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9

—Y entonces... ¿después de la operación... volveremos a Bristol? —preguntó Grace entrelazando su mano con la de Amber, estaba acostada en la cama del hospital, mientras que su mamá estaba sentada en una silla al lado suyo.

—Así es —respondió acariciando sus cabellos rojos. La menor frunció los labios—. ¿Qué ocurre?

—¿Y qué hay de papá? ¿Viene con nosotras? —una sonrisa amplia se plasmó en su rostro, sus ojos brillaron con mucha ilusión al pensar en la posibilidad de vivir junto a sus padres en una misma casa y no como lo estaban haciendo en ese momento.

No le agradaba tanto ir unos días con su papá y luego armar maletas para irse otros con su mamá y nuevamente armar maletas. Era muy ajetreado y para nada divertido.

—Papá tiene cosas que hacer aquí, no podrá venir con nosotras —explicó con una voz suave, sin dejar de acariciar sus cabellos, para evitar que se molestara o alterara.

—Pero... yo quiero que venga... si no lo hace, no me voy.

—Grace, tu papá tiene mucho trabajo.

—No quiero estar en Bristol, entonces —cruzó sus brazos y frunció el ceño con molestia—. Me quedo.

—No podemos discutir eso. Además, en Bristol está Hope, ¿no quieres verla? Es tu mejor amiga.

—Hope ya no es mi mejor amiga —atacó negando con la cabeza—. Ahora lo es Lian, ella sí es mi mejor amiga.

—¿Lian?

—Sí. Es la hija de mi tío Roy —empezó a explicar sentándose en la cama—. Ella es como yo. Es pelirroja, le gustan las cosas rosas, los unicornios, le asustan los zombies, su papá también es un policía eficiente como el mío... no tiene una mami, ella está trabajando también, así como mi papá lo hacía.

Amber hizo una mueca. Una parte de ella quería convencerla de que Bristol sería el lugar al que irían, porque ciertamente era un poco más seguro que Gotham. Sin embargo, no quería separarla de su papá, ya se había dado cuenta de lo muy unidos que se habían hecho en unos cuantos días; no quería lastimar a ninguno separándolos.

—Grace... pero, si vamos a Bristol verás a la tía Linda y al abuelo Ryan, ellos te extrañan mucho, ¿no quieres verlos?

La niña se quedó pensando. La verdad es que también los extrañaba, al igual que añoraba volver a su casa, a su antigua habitación que estaba llena de cosas lindas. No quería dejar a su papá, pero tampoco a su abuelo y tía... todo sería más fácil si todos vivieran en el mismo lugar.

—Está bien, no te preocupes por eso, ¿de acuerdo? Podrás ver a tu abuelo, tía y papá siempre que quieras —animó Amber ofreciéndole una cálida sonrisa.

Grace hizo una mueca y volvió a recostarse. Se quedó mirando hacia el techo de la habitación, se sentía un poco asustada y nerviosa, pues dentro de unos minutos entraría a quirófano. Suspiró y volteó a ver a su mamá.

—¿Puedo ver a mi papá? —pidió con una mirada de cachorro. Amber sonrió y asintió.

—Por supuesto, vayamos.

Ese día sería la operación. Tanto Jason como Amber querían que fuera lo más pronto posible, para que Gracie se recuperara. El petirrojo se sentía algo asustado, no por lo que le pudiera pasar a él, sino por su pequeña hija. Temía por su salud. Solo deseaba que todo saliera bien.

—¡Papá! —escuchó la voz de la pelirroja, sonrió inconscientemente.

—Pequeña pitufa —dijo extendiendo sus brazos. Con ayuda de Amber, logró abrazarlo—. Dime, ¿cómo te sientes?

—Nerviosa —murmuró frunciendo los labios.

—¿Cómo? ¿Mi pequeña princesa valiente siente nervios? —acarició sus cabellos con delicadeza, haciéndola sonreír.

—¿Me va a doler?

—No... porque te quedarás dormida —la menor arrugó el entrecejo confundida, por lo que Jason empezó a explicarle—. Te pondrán una inyección...

—Eso no me duele, una vez me pusieron una inyección en el brazo y no me dolió nadita —dijo sonriendo orgullosa.

—Pues claro que no, porque eres una niña valiente —besó su mejilla—. Entonces, después de esa inyección cerrarás los ojos y te quedarás dormida. Cuando despiertes la operación ya habrá terminado.

Grace se quedó meditando lo que su papá decía. Aún le asustaba entrar a esa sala llena de cosas raras que desconocía y que creía que le podían hacer daño. Su mamá ya le había explicado que todo saldría bien, confiaba en ella, pero había algo que la inquietaba todavía.

—No debes tener miedo, ¿sabes por qué?

—¿Por qué?

—Porque yo voy a estar ahí contigo... voy a cuidar de ti, cariño —acarició sus mejillas suavemente.

—Cariño —repitió sonriendo. Le gustaba que la llamase así, sonaba a que la amaba—. Ya no tengo miedo, mamá. Papá va a cuidarme —habló colocando la cabeza en su pecho.



—————***—————



—Te dije que todo saldría bien, ¿cierto?

—Cierto —respondió Grace dándole un bocado a su hamburguesa—. Mmm, sabe tan bien.

—Come con cuidado —replicó Amber haciendo una mueca por el mini desastre que había causado su hija—. También va para ti, Jason —dijo mirándolo.

—Pero estoy comiendo con cuidado —dijeron los dos al mismo tiempo.

La castaña soltó una risa por lo graciosos que se veían ambos. Tenían las mejillas manchadas de catsup e infladas como las de una ardilla, por toda la comida que se habían metido a la boca.

—Además, la comida de hospital no sabe tan bien.

—Pero las hamburguesas sí —continuó Grace devorando sus papas fritas.

—Los pondré a dieta saliendo de aquí —advirtió la chica con un tono divertido.

—Pero mami, esta comida es totalmente saludable. La hamburguesa tiene lechuga y tomates, tenemos papas y la soda es de naranja, yo no le veo lo malo —según su lógica ella estaba en lo correcto. Jason sonrió y asintió apoyando su idea.

Amber negó con la cabeza mientras esbozaba una pequeña sonrisa. La verdad es que la pequeña pelirroja era su todo. Cuando terminó su relación con Jason, tenía un gran vacío dentro suyo; la verdad es que había estado profundamente enamorada de él... o tal vez aún lo seguía...

Pero la noticia de su embarazo resultó en dos cosas. Felicidad, porque Grace llegaba a llenar el vacío que llevaba por dentro. Angustia, porque aún no se sentía preparada. Tuvo la fortuna de contar con el apoyo de su padre y hermana mayor, quienes le tenían un gran cariño a la pequeña, por sus ocurrencias y toda la dulzura que emanaba.

—¿Y cuándo nos iremos a Bristol? —preguntó la menor después de un rato de silencio—. Dijiste que nos íbamos luego de la operación, ¿pero cuándo?

Jason volteó a ver a la castaña, esperando obtener una respuesta.

—¿Qué quieres decir con irse a Bristol?

—Mami dijo que volveríamos. Mi abuelo y tía me esperan —explicó a su papá sonriendo, porque realmente los extrañaba y ansiaba verlos.

El petirrojo apretó la mandíbula y le dedicó una mirada poco amistosa a Amber; algo le decía que ella se quería llevar a su hija para siempre, que los volvería a alejar, pero por supuesto que no lo iba a permitir.

—Hablaremos de esto —advirtió sin dejar de mirarla de esa forma desagradable, que bien que conocía Amber.

Sabía que estaba enojado y cuando lo estaba, muy probablemente nada podía salir bien. Desde un principio supuso que el hecho de alejarlos traería problemas; ya se imaginaba su reacción, por ello no quería darle la noticia tan pronto, prefería esperar el momento adecuado, pero Grace ya lo había dicho por ella.

Por la tarde, habían ido a la casa en donde se estaba quedando Amber. Grace se había quedado dormida, así que Jason la llevó a su habitación.

La dejó en la cama con sumo cuidado, besó su cabeza y le deseó dulces sueños. Al salir, le hizo una seña a la castaña, para llevarla a otro lugar, lejos de la menor para que no los escuchara.

—¿Volver a Bristol? ¿Con el permiso de quién te la vas a llevar? —preguntó de inmediato al estar solos—. No pienses que te la podrás llevar como si...

—Jason, tú perfectamente sabes lo que es vivir en Gotham —replicó frunciendo el ceño—. Además, Grace tiene una vida en Bristol. Sus amigos, escuela y hogar están allá.

—Puede hacer amigos aquí, le conseguiré una escuela, la mejor de la ciudad. Aquí también tiene un hogar —caminó hasta quedar muy cerca de Amber, apretando los puños—. No me pongas excusas.

—Yo también tengo una vida allá, no me voy a ir y dejarla.

—Ah, pero pretendes que yo me quede aquí... pretendes quitármela de nuevo —de sus ojos parecían querer salir llamas. Estaba lo que le seguía de furioso.

—Yo nunca te la quité.

—¡¿Nunca lo hiciste?! ¡¿Y no contarme de ella, qué significa?! ¡¿Eh?!

—¡Sabes bien porque lo hice!

—¡Yo no encuentro ninguna perfecta razón para que lo hayas hecho! —tomó de los hombros a la joven con un poco de fuerza—. Te reto a que intentes quitármela. Amber... tú no me conoces enojado.

—Tú tampoco me conoces así —quitó las manos del de mechón blanco con rudeza—. Di lo que quieras, Grace volverá conmigo. Si tanto quieres que esté contigo, demuéstralo.



—————***—————



—Ya le conseguí una escuela —dijo Jason poniendo unos papeles de la institución más prestigiosa de la ciudad. Los dejó encima de la mesa en donde estaban desayunando.

—¿Escuela? —preguntó la castaña examinando los papeles—. ¿Cómo... tú cómo lo hiciste tan rápido? Ayer tan solo...

—Tengo mis trucos —respondió quitándole importancia. Miró a la pelirroja que comía panqueques con mucho ánimo—. ¿Qué dices? ¿Quieres ver tu nueva escuela?

—¿Nueva escuela? —repitió confundida—. ¿Por qué nueva escuela?

—Porque ahora vivirás en esta ciudad —explicó revolviendo sus cabellos rojos con diversión.

—¡¿Vamos a vivir aquí?! —se levantó de la silla y aplaudió—. ¡Vamos a vivir aquí! Dime papá, ¿mi mejor amiga Lian estará en el mismo salón que yo?

—Ah... bueno, creo que eso no será posible por ahora —respondió con una ligera mueca, pues sabía que esa respuesta podría desilusionarla.

—Oh... —frunció los labios por unos segundos, pero después cambió esa expresión por una sonrisa amplia—. Pero entonces... significa que viviré con papá, ¿verdad? Estaremos juntos.

—Así es —se acercó a ella para besar su cabeza.

—Hablemos —ordenó Amber haciéndole una seña para que salieran de esa habitación. Una vez que se aseguró de que Grace no escuchara, habló—: ¿qué crees que estás haciendo?

—Dijiste que si tanto la quería a mi lado lo demostrara y eso hago —respondió alzando los hombros—. Un lugar en la mejor escuela de la ciudad ya lo tiene, amigos también, hogar también lo tiene... ¿qué hace falta según tu lista? Ah... nada —sonrió con burla por haberle ganado.

—¿Crees que con eso es suficiente? ¿En verdad te sientes listo para esto?

—Por supuesto.

—Tendrás que levantarte temprano para hacerle un buen desayuno, prepararás su uniforme y mochila, la peinarás, llevarás a la escuela de forma puntual y luego la traerás de regreso a casa para ayudarle con la tarea, ¿tú crees poder hacer todo eso?

—¡Pff! Amber, fui a la escuela en un punto de mi vida, sé como funciona eso —chasqueó la lengua y no dejó de sonreír. ¿Que si se sentía preparado? Claro, no creía que fuese tan difícil.

—No resistirás ni siquiera una semana —contraatacó sonriendo de forma victoriosa.

—De acuerdo, si así lo quieres... —advirtió cruzándose de brazos—. ¡Grace, prepara tus cosas, estarás toda una semana con papá!

—¿Qué dijiste? —su rostro pálido y preocupado era oro puro para Jason. Porque solo significaba que él estaba ganando.

—Nos vemos la siguiente semana... verás que sí lo lograré —caminó hasta llegar con su hija, que sonreía con emoción—. Vamos, ¿qué tan difícil puede ser cuidar de una niña en periodo de escuela?

—No me gusta levantarme temprano, tardo para hacerlo. Siempre pierdo el saco del uniforme cinco minutos antes de salir de casa y me gusta ir muy bien peinada —dijo la pelirroja tomando su mano—. Espero que sepas hacer trenzas.

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