Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 11

—Cariño, dale permiso —intervino la madre de Sepia—. Mira que hable con la chica. Eliza es la hija del señor Payton, el comandante de la estación de policía del sur.

—¿El padre de Eliza es policía? —investigó Sepia atorándose con su jugo.

El no había logrado oír la conversación de su madre con la muchacha. Lo único que supo era que después de hablar largo y tendido con ella, su madre había accedido a dejarlo viajar.

—Si, ¿No lo sabías?. La cosa es que la cabaña es una propiedad del señor Payton —continuó la señora Leonor—. Allí viven la señora Tay y su esposo el señor Chang. Ellos estarán pendientes de los muchachos. Además me dio la dirección de la cabaña, y el número de teléfono. Eliza me aseguró que no beberán porque su padre se lo tiene prohibido y dormirán en cuartos separados, ya que la cabaña es muy grande.

—No lo se...

—Papá déjalo ir —agrego Leticia, mirando a su padre—. Últimamente se la ha pasado aquí encerrado. No sale ni a la esquina, además ¿Qué le puede pasar?

—Si papá, Sepia ha cumplido su palabra de no volver al casino —comentó Eleonor.

Las mellizas tenían un poder de convencimiento muy eficaz, y solía funcionar muy bien con su padre. Hasta con el mismo Sepia.

—Merece una recompensa por lo bien que se ha portado. El sabe cuidarse muy bien, no le va a pasar nada —completo Leticia.

—Papá, si algo llegará a suceder Sepia está en condición de defenderse —añadió Ricky sacando su móvil—.  Además averigüe sobre el comandante Payton y todo esta en regla. Es una familia modelo, muy respetada. Y esa muchachita Eliza la he visto de lejos y es toda una señorita decente, nada de que preocuparse.

—Bueno, ¿Esto que es? —replicó el señor Dago—. ¡Nunca había visto tantos abogados defensores!

Sepia estaba muy feliz. A pesar de lo que había hecho ellos lo seguían apoyando, y mucho más las niñas que en vez de estar furiosas con el por su comportamiento y por ser el culpable de que no fueran a tener fiesta de 15; lo apoyaban incondicionalmente, sin importar nada más.

—Esta bien —cedió el señor Dago después de pensarlo.

Es que el era demasiado sobre protector, no le importaba el hecho de que Ricky y Sepia fuesen hombres. El los cuidaba como si fueran dos frágiles muñecas de porcelana.

—Eres un muchacho responsable, espero que te portes a la altura. No quiero problemas y mucho menos quejas de ti.

—No las vas a tener, yo te lo aseguró —contestó Sepia.

Su mamá agarró su mano y le dio un apretón, mientras las chicas sonrieron victoriosas.

Ricky sonrió con malicia en su dirección y le guiño un ojo, el seguía creyendo que a Sepia le interesaba Eliza. Aunque nadie sabe que esconde el corazón de otro.

—¿Cuando se van? —inquirió don Dago.

Estaba feliz de que su hijo por fin empezara a hacer las cosas que hacían los adolescentes de su edad y se olvidará de Lara.

—Mañana papá, volveremos el domingo en la tarde —respondió Sepia terminando de comer—. Llevaremos los apuntes y allí haremos la tarea. Por la comida no te preocupes la señora Tay es la que cocina, toda esta preparado. No es la primera vez que Eliza y sus amigos van a la cabaña, lo hacen una vez al mes. Es como un ritual del grupo.

—¿Entonces eres amigo de esos chicos? —pregunto su mamá—, ¿Te incluyeron en su grupo?

Estaba expectante, quería una respuesta afirmativa.

—Si, ellos son como yo.

—¿Que quieres decir con eso hermanito? —cuestiono Leticia—, ¿Ellos también tienen tu condición?

—No pequeña —respondió el chico mirando a lo lejos—. Son el grupo de raros de la escuela. A Ray lo desprecian por ser gordo. A Javier por su problema de rodilla, por el cual cojea. A Sofía por que es la  novia de Javier. A Eliza porque es inteligente y no le gusta ir a fiestas.

—¡Guau! —exclamo Eleonor—. Entonces ustedes son la versión realista de los jóvenes titanes, la liga de la justicia y los Avengers.

La mesa estalló en risas y carcajadas. Era la primera vez en mucho tiempo que lo hacían, por fin estaban en familia.

 
🌻🌻🌻
 

El día estaba muy animado. Juana Markle haría una gran fiesta el sábado. Ella y sus amigas hablaban de ello todo el tiempo, y los chicos hacían comentarios obscenos acerca de las muchachas que asistirían a la fiesta.

La hora del descanso fue en especial agitada, Máx en la mesa que compartía con Juana Markle seguía mirando a Sepia como si quisiera asesinarlo. La cercanía del chico con su hermana no le gustaba. Sobretodo porque aun con todo y lo que le había hecho y dicho el chico no le hacía caso.

Parecía que Sepia no quería arrodillarse, pero el iba a ponerlo a sus pies.

—Llevaré más comida —determinó Ray mordiendo su emparedado—. La señora Tay cocina muy rico, pero muy poquito, no quedó satisfecho.

—Por Dios. No vas a llevar más comida —negó Sofía quitándole el emparedado que comía—. Vas a terminar como una ballena.

—En vez de estar pensando en comer tanto, deberías pensar en hacer ejercicio y dieta —le regaño Javier—, ¿Porqué no le dices a Sepia que te ayude a entrar a su escuela de lucha libre?

—Eso sería una buena idea —agregó Eliza.

Observo de reojo a Sepia que no se encontraba muy a gusto con la propuesta.

—Bueno, si Sepia quiere.

—No creo que haya algún problema —mintió el chico.

No podía siquiera imaginar a Ray en su escuela de lucha libre. Iba a romperse una pierna en el primer entrenamiento. Sin embargo ese no era problema suyo.

—Te daré la dirección y sólo tienes que ir con tu padre, para que pague la colegiatura y te inscriba.

—Gracias, pero no quiero ir —replicó Ray negando con la cabeza—. Yo soy feliz así. Además no me gusta hacer ejercicio, y no soporto las dietas.

—Oye, pero una dieta de vez en cuando no le hace daño a nadie —refuto Sofía.

Las carcajadas provenientes de la mesa de los chicos cabeza hueca no dejaba casi oír lo que hablaban Sepia y sus amigos.

—Aquellos están muy contentos parece que la fiesta va a ser todo un éxito —comentó Sofía.

—Por supuesto, tendrán vía libre para hacer lo que les de la gana —murmuro Ray, agradecido de que sus compañeros cambiarán de tema de conversación—. Se hablará de esa fiesta por semanas.

—Dios quiera que ninguno salga herido —pidió Eliza mirando precisamente a su hermano—. No como la última vez.

—¿Que paso la última vez? —inquirió Sepia al ver el semblante de sus amigos—, ¿Paso algo malo?

Los muchachos se miraron entre sí, pensando en sí valía la pena contárselo o no.

—Un chico de cuarto tuvo una sobredosis de drogas —empezó Javier hablando en voz baja—, se puso muy mal y a los pocos días murió. Sus padres culparon a Juana Markle y a sus amigos de ser los culpables, pero jamás pudieron comprobar nada.

—Hay quienes dicen que ellos lo obligaron a consumirlas —susurro Ray mirando de reojo al grupillo—. Sin embargo no hay pruebas de ello, ya que algunos testigos dijeron que el las consumió por gusto propio. Al final no se supo la verdad.

—Que escalofriante —dijo Sepia.

A el alguna vez le habían ofrecido droga pero el las había rechazado.

—Y aun después de eso sus padres le permiten seguir haciendo fiestas.

—Juana es huérfana —respondió Sofía—. Sus padres murieron hace tiempo, le dejaron una cuantiosa herencia. Su tío es su tutor, pero el se la pasa viajando. Así que Juana vive con unos sirvientes en una casa que parece un castillo y hace todo lo que quiere. Ella obtiene todo lo que desea, todo.

Sepia tenía clavada la mirada en la muchacha en mención.

—Ella siempre tiene lo que quiere —musito Eliza mirando a su hermano, luego miro a Sepia—, mucho más si se trata de hombres.

—Ella no tiene la culpa —se quejó Javier volteando los ojos—. Los hombres caen a sus pies por su belleza. Ella tiene todo lo que un hombre desea.

—Y tu deseas tener un ojo morado para mañana, ¿Verdad? —rugió Sofía , mirando a su novio como siquiera matarlo—, O prefieres que te arreglé la pierna.

—¡Guarda silencio, amigo! —exclamo Sepia recostándose de su silla—. O mañana sin lugar a duda iremos a tu sepelio.

Por la tarde en la casa de Sepia todo fue un rebullicio. Su madre corría de un lado a otro y empacaba cosas en la maleta del chico, como si este fuera de paseo al desierto. Sepia desempacaba lo que no le servía, y su madre volvía a empacárselo.

Así se la paso un rato hasta que el muchacho se dio por vencido y dejó que su madre hiciera de las suyas.

—Mamá es hora de irme —grito Sepia bajando al primer piso—.  Los chicos no demoran en llegar.

—Esta bien, hijo —concedió su madre saliendo de la cocina con un paquete—. Pero, ¿Quien va a conducir?

—No se mamá, Ray tiene licencia supongo que el —respondió Sepia—. No te preocupes por eso; todo va a estar bien.

—Ten hijo esto son unos sándwiches para el viaje —susurro la señora Leonor pasándole a Sepia el paquete—. Prométeme que cuando llegues vas a llamarme.

—Lo haré mamá no te preocupes, todo va a estar bien —musitó Sepia dándole un beso en la
mejilla—. Despide de los demás, y dile a papá que voy a portarme bien; que confíe en mí.

—¡Yo lo sé mi niño! —exclamo su mamá—. Acaso no fui yo la que te crió y sabe la clase de muchacho que eres. Más bien te cuidado con esas muchachas, procura que no se enamoren de ti.

—Jajaja —río Sepia, su madre se dedicaba a arreglar el cuello de su camisa—, tu no cambias mamá.

—Jamás.

En ese momento se oyó la bocina de un automóvil. Sepia le dio un beso a su mamá en la frente y salió a toda prisa con su maleta.

Su madre lo siguió con sus ojos y lo vigilo por la ventana. Tenía que aprender a despegarse de sus hijos, aprender a vivir sin su presencia diaria en su día a día.

Era la ley de la vida que ellos algún día se fueran.
Sepia estaba que no cabía en si mismo de felicidad. Era la primera vez que hacia un viaje de ese tipo, con jóvenes de su edad.

En su antigua escuela nadie lo invitaba a nada, y por su culpa tampoco invitaban a Ricky, ya que siempre estaban juntos.

La alegría de Sepia cayó al suelo como un rayo del cielo. El conductor del vehículo se bajo y espero al chico afuera del auto, mientras los demás pasajeros se miraban entre sí con cara de preocupación.

Sepia lo reconoció de inmediato, Ricky le había mostrado una fotografía del hombre cuando había investigado la familia de Eliza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro