Grace abrió los ojos y los talló con una expresión somnolienta. Miró a su alrededor y notó que estaba en su habitación, se quitó la cobija y se levantó.

Con su oso de peluche en manos, fue hasta la sala para ver si su papá estaba ahí, pero no lo logró visualizar. Sintió algo de miedo por eso, no la había abandonado, ¿cierto? Un papá no podía hacer eso... ¿verdad?

Sus ojos azules se llenaron de lágrimas al pasar varios minutos.

Nunca había tenido un papá, pero Freya le había contado que a su primo Jack lo había abandonado su padre, que había despertado a buscarlo y simplemente él ya no estaba.

Tuvo miedo de que eso le pasara. Tal vez su papá se enfadó con ella. Tal vez le pareció que era muy llorona o que era muy rebelde y que simplemente no la quizo.

Se sentó en el sofá abrazando con fuerza a Spanky.

Estuvo a punto de soltarse a llorar, pero escuchó como alguien abría la puerta y entraba al departamento. Sonrió de felicidad y saltó a los brazos de Jason.

—¡Papá! — Chilló besando su mejilla.

—¿Qué haces despierta? ¿No es muy temprano? — La miró a los ojos y notó como estos estaban entristecidos. —. ¿Qué sucede? ¿Estabas llorando?

—No — Respondió mirando hacia el suelo y jugando con Spanky. —. Bueno... es que no me gusta estar sola.

La verdad es que no quizo decirle el porque de su mirada apagada, sentía que era algo bobo y que su papá se reiría por tremenda ridiculez.

Jason sonrió de lado y besó la frente de su hija. Le prometió nunca volver a salir de casa, sin ella. Se sentaron en el sofá, fue ahí cuando la pequeña notó que su papá llevaba una bolsa color rosa, como esas que le daban a su mamá al comprar un vestido nuevo.

—¿Qué es eso? — Le preguntó señalando con su dedo índice.

—¿Esto? — Tomó la bolsa y ensanchó su sonrisa. —. Bueno... ayer lo miraste y te gustó mucho, ¿no es así? — Le entregó la bolsa y ella la abrió al instante.

—¡Papá! ¡Es el vestido de flores! — Lo sacó y se lo colocó encima con mucha emoción. —. ¡Me gusta! ¡Gracias! — Lo abrazó con fuerza y eso se sintió bien.

Su infancia no había sido la mejor. Los padres que le habían tocado no eran muy cariñosos que digamos y la verdad es que nunca imaginó que él llegaría a convertirse en padre. Porque ser padre sólo era para personas con una vida normal.

Personas que tenían un trabajo normal, que no habían muerto una vez, que habían tenido una infancia agradable con padres ejemplares... personas que no habían cometido crimines.

Pero él... él no tenía una vida normal. Todas las noches se ponía un casco color rojo, se armaba y salía a las calles para combatir criminales a su manera... su mundo tal vez pertenecía a la de los criminales.

Pero... de repente Grace se había convertido en su vida. De repente había sentido una sensación cálida en el corazón. De repente quería hacer de Gotham un mejor lugar. De repente quería conseguir un empleo normal, uno en el que tal vez usara un traje formal...

De repente tenía miedo de morir y dejarla sola.

—¡Mira papá! ¿Cómo se ve? — Salió de su habitación, con el vestido nuevo puesto, con sus zapatos favoritos y una tiara de brillos en la cabeza.

—Pareces una princesa — Le dijo con una sonrisa.

—¡Sí! — Se sentó en la mesa y vió que iban a desayunar panqueques.

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"Котику сіренький
(Gato gris)
Котику біленький
(Gato blanco)
Котику волохатий
(Gato tupido)
Не ходи по хаті
(No vayas por la casa)
Не ходи по хаті
(No vayas por la casa)
Не буди дитяти
(No despiertes al niño)"

Jason dejó de pintar la pared al escuchar a su hija cantar alegremente esa canción infantil en ucraniano, sonrió divertido y se quedó observándola. Era tan adorable, sus mejillas se inflaban al mancharse la ropa, reía si una gota de pintura caía a su rostro. ¿Por qué no lo había notado antes? Ambos tenían un gran parecido... incluso hacían las misma muecas cuando algo no les parecía.

—¿Quién te enseñó eso? —Preguntó curioso.

—Mamá —Respondió dejando a un lado la brocha llena de pintura rosa.

—Ya veo... ¿qué te parece? Está quedando bien, ¿no? —Señaló la habitación que era de él, pero que pasó a ser de Grace y por ello la estaban pintando y decorando de acuerdo a lo que quería.

—Sí —Dijo en un susurro y una amplia sonrisa.

—Hacemos un buen trabajo de equipo.

La menor asintió mirando su habitación que estaba pintada de color rosa pastel, había una franja color blanco por la mitad de las paredes con pequeñas estampas de estrellas adornándola.
Se sentaron en el suelo exhaustos después de una tarde de decorar. Grace tomó a su oso de peluche, lo atrajo hacia sí y lo abrazó con fuerza.

—¿Te gusta nuestra habitación, Spanky? —Dijo en un murmuro. —. Papá la preparó para nosotros, yo también ayudé un poco.

Jason la observó por unos instantes. Su pequeña era realmente hermosa, le daba ese toque de felicidad que le hacía falta en su vida, estaba seguro de que haría cualquier cosa por ella, que sería una mejor persona para asegurarle una buena vida lejos de la maldad que había en Gotham. Estaba listo para lo que sea con tal de hacer que conservara su inocencia y felicidad. Jamás había pensado que una persona se robaría su corazón de esa manera, pero esa niña de siete años pelirroja de ojos color azul lo había logrado. Con una simple sonrisa lo había conquistado; incluso se había convertido en su esclavo.

—Papá, ¿puedo saber porque no fuiste a Bristol a visitarme? Mamá dijo que estabas muy ocupado trabajando y que por eso no nos habíamos visto nunca... pero, ¿no pudiste pedir unas pequeñas vacaciones para ir a verme? —Sus palabras le dolieron en el alma.

Él sin querer había roto su corazón. La había lastimado siendo una niña. Pero no era su culpa, Amber no le había hablado de ella, le había ocultado su existencia y eso lo hacía enfurecer. Sin preguntarle o pedir su opinión la apartó de su vida y si no fuese por esa dulce inocencia que caracterizaba a Grace, se hubiese ganado su odio. ¿Cómo pretendía enmendar ese error, Amber? ¿Cómo pretendía hacer que ambos recuperaron el tiempo perdido?

—Es difícil de explicar —Respondió acariciando su mejilla y obteniendo su mirada azulada. —. Pero debes saber que ahora estaremos juntos hasta que tú decidas cambiarme por un feo chico que sea capaz de venir ante mí y jurarme que te cuidará y amará tanto como yo por el resto de su vida.

—Yo no te voy a cambiar por nadie —Exclamó decidida.

—Espero que digas eso en unos cuantos años, eh.

Ambos sonrieron ampliamente.

—¿Podemos comer pizza?

—Claro.

—Pero... mamá dice que es malo comer mucha pizza y hemos comido mucha pizza.

—Tu mamá dice muchas cosas —Se puso de pie y le extendió la mano para que ella la tomara. —. Y ella no está aquí, no hay problema.

—Está bien —Aceptó su mano y se levantó con Spanky colgando de su otra mano. —. ¿Puede ser pizza con piña? A Hope no le gusta, dice que es ridículo, pero a mí me parece divertido y me gusta.

—Como diga la pequeña princesa.

—Prefiero ser una reina, ¿puedo serlo?

Jason rió y asintió. Después de todo, realmente era la reina de su corazón.