Parte 15
El día siguiente, Jocelyn tenía la esperanza que fuera mejor, pero su anhelo estuvo muy lejos de la realidad. Ese día Max había llevado al trabajo a una nueva amiga de él.
–¿Ya no andas con la idiota que andabas antes? –preguntó Jocelyn, a Max cuando lo vio a solas.
–No. Para que andar sólo con una cuando puedo andar con más. –respondió riendo.
–Si verdad. –dijo ella, carcajeándose sin poder dar credibilidad a sus palabras.
Max pasó parte de la tarde con su amiga en la bodega hasta el momento en que se fue con ella. Durante las siguientes semanas él continuó llevando nuevas amigas al trabajo.
Jocelyn no entendía que estaba pasando con Max y por el momento no le interesaba averiguarlo. Esa no era la primera vez que lo veía con alguien más y sabía que no iba a ser la última vez tampoco; después de todo él era un hombre soltero y muy atractivo. Ella no estaba dispuesta a renunciar a él y el hecho de que cambiara de pareja con frecuencia significaba que no tenía nada serio con ellas. Por esa razón Jocelyn mantenía la esperanza de volver con él y por lo mismo ella continúo vistiéndose sexy de vez en cuando para acaparar su atención aún cuando él estaba con sus amigas o enamoradas.
Había días en que Jocelyn creía que estaba ganando terreno con Max porque él acariciaba su mano después de que ella deliberadamente la ponía cerca a la suya, y a veces le hacia una muestra de cariño cuando estaban solos. Pero había otros días, en que ella no sabía si podría seguir esperando a que a Max le diera la gana terminar con su jueguito absurdo. Ya que en todas las semanas que había transcurrido desde que ella regreso, la cercanía entre ellos no paso de un beso en la mejilla o de que el pusiera la mano en la cintura cuando ella estaba de espalda.
Jocelyn intencionalmente había vuelto a quedarse a trabajar tarde algunos días y buscaba cualquier pretexto para estar cerca de Max, pero no tenía la respuesta que espera de él. Max siempre había sido cortes con ella, pero dejo de serlo de un día para otro. Algunos días por un instante Max era atento con ella e inclusive la elogiaba, pero la mayoría de los días parecía que Jocelyn no le importa en lo más mínimo, en particular cuando iban sus amigas.
Max observaba cada pequeño detalle de ella más que nunca, pero a la vez era mayor el tiempo que pasaba en la bodega en vez de estar en su oficina. Él sabía que Jocelyn quería llamar su atención y por desgracia para él, también terminó llamando la atención de otros hombres entre ellos algunos clientes quienes no perdían la esperanza de que Jocelyn aceptara salir con ellos. Por suerte Jocelyn aún no había aceptado salir con nadie, pero no sabía por cuánto tiempo más ella iba a tolerar verlo con otras mujeres.
Jocelyn intento invitarlo a cenar a su apartamento, o salir juntos al cine, o algún festival, pero él siempre tenía algo más que hacer. Después de que él rechazo todas sus invitaciones, ella decidió invitarlo por última vez.
–¿Tienes planes para el sábado por la mañana? –preguntó Jocelyn, a Max un jueves.
–No lo creo, ¿por qué preguntas?
–¿Me quieres acompañarme de excursión? Voy
a ir con un grupo del gimnasio. –lo invitó Jocelyn, y por un momento creyó que le iba a decir que si, al ver que no le pareció mal la idea.
–Otro día mejor. Gracias.
La respuesta de Max, le molestó y le dolió porque había llegado el momento de aceptar que Max había continuado con su vida y que ya no era parte de ella.
–No te estoy pidiendo nada que no puedas hacer, ni que le seas infiel a tu pareja. Sólo quiero platicar contigo, como amigos que éramos antes, de que me fuera de viaje.
Max sabía que estaba lastimando a Jocelyn con su comportamiento y le dolía a él más de lo que ella pudiera imaginarse. Pero tenia que hacerlo, era por su propio bien.
–¿Qué es lo pasa en realidad Max? ¿Por qué ese cambio, que ni tú te crees?
–No pasa nada, simplemente no te puedo acompañar en este momento. Lo siento mucho.
–¿De verdad lo sientes? –preguntó con ironía. –Porque a mí me da la impresión de que no. Quizás porque esa ha sido la única respuesta que me has dado últimamente. –le reclamó a Max.
–Me tengo que ir Jocelyn, cuídate.
–Max, ¿ya no sientes nada por mí? –preguntó, implorándole la verdad.
–Siempre vas a ser importante para mí. –aseguró ,dándole un beso en la cabeza.
–Si, ya me di cuenta de eso. –dijo Jocelyn, riéndose sarcásticamente y tomando sus cosas para irse antes de que él lo hiciera.
Jocelyn comprendió que tenía que hacerse a la idea que Max era parte del pasado y que tendría que dejar de verlo como hombre, tal como ya lo había hecho una vez. Sobre todo, porque Max estaba considerando comprar nueva maquinaria y expandirse, y a ella se le ocurrió que podía asociarse con él ahora que tenía dinero. Estaba interesada en la linea de productos que él ya no hacía y en hacer diseños nuevos. Si no fuera por eso, ya habría puesto su renuncia, después de todo, ya no necesita seguir trabajando ahí. Sabía de finanzas y si invertía su dinero sabiamente, no tendría por qué preocuparse por su futuro.
Durante los siguientes días, Jocelyn hizo una propuesta de estrategia de trabajo para poder mostrársela a Max. Una mañana, llego al trabajo decidida a hablar con él y en el momento que creyó que era más oportuno, sin preámbulos hablo con él.
–¿Max existe la más mínima posibilidad de que tú y yo regresemos algún día? –le preguntó Jocelyn, sin ninguna expresión en su rostro.
Esa pregunta tomó a Max por sorpresa, en especial porque hacía días que Jocelyn dejo de demostrar interés. Ese podría ser el ultimátum que Jocelyn le estaba dando por lo tanto tendría que ser cauteloso con la respuesta que le fuera a dar.
–Lo siento, mis prioridades cambiaron. –respondió él con pesar y esperando un reclamo.
–No hay problema, sabía que esto podía pasar. Al menos me siento bien conmigo misma porque sé que hice lo correcto. –expresó Jocelyn, tranquila e inclusive le dio la impresión de que su respuesta le alegro.
–Me alegro de que sea así porque tengo una propuesta de negocio que hacerte.
–¿De qué hablas? –preguntó Max, sorprendido por la actitud de ella y preguntándose si no sería sólo una estrategia de ella para que regresarán.
Jocelyn emocionada le explico lo que tenía en mente y le dio un folder con toda la información y estadísticas que había hecho.
–¿Hablas en serio?
–Si Max, por favor ve todo lo que prepare y tomate el tiempo que sea necesario. Si decides no aceptar, no te preocupes, prometo no volver a tocar el tema.
A Max no le llevo mucho tiempo tomar una decisión y el día siguiente por la tarde le pido a Jocelyn que fuera a su oficina.
–He tomado una decisión.
–¿Qué decidiste?
–En realidad no hay mucho que pensar. –respondió y enseguida guardo silencio.
Jocelyn ansiosa esperó su respuesta. —¿Entonces?
–Sería un tonto si no la acepto. –le informó
Max, sonriendo.
–Gracias por considerarlo y por tomarte el tiempo. –dijo ella con una sonrisa.
Días después comenzaron a hacer planes y en eso días Max se dio cuenta que Jocelyn en realidad había renunciado a él. Por una parte, se sentía tranquilo de que así fuera, pero no podía evitar sentirse mal al pensar que alguien más podría ocupar su lugar.
Jocelyn continúo arreglándose para ir al trabajo, pero sin tanto esmero, algunos días se quedaba tarde por estar trabajando en el nuevo proyecto y había comenzado a pasar su tiempo libre en la bodega para ver cómo se trabajaba. Empezó a escuchar música mientras trabajaba, o a la hora de su almuerzo, inclusive llevo una bocina para cuando estuviera abajo.
Fue en ese momento que Max se dio cuenta que Jocelyn ya lo había sacado de su vida; ella ya no lo miraban como lo hizo cuando regreso. Había vuelto a verlo como lo hizo por casi un año, cuando comenzó a trabajar con él.
Jocelyn había dejado de sonreír cuando hablaba con Max y él se dio cuenta que se alegraba cuando escuchaba el sonido de mensaje en su celular. Usaba dos perfumes diferentes y dejaba la oficina oliendo a ellos, después que se rociaba un poco de perfume antes de irse. Por lo general eran los días que sonaba su celular a la hora de la salida y ella dejaba de hacer lo que estuviera haciendo, para irse.
–¿Listo? ¿Quieres que pase por ti o nos vemos allá? –preguntó Jocelyn a la persona con quien hablaba.
Max alcanzo a escucharla y no pudo evitar enojarse, después de todo él se encargó de alejarla de él, pero aun así se moría de celos de pensar que ella estaba saliendo con alguien más. En particular los días que llegaba con cara de desvelada y la veía tomar varias tazas de café durante el día.
Max tenía un vuelo el domingo al mediodía, y ese día por la mañana al revisar que tuviera todo lo que necesita, se dio cuenta que necesita un archivo que no le había pedido a Jocelyn. No le quedo de otra opción, más que llamarle.
–Hola Jocelyn, me da pena molestarte, pero me urge un archivo y no le encuentro por en ningún lado.
–¿Dónde estás? —preguntó ella.
–Estoy a cinco minutos de tu apartamento. –respondió él.
–Max, mejor te veo en el trabajo. –le sugirió ella.
–En realidad, ya estoy aquí afuera. –dijo Max.
–Pero yo no estoy ahí. –aclaró ella, después de un momento de silencio.
–Estoy viendo tu coche estacionado. –comentó Max, riéndose. Pensó que no lo quería ver o que estaba bromeando.
–Mi coche está ahí, pero yo no estoy ahí. –le aseguro ella.
Max se quedó callado por un momento. –Discúlpame que te haya molesto.
–No te preocupes, ahorita nos vemos en el trabajo. –dijo Jocelyn sin darle oportunidad de decir algo más y colgó.
Max estuvo a punto de aventar el celular cuando la escucho hablar con un hombre. Poco después, no sabía si estaba más ansioso de que Jocelyn no llegara o de pensar que no había pasado la noche en su apartamento. Se quedó esperándola en la puerta, de cualquier manera, ya sabía que no iba a verla llegar su coche. Pero nunca espero verla llegar en un Corvette negro convertible, ella iba conduciendo y se bajó muerta de risa mostrando su pequeña cintura y un abdomen marcado que él no conocía. Ella traía un sostén deportivo con el pequeño cierre que tenía al frente abierto a la mitad, con unos leggins cortos a media cadera y con una chamarra deportiva amarrada a la cadera.
Jocelyn se bajó acomodándose un poco pelo, mientras su cara sin una gota de maquillaje aún se veía enrojecida del ejerció que había hecho.
–¿Qué decidiste? ¿Me acompañas o me esperas? –preguntó ella a su acompañante quien llevaba una playera deportiva sin mangas, del mismo color y diseño similar a los leggins de ella.
–Te acompaño. –respondió él mientras no dejo de ver a Max.
Jocelyn los presento y enseguida se dirigió a la oficina. Mientras los dos caballeros se dieron un fuerte apretón de manos, cada uno demostrando su fuerza, más que por darse un saludo de cortesía.
Cuando Max subió ella ya estaba enfrente de la computadora de él concentrada, y no se dio cuenta de cómo la vio.
–¿Andas con él? –interrogo Max, tratando de no sonar interesado o celoso.
–¿Perdón? –dijo ella, con una sonrisa espontanea al ver el rostro de él, mientras le envío por correo electrónico el archivo.
–Te lo acabo de enviar, puedes revisarlo y descargar el archivo. –sugirió poniéndose de pie y pasándole el iPod que Max se iba a llevar.
Max lo hizo y se lo dejo sobre el escritorio cerca de la orilla. –¿Puedes cerciorarte de que este completo?
Jocelyn se le quedo viendo con una mirada sospechosa porque sabía que Max podía hacerlo. No dijo nada y se acercó para hacerlo.
Max espero a que Jocelyn comenzara a revisar el contenido cuidadosamente y se acercó a ella por atrás tomándola por cintura con un brazo mientras con la otra comenzó a acariciar su cuello.
–Max, ¿qué haces? –exclamo ella, al empujarlo. Lo cual de nada sirvió porque la tenía bien sujetada.
–No me contestaste si andas con él. –Volvió a preguntarle antes de soltarla.
–Tu archivo está completo. ¿Necitas algo más? –pregunto seria y caminó hacia la puerta.
Max la detuvo tomando su antebrazo y acercándose a ella.
–¿Estas saliendo con él? –preguntó nuevamente y esta vez lo hizo poniendo más énfasis en cada palabra.
–No. Solo hacemos ejercicio juntos. ¿Ya me puedo ir? –dijo ella, viendo su antebrazo que aún tenía Max sostenido.
Max sonrió y por primera vez desde que regreso, sus ojos se clavaron en los labios de ella y la comenzó a besar mientras acerco el cuerpo de ella al suyo con el otro brazo.
La última vez que Jocelyn y Max se besaron fue en la boda y ya habían pasado seis meses. Desde que regreso de su viaje, había anhelado tanto un beso de él, y a esas alturas ya se había resignado a que no volvería a besar sus labios porque Max no mostro ningún interés en ella. Jocelyn jamás se hubiera imaginado que ese día Max volvería a besarla de esa manera salvaje y encantadora. En ese momento descubrió que los besos de Max todavía la hechizaban. Jocelyn además de corresponderle el beso, lo abrazo del cuello, al parecer sus manos aun recordaban que hacer cuando Max estaba tan cerca.
Ninguno de los dos quería separar sus labios, terminó siendo ella quien lo hizo cuando una voz los interrumpió.
–¿Nos vamos Jocelyn? –preguntó Leo, quien estaba parado junto a la puerta de la oficina.
–Si. –dijo ella, al escucharlo y trato de separarse de Max, pero él no la soltó hasta que no cruzo miradas con el amigo de ella.
–Hasta la próxima. –se despidió Leo, de Max y puso su mano en la espalda de ella.
–Te marco más tarde Jocelyn. –dijo Max, a Jocelyn, pero viendo a su amigo.
Jocelyn no le prestó atención a Max, porque hacía mucho que no le llamaba a su número; está segura de que lo dijo solo para molestar a Leo.
Esa noche Jocelyn se acostó temprano porque al día siguiente tenía que levantarse un poco antes que lo usual. Estaba a punto de dejar el libro que estaba leyendo para apagar su luz, cuando entró la llamada de un número que no tenía registrado. Lo dejo timbrar la primera vez y cinco minutos después cuando volvió a ver el mismo número contesto.
–¿Cómo estas hermosa? –Era Max.
Jocelyn con sorpresa y con gusto lo saludo, hablaron brevemente y después colgaron. Max continúo llamándola todas las noches del mismo número.
El día que Max regreso, se fue directo del aeropuerto a la oficina para ver a Jocelyn a quien saludo con un beso en los labios. Desde ese día Max volvió a portase cariñoso con ella, pero sólo cuando estaban en su oficina de él, la cual tenía vidrios templados y no se podía ver nada desde la bodega o la calle. El resto del tiempo la llamaba por su nombre y se portaba indiferente con ella. Continuo sin aceptar salir con ella, ni siquiera salía para acompañarla a su coche como lo hacía antes.
La conducta de Max le pareció inusual a Jocelyn, pero decidió darle su espacio y su tiempo, después de todo, él fue muy paciente con ella.
Dos semanas después, un miércoles por la noche mientras Jocelyn manejaba por una avenida principal, vio la camioneta de Max en la línea de un costado de ella y en cuanto pudo lo alcanzo. Se puso al par con él y le piso al acelerador mientras lo tenía en neutral, para llamar su atención.
La sonrisa se les borro a ambos. Primero a ella, al ver que Max iba una mujer a quien llevaba abraza da y a la que beso mientras la luz estaba en rojo. Cuando la luz se puso en verde, Jocelyn acelero y quemo llanta. Lo que hizo que Max volteara a ver el semáforo y enseguida vio el coche de Jocelyn; el cual en unos segundos alcanzo a los otros coches que estaban una luz adelante y se perdió entre ellos.
Max estaba preocupado primero porque Jocelyn lo vio y segundo, por la manera en la que la vio conducir. En cuanto Max tuvo oportunidad le marco un par de veces, pero ella no le contesto. Jocelyn no sabía, pero no había cosa que lo irritara más, que cuando ella no le contestaba porque las dos veces anteriores que no le contesto fue porque algo malo le había pasado. Después de lo que Jocelyn acababa de ver, era natural que no quisiera hablar con él, pero necesitaba saber que ella estaba bien. Paso varias veces por el apartamento de ella hasta que vio su coche estacionado y una luz prendida casi a la una de la mañana.
¿A que está jugando Max?
¿Cuál creen que sera la razón por la que anda con otras mujeres?
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