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31

Grace volvió a sentarse frente a la puerta de la mansión. Después de llegar al restaurante junto a su abuelo y Diana, los niños comieron algo y regresaron a casa, en donde obviamente los chicos fueron reprendidos por Bruce, la buena noticia fue que ninguno de los padres de los niños supo nada, de lo contrario habría sido peor.

La pequeña talló sus ojos con sueño, la otra noche no había dormido, ni siquiera recordaba quien había cerrado los ojos primero: si su tío grinch o ella. Tiró de sus trenzas que recogían su cabello rojizo y bufó cansada. Se puso de pie y colocó su mano sobre la puerta, miró atentamente pensando en lo qué podría estar ocurriendo.

Tenía muchísimas ganas de llorar, lo extrañaba mucho y quería contarle sobre lo que habían dicho en la escuela... quería decirle que habían organizado un baile de padres e hijas y quería ir, pero ¿cómo lo haría si él no estaba? No importaba si no usaba un vestido bonito o nuevo, solo quería que Jason estuviera con ella... o estaba bien si no iban, podrían organizar su propia fiesta en casa.

—Sabía que estarías aquí —habló Damian llegando detrás de ella—. ¿Ya se te va a hacer costumbre?

Grace dio la media vuelta para verlo. Sus ojitos azules se llenaron de lágrimas, apretó los puños y arrugó el entrecejo—. Mi papá se fue... me dejó.

El chico sintió una sensación extraña al verla así, tal vez se había sensibilizado ante el dolor que estaba sufriendo la pequeña. Ella aún no entendía muchas cosas, algunas las confundía, así que no sabía cómo explicarle lo que pasaba, nadie en la casa quería decirle para no hacerla sentir triste pero eso era estúpido para él... de cualquier modo se daría cuenta de su ausencia y la herirían más... como en ese momento.

—¿Y-ya no me q-quiere? —preguntó sollozando, acción que llegó a tocar su corazón.

—Eres su pequeña pitufa —dijo agachándose hasta su altura—. Te quiere —afirmó abrazándola con fuerza.

—¿Por qué me dejó? —le preguntó escondiendo el rostro en su pecho—. ¿M-me porté mal? ¿No f-fui una buena hija?

—¿Qué dices? Olvida esas tonterías.

—¿Por qué mi papá ya no me quiere? —insistía sin parar de llorar.

Un montón de ideas se formaron en su cabeza, creía que era culpa suya el hecho de que Jason se hubiese ido, quería entender lo que sucedía, él siempre se mostró como un buen padre... amoroso, divertido... ¿por qué de repente se había ido? Nuevamente recordó lo que le sucedió al primo de su amiga Freya. Recordó que su amiga le contó que de repente su primo despertó y su papá ya no estaba. Una vez había pensado que Jason la había abandonado y él prometió nunca dejarla sola.

Una nueva idea más aterradora llegó a su inocente mente.

—¿Mi papá sigue vivo? —su voz tembló, sentía mucho miedo de la respuesta que le podían dar. Tal vez era eso, porque Jason prometió nunca dejarla y las promesas se cumplen, ¿no?

Damian se quedó en silencio, miró con atención el rostro de su pequeña sobrina, era obvio que estaba afectada por la ausencia de su papá. Le sorprendió todas las ideas que se le vinieron, las conclusiones a las que ella llegaba sin saber nada.

—Te lo contaré, pero deja de llorar, ¿sí?

La menor asintió limpiando sus lágrimas.

—Tuvo que salir para cuidarte.

—¿Cuidarme?

—Sí —susurró—. Fue a... fue a pelear con los malos para que ellos no te molesten.

Intentó usar palabras que ella pudiera entender, aunque Grace era necia como Jason y no estaría feliz hasta que su mismo papá le dijera eso: que la había dejado para protegerla.



——————***——————



—El baile será muy pronto, ¿quieres que escojamos tu vestido? —preguntó Amber mirando alrededor de la tienda en qué estaban.

—No.

—¡Mira Grace! —la otra pelirroja señaló a una esquina de la tienda—. Ese vestido es muy bonito... ¡y es rosa!

—Vamos cariño, ¿quieres medírtelo?

—¡Dije que no quiero! —gritó molesta con el ceño fruncido.

Se cruzó de brazos y volteó a otra parte. Últimamente había estado de mal humor, incluso creyeron que con Lian algo de eso podría cambiar, por ello Roy había dejado que su hija pasara unos días en la mansión... pero no habían resultados. A veces jugaban, pero ella seguía con su misma expresión de tristeza. Los chicos no se despegaban para nada de ella, por ello estaban en la tienda acompañando a las tres chicas que habían salido de compras para entretener a la pequeña Todd.

—No quiero ir al baile.

—¿Por qué no?

—No tengo con quien ir.

—Yo puedo acompañarte —se ofreció Dick.

—Yo también.

—Es obvio que me elegirás a mí.

—Ustedes no son mi papá —respondió con molestia—. Yo lo quiero a él.

—Estoy segura de que irá contigo —Amber acarició la cabeza de su hija con cariño—. Estará ahí para ti.

—Se fue, ¿cómo sabrá que quiero que esté conmigo? —preguntó preocupada a punto de soltarse a llorar—. No sabrá y entonces tampoco vendrá.

—Claro que lo sabrá, porque aunque no lo creas te está cuidando desde lo lejos y sabe todo lo que te sucede.

—¿Sabe que lo extraño?

—Sí —susurró acariciando sus mejillas.

—¿Sabe que estoy triste porqué no está conmigo?

—Lo sabe —respondió sonriendo de lado—. Y él está triste también, porque te extraña mucho.

La pelirroja frunció los labios. Quería mucho a cada uno de sus tíos, pero no quería que ninguno de ellos reemplazara el lugar de su papá... ninguno era como él.

—¿Si sabe que estoy triste... por qué no viene? —cuestionó con la mirada perdida—. ¿Por qué no regresa? Porque ya no me quiere, ¿verdad?

—Cielo, no digas esas cosas —la castaña se arrodilló para estar a su altura, tomó el rostro de su pequeña entre sus manos e hizo que la mirara a los ojos—. Tu papá te ama muchísimo, no tienes ni idea de cuanto... eres la dueña de su corazón.

—Yo no quiero que este lejos, ¿y si está asustado? ¿Y si se cayó de la bicicleta y lo tienen que curar? ¿Quién lo va a ayudar, mamá? ¿Quién lo cuida a él?

Dick miró con ternura a la pelirroja, estaba de sobra preguntar porque Jason la amaba tanto y la razón por la que la quería proteger. Se sintió feliz por su hermano, porque muchos años estuvo solo y en ese momento tenía una familia... una pequeña niña que lo esperaba con ansias. Pero se sentía triste porque para poder vivir tranquilamente con su familia necesitaba dejarla primero.

—Gracie... —la llamó obteniendo su atención. Se agachó y le susurró al oído—. ¿Quieres hablar con tu papá? Será un secreto.

La menor la miró con ilusión, asintió muchas veces seguidas. Dick miró a Amber con una amplia sonrisa.

—Las llevaré a comprar el juguete que ellas quieran, los veremos en la heladería —tomó la mano de su sobrina y la de la pequeña Harper. La castaña dio permiso para que se las llevaran.

Caminaron rápidamente hacia un lugar lejano para que Dick pudiera llamar a Jason, el cual había dicho claramente que no lo contactaran de ninguna manera a menos que fuese una emergencia, ya que podía ser peligroso. El chico tardó en contestar, haciéndolos pensar que no lo haría, en cuanto lo hizo el acróbata le pasó el aparato a la pequeña Todd.

Grayson —habló al otro lado de la línea. Escuchar su voz hizo que Grace sonriera con emoción y felicidad—. Estoy ocupa...

—¡Papá! —chilló alegremente.

El corazón de Jason saltó de alegría. De por sí era difícil separarse de su pequeña cuando tenía que trabajar, en ese momento resultaba peor. La vocecita de su hija lo hacía mantener la cordura y las esperanzas de que todo estaría bien.

Pequeña pitufa, ¿por qué... ?

—¡Estoy muy enojada contigo!

¿E-enojada?

—¡Sí!  —afirmó haciendo una mueca de disgusto—. ¡Te fuiste sin despedirte!

Grace...

—¡Cuando vuelvas no dejaré que salgas nunca de la casa! —sentenció con firmeza haciendo reír a Dick, que escuchaba lo que ella decía—. ¡Solo puedes estar con Grace y con mami!

Cariño...

—Te extraño mucho —confesó sintiendo que lloraría.

Jason sonrió. Soltó un largo suspiro, estuvo a punto de contestarle pero su hija lo hizo primero robándole el aliento.

—Te amo mucho papá y espero que regreses pronto porque si no estaré triste para toda la vida.

Quiso llorar, pero no podía hacerlo porque mostrarse débil ante ella haría que se asustara mucho y no quería eso. Tragó saliva, justo en ese momento estaba preparándose para morir (otra vez),  pues había sido tomado desprevenido por uno de sus tantos enemigos, pero Grace regresó a darle vida y las fuerzas que necesitaba.

Papá también te ama mucho —le dijo con total sinceridad—. Y te extraña...

—¿Tú también lloras como yo?

Su pregunta le hizo sentir una punzada en el corazón. La hizo llorar cuando había prometido hacer lo contrario—. —confesó en un susurro—. Pero te prometo que regreso pronto y ahora sí nunca, nunca... pero en verdad nunca te voy a dejar. Ahora debo irme... grábate esto Grace... eres lo mejor que me ha pasado.

La pelirroja iba a decir algo más, pero Jason había finalizado la llamada, porque no quería seguir torturando los sentimientos de ninguno de los dos.

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