18
Grace tiró el peluche de unicornio en el sillón en cuanto vio a Spanky. Lo había dejado en casa de su papá, para que él tuviera un recuerdo suyo y no estuviera triste durante su ausencia; aunque no fue necesario, pues Jason no resistió cinco minutos sin su adorada hija.
—Bien, tu mamá buscará un empleo aquí y nos turnaremos para cuidarte —comentó el mayor tomando asiento frente al televisor.
—¿Eso significa que viviremos los tres juntos?
—Ah... —por un momento su mente quedó en blanco. No pensaba hacerle ilusiones de algo que probablemente había terminado hacía muchos años, pero tampoco quería lastimar sus sentimientos negándole algo que tanto anhelaba—. Es complicado.
—¿Complicado? ¿Qué quieres decir con complicado? Ni que fuera tarea de matemáticas.
—Cosas de adultos.
La pelirroja hizo una mueca, sabía que después de que un adulto mencionara "cosas de adultos" ya no se podía hacer más. Así que fue a su habitación a acomodar su ropa que había traído de la casa de su abuelo Ryan. Él se había puesto muy triste con su partida, pero tuvo que aceptarlo; le prometió, junto a Linda, que la visitaría seguido.
Amber y Jason todavía no hablaban sobre los pendientes que tenían entre ellos, no lo querían hacer en realidad, pues como bien había dicho Jason, era complicado. Simplemente acordaron acoplarse al nuevo horario de trabajo que ella tuviese para cuidar de su hija.
—¿Te gustaría ir al parque? —preguntó el de mechón blanco asomando la cabeza por la puerta.
—Sí —respondió dejando de lado sus muñecas.
Una vez que Grace estuvo abrigada lo suficiente como para soportar el clima de Gotham, salieron del departamento.
Durante el transcurso, la menor preguntaba muchas cosas sobre el trabajo de su abuelo paterno y lo comparaba con el de Ryan. También decía que quería visitar a Harry para darle el regalo que había comprado para él en Bristol. Por obvias razones Jason trataba de evadir el tema y de persuadirla en que no era necesario traerle regalos si no era más que un compañero de escuela.
—¿Puedo ir a los columpios? ¿Puedo, puedo? —pidió tirando de su mano con insistencia para obtener su aprobación.
—Por supuesto —dijo asintiendo—. Pero no te alejes mucho, ¿de acuerdo? Te estaré viendo desde aquí —se sentó en una de las bancas y ella corrió con alegría hacia los columpios.
Jason miró a su alrededor. Padres jugando con sus hijos. Padres regañando a sus hijos por sus travesuras. Padres acomodando los abrigos de sus hijos. Más padres, llamando a sus hijos para irse de regreso a casa.
Nunca imaginó estar así. Nunca imaginó estar comprando acuarelas a las 11:00 pm, o peinar la larga cabellera de una niña faltando 10 minutos para que se cierren las puertas de la escuela. No imaginó que cancelaría sus salidas nocturnas para una noche de mascarillas; alejarse de su ¿cómoda? vida de soltero.
Pero tampoco imaginó la felicidad que sentiría su corazón al ser llamado "papá". Que las risas dulces de una niña serían su motor para ser mejor persona. Que la voz de aquella pelirroja sería el alivio a sus dolores físicos y los del corazón.
—Jay —el chico volteó un poco asustado a su lado. Observó a la castaña que le sonreía de forma alegre.
—Amber —susurró observando los ojos azules de ella. Esa mirada tan dulce era la misma que caracterizaba a su hija, al igual que su sonrisa sincera y alegre—. ¿Qué haces aquí?
—Ah, bueno, iba en camino para ver a Grace y los vi aquí —explicó posando su mirada hacia enfrente en donde la pelirroja hablaba y reía con una niña de cabellos negros peinados en una coleta—. Siempre ha sido así... muy amigable.
—Como tú.
—Digamos que sí —respondió riendo un poco—. Pero... ¿sabes? Se parece a ti más de lo que piensas.
—¿En qué? —cuestionó alzando una ceja, mirando su rostro.
—Tiene un gran sentido de protección con los que ama, hace unas divertidas muecas cuando está molesta, las cuales se parecen mucho a las tuyas.
Ambos rieron y continuaron con su charla.
Grace dejó de jugar con la niña, pues ella tuvo que regresar a su casa. No quizo buscar otro amigo, así que mejor se quedó sentada sobre el pasto peinando a su muñeca. Estuvo de esa forma por unos cinco minutos, hasta que vio algo que llamó su atención.
Se levantó y dejó la muñeca en el suelo. Empezó a caminar con mucho sigilo hasta la parte más alejada del parque, donde habían muchos árboles y la oscuridad predominaba, pues el clima nublado de Gotham hacía que todo se viese más oscuro y grisáceo. En un principio le aterró hacer eso, pues había algo que le decía que debía seguir las órdenes de su papá; y no solo era el hecho de que podía recibir un regaño, si no que le daba miedo que lo que buscaba fuese peligroso.
Pero aún así su curiosidad pudo más que ella. Continuó caminando hasta que encontró lo que tanto buscaba. Sonrió y se agachó para poder acariciar al lindo cachorrito de color blanco que estaba sucio, por lo que parecía ser lodo.
—Hola —le dijo tomándolo entre sus manos con sumo cuidado—. ¿Dónde está tu familia?
Lo examinó bien para ver si encontraba un collar. Como no lo vio, ensanchó su sonrisa pues eso significaba que podía adoptarlo y llevarlo a su casa.
—¿Cuál será tu nombre? —dijo sin dejar de mirarlo con felicidad—. Oh... pero primero debo hablar de ti con mis papás.
—Grace —llamó la voz de una mujer desconocida.
La menor dio la media vuelta encontrando a una mujer rubia que llevaba puesto un suéter negro con capucha. Sonreía de oreja a oreja, se agachó y acarició sus cabellos rojos.
—Ay, pero vaya que eres realmente hermosa.
—¿Y usted quién es?
—¿Yo? ¿Tu mami no te habló de mí? —la mujer hizo una mueca negando con la cabeza—. Soy amiga de tu mami... bueno, algo así como una vieja amiga.
—¿Y cuál es su nombre?
—Tú puedes llamarme Harley —dijo picando su nariz con diversión—. Este lindo cachorro es muy lindo.
—Sí —contestó acariciando la cabeza del canino—. Lo llevaré a mi casa.
—Uh... creo que eso no se podrá.
—¿Por qué? —su carita se llenó de tristeza al escuchar las palabras de la rubia.
—Porque ese lindo cachorro es mío —la menor hizo un puchero—. Peero... si quieres podemos ir a mi casa para que juegues con el un rato, ¿qué dices?
—Lo siento, tengo prohibido irme con extraños.
—Pero ya te dije que soy amiga de tu mami.
—Entonces debo decirle a mis papás —dio la vuelta para informarle a los mayores que iría junto a Harley.
—¡No! No te preocupes, vamos yendo hacia mi casa y yo le llamaré a tu mamá.
—Mi papá se enojara.
La rubia trató de sonreírle para convencerla, pero no obtuvo lo que quizo. Insistió más, pero siempre la misma respuesta. El tiempo se agotaba, así que decidió actuar por las malas.
Tomó la mano de la menor con brusquedad y la obligó a caminar junto a ella.
—¡Suéltame! —chilló sintiendo el peligro—. ¡Papá!
Jason se levantó de la banca de inmediato al escuchar la voz desesperada de su pequeña. Empezó a buscarla con la mirada, hasta que su vista captó la imagen de la pelirroja junto a la mujer de cabello rubio y mechones de colores—. ¡Grace! —gritó corriendo lo más rápido que pudo, siendo seguido por Amber que se alertó al reconocer a la rubia
Harley rodó los ojos fastidiada, pero en cuanto vio al auto color negro, sonrió ampliamente. De dicho auto, salieron varios hombres armados que se encargaron de distraer a Jason y a Amber, para evitar que salvaran a su hija. De esa forma, Harley pudo subir a la pelirroja al coche, que arrancó en cuanto ambas estuvieron adentro.
—————***—————
El corazón de ambos padres estaba destrozado; la familia de los dos había sido informada de lo sucedido. Linda y Ryan decidieron tomar un vuelo hacia Gotham, pues era requerido; mientras que el resto de los Wayne estaba ayudando a buscar a la pequeña, que se sentía muy asustada y confundida por lo que estaba viviendo.
"Котику сіренький
(Gato gris)
Котику біленький
(Gato blanco)
Котику волохатий
(Gato tupido)
Cantaba para no sentirse tan asustada. Era lo que su mamá solía cantarle todas las noches después de haberle leído un cuento.
Не ходи по хаті
(No vayas por la casa)
Не ходи по хаті
(No vayas por la casa)
Не буди дитяти
(No despiertes al niño)"
Miró a su alrededor. Las paredes en las que se encontraba encerrada estaban totalmente sucias, al igual que el suelo. Ella estaba sentada en una esquina de la habitación, abrazando sus rodillas y soltando pequeños sollozos. Se preguntaba constantemente cuando vendrían a sacarle de ahí. Estaba segura de que su papá iría a salvarla y que vendría acompañada de su mamá, para que la consolara y le dijera que todo estaría bien. De haber sabido que eso ocurriría, jamás se habría acercado a ese lado del parque. Se tranquilizaba a sí misma diciéndose que sus padres serían sus héroes y que, por lo tanto, pronto saldría de ahí.
La rubia la miraba desde la otra esquina. Tal vez era extraño, pero sentía pena por ella. Apenas era una niña que estaba siendo usada para los juegos sucios de su pareja. No tenía nada de culpa por los problemas que tenían los adultos; que una persona totalmente inocente fuese herida, era la peor parte.
Se acercó lentamente hacia ella, la pequeña se asustó por lo que intentó retroceder. Harley sonrió, se agachó para estar a su altura y acarició su mejilla dulcemente.
—No me toques —habló tratando de sonar firme. Apretó los puños de sus pequeñas manos y frunció el ceño; aunque su mirada decía lo contrario de lo que quería aparentar—. Tus manos están sucias.
—Vaya, eres ruda... y delicada —le respondió riendo.
—Deja que me vaya... mis papás vendrán pronto y me sacarán de aquí, pero estarán muy molestos contigo —la mayor volvió a reír por lo divertida y tierna que sonaba.
La puerta de la habitación fue abierta, cosa que la pequeña quiso aprovechar. Salió corriendo para tratar de escapar, sin embargo, se detuvo antes de poder salir cuando vio al mismo hombre que había estado en el circo.
—¿A dónde ibas pequeña copia de cubeta roja? —preguntó el de cabello verde.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro