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16

—¿¡Cómo quieren que la niña no sea una salvaje si el padre lo es?! Es decir, ¡miren su forma de vestir!

—¡¿Disculpe?! ¡Le prohibo que le hable de esa forma al padre de mi hija! —gritó Amber a la señora que no quería parar la discusión.

—Pues claro, entre gente corriente se entienden —respondió mirando con desagrado a la castaña.

—¡Hey! ¡A la mamá de mi hija no le habla así!

Grace y Lyra observaban a sus padres discutir. La primera estaba tan sorprendida de la forma en que la estaban defendiendo. La otra aplaudía cuando su mamá decía algo acertado. Mientras que la profesora intentaba calmarlos junto al director.

—Tus padres están locos —dijo la niña de las trenzas—. Ya veo porque tú estás loca.

—Tu mamá es una sangrona —replicó con los brazos cruzados—. Y tú también eres una sangrona.

—La mocosa no debe estar en una escuela como esta, ¡es inaceptable! Su padre es un vago, su madre una chiflada, ¡¿cómo esperaban que saliera la niña?!  ¡Es obvio que es una mocosa salvaje, sin futuro y loca!

—¡¿Cómo se atreve?! —gritó dispuesta a ir golpearla, pero Jason la detuvo, porque sabía que Amber enojada = muerte segura.

—Vamos, cálmate linda —le susurró sin soltarla, pero ella seguía forcejeando—. Meteremos en más problemas a la niña.

—Ella empezó —respondió retomando la postura—. Es la última vez que la escucho molestar a mi hija, mejor primero fíjese en la suya y ¡después habla de la de otros!

—Suficiente —intervino la maestra poniéndose en medio de ambas familias—. Ambas niñas son culpables. Les pido que solucionen sus problemas, de lo contrario tendré que suspenderlas.

—Esa niña es la del problema —replicó la mujer mayor—. ¿No vio como su padre la felicitó?

—¿Cómo no quería que lo hiciera si hizo las cosas de una forma impresionante? —respondió Jason alzando los hombros—. Además, su pequeña mocosa golpeó a mi hija y ella no le hizo nada, ni mucho menos la acusó. Si no quiere meterse en más problemas con mi familia, le recomiendo que olvide lo que sucedió y que su hija nunca se le acerque a mi princesa.

—¡Yo no voy a...!

—Cariño, ¿aún no los reconoces? —le susurró su esposo al oído—. Son familia de Bruce Wayne. Si la niña le dice a él lo qué pasó, adiós contrato y adiós vacaciones a Dubai.

La mujer abrió los ojos ampliamente. Miró de nueva cuenta a la familia, en especial a Jason. Suspiró frustrada y habló:

—Por supuesto que no se le va a acercar, ¿para que querría? —tomó su bolso y la mochila de la menor—. Vámonos Lyra.

Salió junto a su hija y esposo que estaba apenado por la situación (sobretodo preocupado).



—————***—————



—Creí que te pondrías más pacífica —comentó Jason tomando una rebanada de pizza.

—Esa horrible señora insultó a mi bebé, ¿qué querías que hiciera? —suspiró y volteó a ver a Grace que comía con mucha emoción su rebanada de pizza. Sonrió y tomó su mentón con suavidad—. Nadie puede lastimarte, porque si lo hacen tendrán que vérselas conmigo.

—Y conmigo —apoyó el chico alzando el brazo.

—Yo siento haber causado problemas —se disculpó la pelirroja agachando la cabeza—. No lo volveré a hacer —murmuró a punto de soltarse a llorar, pensando que tal vez recibiría un castigo.

—Cariño, no tienes que...

El timbre de la puerta interrumpió al petirrojo. Se levantó de su asiento para abrir la puerta, mientras tanto, Amber consolaba a su hija diciéndole que no había nada de que preocuparse.

—Ay, no puede ser —susurró mirando a todo el clan reunido—. Ya tuve suficiente hoy. Primero una madre chiflada y ahora la familia de los locos... ¿qué se les perdió?

—Queremos ver a Grace —habló Maryam entrando a la casa sin permiso.

—¿Te peleaste con una mamá, Jay? —preguntó Dick imitando la acción de su hermana.

—Ya pasen —exclamó rendido haciéndose a un lado para dejar que Bruce, Tim y Damian también entraran al departamento.

—¿Amber? —exclamaron sorprendidos al unísono.

—Hace mucho tiempo que no los veo —habló la castaña sonriendo—. No cambiaron tanto.

—¿Por qué tus ojos están tristes? —cuestionó Tim al ver que su sobrina no estaba tan alegre como otros días.

—Hubo un pequeño percance —respondió su mamá haciendo una mueca—. Tuvo una pelea con una de sus compañeras.

—¿Grace peleando?

—No sé porque siento que ésta es una historia divertida —comentó Damian tomando asiento en el sillón con una sonrisa burlona en el rostro—. ¿Quién ganó?

—Yo —dijo en un susurro apenas audible alzando la mano—. Creo que yo, porque cuando la golpeé lloró y corrió a acusarme con la maestra.

—¿Y por qué peleaste pequeña? —Dick se acercó a ella tocando su hombro con delicadeza.

—Tiró mis acuarelas, mi libreta de unicornio, quizo jalarme el cabello y me llamó tonta. Por eso golpeé su ojo. Y hace unos días ella me golpeó en la mejilla.

A pesar de que su comportamiento no fue bien visto en la escuela, su familia no la regañó ni le impuso un castigo. Todo fue al contrario. Damian y Maryam le enseñaron lo que debía hacer cuando alguien la molestaba, sí, le enseñaron un par de movimientos que la ayudarían en caso de estar en peligro. Dick y Tim la reconfortaron, le dijeron que no debía sentirse preocupada, que si esa niña o alguien más intentaba molestarla nuevamente, irían a defenderla. Aunque todos le aclararon que no debía ser alguien que buscara problemas, es decir, solo haría lo que le dijeron en caso de que alguien quisiese lastimarla. Incluso Bruce se portó muy amable y dulce con ella. Una vez que Grace mencionó el nombre y apellidos de Lyra, el mayor de los Wayne pudo reconocer la familia de la cual se trataba y no dudó en cancelar el contrato.



—————***—————


—Bien, llevas todo, ¿cierto? —preguntó Amber acomodando la chamarra color rosa de Grace.

—Sí.

—De acuerdo. Despídete de papá.

La pelirroja volteó a ver a Jason, corrió para abrazarlo. El chico correspondió, acarició el cabello de su hija con delicadeza y ella enterró su rostro en el cuello de su papá.

—Te voy a extrañar mucho, mucho, mucho —musitó sin apartarse.

—Yo también te voy a extrañar mucho, pequeña pitufa —acarició suavemente sus mejillas, limpiando sus lágrimas—. No llores, no me gusta verte llorar.

La castaña los miró con ternura. No imaginó el enorme amor que ellos se tendrían; eso era suficiente para ella, lo único que necesitaba para ser feliz era verlos a ellos felices. Cerró los ojos mientras soltaba un suspiro, empezaba a ser difícil la situación.

—Pórtate bien, ¿de acuerdo? Cuida de tu mamá.

—De acuerdo —respondió pasando sus manos por su cara para limpiar el resto de lágrimas que quedaban—. Tú también pórtate bien.

—Yo siempre —le sonrió besando su frente.

Grace miró de nueva cuenta al chico, para después ir a tomar la mano de su mamá.

—Solo serán unos días —habló Amber mirándolo a los ojos—. Después de todo, su vida ahora está aquí.

—Serán eternos para mí.

—Lo sé... arreglaré mis pendientes y volveremos. No la alejaré más de ti.

Ambas mujeres dieron la vuelta entrando a la terminal de pasajeros. Jason las miró con melancolía. Le parecía ridículo estar llorando, pero se trataba de su hija, de su hermosa princesa. Antes no entendía el porque exactamente Roy decía que amaba más a Lian que así mismo... pero en ese momento ya lo hacía.

Empezó a caminar a la salida pensando en que haría el resto de la semana sin Gracie. Por lo menos no tendría que ver el rostro de la madre de Lyra ni el de Harry, que parecía apegarse más a su hija con cada día que pasaba. Probablemente sus días serían más aburridos y nada de lo que hiciera tendría sentido. Estaba siendo demasiado dramático, tal vez.

—¿Hace cuánto que no me tomo un descanso? —se preguntó a sí mismo parando su caminata. Se dio la media vuelta sonriendo, fue hasta el lugar donde vendían los boletos—. ¿Cuándo sale el siguiente vuelo a Bristol?

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