29
—¡Papá, no te levantes! —chilló Grace empujándolo de nuevo en la cama—. Yo dije que te daría la comida.
Jason suspiró pesadamente y se acomodó mejor. La pelirroja acercó la cuchara con sopa caliente a su boca y espero a que él la tomase. Así es, le estaba dando de comer como a un niño pequeño y era porque aun seguía con heridas. Mantenía reposo en su habitación (a la fuerza), su hija y Amber se encargaban de cuidarlo muy bien, nadie permitía que saliera de ahí.
—Una más.
—Pero ya estoy lleno.
—Dije que una más —replicó atascándole la última cucharada de sopa que quedaba.
—Eres una pequeña traviesa —susurró "molesto" cruzado de brazos.
—Solo te di de comer —contestó confundida—. ¡Oh, ahora falta el postre!
—¿Postre? ¿Me quieres dejar como un cerdo?
—¡Los cerditos son lindos!
Corrió hacia la puerta para salir y bajar escaleras hasta la cocina. Chocó con su abuelo, quien iba saliendo.
—Oh, cuidado.
—Lo siento —se disculpó agachando la cabeza.
—Está bien, no te preocupes —dijo revolviendo su cabello con diversión—. ¿Por qué tanta prisa?
—Vengo por el postre de papá —explicó alzando la mirada.
—¿Tanta hambre tiene? Has venido muchas veces a la cocina buscando comida para tu papá.
—Mi tía Linda dice que con comida todo sana.
Sonrió contagiándolo a él también. Grace sirvió del pastel en un pequeño plato, con ayuda de Bruce regresó a la habitación en donde estaba su padre. Ya no estaba solo, consigo estaban Tim y Dick, quienes estaban preocupados por su bienestar.
—El pastel está muy delicioso —comentó la pelirroja sentándose al lado de Jason, lista para mantenerlo como a su pequeño bebé.
—¿Cómo lo sabes? —cuestionó el de mechón blanco con una ceja alzada.
—Porque Alfred lo preparó —respondió obvia—... y porque lo probé en el camino.
Los mayores rieron por su último comentario. Justo se podía ver el pequeño pedazo que Grace le había quitado al pastel, es que era de chocolate y no pudo resistirse.
Dick solo podía reír por la cara desesperada de Jason, que no podía más con la comida, pero cedía ante la tierna mirada de su pequeña. Cuando se acabó el pastel, sintió que estaba a punto de explotar de tanta comida que había en su estómago.
Amber entró a la habitación con el botiquín, iba para hacer un cambio de vendaje y de paso, seguir atendiendo algunos rasguños que tenía en el rostro. Grace se ofreció a ser su ayudante, tomó un poco de una pomada y la pasó por uno de los cortes que había en el rostro de su papá diciendo:
—No te preocupes, papá, pronto sanarás y ya no te dolerá nada... solo las rodillas.
—¿Las rodillas? —preguntó confundido.
—Sí... a los mayores les duele, ¿no?
—¡Oye! ¡¿Cuántos años crees que tengo?!
—Uhm... —puso un dedo bajo su mentón y pensó por un rato—. ¿35?
—¡¿35?! —repitió alterado—. ¡Claro que no!
—Tienes razón... tienes 45 años.
—¡¿45?!
Dick intentó reprimir sus risas, al igual que Tim, pero no pudo y soltó una enorme carcajada, que hizo enfadar a Jason.
—Creo que me pasé un poco... tienes 40 años.
—27, pequeña pitufa, 27 —se quejó apretando la pequeña nariz de su hija—. Y así me quedaré para siempre.
—¿Y cuántos años tiene el tío Dick? ¿Él sí tiene 45?
—Pero sí me veo más joven que tu papá —replicó indignado, Nightwing.
—Aquí el único anciano es tu abuelo.
—Yo no estaba dentro del juego —contestó Bruce ante el comentario del segundo petirrojo.
—Pero sí mi abuelito parece que solo tiene 20 años.
—En ese caso sí quiero estar dentro del juego.
—¡¿Y por qué yo tendría 45?!
Grace rió alzando los hombros—. Mi tío Dick debe tener 45, mi tío Tim 30 y mi tío Damian 10.
—¿Qué te hace pensar que Damian tiene 10?
—Es que es muy pequeño —explicó rodando los ojos—. Y mi mami tiene 19.
—Aww, gracias cariño —dijo la castaña besando su mejilla con amor.
—¡Ya sé! —chilló la pelirroja emocionada—. Ahora traeré galletas —informó corriendo a la puerta para ir a la cocina y traer las galletas.
Cuando la niña abandonó la habitación, todos se miraron con un poco de tristeza al recordar de lo que habían hablado temprano.
—Sabes que la lastimarás, ¿cierto? —cuestionó Tim con una mueca.
—Lo estoy haciendo por su bien.
——————***——————
Grace cayó rendida muy temprano, pues toda el día había estado dando vueltas en toda la casa buscando atender bien a su papá. Durmió al lado de él aferrándose a su mano un buen rato.
Cuando llegaron las 11, Jason despertó. Sonrió viendo como su dulce angelito dormía, acomodó un mechón de su cabello y la estuvo mirando por unos minutos. Alejarse por un momento sería una buena opción, tal vez debía atender sus problemas y cuando hubiese acabado volvería por ella y por Amber. Tal vez una nueva vida en otro lugar sería el siguiente paso.
Se puso de pie y tomó su chaqueta. Acomodó las cobijas para que su hija no tuviese frío el resto de la noche.
—Te amo mucho, pequeña —le susurró—. Te prometo que seré un buen padre para ti... volveré, y cuando lo haga tendrás la familia que quieres... no habrá nadie siguiéndonos o amenazándonos —sonrió intentando no llorar—. Tendrás todas las cosas lindas que mereces... no creas que te estoy abandonando, estaré cuidándote desde lo lejos, es una promesa. Trata de no llorar, ¿quieres? No me gustaría saber que derramaste una lágrima por mi culpa... papá te va a extrañar.
Besó su frente con amor, sus ojos se habían llenado de lágrimas, pero no había vuelta atrás, ya había tomado su decisión. Salió de la habitación y bajó las escaleras con cuidado, estuvo a punto de salir de la mansion cuando escuchó una voz:
—¿No piensas despedirte?
Se quedó mirando la puerta fijamente por unos segundos. Dio la media vuelta y la miró de brazos cruzados.
—Jay... por favor... no te vayas —pidió corriendo a abrazarlo—. Quédate con nosotras... lo vamos a arreglar juntos.
—Es que no lo entiendes... hay muchas personas detrás de mí. Si me alejo irán siguiéndome, así que estarán más seguras.
—¿Y cómo le digo a Grace que te vas? —preguntó enterrando el rostro en su pecho—. ¿C-cómo?
—Ella es muy lista y fuerte —contestó apretando su cintura—. Lo va a entender.
—J-Jay —insistió mirando sus ojos, intentando convencerlo.
—Bruce las tendrá protegidas, no les hará falta nada —le explicó acariciando su rostro—. Cuando todo esto quede solucionado nos iremos de aquí, si así lo quieres. Compraré una casa cerca de la playa, ¿qué te parece eso? —hizo sonreír a la chica—. Solo espera un poco.
—Esperaré, lo prometo.
Besó su frente y se alejó lentamente.
—————***—————
—¿Papá? —llamó la pelirroja buscándolo por toda la mansión Wayne—. ¿Dónde estás?
Amber se preparó antes de decirle una mentira a su hija. Se acercó a ella sonriendo.
—Despertaste muy temprano.
—¿Dónde está mi papá?
—Fue a trabajar.
—¿Trabajar? Pero... pero no se despidió de mí —exclamó confundida y un poco entristecida.
—Sí lo hizo, pero estabas muy dormida —siguió hablando.
—¿Cuándo volverá?
—Llegará un poco tarde, eso dijo.
—Pues entonces lo voy a esperar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro