4
—Papá — Llamó Grace, poniéndose el gorro color blanco, mientras caminaba en dirección a donde estaba el mencionado —. Tengo hambre...
—Tú siempre tienes hambre — Respondió Jason tomando su billetera. —. ¿Todos los niños son así?
—No lo sé — Se sentó en el sofá y miró con curiosidad a su padre. —. Papá, ¿cuál es tu nombre completo?
El chico la miró con una ceja alzada.
—¿Por qué lo preguntas?
—Sólo quiero saber.
—Jason Peter Todd.
Grace se levantó del sofá y saltó de la emoción.
—¡Entonces, mi nombre es Grace Ada Todd-Lawrence! — Sonrió orgullosa al combinar los apellidos de sus padres y notar que el resultado era increíble.
—Sí — Susurró con una ligera sonrisa. —. Vamos.
—¿A dónde?
—¿No tenías hambre?
—¡Sí! — Corrió hacia él y saltó a sus brazos. Envolvió con sus manos la nuca de su papá y besó su mejilla.
Salieron del edificio en el que vivían y caminaron hacia un restaurante de comida rápida.
Mientras esperaban a que su pedido estuviera listo, Grace no dejaba de hacer preguntas sobre la vida de Jason y otras curiosidades que tenía.
—¿Cuando eras un niño, hacías muchas travesuras?
—Algo así — Respondió soltando una risa, al recordar los dolores de cabeza que le daba a Bruce con sus ocurrencias.
—¿Y cuándo podré ir a tu trabajo?
—Nunca.
—¿Por qué?
—Porque así lo digo yo.
—¿Te gusta mucho tu trabajo?
—Sí.
El mesero llegó con la orden y se retiró una vez que dejó todo en la mesa.
—¡Pizza! — Chilló la menor, aplaudiendo por lo que comería.
—Come más lento, te vas a ahogar.
—¿Cómo se llaman tus padres? — Preguntó después de que terminó su primer bocado.
La pregunta fue totalmente inesperada. Ni siquiera sabía si debía o no contestar a eso, o como lo haría. Pero ella esperaba con ansias la respuesta, sus ojos azules de posaron en él con mucha curiosidad y no dejaba de mirarlo mientras comía.
—¿Para qué quieres saber eso?
—Quiero saber como se llaman mis abuelos.
—Ya veo — Murmuró empezando a comer e ignorando la pregunta. Simplemente no iba a contestar a eso, porque no quería.
Y la pequeña lo vió con la cabeza ladeada, notó que se había puesto incómodo y decidió mejor, seguir comiendo sin cuestionar más.
Pasado un tiempo, pagaron la cuenta y salieron del local. Grace tomó la mano de su papá y no pensó en ningún momento en soltarla. Caminaron hasta el Centro Comercial, pues ahí se encontrarían con Roy.
Se sentaron en una banca a esperar, ella miraba a todos lados prestando mucha atención a las personas que pasaban y a las cosas que estaban tras las ventanas. Sus ojos se abrieron ampliamente y se iluminaron al ver el vestido de flores.
Se levantó de inmediato y corrió hacia la tienda, pegó la nariz contra el vidrio y sonrió de felicidad. Definitivamente amaba ese vestido, necesitaba tenerlo en su armario. Las flores de todos sus colores favoritos la hacían amarlo más, además tenía brillos y ella amaba los brillos.
—Pequeña pitufa, no te vayas sin avisar — Regañó el de mechón blanco. —. Vamos, Harper llegará pronto.
—¡Papá! ¡Mira! — Chilló señalando el bonito vestido.
—Sí, muy bonito, vámonos ya — Tomó su mano y le dió un tirón para que caminara, pero ella no lo hizo. Seguía mirando el vestido. —. Harper me espera, vámonos.
Con algo de desilusión, caminó junto a él y mantuvo un puchero por el resto de la tarde. Vivir con su papá, no estaba siendo tan divertido como había creído.
Su papá siempre decía que estaba ocupado y que debía reunirse con Harper... y no es que el amigo pelirrojo de su papá le desagradara, pero eso ya estaba siendo aburrido para ella
Hope le dijo que su papá le compraba lo que quería sin decir nada. Pero el suyo no había prestado atención a su único pedido.
Hope le dijo que su papá la llevaba en ocasiones a su trabajo. Pero el suyo ni siquiera le contaba un poco sobre lo que hacía.
Hope le dijo que su papá jugaba con ella y sus hermanos, después del trabajo. Y al suyo, no le gustaba hacer eso.
Tener un papá no era tan divertido como había imaginado. Probablemente Hope le había mentido o su papá no era como los otros papás.
—————***—————
Grace dormía en su habitación, alcanzó a escuchar unas voces que se susurraban cosas.
¿Un fantasma? Se preguntó con preocupación.
O probablemente un zombie.
Se levantó de golpe y abrió con mucho cuidado la puerta, pues no quería que el fantasma o zombie descubriera que ella estaba cerca. Salió siendo muy sigilosa, con su oso de peluche en brazos.
—No te asustes, Spanky — Le susurró a su oso, mientras llegaban a la sala.
Estando ahí, notó que era su papá junto al tío Harper, que hablaban sobre algo que no había entendido.
—¿Papá? — Su voz alarmó a ambos, pues se suponía que ella estaba durmiendo.
—¿Qué haces aquí, Grace? — Habló Jason, poniéndose de pie; aunque en el intento, soltó un quejido, pues tenía herida en el abdomen, que en verdad dolía mucho.
—¿Estás bien? — Soltó a su peluche y corrió en dirección a su papá. Hizo que se sentara en el sillón y tomó su rostro entre sus manos. —. Pero, ¿qué te pasó? ¿Te caíste de la bicicleta? — Acarició su rostro y miró preocupada, los pequeños cortes que tenía.
—¿Qué dices?
—Yo una vez me caí de la bicicleta y me lastimé. Aunque no me raspé la cara — Explicó a la vez que caminaba al baño.
Sacó el botiquín que había visto el primer día que se quedó en esa casa y volvió a donde estaban los mayores.
—Pero mamá curó mis heridas — Se sentó nuevamente, sacó algodón y alcohol.
—¿Qué haces?
—Yo vi como mamá curó mis heridas — Roy rió por la ternura que le causaba esa adorable niña y por la expresión de espanto que había puesto su amigo al ver que su hija le ponía alcohol al algodón.
—¿Y tú...?
—¡Así que sé como curar tus heridas! — Se acercó a su rostro y pasó el algodón por los cortes. —. No duele mucho... sólo debes cerrar los ojos y ser muy valiente.
El chico sonrió ligeramente y cerró los ojos. Dejó que su pequeña hija se encargara de sus cortes en el rostro, pues durante la misión a él no le había ido nada bien, a comparación de su compañero, que había salido casi intacto.
—¡Listo! — Mencionó cuando terminó. —. Eres muy valiente, no te quejaste ni un poquito.
Acomodó todo en su lugar y le pidió a su papá que descansara, porque después de las caídas en bicicleta uno se merecía un buen descanso.
—Oye, tu hija es demasiado adorable — Comentó Roy, cuando Grace dijo que debía ir a dormir a Spanky.
—Eso parece — Susurró sonriendo orgulloso, por lo único bueno que le había salido en la vida.
—Debo irme, Lian me espera... cuídate — Le dió un pequeño golpe amistoso en el hombro, que acabó con maldiciones por parte de Jason. Y después, salió del departamento.
—¡Papá! ¡Te dije que descansaras! — Le reprendió la pelirroja al verlo de pie. Tomó su mano y lo obligó a acostarse en el sofá.
—¡Hey! No soy un bebé.
—Pues entonces, hazme caso.
—Sólo quería ir por agua.
—Entonces pudiste decirme — Rodó los ojos y fue a la cocina por un vaso con agua.
Le entregó el vaso a su papá y se arrodilló en el suelo, para vigilar que no escapara de su descanso. Los ojos de Jason hicieron contacto con los de Grace y fue en ese momento en que, pensó que él no merecía un lindo ángel como ella.
Estiró la mano y sin dejar de verla, acarició su mejilla con dulzura. Sonrió inconscientemente al ver como su hija también lo hacía.
—¿Te duele mucho?
—Ya no — Contestó sin dejar de verla.
Grace se acercó y depositó un beso en la frente de su papá.
—Duerme — Ordenó volviendo a arrodillarse en el suelo.
Esa noche, ella velaría el sueño de su papá.
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