37
—Papá —llamó Grace bajando las escaleras de su nueva casa con mucho cuidado.
Era más de medianoche, estaba lloviendo fuertemente, Amber estaba acostada en la habitación que compartía junto a Jason, pero este había salido para vigilar un rato la ciudad.
—Pequeña pitufa, ¿qué haces despierta? —habló el de mechón blanco, acababa de llegar y aún tenía puesto el traje, incluso espantó un poco a su hija gracias a la voz robótica del casco.
—Papá —repitió corriendo a sus brazos mientras lloraba, cosa que lo preocupó.
—¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?
Antes de contestar, sus grandes ojos azules lo observaron atentamente, con un poco de timidez tomó su casco y se lo quitó lentamente, así era más fácil para ella hablar. El petirrojo le sonrió, dejó que le quitara el caso y que lo pusiera sobre el sofá.
—Pensé que me habías dejado —susurró aferrándose fuertemente al cuello de su papá.
—Gracie, ya hemos hablado sobre eso, nunca te dejaré.
—¿Y entonces en dónde estabas?
—Sabes que tengo trabajo, ¿verdad? —ella asintió—. En eso estaba.
—Es que... y-yo tuve un sueño... tú me habías dejado —explicó mirándolo con un poco de miedo por lo que había soñado.
Jason acarició los cabellos rojizos de su pequeña con amor, dejó que ella se acurrucara y calmara su llanto, sabía lo que estaba sintiendo, la entendía... la diferencia entre ellos dos era que ella tenía a quien la cuidara, porque él no permitiría que un mal sueño la atormentara.
—Está bien, princesa, yo estoy aquí, no me voy a ir a ninguna parte... —habló con mucha calma para hacerla sentir mejor—... si me voy me llevaré a tu mamá y a ti, a veces tengo que salir para trabajar pero eso no significa que no voy a volver... siempre regresaré a ti, ¿lo entiendes?
—Sí —murmuró limpiando las lágrimas que cayeron sobre sus mejillas.
—¿Cómo me atrevería dejar a este angelito?
—¿Soy tu ángel? —le preguntó sonriendo y tomando confianza.
—Sí, eres mi dulce angelito —besó su cabeza tiernamente—. Solo tuviste una pesadilla, solo eso... y no tienes que preocuparte porque nunca dejaré que tus pesadillas se vuelvan realidad.
La abrazó con fuerza, Grace ya estaba calmada, a pesar de que se había repetido muchas veces que solo había sido un mal sueño algo le decía que debía cerciorarse de que su papá seguía en casa, por eso fue primero a la habitación grande y haciendo el menor ruido abrió la puerta pero no lo encontró, bajó las escaleras y descubrió que él iba entrando a la casa, eso la hizo aliviar un poco.
—¿Ya estás mejor? —le preguntó Jason a su hija, quien asintió mientras miraba el casco en el sillón. La menor se sentó y tomó el casco, lo examinó un rato, rió de forma traviesa y se lo colocó haciendo sonreír a su papá—. ¿Qué estás haciendo pequeña pitufa?
—Soy Red Hood —habló y volvió a reír porque le sorprendió como cambió su voz—. ¡Y soy una princesa!
—¡Oye! Eres una pequeña impostora.
—¡Yo soy el Red Hood de verdad, tú eres el impostor!
—¿Ah sí? ¡Ya verás pequeña impostora! —corrió hacia ella haciéndola carcajear, así empezaron una persecución por toda la casa logrando despertar a Amber.
—¿Qué rayos? ¿Por qué... ? —se quedó a medias cuando sintió que Grace se escondía detrás suyo—. ¿Qué hacen?
—¡Él dice que es el Red Hood de verdad!
—¡Ay, Grace! ¡¿Qué te pasó?! —volteó a verla sorprendida, la menor ladeó la cabeza, se veía tan graciosa con el casco rojo puesto.
—Yo no soy una impostora, ¿le puedes decir eso a papá?
—Ah... claro, por supuesto —respondió siguiéndoles el juego—. Grace es la verdadera Red Hood.
—Oh, ¿qué veo aquí? ¿Acaso eres una traidora? Está bien, ahora iré por ustedes dos.
—¡Corre, mamá!
En ese momento eran los tres corriendo por toda la casa, Jason siguiéndolas y ellas burlándose porque no las podían atrapar. Incluso empezaron a aventarse cosas: almohadas, juguetes, vasos...
Después de unos largos minutos de diversión Grace cayó rendida y su papá la llevaba en brazos hacia la habitación, la dejó acostada en medio de los dos y la cubrió bien con las cobijas.
—¿Te has sentido bien? —preguntó el chico mirando a su esposa con preocupación.
—Sí, ¿por qué lo dices? ¿Aún no olvidas lo de la boda?
—Me asustaste mucho ese día.
—Solo fue por los nervios, nada más —dijo sonando tranquila a la vez que besaba la mano del chico —¿Por qué quisiste que Gracie durmiera aquí? ¿No estaría más cómoda en su habitación?
—Tuvo una pesadilla esta noche y... si vuelve a ocurrir estaremos cerca.
Amber sonrió, asintió mientras apagaba la lámpara de mesa para que pudieran descansar.
—————***—————
—Entonces, ¿qué edad consideras apropiada para que una niña tenga novio?
—Uhm... hasta los 43 años.
—¿43 años te parece apropiado?
—¡Sí!
—Excelente, 43 es perfecto, pero... —Jason detuvo la caminata y se puso en cuclillas frente a la niña—... tú no eres como las otras niñas, ¿entonces... ?
—¡Nunca tendré novio!
—¡Eso es, bien dicho! Ahora, dame 5 —alzó la mano para que ella la chocara, Grace lo hizo con alegría sin entender muy bien el tema y sin darle importancia—. ¿Y quién es y será siempre tu príncipe?
—¡Papá! —chilló feliz besando su mejilla.
—¡Perfecto! Eres una niña muy inteligente, sigue así.
Entraron a la casa, la pelirroja dejó la mochila de la escuela en su lugar mientras Jason atendía una llamada.
—¡Mira mamá! —habló Grace llegando hasta el comedor en donde estaba sentada Amber, le enseñó la hoja en donde había dibujado a toda su familia.
—Es hermoso, cariño —le dijo sonriéndole.
—Esta eres tú, este es mi papá, esta soy yo... —explicó señalando los dibujos—... este es mi abuelo Bruce, este es mi abuelo Ryan, este es mi tío Roy, esta es Lian... —señaló a cada persona que ella consideraba su familia (realmente ese dibujo había llevado muchos colores y bastante tiempo)—... y este es mi tío grinch.
—¿Por qué el tío Damian tiene las cejas así?
—Porque siempre está así —frunció el ceño imitando al demonio de la familia—. Como enojado.
—Vaya, sí que supiste representarnos.
—La maestra cree que mi papá es motociclista.
—¿Ah?
—Es que no entendió lo del casco... y yo no se lo pude explicar porque es secreto.
—Así es, tienes razón.
—¡Princesa!
—¡Tío! —la pelirroja corrió a los brazos de Dick cuando lo vio entrar a la cocina, dejó que él besara su cabeza y luego se dirigió hacia Kory—. Hola tía Kory y hola Mary —tomó la mano de la bebé y luego la abrazó por unos breves segundos.
—¿Por qué siento que cada vez que vienes me da dolor de cabeza? —habló el de mechón blanco refiriéndose a su hermano adoptivo.
—Porque me amas.
—A nadie la duele la cabeza cuando ama a alguien —susurró "molesto".
—Papá, ¿podemos ir al parque? —pidió la pelirroja tirando de la mano de Jason.
—Claro que sí, lo que pida mi linda niña —contestó revolviendo el cabello de la menor con diversión.
Grace subió a su habitación para cambiarse el uniforme por ropa más cómoda, en cuanto estuvo lista las dos familias fueron hacia el parque para que las dos niñas jugaran un rato. La pequeña Todd había llevado sus muñecas y peluches, así que estando sentada sobre el pasto junto a Mary, jugaba con ella entretenidamente.
—No, eso no se come —regañó dulcemente la prima mayor al ver como la otra echaba pasto a su boca—. Si quieres comer puedo decirle a mi papá que nos compre helado... o pan, el pan sabe mejor, créeme —los ojos verdes de la bebé la miraban con curiosidad, ladeó la cabeza mientras ella hablaba y con su pequeña mano alcanzó a tocar el cabello rojizo de Grace —. Yo soy mayor y sé que el pan sabe mejor que el helado, ¿te gusta mi cabello? A mí me gusta el tuyo también.
Todo iba muy tranquilo hasta que cierta persona llegó al mismo lugar en donde los Todd y los Grayson estaban. La prima mayor volteó hacia la otra esquina visualizando a un hombre de cabello verde, se asustó mucho pero intentó calmarse para no asustar a la bebé.
—Tranquila, Mary, yo te cuidaré y nuestros papás vencerán al hombre malo, ¿está bien? —le habló abrazándola y viendo como Jason junto a Dick se ponían alerta.
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