19
Quitó su casco rojo de encima y se dejó caer en el suelo. Ya estaba cansado. Días buscando a su niña, días sin poder dormir o si quiera tener cinco minutos de tranquilidad. Estaba cansado de esperar, de tener que sentarse esperando a que alguien le diese las respuestas que necesitaba. Cansado de conocer lo que era la angustia de perder a quienes amaba y de solo ver la tristeza desde distintos puntos.
Tomó el abrigo color rosa y lo miró detalladamente, tratando de hacer a su mente pensar que no era el de Gracie... que podía tratarse de una equivocación. Siguió observando por un par de minutos más, hasta que sintió un nudo en su garganta que le advertía un llanto incontrolable.
Lo apretó fuertemente contra su pecho sintiendo una lágrima recorrer su mejilla. El pequeño abrigo tenía pequeñas manchas rojas, y cerca suyo también había una mancha de sangre. Pero es que... ¿cómo se atrevían a lastimar a una dulce niña inocente?
Su corazón se partió en dos al pensar en lo peor. La luz de sus días parecía haberse apagado y era culpa suya. Debió haber llegado antes o haberla ocultado bien. Amber tenía razón cuando dijo que Gotham no era un lugar para la pelirroja, pero él había sido necio, había insistido tanto, había pensado que lo lograría. Pero solo había conseguido arruinarlo una vez más, como siempre lo hacía.
Tal vez su destino no era tener una vida normal y tranquila, como el de las familias que salían en televisión. No era para él ser un buen padre o un buen esposo. Era simple. Estaba condenado a vivir en la infelicidad para siempre.
——————***——————
Horas antes...
—Tienes que calmarte, amigo —habló Roy mientras ponía una mano en su hombro para intentar reconfortarlo—. Sé que puedes estar asustado, lo entiendo, pero... justo ahora debes mantener la compostura para hacer las cosas bien.
—Harper tiene razón —continuó hablando Maryam —. Además, Amber está muy mal... si tú sigues frustrándote, la alterarás más.
El petirrojo miró hacia donde Tim trabajaba en su laptop, para tratar de encontrar algo en alguna cámara cercana al parque.
Su pequeña pelirroja estaba en peligro, y sentía que era por su culpa. Se repetía a sí mismo que era mejor idea haberla dejado ir junto a Amber a Bristol. La hubiese extrañado, claro que sí, ella estaría lejos y no podría verla crecer como quisiera... pero al menos tendría la certeza de que estaría bien. Todo en su vida por fin parecía marchar de la forma que tanto deseaba. Y ese pequeño descuido estaba costándole muy caro.
Su corazón cada vez más podía marchitarse sin saber como estaba su hija. Era una sensación terrible. Aun peor que la vez que Grace había escapado al circo junto a Lian.
—Jay —llamó su hermana—. Estoy segura de que Gracie regresará a casa. Estamos aquí para ayudar.
Todd suspiró pesadamente. Se frotó la cara con cansancio, tan solo quería un minuto de absoluta paz en su vida. Sin embargo, resultaba todo tan complicado. Miró salir a Amber de la habitación que era de Grace; acababa de tomar un descanso por todo lo que estaba sucediendo; se veía bastante ansiosa, como si tratase de decir algo.
—Amber... —llamó acercándose a ella un poco inseguro—. Yo... —tocó su hombro delicadamente, lo cual resultó en su rechazo.
—No me toques, no quiero que te me acerques.
La castaña se alejó bruscamente, posó su vista en la puerta por un par de segundos mientras frotaba sus brazos y contenía sus lágrimas. Cerró los ojos tomando una respiración profunda y luego, con determinación, caminó hacia enfrente para tomar el pomo de la puerta.
—¿A dónde vas? —preguntó Jason preocupado por su actitud.
—No pienso esperar más aquí, no estoy haciendo nada cuando bien podría salir a buscar a mi hija por mi propia cuenta —respondió viéndolo directo a los ojos.
—No puedes ir sola —interrumpió Dick.
—Tú no me dirás que hacer.
Sin escuchar ninguna más de las palabras de la familia Wayne o de su propia familia (que había llegado unos días antes), salió del departamento.
Aunque el de mechón blanco intentó detenerla, Maryam le aconsejó dejarla ir, después de todo tal vez ella necesitaba tomar un poco de aire libre y relajarse.
Pasaron solo un par de horas, cuando el timbre de un celular los alertó. Era el de Jason. Se miraron entre ellos con un pequeño destello de esperanza combinado con preocupación.
—Rastrea la llamada —ordenó el segundo Robin al menor que estaba frente a la laptop. Algo le decía que esa llamada los conduciría al paradero de su hija. Con las manos temblando del miedo, contestó—. ¿Quién habla?
—Oh... créeme Red que no imaginé nunca que esta linda niña sería tu hija —la voz del hombre que escuchó no era la que esperaba.
Eso lo sorprendió y le asustó aún más. Pues solo significaba que dos de sus enemigos más poderosos estaban aliados.
—Sionis... —murmuró apretando la mandíbula—. ¡¿Dónde está mi hija?!
—Ella está bien... no te preocupes.
—¡Te lo advierto, si le haces algo, te voy a... !
—Hey, hey, tenme más respeto... que no se te olvide que la vida de tu hija depende de mí —el hombre hizo una pequeña pausa antes de volver a hablar—. La niña está tan asustada... y no ha parado de llorar.
La última oración destruyó su corazón. Le había prometido cuidarla, y no lo estaba cumpliendo. Su pequeña princesa estaba llorando por culpa suya. Nuevamente lo había hecho.
—Déjame... d-déjame hablar con ella —pidió sintiendo su orgullo caer—. Por favor, necesito saber que está bien.
—Vaya, la paternidad te volvió un hombre blando. Bien, escúchala una vez más y aprovéchalo... tal vez sea la última.
Trató de contener su desesperación apretando los puños. En verdad que necesitaba escuchar la voz de su princesa, hacía mucho que no la escuchaba y eso lo mataba lentamente
—¡Papá!
Su corazón se calmó un poco al escuchar la voz de la menor. Sonrió débilmente imaginando sus ojitos azules.
—Cariño —contestó aliviado. Todo su ser se derrumbó al escucharla llorar desconsoladamente—. E-está bien, no llores, por favor.
—¿Y-ya vienes? —preguntó esperanzada de que pronto saldría de ese horrible lugar.
—Así es, estaré ahí en poco tiempo, es una promesa.
—Entonces esperaré, pero no tardes mucho porque tengo miedo y ni siquiera está Spanky conmigo.
—Spanky te extraña mucho, pero no más que mamá y yo. Cariño, solo espera un poquito más, ¿puedes hacer eso?
—Claro —susurró la niña un poco más alegre.
—Bien, después de sacarte de ese lugar te llevaré a comer pastel.
—Que sea rosa.
—Rosa será.
—Te amo mucho, papá.
Oh, definitivamente su corazón terminaba por derretirse al escuchar esas palabras. Estuvo a punto de responderle que él la amaba más cuando el hombre al otro lado de la línea colgó. Miró consternado la pantalla por unos segundos, para después voltear hacia Tim.
—Lo tengo —avisó feliz.
—————***—————
Pero no entendía el porque de tanta crueldad. Siempre había deseado conocer la felicidad, desde que era un niño. Quería conocer el calor de una verdadera familia, el ser recibido en casa con un abrazo, el tener a alguien que curara sus heridas y que le dijese que todo estaría bien. Curiosamente quien le había dado todo eso primero había sido Amber.
Después su linda hija.
Pedía piedad, un poco tan siquiera. Ya estaba harto de sufrir. Harto de que sus momentos felices fuesen opacados por el dolor y la frustración.
Derramó un par de lágrimas más, seguido de un grito de desesperación. Golpeó su cabeza maldiciéndose y pensando que todo era culpa suya.
Sus esperanzas habían caído de forma brusca. Se quedó ahí en el suelo llorando desconsoladamente. Sí, llorando. Podían pensar que él no lo hacía, porque en realidad parecía que un hombre como él no lloraba. Pero lo estaba haciendo. Su corazón estaba destruido.
No sabía como describir su inmenso dolor. Estaba viviendo una pesadilla horrible y deseaba tanto poder despertar pronto. ¿Cómo es que se había dejado vencer tan fácilmente?
Solo podía escuchar sus risitas, sus gritos de emoción al ver algo que le gustaba mucho.
"Te amo mucho, papá."
Recordar eso le dolía mucho más.
—Grace —susurró entre lágrimas—. Mi pequeña... —apretó nuevamente el abrigo.
Ellos habían ganado. Ya le habían quitado a su todo.
¡Hola! ✨
Bueno... antes que nada, lamento no haber actualizado en un tiempo, la verdad es que no había tenido inspiración ni emoción como antes solía tenerla, por eso no había escrito nada. Pero ahora la inspiración y emoción parecen haber vuelto (eso espero).
Espero que les haya gustado el capítulo (aunque sinceramente no sé si sea así, porque es ¿triste?).
De cualquier modo, gracias por leer, por estar votando y comentando.
¡Les mando un abrazo! 💕
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