34
1. Tomar la muñeca del estante.
2. Acercarse a caja.
3. Sacar la tarjeta y pagar.
4. Comprar papel para regalo y envolver la caja.
5. Esconder el regalo hasta que la navidad llegase.
6. Dejar la caja debajo del árbol.
Jason hizo la lista mental de los pasos a seguir para conseguir el logro de su misión que parecía fácil, pero la realidad es que no sabia lo que le esperaba.
No era nada del otro mundo... claro que hubiese sido mas fácil si tan solo esa niñita de coletas no le hubiese señalado la última muñeca que quedaba en toda Gotham a su papá y este no la hubiese tomado para comprársela.
—¡Oh no, esa muñeca es mía!
Corrió velozmente para arrebatarle la caja al hombre de cabello rubio, pero antes de que pudiese hacerlo, una señora se le adelantó y tomó la caja empezando la pelea del siglo.
Solo tenía que tomar la muñeca mientras ellos estuvieran distraídos discutiendo verbalmente sobre quien debía ser el dueño de esa dichosa muñeca fea (es que aun no entendía la razón por la que Gracie quería tanto eso de regalo). Estaba a punto de lograrlo, pero esa niñita gritó de forma escandalosa diciendo que se robaban su muñeca... y estaba bien si tenía que agarrarse a golpes con el padre o si tenia que silenciar a la señora, pero el grito de la niñita rubia llamó la atención de todos los de la tienda, en su mayoría niñas que de inmediato empezaron a llorar por la caja rosa que llevaba a la muñeca.
Solo tenía una pregunta: ¡¿Por qué demonios todas las niñas se habían puesto de acuerdo para pedir de regalo una muñeca fea que tenía el pelo morado, los ojos chuecos y una expresión más demoníaca que la de Damian cuando lo mandaban a convivir?!
—¡La tengo! —gritó Jason sintiendo la gloria cerca. Por un instante sintió que los poderes de Flash inundaban todo su ser, pues corrió de una forma inimaginable hacia la caja.
Tenía el cabello alborotado, la chaqueta rasgada, un moretón en la cara, así como rasguños por todo el cuerpo. Casi muerto (otra vez), peeeeero... con la muñeca en sus manos. Salió triunfante dejando atrás una enorme revolución que se acercaba al gerente de la tienda por no llevar más juguetes de ese tipo.
—Pan comido —susurró con una sonrisa.
Compró el papel de regalo y él mismo lo envolvió a escondidas de su pequeña hija para evitar que descubriese la verdadera identidad de Santa Claus. Cuando lo hizo, escondió la caja envuelta debajo de la cama y se puso a trabajar en su siguiente misión.
—————***—————
—¿Estás segura de que puedes hacerlo? —preguntó Jason a su hija con un poco de preocupación.
—Papá, yo estoy lista, pero al parecer tú no —respondió riendo.
—Yo estoy listo, muy listo. Ahora solo hay que esperar a que tu madre venga a casa.
Grace asintió. Llevaba puesto un vestido color beige con un listón que rodeaba la cintura y un moño muy grande que estaba en el centro, su cabeza era adornada por una tiara y como zapatillas tenía unas igual de brillantes que la tiara. Por su parte, Jason vestía un traje formal, jugaba con la corbata de vez en cuando por los nervios.
La puerta fue abierta, Amber entró y rápidamente abrió la boca sorprendida al ver la mesa organizada de una forma elegante y las velas que la decoraban, también se sorprendió por la forma en que vestían sus dos personas favoritas.
—¿Y esto? ¿Estamos celebrando algo? —habló sonriendo.
—Tú solo... toma asiento y disfruta —dijo el petirrojo ayudando a que se sentara.
—Bienvenida bella dama. Esta noche usted es la invitada especial —exclamó Grace llegando con una libreta—. ¿Lo dije bien, papá? —susurró al chico, quien asintió y alzó los pulgares.
—Gracias, cariño.
—¿Desean ordenar? —entregó dos hojas llenas de letras y decoraciones hechas por la misma pequeña Todd—. Aunque yo les recomendaría la especialidad de la casa.
—¿Y esa cuál es? —cuestionó Amber con curiosidad.
—Pasta... ¡con carne! ¡Sí, eso es! Ya lo había olvidado.
Amber rió y dijo que eso estaba bien, la menor asintió y corrió hacia la cocina con emoción, tomó los dos platos que habían sido previamente servidos por Jason, los dejó en la mesa y luego les sirvió la bebida.
—Estaré cerca por si me necesitan —informó riendo por lo divertido que estaba siendo montar esa propuesta.
Se quedó sentada en el suelo de la cocina comiendo galletas que Alfred había enviado especialmente para ella. Después de unos minutos su curiosidad aumentó, gateando se escondió detrás de la barra de la cocina para observar lo que hacían sus padres.
—¿Me dirás porque han preparado todo esto? —preguntó Amber después de un largo tiempo de una amena plática.
—¿Debe haber una razón? —respondió sonriendo mientras miraba el plato.
—Bueno... es que me... sorprendiste, eso es todo.
—En realidad... —miró hacia la cocina, alcanzó a ver los mechones pelirrojos de su hija, sabía que los iba a espiar—. Cariño, ¿me quieres ayudar?
—¿Ah? —Grace asomó la cabeza entera con una ceja alzada.
—Ven, haz algo por mí.
La pequeña asintió, se levantó y limpió su vestido, fue hacia su padre y dejó que él le susurrará algo al oído, nuevamente asintió dando a entender que había comprendido lo que haría.
—Es hora del postre —canturreó dejando dos pequeños platos con un trozo de pastel de chocolate, el favorito de Grace y el de Amber. La pelirroja lamió sus labios imaginando lo delicioso que sería saborear ese pastel, aunque fuese un trocito, por lo que Jason rió y le ofreció el suyo—. Mamá, te propongo un juego.
—¿Un juego?
—Sip —sus mejillas estaban llenas de chocolate, lo que hacía que se viese adorable—. Es muy fácil —empezó a explicar emocionada—. Yo esconderé una sorpresa en una de mis manos y tú adivinarás en cuál esta, si adivinas la sorpresa es tuya, ¿te parece bien?
—Me parece bien —sonrió contagiada por la alegría de su hija, Jason acomodó su corbata sintiendo muy de cerca los nervios.
Grace puso las manos detrás de su espalda y empezó con el juego, puso la sorpresa dentro de su mano izquierda y luego dejó que su mamá adivinase.
—¿Derecha?
—¡No! ¡Un intento más! —rió con diversión, aunque Jason sintió que su corazón dio un vuelco de la emoción que sentía por que Amber pudiera adivinar—. ¿Y ahora? ¿En dónde crees que este? —puso sus manos cerradas enfrente, la castaña lo dudó unos segundos haciendo que para el petirrojo fuese más ansioso el momento.
—Creo que volviste a escoger izquierda —comentó con un toque juguetón.
—¡Sí!
En ese instante Jason quiso desmayarse, Grace abrió la mano dejando al descubierto la dichosa sorpresa, Amber pasó de tener una expresión alegre a una confusa, miró al chico esperando tener una explicación.
—Ah... yo... y-yo... bueno... v-verás...
Nunca en su vida se había sentido tan nervioso, exceptuando la vez en que hicieron la prueba de ADN para confirmar si Gracie era su hija y esperaban los resultados.
—Creo que mi papá está tan nervioso que no puede hablar, así que lo haré yo —dijo con diversión la pelirroja—. ¿Mamá, te quieres casar con mi papá?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro