11
—¿Cómo es que... cómo es que sabe de Grace?
El petirrojo no contestó. Honestamente no podía entender muy bien el como había acabado en esa situación. Desde la llegada de Grace había tratado de mantener muy bien separadas sus dos identidades; Red Hood era un tema ajeno a su hija, la única excepción fue la noche en el circo. Sin embargo, ella nunca había preguntado más sobre ese hombre del casco rojo.
—No lo sé —susurró con algo de rabia —. Sabe absolutamente todo de mí.
Volvió a mirar las fotografías en donde se veía a Grace junto a él fuera de la escuela, en ambas, se apreciaba a la menor encerrada en un círculo rojo. Las arrugó con fastidio y botó al cesto de basura.
—Ese maniático se atreve a usarla en mi contra... si él intenta siquiera tocarle un cabello, voy a asesinarlo sin pensarlo —dijo saliendo de la habitación, al hacerlo se topó con la pelirroja que traía dos emparedados en un plato.
—Debes comer —habló ella extendiendo el plato mientras sonreía—. ¿Estás enojado?
—No —respondió recibiendo lo que le daba. Se agachó a su altura—. Prepárate, vamos a salir.
—¿A dónde vamos?
—Ya lo verás.
—————***—————
La pequeña miró la casa con los ojos y la boca abierta. Estaba realmente impresionada por ese bonito lugar al que habían ido. La casa del abuelo R era enorme, pero muy pequeña a comparación de la cual estaban. Apretó la mano de su papá al ver a dos chicos acercarse a ellos, se escondió tras suyo pues eran desconocidos y temía de ellos.
—Todd... ¿y tú qué haces aquí? —preguntó el menor de ellos mirándolo de forma poco amigable.
—¿Dónde está tu padre? —dijo evadiendo lo anterior dicho.
—Te hice una pregunta, idiota.
Grace abrió la boca con espanto, tiró de la mano de Jason y le susurró:
—Dijo una mala palabra.
—Ignóralo —le respondió volviendo a ver a sus dos hermanos menores —. Dile a Bruce que estoy aquí.
—No soy tu sirviente.
—¿Y quién es ella? —preguntó el de ojos azules posando su mirada en la pelirroja, que intentó esconderse lo mejor posible tras su padre.
—¡Oh, pero mira quien ha venido! —exclamó Maryam caminando hacia su segundo hermano mayor para saludar a Grace—. Te extrañaba tanto.
—Y yo a ti, tía Maryam, ¿cuándo volveremos a hacernos mascarillas como la otra ocasión? —dijo sonriendo mientras jugueteaba con un mechón de los cabellos de la mayor.
—Espero que pronto.
—Yo creo que no estoy entendiendo much... un segundo... ella es... ¿tu hija? —exclamó el chico que llevaba la taza de café en manos.
—Sí, sí, no hay tiempo de explicar, díganle a Bruce que...
—¿Y ustedes quiénes son? —preguntó Grace caminando hacia ellos con más confianza.
—Hola, yo soy Tim —saludó el tercer petirrojo posicionándose a su altura—. ¿Cuál es tu nombre?
—Yo soy Grace —respondió y después volteó a mirar al de ojos esmeralda—. ¿Y el de la cara de grinch quién es?
—Por lo que tengo entendido, soy tu tío, así que debes respetarme mocosa insolente —replicó el chico con el ceño fruncido.
Jason arrugó el entrecejo, se acercó a él y jaló su oreja con brusquedad.
—Cuida tu lenguaje y comportamiento frente a mi hija, pequeño duende.
—Pequeño duende —repitió la menor riendo por lo gracioso que había sonado el comentario de su papá.
—Jason —habló esa voz conocida a sus espaldas. El mencionado dió la media vuelta, la verdad es que ya empezaba a dudar del motivo por el cual estaba ahí—. Hace tiempo que no te veo.
—Sí, lo que sea —murmuró rodando los ojos.
—¿Y ese hombre quién es? —cuestionó la pelirroja con mucha curiosidad, examinándolo de arriba a abajo para intentar adivinar quien podría ser.
Suponía que podía ser el verdadero dueño de la casa, porque tenía una mirada muy autoritaria. Y también supuso que podía ser un empresario, pues vestía un traje elegante y lucía muy formal, como el abuelo R cuando iba a trabajar.
—Él es mi papá —respondió Maryam tras un enorme silencio incómodo.
—¿Tu papá? —alzó una ceja y luego volteó a ver a Jason. Eso sólo significaba una cosa—: ¿tú eres mi abuelo? Papá, dime, ¿él es mi abuelo?
El chico hizo una mueca. La verdad es que no tenía planeado que se conocieran, no formalmente; pero las circunstancias lo requerían, Bruce Wayne era el único que podía ofrecerle su protección a Grace y Batman, el que ayudaría a resolver ese problema que tenía. Así que perdería el orgullo con tal de ver bien a su pequeña hija; esa era una de las muchas cosas que haría por la luz de sus ojos.
—Así que tú eres Grace —susurró el mayor mirándola. La verdad es que había escuchado de ella gracias a Dick.
—Sí, yo soy Grace —contestó intentando acercarse a él, pero el mismo Jason se lo impidió cuando jaló de su brazo para hacerla volver.
—Quiero hablar contigo —exclamó el de mechón blanco sin dejar de mirarlo de esa forma tan desagradable. Él asintió y le hizo una seña para que lo acompañara—. Quédate con Maryam —ordenó a la pequeña para después irse tras su mentor.
Sus ojos azules expresaban confusión, parecía que de pronto la chispa de alegría que quedaba en su papá había desaparecido al llegar ese hombre que era su abuelo y del cual aún desconocía su nombre. Tiró del brazo de la chica Wayne y le dijo:
—¿Ahora, qué hacemos? No me quiero aburrir.
—Oh querida, imposible aburrirse en esta casa.
Mientras tanto Jason le contaba de la situación a Bruce, quien solo escuchaba con atención sin decir nada. Notó la preocupación en su tono de voz y el desespero en sus expresiones, era obvio que Grace era esa pieza fundamental que tanto necesitaba.
—Así que te está amenazando con su vida —dijo el mayor viendo su rostro asustado.
—Sí... y bueno yo... —rascó su nuca con nerviosismo.
Realmente tenía tanto tiempo sin hablarle y sin pisar ese lugar; por supuesto que no tenía tantas ganas de ir a pedirle ayuda, pero lo pensó mucho y entendió que era lo mejor.
—Quieres mi ayuda —completó al notar que se le complicaba decirlo.
—Sí —respondió mirando hacia otro lado.
—Está bien. No te preocupes.
El chico asintió y susurró un "gracias". Solo porque el problema incluía a Gracie iba con él, de lo contrario tal vez no lo hacía. Pasaron unos segundos para que volvieran a la sala, en donde Grace estaba muy bien acompañada por Tim, Damian y Maryam.
—Tío Damian, ¿cuándo podré ver a tu vaca?
—Nunca.
—¿Por qué nunca? A mí me gustan mucho los animales —cuando vió que Jason estaba devuelta corrió hacia su lado con emoción—. ¡Papá, papá, papá! ¿Podemos venir más seguido a este lugar? Me gusta mucho. El tío Tim tiene muchos libros y me puede leer uno, puedo jugar con la tía Maryam y visitar las mascotas del tío Damian.
El petirrojo sonrió de lado, se agachó a su altura y acarició sus mejillas. Como amaba tanto a esa dulce niña, ella definitivamente era su debilidad.
—Lo que digas, ahora debemos irnos.
—Cinco minutos más, ¿sí? —pidió frunciendo los labios.
—Debemos...
—¡La princesa está aquí! —escucharon gritar a Dick que apenas llegaba. En un par de segundos ya alzaba a Grace por los aires con diversión, cosa que la hizo reír—. ¿Cómo has estado? ¿Eh? —preguntó besando su mejilla.
—¡Muy bien! —estuvo a punto de preguntar como estaba él, pero entonces sus ojos azules se abrieron con sorpresa al ver a la mujer que acompañaba a su tío—. ¡Mira, papá, se comió una pelota! —chilló aún sorprendida de ver el estómago de la chica tan hinchado. Estaba segura de que nunca había visto algo así en su vida.
Los presentes rieron por la inocencia tan dulce de la niña y su ocurrente comentario.
—No es una pelota —empezó a explicar la chica con mucha paciencia—. Aquí dentro hay un bebé.
—¡¿Un bebé?! —preguntó espantada—. ¡¿Qué hace ahí adentro?!
—Debe estar un tiempo ahí, pronto saldrá y podrás conocerlo.
—¿Cómo llegó ese bebé ahí? —cuestionó cuando estaba devuelta en el suelo.
—Creo que tu papá debería decirte... vamos Todd, la niña espera una respuesta —interrumpió Damian sonriendo con malicia.
—Ay... no otra vez —susurró queriendo que la tierra se lo tragase—. ¿Sabes? Ya es muy tarde, vamos Gracie, es hora de volver a casa.
—Pero... pero tan solo deja que me despida de Alfred —respondió tirando de su brazo.
Cuando él les abrió la puerta se llevó una gran sorpresa. No solo por volver a ver a Jason, sino también por conocer a su hija. De inmediato la pelirroja lo nombró su amigo, porque se portó muy amable y le ofreció unas deliciosas galletas con chispas de chocolate, que obviamente no rechazó.
—Está bien, anda, ve.
La menor empezó a caminar con dirección a la cocina, pero se detuvo para examinar muy bien el rostro de la chica que acompañaba a su tío Dick.
—Tus ojos son raros, pero muy bonitos... y tu cabello es algo parecido al mío —le comentó sonriéndole, a lo que la chica también sonrió y acarició su cabello con dulzura.
—————***—————
—Entonces papá, ¿me lo dirás?
Jason suspiró con cansancio. Iban caminando hacia el departamento y Grace no dejaba de hacer preguntas. Se le ocurrió inventarle toda una historia, y ya sabía que no era tan bueno mentir, pero ella ya lo entendería después.
—Está bien... —dijo resignado—. Los bebés se hacen en una fábrica de bebés.
—¿Fábrica de bebés? Nunca he escuchado sobre eso.
—Entonces las personas solo van y dicen que quieren un bebé y los encargados se los dan en unos nueve meses —continuó con un tono bastante serio para que ella se lo creyera todo.
—Pero ella lo tenía dentro de su estómago, ¿cómo es eso? —preguntó confundida viéndolo de reojo.
—Bueno... es que los encargados deben ponerlos ahí para que el bebé no tenga frío.
—Pero...
—Deja de hacer preguntas, ya te expliqué —interrumpió cansado de que ella lo quisiera saber todo, jamás imaginó lo difícil que podía ser el hecho de ser padre.
—De acuerdo.
Llegaron al departamento, antes de abrir la puerta Jason pudo ver otra caja parecida a la de la mañana. Dejó que Grace entrara primero, para ver lo que traía esa nueva caja.
Ya no eran fotos de Grace. Eran de Amber caminando por algunas calles de la ciudad. En algunas aparecía Grace también. Igualmente que en las anteriores, encerradas en un círculo rojo.
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