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CAPÍTULO 24

Al otro día Sepia se levantó con más energía que nunca. Después de la escuela iría con Ricky a comprar los ingredientes que les hicieran falta, y su madre también estaba emocionada con el hecho, a ella le encantaba cocinar y más si eran postres.

En la escuela, la algarabía estaba por cuenta de lo sucedido en la fiesta de Juana Markle. Las chicas y los chicos hablaban de ello en los pasillos y salones. Sepia lo noto apenas ingreso a su salón.

El grupo de Juana Markle estaba distraído mirando algo en el móvil de una de ellas. Ya Ray, Javier y Sofía habían llegado, menos Eliza que estaba retrasada. Raro en ella que solía llegar antes que todos.

Sepia oyó voces y una risa, una que ya había aprendido a reconocer. Eliza entró a el salón, iba muy distraída hablando algo con Rob el mejor amigo de su hermano. Sepia los miro de reojo, no estaba muy contento que digamos.

Entonces Eliza se giró y le regalo una bella sonrisa antes de ir a su lugar. Sepia no pudo evitar hacer lo mismo. Sus ojos la siguieron hasta que llegó a su puesto, incapaces de despegar la vista del vestido suelto de color azul turquesa que llevaba.

Eliza estaba de mejor animo. El que si no estaba muy feliz que digamos era Max, quien venía tras ellos con una cara muy cansada. Pareciera que no hubiera dormido en todo el fin de semana.

Toda la clase se fue en bullicio y escándalo. Por poco y la maestra Amparo no logra dar su clase, Sepia estaba cada vez más intrigado sobre lo que pasaba.

 ¿Que había pasado que todo el mundo estaba tan conmocionado?

A la hora del descanso Sepia corrió a la cafetería. Si alguien sabía que había sucedido esos eran sus amigos, quienes no se perdían ni una.

Sepia llegó antes que los demás. Ray y Javier traían el refrigerio, mientras Eliza y Sofía venían al parecer del baño.

—Hola Sepia —saludo Javier.

—¿Cómo te acabó de ir? —cuestionó Ray empezando a comer.

—Bien, oigan ¿Saben porque hay tanto alboroto en el salón? —pregunto Sepia.

Las chicas quienes habían llegado en completo silencio, decidieron empezar a comer ignorando la pregunta del chico.

—Vamos, hay que decirle...

—Es muy incómodo para mi Javier —exacerbo Eliza de repente dejando de comer—. Se trata de mi hermano.

—Pero no tienes porque sentir vergüenza, una cosa es el y otra muy distinta eres tu —replicó Ray con seriedad—. Además de todos modos se va enterar ni que fuera ciego.

—¿De que? —pregunto Sepia.

Cada vez estaba más curioso.

—Sucedió en la fiesta de Juana Markle. Las cosas se salieron de control, y —Ray hizo una pausa al parecer lo sucedido le caía mucho en gracia—. Ayer filtraron unas fotos de Máx desnudo.

—¿Es enserio? —se rio Sepia.

Tuvo que contener una carcajada al ver la mirada asesina de Eliza, quien se encontraba cruzada de brazos.

—Tanto alboroto por una foto de un chico desnudo.

—Lo mismo digo yo —agrego Javier muriéndose de la risa.

—No se que se les hace tan gracioso —replicó Eliza con su cejas enarcadas—. A mi papá ayer por la tarde casi le da un infarto cuando vio las fotos. Sin contar que casi estrangula a Máx.

—Eliza tiene razón, además en la foto se le ve todo —comentó Sofía quien hasta el momento estaba en silencio—. Estaba sobre una cama a punto de... ustedes ya saben que.

—¿Viste esa foto? —exacerbo Javier evidentemente ofendido.

Javier había dejado de reírse y Sepia se tapó la boca para ahogar otra carcajada.

—Pues claro —respondió Sofía con obviedad—. Todos la vieron, ahora no veo porque yo no.

—Porque es una foto vulgar —bufo Javier.

Ahora Sepia y Ray se encontraban más divertido que antes.

—Espero que no le hayas puesto mucha atención.

—Le puse la atención que se merecía —siguió Sofía alzando los hombros—. Además no todos los días ves a un chico tan guapo desnudo...

—¿Qué me estás queriendo decir?

—¡Bueno ya! —intervino Eliza.

Era evidente que esa situación no le divertía en lo más mínimo.

—Están hablando de mi hermano y quiero que dejen ese tema en paz. Suficiente tengo con oír los murmullos del resto de la escuela.

—Esta bien, hablemos de otra cosa —concedió Sofía, mirando a su amiga con picardía—. Como por ejemplo podías contarnos que te venía diciendo Rob, que estabas tan contenta.

Eso sí le interesaba a Sepia, a quien la sonrisa se le borró de inmediato. Ahora era Javier quien se reía.

—Nada, sólo hizo una broma para subirle el animo a Máx —murmuro Eliza—. Eso es todo.

—Ok —comentó Ray con cara de no haberle creído.

Sepia quería dejar el tema de Rob en el olvido. O su comida se le terminaría agriando en el estómago.

—Muchachos, tengo algo que decirles —empezó Sepia llamando la atención de todos—. Mi familia y yo a partir de mañana vamos a vender Cupcakes. Si les interesa, sólo es que me lo hagan saber, voy a mandarles por un mensaje un catálogo con nuestros productos.

—¿Vas a vender Cupcakes? —inquirió Eliza con una sonrisa.

—Si, mi familia y yo necesitamos un dinero extra para la fiesta de 15 de mis hermanas —contó Sepia.

No iba a decirles el porque necesitaban ese dinero. Era algo que le daba vergüenza contar sobretodo al frente de Eliza.

Agarró su móvil y les envió el mensaje.

— Mi madre los hará y nosotros los venderemos a domicilio.

—Oye, que bueno —comentó Ray mirando el catálogo—.Yo si voy a hacerte un pedido. Me encantan los Cupcakes y estos se ven buenísimos.

—Les agradecería mucho que me ayudarán —repuso—, es por una buena causa.

—Yo también voy a hacerte un pedido —le informó Eliza mirándolo fijamente—. Mi padre tiene una reunión el martes. Así que se los podemos servir a los invitados.

—¿Una reunión con quien? —interrogó Sofía arqueando una ceja— ¿Con John Hubble?

—No, con sus compañeros de trabajo.

John Hubble ahora estaba enojado con el señor Francisco por no haberle hecho caso referente a lo de Sepia. Así que Eliza descansaría de su acoso por un largo tiempo.

—Tal parece que en la estación hay una nueva policía, y papá esta entusiasmado con ella.

—Tu papá se entusiasma con todas las mujeres que ve —replicó Ray quien ya había acabado de comer—.Y si es bonita mucho más.

—En eso tienes toda la razón...

Los murmullos y las carcajadas del grupo de Juana Markle no se hicieron esperar. Las chicas no dejaban de mirar sus móviles, de seguro viendo la foto de Máx.

A Max parecía no importarle, se encontraba muy a gusto con su novia, quien sonreía abiertamente.

—No entiendo como puede seguir con ella después de lo que le hizo —repuso Eliza mirando a Juana—. Ella debió ser quien le tomó esas fotos.

—De seguro si —concedió Javier—. Lo mismo hizo con Triss.

Ante la mención de ese nombre Eliza no pudo evitar sentirse incómoda.

—Si, pero el sí tenia vergüenza —intervino Ray mirando a las chicas—. Después de eso se dio de baja.

—Lástima que mi hermano no tenga autoestima —musito Eliza con tristeza—. Acepta todo lo que ella le dice, sin oponerse siquiera. Lo peor es que ella no lo quiere.

—¿Cómo lo sabes? —cuestiono Sepia.

Ellos siempre se veían tan cariñosos, era casi imposible pensar que no pudieran quererse.

—Eso se nota y a ella no se le nota nada —respondió Eliza mirando a Sepia—. El amor es algo que no se puede ocultar.

Los chicos se miraron entre sí.

Ray no pudo ocultar su sonrisa al ver la cara de inocencia de Sepia. El chico era verdaderamente lento para las indirectas.

—Voy por un pastel de carne —informó Ray colocándose de pie—. ¿Quieren algo?

—No —contesto Javier, mirando a su novia—. Amor ven conmigo voy a mostrarte algo que tengo en mente, ¿Quieres venir?

—Claro que si guapo  —respondió Sofía tomando la mano de su novio—. Me muero de ganas de saber que quieres enseñarme.

Los chicos se alejaron rápidamente con una excusa recién inventada.

El objetivo: Que Sepia y Eliza pasarán la mayor cantidad posible de tiempo juntos y a solas.

—Sepia, no había tenido la oportunidad de pedirte disculpas por todo lo que paso ayer —espetó Eliza.

Intentó ocultar su vergüenza desviando la mirada y clavándola en sus manos.

—Espero no estés muy molesto por la situación tan incómoda que pasaste por culpa de mi padre y de John Hubble.

—No te preocupes Ela —agrego Sepia mirando a Eliza—. La actitud de tu padre no es tu culpa, tampoco la de ese sujeto John Hubble. Tu eres la menos culpable en todo esto.

—Gracias —susurro Eliza con un hilo de voz apenas audible—. Gracias por comprenderme y no juzgarme, eres un buen amigo.

—Supongo que sí.

Eliza se había hecho a la idea de que no iban a ser nada más. Sepia jamás la vería como una mujer, a pesar de que se esforzara por ser una chica diferente para el.

Simplemente terminaba siendo la misma chica que el rechazaba una y otra vez.

—Es la primera vez que tengo amigos. Es bueno haber cambiado de escuela sólo por conocerlos a ustedes. Son lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

—Y tu eres el mejor —Eliza tomó la mano de Sepia—. Nunca lo olvides, y no olvides el potencial que tienes ahí dentro. Estas hecho para cosas grandiosas. Jamás tengas dudas de ello.

Sepia observó la mano de Eliza sobre la suya. Entonces la tomo con delicadeza y la llevo a su boca para besarla como había hecho en la cascada. Eliza se sonrojo de pies a cabeza sintiendo como su corazón galopaba de prisa.

—Si estas frente a mí, jamás lo dudare…

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