-Pero si de eso siempre se basó a ser mi vida... yo no quería participar en la guerra, yo no quería matar... - Dije mirando las flores en el suelo y agarrando una.

-Entrenaste ¿No? Toda tu vida entrenaste para ese momento- Dijo.

-Mi padre me dijo lo mismo... y si, es cierto, entrené para matar. Aunque fueran por órdenes de mi padre, lo hice y cuando llegó ese momento... lo odié, me sentía mal... y cuando me miraba al espejo... solo veía la sangre de otros en mi y el sharingan. Hasta ahora me veo así cuando me reflejo en algo, pero... dejé de darle importancia y aceptarlo-

Saqué un kunai y me miré los ojos en este, miré mi sharingan y me vi con sangre en el rostro, sangre que no era mía.

-La primera vez que maté, fue cuando mi madre murió y desperté el Sharingan, se supone que estábamos perdiendo y de un momento para el otro, sin ser consciente de lo que había hecho... maté a todos... me arrepentí tanto... pero eso no trae a los muertos a la vida. Me quedé en cama tres meses después de eso, pensando en los que había hecho-

-¿Por eso no fuiste al escondite... ?-

Asentí.

-No podía verte y menos sabiendo que tú eras un Senju y que maté a tus compañeros... me odiaba por eso... odiaba ser una Uchiha y tener estos ojos... cuando me veía el Sharingan reflejado en algo... -

Resoplé y lancé el kunai hasta clavarlo en un árbol.

-Entiendo el porqué los de tu clan u otros me tratan así, pero... no puedo evitar querer defender a mi gente-

-Lo sé, siempre fuiste así. Y tampoco puedo criticarte ni juzgarte porque yo haría lo mismo-

Lo miré por primera vez desde que me había sentado.

-No puedo decirte que eres un monstruo por matar a los que fueron mis compañeros porque nosotros, y yo mismo, hicimos lo mismo con los tuyos. En todo caso, yo también sería un monstruo-

-No lo eres... solo eres un pedazo de hielo andante- Dije riendo y por primera vez vi una sonrisa divertida en su rostro.

-Pero así son las guerras entre clanes-

-Si... por suerte ahora eso se va a terminar... -

Él volvió a su actitud fría y cortante y apartó la mirada.

-Es curioso... - Dice y hace que volteara a verlo -Se supone que dije que nunca me enamoraría de una Uchiha... -

-¿Eh?-

Él se levanta.

-Vamos, tenemos que volver- Dice extendiendo mi mano.

Yo asentí sin más y regresé mis ojos a la normalidad. Le pasé la mano.

-Pero antes que nada... - Me jala haciendo que me levante y quede pegada a él -Tus ojos son preciosos, no importa como se vean-

De la nada yo ya estaba en mi habitación y sola.

-¿Qué se supone que fue eso Tobirama Senju?- Murmuré mientras me cruzaba de brazos.

Suspiré profundamente y miré los alrededores.

Pero miré mi mano derecha que la tenía cerrada y cuando la abrí vi la flor que había agarrado.

Resoplé y la dejé cerca de mi cama.

-¿Se puede?- Mito entra a la habitación.

-Hola- Dije sonriendo.

-Uy uy uy, te veo muy sonriente- Dice sonriendo con picardía.

-¿Eh? Ah, solo sonrío ¿Tiene algo de malo?-

-No, no, claro que no pero... ¿Quién fue? Cuéntame- Dijo.

-No fue nadie- Dije riendo.

Ella me mira cruzada de brazos y arqueando una ceja.

Bufé.

-Es Albino- Dije.

Ella sonríe ampliamente y chilla para luego saltar y sentarse a mi lado.

-Creí que esperabas que dijera Kanu- Dije.

-Aún así... -

Ambas suspiramos y pensamos en que no debería estar juntándome con Tobirama.

-Si quiero dejar de quererlo... debería dejar de verlo... - Dije.

-No me gusta la idea pero... no puedes casarte con alguien mientras amas a otra persona para siempre-

-Debo de amar a la misma persona con la que me caso... -