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Parte 6

NOTA: Esta parte va a tener contenido un poco explicito y candente, si no te gusta leer eso; está marcado donde comienza y donde termina. Para que puedas saltarlo.





El día siguiente como de costumbre, Max y Jocelyn se volvieron a ver en el trabajo. Sin embargo, a partir de ese día él comenzó a besarla brevemente al momento de saludarla y de despedirse. También comenzó a llamarla cariño cuando se dirigía a ella, aunque estuvieran con más personas y cada vez que lo hacía, ella le reclamaba y le pedía que no lo hiciera. Max ignoro sus peticiones y comenzó a tener más muestras de cariño hacia ella, las cuales fueron cada vez más notorias y frecuentes haciendo difícil mantenerse alejada de él. Jocelyn tenía que ser más racional que sentimental, no podía permitir que las muestras de cariño y deseo los hiciera perder la cabeza.  Sobre todo, cuando se quedaban a trabajar tarde y estaban ellos dos solos.

Días después, una tarde que salieron a comer juntos, como lo hacían una vez a la semana, ella se ofreció a llevarse su coche sin saber que ese día Max la llevaría a comer a un restaurante que estaba a una hora y media del trabajo. Era un lugar en una colina con una increíble vista a la ciudad. El tiempo que tardaron en llegar no les importo porque el paisaje de la carretera era un deleite para la pupila; en particular para ella que era la primera vez que lo veía, era realmente hermoso. Conscientes de que el camino de regreso era largo, ordenaron de inmediato y conversaron únicamente mientras les sirvieron sus platillos. Disfrutaron de la comida y dejaron la plática para cuando estuvieran dentro del coche.

De regreso al trabajo a medio camino comenzó a llover. Al parecer el exceso de velocidad y la falta de experiencia de un joven para conducir en ese tipo de carreteras provoco un aparatoso accidente que los llevaría de regreso a la fábrica. Tomar una ruta alternativa les llevaría mucho tiempo por lo que optaron porque Jocelyn dejara a Max en su casa y que esperara un rato hasta que disminuyera el tráfico por el camino que la llevaría a su casa.

El plan pareció bueno hasta que Jocelyn se estacionó enfrente de la puerta de la cochera y se dieron cuenta que él tenía el control de la cochera en su coche y las llaves en el trabajo. Se quedaron un rato en el coche platicando hasta que ella le comentó a Max que necesitaba ir al baño, por lo que él  decidió ver la forma en que entraría a su casa.

–No tienes que hacerlo, podemos ir a algún lugar de comida rápida, o alguna tienda. –dijo ella tratando de evitar que Max se empapara con la fuerte lluvia.

–No hay nada cerca y de cualquier manera tengo que ver cómo voy a entrar a la casa. –comentó Max, sin darle tiempo a ella de decir nada más y se bajó del coche.

Jocelyn espero lo más que pudo, pero al ver que no regresaba pronto decidió bajarse también, y lo encontró terminando de entrar por una de las ventanas. En cuanto le abrió, ella le pidió permiso para usar el baño y entró enseguida. Cuando ella salió, Max estaba descalzo y sin camisa, secándose el pelo con una toalla. Al verlo así en lo único en lo que podía pensar era en acariciarlo. Las yemas de sus dedos parecían arder por el deseo de tocar la piel de él. Max se percató de cómo lo miraba y sonrió.

–¡Oh no! —Fue lo único que ella pudo exclamar, mientras se dio la vuelta para ver a hacia donde podía caminar para alejarse de él.

–¿Qué pasa, tan mal estoy? –pregunto él, mientras sonreía.

–¿Eres un vanidoso, lo sabes? –Max se rio de ella, le encantaba cuando sonreía de esa manera tan picara y seductora.

Después de esa sonrisa, ella no pudo mentirle.
—No Max, no estas nada mal. Eres una hermosura de hombre de cabeza a pies, ese el problema.

–Yo sólo me quitetla playera y los zapatos para no resfriarme.

–Si, ya veo. Ahora por favor ponte una seca. –dijo sonriendo y bajando su mirada.

Max se aproximó más a ella y sutilmente le levanto su rostro.

–Dame un por qué y lo hago. –le dijo con la esperanza de que ella aceptara lo que estaba sintiendo. La miro a los ojos, para que viera la llama de deseo que había comenzado a sentir también él. Jocelyn no pudo sostenerla la mirada y mucho menos pudo apartar sus labios cuando él comenzó a besarla, al momento en que ella le iba a dar una excusa. Sus besos la quemaban de una manera sutil porque parecía que estaban cargados de una mezcla de electricidad, con pasión, y deseo. Los cuales le transmitían increíbles descargas por todo su cuerpo. Jocelyn comenzó a sentir como todas esas partículas de electricidad poco a poco se comenzaban a acumular en lo más íntimo de su ser.

Max de inmediato supo que la chispa de pasión había comenzado a arder. Había anhelado tanto ese momento que quiso saborear y disfrutar sus labios al máximo. La besó con tanta pasión y deseo haciendo que su respiración se acelera, no sabía si eran los labios de Max y la forma en que la besaba, o era que jamás nadie la había besado con tanto deseo que hacía que sus besos fueran adictivos. Cómo lo es el chocolate más exquisito en la boca de un niño por primera vez.

–Vamos a darnos un baño con agua caliente, no me perdonaría que te fueras a enfermar por mi culpa. –sugirió Max, después que ella estornudo varias veces. Ella se quedó callada, dudó por un momento y después de un largo silencio prosiguió un profundo suspiro con el cual accedió. Él la dirigió a su recamara, donde se encontraba el baño con regadera mientras vio en su rostro que no estaba segura. El deseo de él por hacerla suya era inmenso, pero antes que todo, era primero un caballero y no la iba a presionar a que hiciera nada que ella no quisiera.

Max estaba seguro de que ella lo deseaba tanto como él a ella, a pesar de sus dudas y temores. Sabía que sólo era cuestión de tiempo para que terminaran haciendo el amor, pero dejaría que fuera ella quien diera el primer paso, lo último que desearía seria ver en su rostro un reproche por haber apresurado las cosas

–Te dejo para que te bañes tú primero. Ahí hay todo lo que necesitas, incluyendo toallas y una bata. Yo voy a buscar más para mí. –dijo él, después indicarle en donde estaban las cosas; antes de comenzar a caminar para salirse de la habitación.

–Max. –hablo ella, tratando de disculparse con él.

–No te preocupes cariño, siéntete como en tu casa, yo voy a prender la cafetera y a buscar algo para ponerme. Si necesitas algo me llamas.

Jocelyn no sabía si alegrarse porque estaba dándole su espacio y le estaba dando tiempo, o si sentirse mal por que estaba desaprovechando la oportunidad de sentirse amada por él. Mientras aclaraba sus pensamientos y emociones, le dio las gracias y entró al baño sin ponerle seguro a la puerta. Poco después, cuando ella había terminado escucho su voz preguntándole si necesitaba algo más, por lo que abrió la puerta y le pregunto si podía usar su cepillo del pelo.

Max entro y sacó el cepillo de uno de los cajones para dárselo, también aprovecho para abrazarla por la cintura y darle un beso en la mejilla. Ella comenzó a cepillar su pelo y él a admirar su belleza y a deleitarse viendo todo lo que no cubría la toalla.

–Preferí dejar la bata para ti. –comentó ella, mientras lo veía en el espejo.

–Mejor para mí. –dijo con una sonrisa, le dio un beso en su cabello mojado y después en su hombro–. Ahora soy yo quien te va a pedir que pongas algo.

–Necesito poner mi ropa a secar o sacar mi bolsa de la cajuela.

–Va a ser más  rápido "y menos tortura" ir  por la bolsa.

–¿De verdad, no te importaría?

–Claro que no, vuelvo en seguida. –dijo y se fue. Max estaba casi seco antes de salir y regreso escurriendo de agua.

–¡Dios Santo, estás empapado! –comentó al tiempo que comenzó a secarle el cabello con una toalla. –¡Estas helado! Te toca bañarte yo tampoco quiero que te vayas a enfermar después de haber salido sin camisa ni zapatos.

–De acuerdo. –dijo él, y en dos segundos desabrocho su pantalón y comenzó a quitárselo junto con el bóxer, con una gran sonrisa y sin el menor pudor.

–Bueno... Es hora de que yo salga de aquí. –expresó entre risas y volteando al lado contrario de donde se encontraba él.

–Ya me has visto. Me vas a decir que te da más pena verme ahorita, ¿qué cuándo me viste en el baño del motel? Ese día no podías apartar tus ojos de mí.

–Fue diferente, –respondió defendiéndose y poniendo el cepillo del pelo sobre lavabo del baño sin poder evitarlo soltó una carcajada al recordar ese momento–Además estaba viendo tus tatuajes.

Max que ya estaba dentro de la regadera y a punto de abrir el agua, comenzó a carcajearse al ver la cara de ella.

La risa de él la hizo voltear a ver su rostro para reclamarle y vio que Max extendiendo una mano para invitarla a que entrara con él.

–Acompáñame ándale. -pidió suplicante y con una voz seductora.

Ella no dijo nada sólo seguía riéndose mientras se negaba con su cabeza.

–Max, esto es una locura.

–Si, estoy loco por ti. —declaró al abrir el agua, y voltear a verla antes de comenzar de elevar su rostro para que el agua mojara su cabello. Jocelyn tenía toda la intención de salirse, pero se detuvo al ver como el agua mojaba su rostro mientras él pasaba sus manos por su cabello y esta vez ella se deleitó siguiendo el recorrido del agua por todo su cuerpo; era verdaderamente espectacular.

Max quito el agua de sus ojos y volteo a verla. Nuevamente extendió una mano invitándola a entrar mientras con la otra mano abrió la puerta de vidrio de la regadera. En esa ocasión Jocelyn no se negó moviendo su cabeza, sólo se quedó pensando que le iba a pesar mucho lo que iba hacer, pero sabía que le iba a pesar más el no darse la oportunidad de intentarlo. Estaría loca si rechazaba su invitación, no quiso pensar en nada más, solo quería dejarse llevar por su instinto de mujer y volver a sentirse amada por alguien.





Después de un par de segundos, su expresión de complicidad y de emoción le dejaron saber a Max que había aceptado su invitación. Se quitó la toalla y la puso en el lavabo antes de entrar a la regadera con él.

Max la esperaba con ambos brazos extendidos, repasó su cuerpo desnudo en tres segundos y volvió a verla a los ojos. Sonrió al verla enfrente de él. Jocelyn se acercó a él y puso sus brazos alrededor de su cintura, él la abrazo y termino de acercar su cuerpo seco al suyo que ya estaba mojado. Se dio la vuelta sin soltarla de sus brazos para que el agua tibia le callera a ella; acaricio su espalda y ella recargó su cabeza en su torso. Se quedó abrazándolo por un rato bajo el agua de la regadera disfrutando el momento y acostumbrándose al cuerpo de él antes de comenzar a acariciarse y a besarse.

Max dejo de besar sus labios para besar su cuello y la giro hábilmente acercándola de espaldas para poder acariciar por primera vez sus senos tercios y firmes, haciéndola gemir. Dejo una mano sobre ellos y lentamente comenzó a descender la otra mano, con lo cual acelero el flujo de sangre a esa área y comenzó a jadear. Jocelyn se entregó a Gustavo cuando supo que quería pasar el resto de su vida a su lado, su primera vez fue con él y durante los mejores meses de su relación hicieron muchas veces el amor; por lo tanto, ese día no era ni su primera, ni segunda vez que se entregaba a un hombre. Sin embargo, si era la primera vez que experimentaba tanto placer. Se preguntaba si ese nivel de excitación era porque estaba haciendo algo indebido o simplemente porque Max sabía muy bien lo que hacía. La respuesta no importaba en ese momento, lo único importante era que él había logrado despertar en ella a la mujer que estuvo dormida por más de tres años.

Poco después Max puso un poco de jabón líquido en su mano y comenzó a frotar en todo el cuerpo de ella y a excitarla más. Sonrió al verla y la coloco debajo de la regadera para que se enjuagara. Enseguida fue el turno de ella para recorrer todo el cuerpo de él y darle placer.

Entre risas y con pupilas dilatadas salieron de la regadera para secarse un poco. Jocelyn volvió a envolver la toalla en su torso y nuevamente cepillo su cabello antes de que Max la tomara entre sus brazos y la depositara en la cama sin dejar de besarla. Ese día finalmente haría realidad su sueño de hacerle el amor y despertar abrazado de ella.


A la mañana siguiente, Max despertó y pensó en Jocelyn como de costumbre. Sin embargo, esta vez se quedó pensativo, preguntándose a sí mismo si sólo había sido un sueño, ¿o si en realidad le hizo el amor a Jocelyn? Al enderezarse y ver que toda la cama estaba destendida y que la otra almohada estaba desacomodada, entonces sonrió. Volvió a recostarse y con la sonrisa aún en su rostro cerro los ojos para poder recordar y revivir lo que había pasado. Fue tal como lo pensó, pasó la mejor noche de su vida. Nada más de recordarlo sintió la necesidad de volver abrazarla, sin embargo su sonrisa desapareció al darse cuenta de que Jocelyn no regresó a su lado.

Al principio se imaginó que ella estaría en la cocina preparándose café, o en la sala esperándolo o quizás en el baño. Se levanto para buscarla, la llamo un par de veces y después se asomó para ver si su coche aún estaba estacionado afuera. Tenía la esperanza de que únicamente se hubiera ido a correr pero con desilusión vio que el coche y ella ya no estaban ahí. Pensó por un momento que no era buena señal, pero no quiso ser pesimista, por lo que mejor se bañó y se preparó para irse al trabajo.

Max anhelaba que fueran las siete de la mañana para volver a ver a Jocelyn y para poder besar sus labios una vez más. Estaba esperándola en la oficina y hablando por el celular cuando ella entro contestando el teléfono que había comenzado a timbrar. Max decidió entrar a su oficina para terminar su conversación, pero se detuvo en seco y regresó de la puerta.

–Permíteme un momento –dijo Max, a la persona con quien hablaba.

Para entonces Jocelyn ya se encontraba sentada tomando un recado para él y anotando una información en la libreta amarilla que tenía sobre el escritorio. Por esa razón Max se inclinó y con su brazo derecho la acerco a él para darle o un beso en la cabeza, tomándola por sorpresa por lo que ella se distrajo y dejo de escribir por un momento mientras sonrió levemente. Al darse cuenta de que no había puesto atención a lo que le decían por teléfono, continuo con su conversación disculpándose y preguntando si podían repetirle lo último que le habían dicho. Estaba tentada a voltear a verlo, pero prefirió no hacerlo y poner atención de nuevo a la persona que estaba en la línea.

Max esperaba el momento de estar a solas con Jocelyn, pero ese día pareció ser el más ocupado en la oficina. Cuando ella tenía una pregunta que hacerle,lo hizo por el teléfono como lo hacía en ocasiones. Max la observaba por el vidrio y la veía trabajando como si nada, inclusive le sonreía a veces cuando sus miradas se encontraban. Ella no tenía ni la menor idea de que lo único que deseaba Max en ese momento, era poder abrazarla y besarla. Se sentía molesto consigo mismo porque moría por ver en los ojos de ella un destello de la pasión de la noche anterior o al menos una mirada de complicidad.

Finalmente, Jocelyn tuvo que preguntarle algo en persona y él aprovecho que ella entro a su oficina, para saludarla con un abrazo y un beso que ella correspondió, pero no como él hubiera querido. Esperaba que ella estuviera más cariñosa, pero no fue así, lo saludo como de costumbre tal como si no hubiera pasado nada entre ellos. Le costaba trabajo creer que la pasión que se había encendido la noche anterior al rojo vivo parecía no haber dejado ni una chispa en ella, mientras el sentía ese fuego aun ardiendo dentro de él.

Max tenía planeado ir a almorzar con ella, pero supo que ella tenía ya otros planes cuando la vio de pie y sacando las llaves de su coche mientras caminaba hacia la salida.

–Cariño, espera por favor. -pidió él logrando que Jocelyn se detuviera.

–Si, dime –dijo con cara de sorpresa al verlo indeciso.

–¿Vas a salir? –preguntó Max, cuando en realidad deseaba decirle que había tenido una noche inolvidable y que no podía evitar el sentirse desilusionado e incluso un poco molesto al verla tan indiferente.

–Pensaba ir a comer, ¿necesitas algo?

–Sí, a ti. –le dijo mientras la acerco a él. –¿No pensabas invitarme?

–En realidad no se ni que voy a comer, no tengo mucha hambre. Pero si gustas puedo traer algo para los dos y comemos juntos. –respondió ella, correspondiendo su abrazo.

–Me encantaría, tengo hambre. ¿Quieres comida china o hamburguesas y papas?

–Lo que gustes está bien conmigo.

–Quiero hamburguesa, pero lo que más me gustaría es que no dejes de mirarme a los ojos como siempre lo has hecho.

Sin decirle nada ella volteó a verlo directamente a los ojos.

–¿Necesitas algo más? –preguntó con una sonrisa tratando de ocultar el remordimiento que tenía, por lo que paso entre ellos.

–Sólo que regreses.

–Claro que sí, como usted mande. –respondió pretendiendo hacer un saludo militar y una pequeña sonrisa genuina.

– ¡Con cuidado preciosa! –dijo antes de verla salir mientras él se quedó pensativo.

Jocelyn regreso con la comida y sólo tuvieron oportunidad de platicar un poco, antes de volver a ocuparse el resto de la tarde. Cuando se llegó la hora de salir, Jocelyn vio que llego un cliente amigo de Max con quien usualmente se quedaban platicando por mucho rato. Algo a su favor porque aún se sentía extraña a su lado y no quería quedarse a solas con él, al menos no esa noche.

Decidida a irse, estuvo a punto de salir sin despedirse, pero el hecho de dudarlo la hizo reflexionar y antes de irse entro a la oficina de Max para preguntarle si necesitaba algo más. El volteo para verla y su mal humor se le quito al verla sonreír, vio su reloj y después a ella. Se miraron un par de segundos antes de que él le sonriera.

–No, gracias por todo. Buenas noches, Jocelyn, nos vemos mañana.

Ella cerro sus ojos por una fracción de segundo y también acento con su cabeza y se despidió.

El cliente volteo a verla para despedirse y espero hasta que estuviera fuera de la oficina para continuar su plática.

–¿Ya tiene rato trabajando para ti, ¿verdad? –pregunto el cliente a Max.

–Si, cerca de un año y medio.

–¿Está casada o anda con alguien?

–No que yo sepa. –respondió Max, serio y celoso.

–Es hermosa, ¿cómo le haces para ser inmune a una mujer como ella?

–Lo es, y es más hermosa por dentro que por fuera. Pude mantenerme alejado de ella hasta hace poco, ahora me es inaudito imaginarse no tenerla cerca, ya me robo el corazón. –declaro Max, informándole al cliente que Jocelyn estaba reservada para él.

Esa noche Max estuvo tentado a llamarla, o a ir a buscarla, pero al final decidió no hacerlo. A ambos les costó trabajo poder dormir, recordando lo que pasó la noche anterior.

Al día siguiente cuando Jocelyn llego al trabajo se encontró con Max en las escaleras. Él la espero y la saludo con un abrazo y ella con beso en la mejilla que termino siendo en los labios cuando Max giro un poco su cabeza y la acerco tomando su nuca con una mano. Le preguntó por unos datos y Jocelyn comenzó a darle información hasta el momento en que vio un hermoso arreglo de rosas rosas en su escritorio.

–¿Y esto?

–¿Porqué me preguntas a mí?

–Porque tú eres la única persona que lo haría.

–No estés tan segura, puedes tener un admirador secreto.

Jocelyn se carcajeo y después lo abrazo, le encantaba sentirlo tan cerca y sentir los brazos de el en su espalda.

–¿Yo un admirador? No. –aseguro riéndose convencida de que eran de Max.

–Pueden ser de Anthony, anoche se mostró interesado en ti. –le dijo él un tanto celoso.

–Dudo que un hombre como él, se fije en alguien como yo. Además, no le he dado pie para que lo haga.

–A mí tampoco me lo diste y estoy loco por ti. Una mujer como tú no pasa desapercibida tan fácilmente.

Ella extrañada lo vio y dudando lo que él le dijo, movió la cabeza de lado a lado.

–¿No me crees? Yo jure jamás poner mis ojos en otra mujer que tuviera algo que ver con el trabajo y mírame aquí, rendido a tus pies.

Jocelyn levanto un poco sus hombros y ambas manos, en señal de que ella no había hecho nada, y se hizo hacia atrás.

–Tú no eres el único que está rompiendo un juramento. Olvidemos lo que paso para que todo puede volver a ser como antes. -pidió ella, realmente deseando liberarse del remordimiento que sentía.



Nuevamente GRACIAS por continuar leyendo: Eli, Mella, Bere y

todos los demás. Déjenme saber quiénes son para poder agradecerles.

La batalla interna que Jocelyn esta luchado, apenas comienza, lo bueno es que Max es un amor y una chulada de hombre y va a luchar por su amor.

Hasta la próxima, no se olviden de votar

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