Parte 18
~No hay una sola historia de amor real que tenga final feliz.
Si es amor no tiene final. Y si lo tiene, no es amor~
El espíritu navideño se reflejaba en la gente al igual que las tiendas y los centros comerciales decorados con árboles de navidad, guirnaldas con luces y decoradas con noches buenas o listones rojos. Diciembre llego sin que Jocelyn lo esperara al igual que el día que ella y Max fueron juntos al banco y después a comer. Unos días después también lo acompaño a comer.
–Espero que no tengas planes para la hora del almuerzo porque vamos a comer juntos.
–No los tengo. ¿Quieres que ordene o que traiga algo? –pregunto ella.
–Ninguna, vamos a salir a comer. Ya hice reservación para dos. –aclaro Max, sin dejarle otra opción. La idea le agrado a ella porque tenía que hablar con él y ese sería el mejor momento para hacerlo. Le pregunto si se irían en un coche o dos, él la dejo decidir y opto por irse juntos para que ella pudiera terminar de acomodar unos documentos en folders.
Durante la comida hablaron sobre el trabajo y ella aprovecho para informarle que le gustaría dedicarle más tiempo a la nueva producción. Su plan era poder pasar menos tiempo en la oficina y que la nueva secretaria la suplantara. En otras palabras, le estaba informando que dejaría de trabajar para él y al hacerlo ya no tendría por qué estar en la misma oficina. Max continúo comiendo y cuando asimilo la noticia, le informo que estaba de acuerdo con ella.
Jocelyn espero a que casi terminaron de comer para decirle que le gustaría tomar unas vacaciones antes de que comenzara la nueva producción. Max paso el bocado que tenía en la boca porque no tuvo otra opción, aunque hubiera querido seguir comiendo, ya no pudo hacerlo. Le pareció buena idea, después de todo, cuando se ausento fue para hacerse cargo de asuntos; no para descansar unos días. Él era consciente de que ella había trabajado mucho los últimos meses y unas vacaciones le harían muy bien.
En esos días del año, se oscurecía muy pronto y Jocelyn sentía que no le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo que quería, en particular asegurarse que la nueva secretaria pudiera hacer todo por si sola. Max había llevado un árbol de navidad al trabajo y le pidió que se encargara de decorarlo. Estuvo a punto de decirle que era muy tarde para ponerlo, pero cuando le pido que también le ayudara a comprar regalos para cada uno de los trabajadores no pudo negarse a tener un árbol decorado con regalos. Estaba segura de que iba alegrar el lugar, aunque fuera por un par días.
Ese mismo día, Jocelyn compro algunas cosas y casi terminaba de decorar el árbol cuando le cruzo por su mente que Max había dejado de llevar a sus amigas. Habia estado tan concentrada en el trabajo que no recordaba la ultima vez que que lo vio con otras mujeres. Él se acercó al área donde esta el árbol de navidad, pero ella estaba distraída no se dio cuenta que estaba observándola. Cuando le hablo, se asustó porque no sabía que estaba ahí y la esfera que traía en la mano cayó al piso. Al voltear vio que las mayorías de las luces estaban apagadas, no se había dado cuenta porque tenía rato enfrente del árbol de navidad. Se agacho para tomar la esfera y al levantarse rápido, el leve dolor de cabeza que había ignorado por horas, la hizo marearse forzándola a tocar su frente y a buscar algo en que apoyarse.
–¿Estás bien? –preguntó Max, quien en dos pasos estuvo a su lado al ver lo que había pasado.
–Sí, me mare un poco. –respondió sin quitar su mano de la frente.
–Deja todo así, vete a descansar ya es tarde. –le ordeno él, y ella no puso objeción.
–Estoy bien, solo me duele la cabeza.
–¿Ya tomaste una pastilla?
–No, lo voy a hacer en cuanto llega al apartamento.
Max vio que su bolsa estaba cerca y la tomo para dársela.
–Vámonos. –le dijo al tiempo que muy casualmente puso su brazo sobre sus hombros y comenzó a caminar con ella hasta llegar al coche.
–¿Segura que puedes manejar? Si quieres te puedo llevar.
–No es necesario, gracias. –respondió ella, agobiada por el fuerte dolor de cabeza que tenía. Max abrió la puerta y le dio un beso en la cabeza para despedirse.
Al día siguiente, cuando Jocelyn llego al trabajo Max estaba poniéndose se acuerdo con la nueva secretaria sobre unas órdenes y pedidos. Después de casi media hora él salió y hablo brevemente con ella sobre una orden en particular y unos documentos. Después de haber hablado con ella por menos de cinco minutos, le informo que estaría fuera todo el día y le pidió que lo llamara si necesitaba algo. Se vía muy alegre y mientras contesto una llamada, se despidió de ella colocando su brazo sobre su espalda y la acerco para darle un beso en la mejilla.
Navidad llegaría pronto y la fábrica estaría cerrada por diez días, por lo cual Jocelyn tenía que asegurarse que todo estuviera listo, para cuando el resto de los trabajadores regresaran. Ella estaría ocupada en esos días decidiendo que rumbo tomaría su vida y haciendo los cambios necesarios. Por lo tanto, tomaría sus vacaciones comenzando el año.
Ya había pasado un año de cuando ella termino con Max y seis meses de cuando pensó que podría reanudar su relación con él, lo cual ahora por la sociedad nunca sucedería. Pareciera que Jocelyn se había acostumbrado a verlo con alguien e inclusive se había hecho a la idea de que llegaría el día en que Max encontrara alguien con quien formar una familia. Pero por más resignada que estuviera a la idea de no estar con él; aun así, había días en que era una tortura estar cerca de él sin poder abrazarlo, o besarlo.
Jocelyn podía hacer creer a todos que Max ya no le importaba, inclusive algunos días hasta ella lo creía, pero no podía continuar engañándose a sí misma. Por desgracia, el frio del fin de otoño la obligaba a pensar en Max por las noches, no podía dejar de pensar que su cama no estaría tan fría si él estuviera a su lado. Ya había intentado olvidarlo, pero no lo había logrado y aunque no era de la idea de que un clavo saca a otro, la posibilidad de aceptar a Leo había pasado por su mente.
Él podría ser perfecto para ella y la pasaba bien a su lado; pero lamentablemente no había química entre ellos. Al menos no la que hubo entre ella y Max y aún no estaba tan desesperada como para aceptar estar con alguien que no la hiciera erizar su piel con una caricia o ponerla nerviosa con la cercanía de su cuerpo como lo hizo Max. La única cosa que faltaba por hacer era poner distancia y era justamente lo que estaba planeando hacer.
Jocelyn estaba en la bodega cuando vio a Max regresar, no habían pasado ni siquiera dos horas y pensó en hacerle un comentario sobre lo rápido que regreso, pero al ver que llego mal humorado prefirió no hacerlo. Ella mejor que nadie sabía que tenía que esperar a que se le bajara un poco el genio.
Mas tarde, cuando subió a la oficina lo vio inquieto y de espaldas.
–¿Está todo bien Max? –pregunto sin esperar ver esa mirada de él. Estaba llena de incertidumbre e impotencia. Se veía que estaba enojado y que tenía ganas de gritarle, pero en vez de eso se acercó a ella y la abrazo fuertemente. Cuando ella sintió que no podía respirar por lo estrecha que la tenía, trato de separarse haciéndolo reaccionar.
–¿Qué pasa? –pregunto viendo que su mirada había cambiado y ahora solo había dudas, tal como cuando tenía algo que preguntarle y no sabía cómo hacerlo. Después de un corto silencio, finalmente Max hablo.
–¿Por qué? –Fue todo lo que pudo preguntarle. Jocelyn no tenía ni idea a que se refería y no pudo contestarle, cuando iba a pedirle que le aclara lo que estaba pasando, ella hizo una mueca y apretó sus ojos.
–¿Te duele la cabeza?
–El dolor va y viene, no se me ha quitado del todo. –contesto frotando sus cienes.
–Necesito que hablemos, pero este no es el mejor lugar para hacerlo. Voy a terminar de hacer algunas cosas y te veo más tarde para cenar juntos.
–De acuerdo. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? –pregunto preocupada, pues no recordaba haberlo visto así de desesperado.
–Hablamos más tarde. –le dijo abrazándola, esta vez sin apretarla y dándole un beso en los labios, antes de ella pudiera decir algo.
Max sabía que el nuevo proyecto tenia a Jocelyn ocupada, pero también tenía la sospecha que algo más o alguien más estaba acaparando toda la atención de ella. Lo supo porque parecía no haberse percatado de que él ya no estaba saliendo con nadie, ni siquiera parecía darse cuenta de las atenciones que había comenzado a tener con ella.
Él pensaba decirle toda la verdad a ella en la cena de navidad que daría para todos los empleados, pero aún faltaban un par de días y no creía poder esperar hasta entonces. Ese día por casualidad se encontró con el agente de inmuebles y fue él quien le informo que Jocelyn suspendió la búsqueda de un lugar suficientemente grande para los dos, o dos lugares en la misma zona industrial. Sólo estaba buscando un lugar para que él se expandiera. Ella le pidió al agente que le recomendara algún conocido en otro estado, porque estaba considerando la posibilidad de irse a otro estado a iniciar su proyecto.
Fue eso lo que lo puso a Max de tan de mal humor y desesperado.
A Max le hubiera gustado hablar con Jocelyn en otro lugar, pero ella le envió un mensaje diciéndole que aún tenía muchas cosas que hacer. Por lo tanto, ordeno la cena para llevar. Cuando llego le pidió que comieran en su oficina, el escritorio de ella estaba tapizado con folders.
Cuando comenzaron a comer, Jocelyn le pregunto de que quería hablar con ella.
–¿Ahora si me vas a decir que te pasa, de que tenemos que hablar?
–Tenemos mucho de qué hablar. Regresaste tan bella y con un brillo especial en tu mirada. No podía creer que la mujer que iba subiendo las escaleras con su cabello diferente, con una blusa rosa pálido, falda de piel abrazando esas caderas y aquellos zapatos de tacón, fueras tú. Yo te vi antes de que tú me vieras.
–No recuerdo que ropa traía puesta, pero si recuerdo que todo ese día me ignoraste y al día siguiente trajiste al trabajo a una de tus amiguitas. No entiendo a qué viene ese tema ahorita. –le dijo Jocelyn tocándose la cabeza haciendo un gesto.
–Se que no es fácil y no espero que lo comprendas. Lo único que espero es que me des la oportunidad de demostrarte lo mucho que te amo y que me perdones.
–¿Ya dejo de ser novedad andar con muchas? o es que ¿me pusiste a prueba para ver si merezco tu amor..., fue eso? –pregunto Jocelyn, tocando nuevamente su cabeza, pero esta vez por más tiempo.
–Te amo Jocelyn e hice lo que tenía que hacer.
–¿Extraña forma de demostrarlo, no crees?
–No me juzgues sin antes darme la oportunidad de que te expliqué las razones que tuve.
–No tienes por qué hacerlo. De hecho, no quiero que lo hagas. –dijo ella, tocando nuevamente su frente y pasando su mano sobre su pelo para soltarlo y masajear su cabeza.
–No te culpo si no me quieres escuchar, pero necesito que me des la oportunidad de darte una explicación.
–A estas alturas ya no hace ninguna diferencia. –expreso lo que pensaba, pero sabía que tenía que darle la oportunidad que le pidió. –Max, no me lo tomes a mal. No es que no te quiera escuchar, pero me duele mucho la cabeza. Solo quiero llegar a descansar y dormir hasta mañana. ¿Podemos dejarlo para otro día?
Max podía ver que Jocelyn se sentía mal y no insistió más.
–¿Quieres que te lleve a tu apartamento? –se ofreció Max, mientras se puso de pie al ver que ella estaba lista para irse.
–No es necesario, solo necesito descansar en un lugar sin luz y sin ruidos.
–¿Me puedes marcar cuando llegues, para quedarme tranquilo? –le pregunto Max, a Jocelyn al acompañarla a su coche.
–Así lo hare. –le aseguro Jocelyn sosteniendo su cabeza con ambas ambos, al sentir que le iba explotar la cabeza. A Max le hubiera gustado despedirse de ella con un beso y un abrazo, pero se contuvo al ver el gesto de dolor.
Los días siguientes Max no volvió a mencionar el tema que tenía que hablar con Jocelyn, a pesar de eso continúo siendo atento, saludándola cariñosamente y teniendo detalles con ella. La nueva secretaria fue la que se encargó de organizar la cena de navidad que él planeo para los trabajadores y sus parejas. El ultimo día de trabajo en la fábrica Max entrego los regalos a cada uno sus empleados; dejo a Jocelyn para el final y a ella se lo entrego con un beso en los labios y un abrazo. Después de eso, dejo ir a todos antes del mediodía. Ella fue la última en salir porque había varios temas que hablar con él, entre ellos su decisión de no estar con él en la misma bodega o área. Pero Max iba de salida y le pidió que lo dejaran para más tarde. Antes de irse ella le dio las gracias a Max y le dio un fuerte abrazo.
–No estarás pensando en no ir, ¿verdad? –pregunto el, tomándola de los brazos.
–Claro que no, por nada me perdería esta última cena.
–¿Ultima? –exclamo acercando su cara a la de ella.
–De este año. –dijo Jocelyn, con una sonrisa.
Horas más tarde, cuando Jocelyn llego a la cena, acaparo la atención de más de un caballero incluyendo las miradas discretas de sus compañeros de trabajo. Max le mostro la silla que tenía reservada para ella junto a él. Se puso de pie para saludarla, acercando su rostro al de ella para darle un beso en los labios, el segundo que le daba ese día, y para ayudarle a quitarse el abrigo negro que traía. Se quedo sin aliento al ver el escote del vestido rojo de cuello alto sin manga y sin espalda, ajustado del torso y con vuelo debajo de la cintura hasta media pantorrilla. Durante la cena quiso hablar con el sobre el trabajo, pero no la dejo hacerlo.
–¿Va a haber música en vivo? –pregunto Jocelyn al ver que comenzaron a poner instrumentos musicales en una pequeña plataforma. Cuando le confirmaron que sí, se dibujó una enorme sonrisa en su rostro y seguía el ritmo de la música con pequeños golpes que daba con sus dedos en la mesa mientras comenzó a bailar sentada. Simultáneamente Jocelyn y Noel voltearon a verse, él se levantó y le hizo una seña y ella no lo dudo para ponerse de pie he irse a bailar con él. Ellos fueron los primeros en pasar, por lo que todos podían verlos bailar. Ella cantaba mientras baila, movía sus hombros, y cadera al ritmo de la música, no hacía movimientos exagerados, pero aun así se veía sensual. El vuelo de la falda seguía sus movimientos y se elevaba un poco cuando ella daba un giro.
El grupo amenizo con canciones de diferentes géneros de música tropical, Jocelyn y Noel no tuvieron ningún problema cambiando de pasos. Fue hasta que tocaron mambo, que él dudo, ello lo animo a que continuara, y en eso un caballero mayor se acercó a ellos y le pregunto a él si le permitía bailar con ella. Ambos aceptaron y cuando el hombre comenzó a bailar se sorprendieron al ver que era mejor bailarían de lo que esperaban, pero eso no le importo a ella ni se dejó intimidar. La mayor parte del tiempo que estuvo bailando dirigió su mirada al grupo musical o a su alrededor y ocasionalmente muy brevemente a su acompañante, mientras cantaba la canción.
Jocelyn estaba feliz bailando y Max gozaba viéndola disfrutar, en ningún momento dejo de verla; no solo por lo bien que bailaba, también porque un par de veces el hombre intento acercarla a él mientras bailaban y ella lo detuvo extendiendo su brazo. La tercera vez que él lo hizo, ella dejo de bailar y le dijo algo al mismo tiempo que le apunto hacia las mesas.
Max sabía que sólo era cuestión de tiempo para que Jocelyn pusiera al hombre mayor en su lugar y así sucedió. Al terminar la canción ella ya no tenía interés en bailar con él, además de que comenzó a sentir las gotas de sudor en su frente, cerca de línea de cabello. Por lo tanto, le dio las gracias al señor y comenzó a caminar a su mesa. Él decidió acompañarla y acaricio su espalda mientras deliberadamente descendió y ascendió su mano, Jocelyn se detuvo en seco y le quito la mano. Estaba seria, pero en el momento en que volteo para verlo y lo vio muy sonriente, se molestó.
–No necesito que me acompañe a mi mesa y mucho menos que sienta con la libertad de tocar mi espalda.
El señor le quiso decir algo, pero ella no lo dejo.
–Le sugiero que regrese a su mesa antes de que se arrepienta de haberme invitado a bailado. –dijo Jocelyn, molesta por la osadía del hombre. No fue tanto lo que le dijo, fue el modo y la mirada fulminante de ella que dejaron al señor sin poder decir una palabra. Al terminar de hablar, ella se dio la vuela y continúo caminando, mientras el señor solo se le quedo viendo.
Jocelyn llego su lugar buscando una servilleta para secarse el sudor con cuidado de no estropear su maquillaje y se dio cuenta que varias personas de la mesa se estaban riendo, en particular Max.
–¿Qué paso, me perdí de algo? –pregunto ella, mientras presiono ligeramente la servilleta en su rostro.
–Sí. De ver la cara con la que dejaste a tu bailarín estrella. –respondió Max, riéndose a carcajadas.
Jocelyn solo movió la cabeza de lado a lado mientras termino su bebida, que para ese entonces era más agua, que otra cosa. Tomo su bolso para ir al tocador y cuando estaba yéndose se acercó el mesero para preguntarle si desea tomar algo más. Ella ordeno solo agua con poco hielo y cuando regreso se encontró con una bebida de coctel a un lado del agua.
–Yo no pedí esto.
–Lo dejo el mesero para ti.
–A de ser un error.
–No, dijo claramente que se la habían enviado a la mujer del vestido rojo. –le aseguro Max, viendo su cambio de expresión de sorpresa a enojo; logrando contener la risa sólo por unos segundos.
–La ordene yo para ti, espero no te importe.
–Si tú la pediste no. –respondió sin entender que le causaba tanta risa a él. Cuando ella tomo su copa, Max levanto la suya para brindar con ella.
–Por nuestra sociedad. –brindo él sin quitarle la mirada, esperando ver la reacción de ella o escuchar lo que iba a decir. Jocelyn esquivo su mirada por un instante mientras humedeció sus labios. Después volvió a mirarlo y acerco la copa a la suya.
–Salud. –dijo con una sonrisa. -la cual borro cuando comento -Por cierto, tenemos que hablar sobre las bodegas.
–Lo hablamos después, nos reunimos uno de estos días para ir a verlas juntos.
–Antes de hacerlo, necesito hablar contigo. Estaba pensando que. –se quedo con la frase a medias porque Max la interrumpió.
-Ahorita estamos celebrando, no es momento de hablar del trabajo.
-Max mañana me voy viaje. –dijo y vio como poco a poco se disipo la alegría que él tenía hasta ese momento, al ver lo inesperada que fue la noticia para él, prosiguió con una breve explicación. –Voy a pasar los días festivos con mi familia.
–Siendo asi, podemos hacerlo cuando vuelvas. ¿Cuándo regresas?
–No lo sé, aun no le he decidido. –comento ella antes de voltear a ver el grupo musical. Max se acercó la silla de ella para poder abrazarla por la cintura y lentamente acerco su rostro al de ella.
–¿Cuándo pensabas comentarme de tus planes? –le pregunto al oído.
–Hoy. –dijo apartándose de él.
Muchas gracias por ayudarme hacer realidad este sueño.
Un capítulo más y la historia de Max y Jocy llega a su fin.
¿Qué creen que vaya a pasar con Max y Jocelyn?
¿Están listos para una nueva historia? Yo lo estoy 😊.
Besos y bendiciones para todos.
Corregido 05/04/23
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