17
—¡Abuelo! —chilló emocionada Grace al ver a Ryan Lawrence. El hombre sonrió al escuchar la voz de su querida nieta, que siempre había alegrado su vida.
—¡Mi pequeña! —la abrazó con gusto y besó su cabeza tiernamente—. Te he extrañado mucho, dime, ¿cómo has estado?
—¡Muy bien! Mi papá es muy lindo, lo quiero mucho... ah, mis tíos y tía también son agradables. ¡Y mi abuelo es ba...! —la parte que más le emocionaba era el hecho de saber que su familia paterna era un grupo de súper héroes.
Se cubrió la boca con ambas manos al darse cuenta que estaba a punto de soltar un secreto que no era suyo y que había prometido guardar. Después de enterarse de que su papá era Red Hood, quizo saber más, por ello hizo preguntas de todo tipo haciendo que Jason le contara todo.
—... mi abuelo es muy divertido —susurró nerviosa—. Tiene una casa muy grande.
—Ya veo —habló sonriendo de verla feliz. Volteó a ver a la castaña que también sonreía—. Hola cariño.
—Hola papá.
Se abrazaron por unos segundos, después subieron las maletas que habían llevado a sus respectivas habitaciones. Al caer la noche se sentaron a cenar, pero antes esperaron a la hermana mayor de Amber, que se emocionó de verlas nuevamente.
—¿Volvieron para quedarse? —preguntó Ryan durante el transcurso de la cena.
—De eso... de eso quería hablar con ustedes —respondió un poco incómoda la castaña.
Sabía que la noticia no les caería nada bien, pero la decisión estaba tomada, y en algún momento debía decirlo.
—Volveremos a Gotham.
Los dos mayores se voltearon a ver y luego la miraron a ella. La verdad es que estaban sumamente encariñados con la pelirroja; además habían estado para Amber cuando ella estaba sola, compartieron todo su proceso de embarazo y la niñez de Grace. Nunca habían pensado que ellas se irían.
—¿Volver? ¿En verdad quieres volver? —siguió cuestionando el mayor—. ¿Después de lo que sucedió con él?
—Papá... olvidemos ese tema.
—A mí no se me va a olvidar el como te metió en muchos problemas de los cuales casi no sales viva... y del como te hizo llorar.
—Era como una niña, y él también. Las cosas han cambiado.
—Eres una adulta, sabrás lo que haces.
Fue lo último que dijo. Después hubo un enorme silencio incómodo. La niña no entendía de que hablaban, ni de quien lo hacían, pero no quizo preguntar.
—Dime bolita de zanahoria, ¿cómo es tu papá? —habló Linda para aligerar la tensión, pero al parecer eso molestó a Ryan.
—Es un hombre muy guapo, muuuy alto y tiene unos ojos muy bonitos, tan bonitos como los míos —señaló sus ojos azules y continuó—. Es muy divertido, me lee cuentos todas las noches, prepara comida deliciosa para mí, me compra lo que quiero y me cuida mucho.
—Claro que es muy guapo, sí lo conozco... ¿por qué crees que eres bonita? Porque tu mamá y tu papá son muy apuestos.
La castaña rió nerviosa. Iba a comentar algo, pero el timbre de la puerta la interrumpió. No esperaban a nadie, por lo cual se llenaron de curiosidad. Linda fue abrir la puerta encontrándose con el tema de la conversación.
—¿Jason? —preguntó sorprendida.
—Sí...
—Vaya... parece que te invocamos —susurró aún sin creer que lo volvería a ver. Sonrió divertida—. Vaya, cada vez que te haces más viejo, te ves más guapo.
—No estoy viejo —se quejó indignado.
Linda había sido la razón para que esos dos salieran. Amber solía ser un poco tímida para esas cosas del amor, pero su hermana no; así que la ayudó. La convenció de acercarse al chico, le dio consejos mientras ellos mantenían su relación. La verdad es que ambas hermanas eran muy unidas, se contaban todo, y es por eso que Linda fue la primera en enterarse de la venida de Grace.
—La bolita de zanahoria debe extrañarte.
—¿Bolita de zanahoria?
—Sí, así le digo a Grace... era como una pequeña bolita cuando la abracé por primera vez y su cabello rojito parecía de una zanahoria. Como sea, entra.
Juntos fueron hasta el comedor. Amber abrió los ojos sorprendida al ver al chico de mechón blanco. La pelirroja no dudó ni un segundo en correr hasta los brazos de su papá.
—¡Papá, papá, papá! —chilló alegremente. No se despegó de él por varios minutos. Se habían hecho tan unidos en poco tiempo, por eso se habían extrañado con pasar solo unas horas distanciados.
—Jay, ¿qué haces aquí? —habló aún impresionada por verlo frente suyo.
—Vine por Grace.
—¿No dijiste que... ?
—Sé lo que dije, pero no puedo vivir sin ella.
Ryan miró al chico con un poco de desagrado. Tampoco esperaba volver a verlo.
—————***—————
—Dime una cosa Amber, ¿te quedarás a vivir allá por Jason? —la pregunta de su papá la incomodó de cierta forma, aún así trató de no hacerlo evidente.
—Claro que no, ¿por qué piensas eso?
—Tal vez sigas enamorada de él.
Ellos estaban en la segunda planta hablando sobre el hecho de que la castaña y su hija se quedarían en Gotham. Mientras, Jason estaba abajo, sentado en el sillón de la sala mirando con tanta ternura las fotos de cuando Grace era una bebé hasta la más reciente que tenía. Linda se las enseñaba, porque a pesar de los años y de todo lo que había pasado, sabía que él tenía un buen corazón y que siempre había amado a su hermana.
—Esa es de cuando cumplió un año —comentó extendiéndole una foto de una pequeña pelirroja en un vestido color rosa pastel de mangas largas y un sombrerito de fiesta—. Le compraron un pastel enorme para ella sola y se lo devoró.
—¿Así que siempre has sido una glotona? —dijo de forma divertida el chico mirando a la menor que abrazaba a un peluche de unicornio.
—¡Sí, siempre! —respondió sincera soltando una carcajada.
—¿Sabes? Nunca le caíste muy bien a mi papá.
—Siempre lo supe... por la cara fea que puso cuando me vio y por la vez que decidió bañarme con la manguera de agua esa noche.
—¿Por qué te bañó con una manguera? —cuestionó inocentemente Grace.
—¡Yo que sé! Déjame decirte que tu abuelo Ryan está loco.
—No seas un mentiroso, Caperucita. Bien sabes porque lo hizo.
Caperucita era el apodo que le había puesto cuando descubrió su identidad secreta. Y también tenía uno para su hermana menor, el de ella era Frosty.
Sí, claro que lo sabía. Pero ese descubrimiento había sido un accidente. Una noche había estado buscando a Amber, pues no había regresado a casa a la hora prevista. Se le ocurrió llegar al departamento de Jason, tocó una vez pero como no le abrieron y se dio cuenta que la puerta no tenía seguro, entró sin permiso encontrando a su hermana curando las heridas de Red Hood mientras no dejaba de decirle "pareces un niño pequeño, Jason".
Y después de un par de explicaciones lo entendió todo.
—¿Por qué? —insistió la pequeña.
—Porque esa noche tu mamá se escapó para ir a una fiesta con tu papá y con un tal Hunter... o como sea que se llamase el amigo tonto de tu papá.
—Harper —corrigió Jason.
—Ah, eso —chasqueó la lengua sin darle importancia al asunto—. Tu mamá estaba castigada y aún así se fue. Cuando mi papá los vio llegar fue a regañarlos, pero tropezó con la manguera y decidió mejor bañarlos a ambos.
Grace miró por unos segundos a su papá. Soltó una enorme carcajada al imaginarse la situación. Y Linda también rió porque ella había visto todo desde la ventana de su cuarto. Escuchó el regaño que Ryan les daba y el como ambos jóvenes temblaban por el frío.
—No se rían... a mí no me daba gracia, porque esa noche hacía mucho frío.
Y siguieron riendo.
Del lado de Amber y Ryan. Él aún estaba un poco en desacuerdo porque se fueran, pero debía aceptarlo, después de todo sus hijas no tenían porque estar para siempre viviendo junto a él si ellas querían hacer su vida.
—La niña lo quiere mucho.
—Por supuesto —sonrió la castaña recordando todas las veces en que Jason supo ser un buen padre con Grace—. La verdad es que Jay hace de todo para verla feliz, deberías haber visto como la defendió de esa mamá tan grosera de la que te hablé por teléfono.
—Claro —murmuró sonriendo levemente—. Noté que la carita de Grace se iluminó al verlo... y que tus ojos brillaron, eso me hace pensar que todavía lo amas.
—Aunque lo hiciera, ese no es el motivo por el que regreso.
—¿Entonces no lo niegas?
—Las cosas que hago son por Grace —exclamó ignorando el anterior comentario—. Ella es muy feliz conviviendo con su papá, y él también lo es. No quiero ser la bruja del cuento y separarlos otra vez. Debo enmendar mi error, porque desde un principio debí contarle a Jason... pero mi orgullo pudo más que yo.
Ryan no hizo más comentarios. Juntos bajaron para llegar a la sala, donde vieron como Grace le mostraba emocionada a su papá todos los peluches que tenía en aquella casa.
—————***—————
En alguna parte de Gotham...
—¿Entonces él también fue? —preguntó el hombre de aspecto tenebroso al otro que estaba frente suyo.
—También lo hizo.
—Perfecto, esperaremos a que vuelvan para iniciar con la siguiente fase del plan.
Ambos sonrieron. Uno de ellos, riendo, tomó la foto en donde se mostraba a Jason tomando de la mano a Grace mientras daban un recorrido por el zoológico.
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