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23

—¿Y entonces?

—¡¿Cómo que entonces?! ¡¿No ves la gravedad de la situación?!

El pelirrojo negó sin entender muy bien a que iba todo el drama de su mejor amigo.

Iban entrando a la escuela de ballet. Roy junto a Lian habían llegado de imprevisto a Gotham, así que los acompañaban al primer día de clases de la pequeña Todd.

—¡Ese niño pretende ensuciar su mente!

—Uff, no, contigo de padre es suficiente.

—¡Oye! —se quejó golpeando su brazo—. Cuando un niño esté detrás de Lian, olvídate de mi apoyo. Sentirás lo que yo y lamentarás no haber escuchado.

—Papá, ¿te quedarás para verme? —preguntó Gracie interrumpiendo la conversación de los mayores.

—Claro —respondió olvidando su enojo—. Yo haré lo que tú me pidas... excepto dar mi consentimiento al matrimonio tuyo y de Harry.

—¿Matrimonio? ¿Y eso qué es?

—¡Bienvenidos! —habló la voz de una mujer joven de complexión delgada, ojos y cabellos negros.

El chico Harper de inmediato quedó encantado con la belleza y alegría que emanaba la maestra de ballet. Ella se mostraba muy sonriente, parecía ser alguien muy dulce. Sintió que el tiempo se detenía y que solo existían ellos dos, incluso olvidó todo de sí, solo podía enfocarse en verla a ella... ¿así se sentía el amor a primera vista?

La observó durante un par de segundos como un adolescente enamorado lo haría, tanto así que hizo sentir pena a su amigo, que decidió golpearlo con sutileza para hacerlo volver a la realidad.

—¿Quién de las dos es Grace? —cuestionó la maestra mirando a las dos pelirrojas.

—¡Yo, yo! —chilló emocionada la pequeña copia de Jason.

—Y yo soy su tío —exclamó embobado el arquero.

—Uhm... un gusto, Grace, y... tío de Grace —dijo sonriendo—. Imagino que usted es su padre —miró a Jason que asintió orgulloso.

—Así es, soy el padre de esta bella princesa.

—¿Qué hay de la otra princesa? ¿Cuál es su nombre?

—Yo soy Lian, pero no estaré en la clase, solo acompaño a mi amiga.

—De acuerdo, me presento, yo soy Aria y seré tu maestra de ballet, Grace. Vamos, pasen —les hizo una señal para que entraran al salón—. Tu mamá fue quien vino a inscribirte y me habló mucho de tu entusiasmo —comentó mientras entraban.

—¡Sí! Yo siempre he querido ser una bailarina de ballet —afirmó mientras daba un pequeño giro como el que había visto hacer a una bailarina en la televisión.

—Y estoy segura de que lo vas a lograr. Ven, vayamos con tus demás compañeras.

Las dos se encaminaron hacia donde estaba el resto de las alumnas. Tanto Jason, Lian y Roy, tomaron asiento en las bancas de los espectadores que había dentro.

—Jay, ¿crees que acepten niños? —preguntó Roy sin dejar de observar a Aria.

—Tres cosas —dijo mirándolo de forma seria—. Una, supongo que sí aceptan niños. Dos, este grupo está lleno. Y tres, Harper tú ya no eres un niño, así que olvida tu estúpido plan por conquistar a la maestra de Grace.

—Yo no... yo no...

—¡Vamos Lian! ¿No quieres venir? —llamó Aria a la otra pelirroja. De inmediato Lian se puso de pie y corrió hacia el grupo.

—Roy, no me hagas pasar vergüenzas, ¿quieres?

—No prometo nada.



——————***——————



—De acuerdo, este es el plan... —habló Roy en casi un susurro para que solo su amigo pudiese escucharlo—... inscribo a Lian a la clase de ballet...

—No vives aquí y ya te dije que el grupo está lleno —replicó el de mechón blanco arruinando la idea del pelirrojo.

—Ugh... ¡ya sé!

—¿Ahora qué?

—Ahora no te diré, simplemente ejecutaré mi plan.

Jason rodó los ojos. Estaba enfadado de escuchar las cursis palabras de Harper sobre su inesperado "amor" hacia Aria, y también de esperar a que la clase terminase. Pero lo único que lo mantenía despierto y de buen humor eran las risitas alegres de Grace al aprender lo que tanto le gustaba y escucharla decir "¡mira, papá!"

—¿Me puedes permitir usar a tu hija para mi plan?

—¿Por qué no usas a la tuya? —cuestionó de vuelta con una ceja arqueada.

—Necesito usar a las dos.

—No.

—Por favor... si eres mi amigo me darás permiso.

—Si eres mi amigo me ayudarás a dejar de sentir vergüenza por ti.

—¿Recuerdas cuando fingí ser un maestro de la importantísima Academia de Gotham que necesitaba de los habilidosos conocimientos de Amber, y que llamé a su padre para convencerlo de que dejase ir a su hija por dos meses? —el chico Todd frunció el ceño al escuchar la pregunta de su amigo. Roy sonrió convencido de que lograría su propósito—. Lo hice porque sabía que la chica te hacía feliz y porque soy un buen amigo. Arriesgué MI VIDA haciendo esa llamada telefónica, porque sabía del riesgo de que su papá me descubriera y me hiciera algo muy malo... y tú, ¿no puedes hacer algo tan simple como prestarme a tu hija para desarrollar mi plan?

—Mi hija no tiene la culpa de que te enamores tan fácilmente.

—Pero de no haber sido por mí esa niña no existiera.

—¿Dices que Grace te debe su existencia?

El arquero asintió con una sonrisa, que fue borrada cuando el petirrojo lo golpeó en el brazo.

—Ya te dije que no.

—No importa, de todos modos lo haré.

—Bien chicas, es todo por hoy, ¡lo hicieron excelente! —habló la maestra, interrumpiendo la charla de los amigos.

—¿Viste cómo lo hice? —dijo Grace acercándose a su papá—. ¡Soy una verdadera bailarina de ballet!

—¡Yo también, yo también! —exclamó emocionada Lian.

—Claro que tú también, cielo —apoyó Roy a su hija—. Dime, ¿te gustaría estar en la clase?

—¡Sí!

—El grupo está lleno—interrumpió Aria al ver la emoción de la pequeña Harper—. Pero si Lian quiere estar en la clase, puedo hacer una excepción —propuso sonriendo con dulzura.

—¡¿Escuchaste eso, papá?!

—Sí —respondió embobado sin parar de mirarla como por enésima vez.

—Papá... ¿es mi imaginación o el tío Roy parece enamorado?

—No, cariño, es que nació tonto.



—————***—————



—La casa de tu abuelo es tan grande como la de mi abuelo.

—¿Pero en la casa de tu abuelo tienen de estas galletas?

—Noup... y tampoco tiene una cueva del terror —habló mirando la Bat-cave, que era demasiado opaca para su gusto.

—A mí me gusta.

Después de hablar con la maestra sobre como serían el resto de las clases de ballet, fueron a la mansión Wayne para hablar sobre ciertos asuntos con Bruce. Las niñas estaban viendo como los chicos y la única chica Wayne entrenaban, mientras comían galletas que Alfred había preparado.

—¡Yo también quiero, yo también quiero! —chilló la pequeña Todd refiriéndose a que quería hacer lo mismo que los chicos hacían.

Se puso de pie e intentó copiar todos los pasos que ellos seguían, con la intención de también aprender porque le parecía muy divertido. Rió alegremente al sentir que lo lograba. Dio una patada al aire, lo que causó que perdiera el equilibrio y estuviese a punto de caer, de no haber sido por Jason, que alcanzó a atraparla, tal vez se hubiese dado un buen golpe.

—Papá —dijo sorprendida. No lo había visto entrar al lugar.

—Pequeña traviesa, ¿qué estás haciendo? —le preguntó sonriendo mientras la ayudaba a recuperar la postura.

—Solo hacía lo mismo que ellos —respondió señalando al resto—. Yo también puedo hacerlo... quiero que me enseñen.

—¿Quieres... que te enseñen? ¿No te da miedo?

—Ya vi al tío Roy enamorado, ya nada puede darme miedo.

El arquero hizo una expresión de indignación, mientras que Lian asentía repetidas veces, apoyando a su amiga.

—¿Enamorado? ¿De quién? —cuestionó Maryam con curiosidad.

—De... oh, detecto celos en tu voz —respondió el pelirrojo con diversión—. ¿Estás celosa?

—¡Claro que no!

—Ya te dije muchas veces que aceptaras una cita conmigo, pero no quieres.

—Ugh, no te soporto como amigo, menos como cuñado.

—Yo sí quiero que Maryam sea mi mamá —habló la pequeña Harper con inocencia.

—Papá, ¿entonces sí dejarás que me enseñen? —preguntó Ada interrumpiendo.

Jason suspiró. En parte le agradaba la idea de que ella quisiera aprender a defenderse, porque así estaría un poco menos preocupado al estar lejos suyo. Pero el pensar que Grace después pidiese ser una vigilante como el resto de su familia... eso ya no le gustaba, podría ser peligroso.

—Papá... —insistió con un puchero en el rostro.

—No.

—¿Por qué no? —se quejó cruzándose de brazos.

—¿Por qué no dejar que la mocosa aprenda?

—Hazle caso al tío grinch, ¿sí?

—Gracie puede aprender algo... eso no significa que saldrá por la noche con un traje, deja que lo haga ya que lo está pidiendo —apoyó la chica Wayne.

—No quiero que te lastimes, por eso digo que no —le explicó a la niña, mientras se posicionaba a su altura—. Todavía eres muy pequeña.

—Pero no me voy a lastimar —dijo tratando de convencerlo.

—No puedo con su carita tan adorable, a mí ya me convenció —comentó Dick mirando con ternura a su sobrina.

—Esa niña tiene un poder especial —continuó Tim, que también cayó en la ternura de Grace.

—¿Sí? —insistió una vez más con los ojos llenos de lágrimas.

—A ti nunca te puedo decir que no —murmuró Jason derrotado.

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