mis recuerdos, algo que en el fondo agradezco. No sirve de nada en este momento recordar aquellas cosas.

-¿Ciara dónde estas? Llevo casi veinte minutos esperando por ustedes.

-Cooper esta en el hospital.

-¡Oh Dios mio! ¿Qué le paso?

-Durmió con otra mujer, Mila llego de su viaje y los encontró.

Mila siendo Mila.

-Mila golpeó a Cooper-realmente no me sorprende.-Ella está histeria ahora mismo y no la culpo. Estamos en casa de Sebastián, ven, necesita tu apoyo moral.

-Voy para allá.

El destino me lleva de regreso a él. Parece que aunque lo intente no puedo huir de él, no puedo sacarlo de mi cabeza.

Cuando llego es Ciara quien abre la puerta e incluso antes que ella me dejara pasar podía escuchar los gritos histéricos de Mila.

-Respira, mujer, respira.-Ciara se inclina hacia mi y susurra en mi oído.-Cooper hablo sobre demandar.

Ya veo porque Sebastián parece tan molesto con su hermana menor.  El cabello negro y espeso de Mila se mueve en todas las direcciones mientras ella camina por la sala. Se aparta las largas mechas de la cara una y otra vez hasta que decide después de un momento sujetarlo con un pasador. El cabello de Sebastián es un poco mas claro que el de Mila y casi del mismo tono que el de Jaime.

-Bien, cuéntanos todo otra vez, sin omitir nada.-Le dice Sebastián a Mila.

Ella toma aire y la veo tratar de manejar su coraje. Ella fracasa en controlar su ira y maldice antes de beber un poco de agua. Su rostro blanco esta rojo por la ira. 

-El imbécil puto desgraciado de Cooper estaba con una morena en nuestra cama, sobre mis sábanas favoritas. Estaba teniendo sexo ¡en mis sábanas favoritas! ¿Cómo no querías que lo golpee?

Mila camina por toda la sala de la casa de Sebastián mientras mueve sus manos y sigue maldiciendo a Cooper.

-Cinco años, teníamos cinco años juntos y él decide engañarme. ¡Maldito infeliz!

Ella lanza un jarrón contra la pared de piedra rojiza cerca de la chimenea.

-Él te engaña y te desquitas con un jarrón de hace más de mil años.-le dice Sebastián.

-Ella mando a Cooper al hospital, Sebastián, no solo se ha desquitado con tu jarrón.

Es la primera vez que le dirijo la palabra desde aquel beso en esta misma casa. Que extraño y retorcido es el destino. Él me dirige una mirada llena de preguntas y trato de leer su expresión pero Sebastián tiene su cara en modo abogado del diablo y no me rebela nada.

Mila se gira y mira con molestia a Sebas.

- Él podría demandarte. Lo sabes ¿Verdad? Esta en el hospital porque lo dejaste sin un testículo por el golpe, tiene un ojo morado y rompiste su nariz. No digo que no se lo merecía pero esa no es manera de solucionar las cosas Camila Pierce.

Mila pone las manos en sus caderas, es varios centímetros más pequeña que Sebastián y de contextura delgada, pero en este momento no dudaría en apostar por ella. Luce amenazante. Imagino como debió sufrir Cooper, casi y siento pena por él, casi.

-Él tiene otro testículo y otro ojo. Yo solo tengo un corazón y él lo rompió. Además su nariz era fea, una operación le vendrá bien. Pero ni crea que yo voy a pagar su operación, el muy puto desgraciado sueña si cree que yo voy a pagar su nueva nariz. Ves, él va a conseguir una nueva nariz, dime hermano ¿Quién repara mi corazón?

-El tequila-responde Ciara.

Golpeo su brazo y ella me mira molesta.

-¿Porqué me golpeas? Ella pregunto.

Miro hacía el techo un momento para saber que decir, es de Camila Pierce de quien estamos hablando, se que ella eventualmente estará bien. Ella es un Fénix.

-Tú, Camila, tú eres quien va a reparar tu corazón. Todo lo bueno y todo lo sano llega en su momento. Eres Camila Pierce, puedes reparar tu propio corazón, tú puedes hacer cualquier cosa. No has perdido nada, Mila, ganaste la oportunidad de encontrar alguien que te ame como mereces, él fue quien perdió. Te perdió a ti, todo después de ti no será más que algo ordinario.

-También perdió un testículo.-agrega Ciara.

Camila me abraza y parece tranquilizarse. Se sienta en el sofá y toma un poco de agua que Sebastián le ofrece.

-Tienes un don.-me dice Sebastián mientras estoy en la cocina preparando café para todos.

Él recuesta su cadera sobre el mesón y me observa.

-¿Qué don?-le pregunto.

-Siempre haces sentir bien a quienes te rodean.

-No es verdad.

-Lo es. Siempre me siento bien cuando estoy cerca de ti.

No digo nada.

-Me estas evitando, Hazel.

Me muerdo el labio inferior antes de girarme para encontrarme con su penetrante mirada.

-Te dije que no podemos ser amigos ahora. Pensé que habías entendido eso.

-Yo en ningún momento dije que estaría de acuerdo con eso.

-Sebastián...

-Hazel, te necesito en mi vida.

La honestidad con la que me dice eso me traspasa y me hace querer correr a sus brazos y decirle que no me va a perder, que estoy aquí para él pero no lo hago. Me quedo quieta mientras sus ojos me suplican que no lo deje, que siga siendo su amiga.

-Tienes que vivir con las consecuencias de tus decisiones Sebastián.

Y yo tengo que vivir con las mías.

-Todos merecemos una segunda oportunidad.

-No, eso no es verdad. Pudiste tomar el tren conmigo pero decidiste quedarte en la estación y alguien más decidió hacer el viaje junto a mí. El tren no volverá a pasar, Sebastián.

-Hazel...

-No puedo, lo siento pero amo a mi esposo y no voy a lastimarlo.

-Yo también te...

-No lo digas, por favor, no lo digas. No me hagas esto, no me lastimes más, déjame ser feliz y si dices esas palabras yo no podré sacarlas de mi cabeza. Por favor, no me hagas esto.

Sebastián siempre fue el chico rebelde, sus padres siempre le dijeron que no era bueno, que no era suficiente. Es producto del adulterio de su madre con otro hombre, su madre lo culpo por los problemas de su matrimonio y su padre aunque lo educó como un hijo más ante la sociedad a puertas cerradas siempre le recordó que no era su hijo. Él parece frío y despreocupado, parece que no tuviera sentimientos, pero yo lo conozco. Yo sostuve su mano y bebí junto a él mientras me contaba aquella historia de su vida, aquel capítulo que quisiera no recordar. Yo estado con él y me duele tener que dejarlo ahora pero ambos tomamos decisiones, hicimos elecciones y tenemos que vivir con ellas.

-Yo también... quiero que seas feliz.

Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

-Aún hueles a canela.-susurra contra mi piel.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro