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Parte 11

A partir de ese incidente, Max fue más discreto con su vida amorosa e hizo lo posible para que Jocelyn no se sintiera incomoda. Intentó que todo volviera a ser como fue al principio cuando ella comenzó a trabajar con él.

En ocasiones cuando sabía que tenían mucho trabajo ordenaba comida para los dos y comían juntos en el comedor. Hablaban la mayor parte del tiempo de temas relacionados al trabajo, pero en ocasiones uno o el otro mencionaban alguna película que estaba en cartelera, algún evento de la comunidad, o simplemente de los planes que tenían para el fin de semana. Max omitía decir con quien iba a ir y ella se reservaba si iría sola o acompañada.

Cuando todo parecía que Max y ella habían dejado atrás su relación amorosa, de pronto Max llegó un día de malas y así la paso los siguientes días que estuvo todo el día en el trabajo. Un día en medio de una conversación Max salió de dudas y le pregunto lo que le estaba inquietando.

–¿Andas con alguien?

–No. –respondió de inmediato ella.

–¿Por qué? –interrogo él, en un tono que no le gusto a ella.

–¿Qué es lo que quieres escuchar Max?

–¿No sientes nada por mi Jocelyn? –preguntó mirándola a los ojos.

Jocelyn lo vio y pensó en muchas cosas; lo que la hizo apretar sus labios. No pudo decir nada, ni siquiera disculparse al darse la vuelta y comenzar a caminar; recordando la promesa que le hizo a Gustavo. No lo podía amar como él a ella, pero no era de palo para no sentir celos al verlo con otras mujeres. Era un hombre extraordinario y merecía lo mejor, aunque no fuera ella. Ya no era su pareja, pero seguía siendo su amiga y como tal procuraba lo mejor para él.

–Jocelyn, sólo una pregunta más.

–Dime Max. –dijo quedándose en donde estaba.

–¿Me extrañas?

–Si Max... y mucho. –respondió ella, temblándole la voz, pero no volteo a verlo. "Extraño tus besos, tus caricias, tu presencia, tu compañía...,tu ser, los momentos de intimidad, y las prolongadas platicas..., extraño todo de ti" -pensó y con su silencio le dejo saber que nada cambiaria entre ellos.

La boda de uno de los trabajadores seria en un par de días. Jocelyn le confirmo al novio que no iría a la ceremonia, pero le aseguro que sería de las primeras en llegar a la recepción y así fue. Llego acompañada de su amiga Katia y por estar tan entretenida en la plática con sus compañeros de trabajo, no se dio cuenta cuando Max llego acompañado. Él la vio hasta que fue el momento de arrojar el ramo, que fue cuando ella se puso de pie por insistencia de su amiga y de las esposas de los otros trabajadores. Jocelyn trato de ser de las últimas en el grupo de mujeres solteras ya que no tenia interés en el ramo de la novia.

Jocelyn llevo un vestido negro, era largo con corte de sirena. Tenía manga larga y cuello alto redondo. Toda la parte superior del vestido desde el cuello, a la cadera estaba cubierta con una tela negra y trasparente que se adhirió a su cuerpo como una segunda piel. Tenía aplicaciones de encaje negro con pedrería que cubrían su busto, abdomen, y la parte baja de la espalda. Llevaba su cabello recogido en un chongo alto, con las puntas de su pelo ondulado. Tenía maquillaje de noche con sombras obscuras y sus labios de color natural. Era la primera vez que iba a una boda ahí, por lo tanto, siguió su regla: es preferible ser la mejor vestida, que ser la peor vestida. Cuando las miradas la incomodaban, se consolaba pensando que al menos era porque se veía bien y no lo contrario.

La novia hizo dos intentos falsos por arrojar el ramo, durante los cuales Jocelyn fue de las pocas solteras que no hizo el esfuerzo por atrapar el ramo. Cuando la novia por fin arrojo el ramo, Jocelyn ni siquiera se movió porque no tenía la más minina intención en tratar de tomarlo. Sólo levanto su mano cuando vio que algo venia directo hacia su cara. Más por instinto que, por otra cosa, ella cerro su puño y termino quedándose con el ramo de la novia en su mano. Su cara de asombro causo risas entre sus compañeros de trabajo y sus esposas, ella se rio y trato de pasarle el ramo a alguien más, pero nadie se lo recibió.

Enseguida fue el turno del novio de aventar el ligero de la novia, Max no tenía interés en ir, pero sabía que si ganaba el ligero, tendría la oportunidad para bailar con Jocelyn esa noche. Los caballeros se colocaron detrás del novio y después de un falso intento, arrojo al aire el ligero. Max vio al ganador acercarse a uno de los músicos y darle un billete. Poco después, pidieron que pasaran, la ganadora del ramo y el ganador del ligero para que bailaran juntos. No sin antes hacerles un par de preguntas.

–Dígame algo, ¿tiene novio, prometido o galán?

–No. –respondió ella, imaginándose por donde iba el asunto.

–Y usted, ¿tiene novia, prometida o enamorada?

–No. –contesto sonriéndole a Jocelyn.

–Siendo así, bailaran el primer baile porque es la tradición y los demás ya serán por su cuenta en caso de que descubran que esta noche el destino los unió. –dijo el músico con el micrófono.

El público hecho porras a la posible pareja que se formaría esa noche. El caballero se veía muy feliz y orgulloso como si hubiera ganado un premio y Jocelyn se reía de pensar en lo irónico que eran las cosas. Ella que no creía en el matrimonio y había sido la ganadora del ramo de la novia.

Por fortuna el caballero era alguien agradable. Además de ser guapo y alto, supo cómo mantener a Jocelyn sonriendo mientras bailaban. Al terminar de bailar el maestro de ceremonia les dio las gracias.

El caballero tomo la mano de ella con la que aun sostenía el ramo y la elevo al aire en muestra de agradecimiento. La persona que traía el micrófono comenzó a pedirle un beso y los invitados comenzaron a hacerle segunda. Después de bajar la mano le dio un beso a la mano de ella. Jocelyn sonrió ante el ingenio de su acompañante y cuando los invitados comenzaron a reprocharle el tipo de beso que se dieron. Ambos se miraron y aceptaron darse un beso en la mejilla.

Fue hasta ese momento que Jocelyn vio a Max, quien si pudiera desaparecerla con la mirada que tenía, ella estaría en menos de medio segundo de regreso en su apartamento. Lo cual hubiera sido preferible para que no sintiera pesar al pensar que: si aún siguiera con Max, seria ella quien estaría al lado de él y no la joven que no dejaba de sonreír probablemente de lo feliz que estaba por ser su acompañante.

Una ola de celos y de dolor le llegó, al pensar que podría ser la misma mujer con la que lo encontró. Por suerte Jocelyn no alcanzo a verle el rostro a la mujer con la que estaba Max en el sillón, el día que interrumpió su romántico encuentro con otra mujer en su oficina.

"Su momento de calentura" pensó y se corrigió así misma, porque claramente en ese momento Max no pensó con la cabeza que tenía sobre el cuello. De haber sido así, hubiera razonado que cualquier persona podía llegar y encontrarlos o peor aún, escucharlos.

El caballero acompaño a Jocelyn a su mesa y se sintió como pez en el agua porque conocía a dos de los compañeros de trabajo del novio. Jocelyn sabía que era absurdo que se sintiera mal al ver a Max con alguien más, porque fue ella quien puso fin a esa relación. Le había prometido a su compañero de trabajo que estaría en su boda y se la estaba pasando bien por lo que decido ignorar a Max y continuar divirtiéndose. No tardó mucho en darse cuenta de que su acompañante era inteligente y que tenía sentido del humor además de ser atractivo. Trato de poner más atención a la amena platica que estaba teniendo con él e intento no pensar en que Max estaba ahí.

–Voy a ir por algo de tomar. ¿Alguien gusta algo? –pregunto él a los invitados de la mesa y al final a Jocelyn.

–Te acompaño, para ver que tienen y que voy a querer. –contestó y espero a que le recorriera la silla, al ver que lo iba hacer.

Camino al bar, Jocelyn trato de ignorar la mirada que la comenzó a seguir desde que se levantó. Regresaron a la mesa, él con una cerveza y ella con una margarita de fresa, poco después la invito a bailar y ella acepto. Terminaron bailando tres canciones y cuando regreso se llevó la sorpresa de ver a Max con su acompañante sentados precisamente enfrente de donde estaba ella sentada.

–Hola Jocelyn. –saludo Max, muy sonriente.

–Hola Max. ¿Qué tal? –saludo Jocelyn, a él y a su acompañante.

–¿También los conoces a ellos? –pregunto el acompañante de Jocelyn a Max, porque había compartido la otra mesa con ellos.

–Si, a todos ellos. Mucho gusto soy Max Jiménez.

–¿Trabajas con ellos o eres su patrón?

–Ambas cosas. –dijo Max, mientras dirigió su mirada a Jocelyn brevemente.

–¿De dónde conoces a los novios? –pregunto Jocelyn a su acompañante para desviar un poco el tema y evitar estar viendo a Max y compañía.

Jocelyn continuo la plática con su acompañante. Quizás, si la acompañante de Max no hubiera tenido sus manos sobre Max todo el tiempo y haciendo comentarios tontos, a la mejor hubiera podido lograr su propósito de pasarla bien, pero no fue así. Se terminó la mitad de su margarita en menos de los quince minutos que Max tenía en su mesa.

–Con permiso, voy a tocador. –se disculpó Jocelyn antes de tomar su bolso.

–¿Quieres otra margarita Jocelyn? –pregunto su acompañante.

–Por favor. –dijo ella, y abrió su bolso para sacar dinero.

–Olvidado, ni lo pienses.

–Gracias. –dijo ella.

Max la vio irse y supo que fue solo una excusa para dejar el salón. Minutos después, cuando Jocelyn estaba afuera, alguien se le acercó.

–En una boda la novia debería de ser la más bonita de fiesta, no la invitada que se ganó el ramo.

Jocelyn prefirió ignorar lo que acaba de escuchar y, más aún, quien se lo dijo. No hizo el intento por voltear, porque era Max quien estaba a un lado de ella.

–¿Como estas? ¿Te estas divirtiendo Max? –pregunto Jocelyn aun si verlo.

–¿Bien, y tú?

–Estaba bien hasta el momento en que decidiste restregar me a tu acompañante en mi cara. –dijo ella y volteo a donde estaba Max, pero sin verlo.

–¿Yo te la estoy restregando y que es lo que tú estás haciendo? –le reclamo Max.

–Yo no me fui a sentar a tu mesa. –respondió ella, molesta.

–No hace falta que lo hagas, estas feliz de la vida bailando y sonriendo con un desconocido a quien dejas que te tome de la mano y por fuera poco también le diste un beso.

–¿En serio Max, me estás haciendo una escena de celos a estas alturas?

–¿No es eso lo que querías?

–No Max. –hablo ella, y esta vez lo miro a los ojos. –No fue algo que yo planeé cuando decidí venir. No fue mi intención ganarme el ramo que me iba a pegar en la cara, y terminar bailando con quien se ganó la liga de la novia.

–Pues tampoco te veías molesta.

–Basta Max. –dijo poniéndose enfrente de él.

–El hecho de que yo haya terminado nuestra relación, no te da ningún derecho a sentarte con otra mujer justamente enfrente de donde yo estoy. Especialmente si ella no se sabe comportar y no deja de estarte manoseándote. Enséñala a que deje esas muestras de cariño para cuando estén solos.

–¿Estas celosas? –pregunto Max, sorprendido y a la vez un poco alegre.

–Aún me importas y no termine contigo para andar con nadie más. No pienso darle mi número o volver a verlo solo porque he estado bailando con él. Por lo tanto, te pido que te regreses a la mesa donde estabas antes o que te sientes donde yo no los alcance a ver. De lo contrario voy a regresar a nuestra mesa y ahora si voy a hacer todo lo que este en mis manos para que sientas lo que yo estoy sintiendo.

Jocelyn iba darse la vuelta y Max la detuvo.

–¿Entonces si me quieres ver celoso?

–No Max, pero no es junto que me la restriegues en mi cara y que tenga que soportar ver cómo te acaricia y te besa. Si quieres jugar, nada más te advierto que también yo lo puedo hacer. –respondio maliciosa dejándole claro que hablaba en serio.

–Lo siento, me puede mucho verte con otro cuando tú y yo planeamos asistir juntos a esta fiesta.

–Las cosas cambiaron. –dijo ella con pesar. Deseando tanto ser ella quien estuviera a su lado.

–Olvidemonos de nuestros acompañantes. Pasa conmigo el resto de la tarde. Sin compromiso, así como estas con él; después de todo, tú y yo teníamos planes para estar juntos en esta fiesta.

La idea no le pareció tan descabellada, y nada le daría más gustó que no ver mas a la manos de pulpo de estaba esperándolo a él.

–No creo que a tu acompañante le vaya a agradar la idea. –dijo Jocelyn, en forma burlona y riéndose al pensar en la acompañante de Max.

–Yo me encargo de eso.

–De acuerdo, cuando ya estés solo me vas a buscar. –aseguro ella, sonriendo y dudando que Max lo fuera hacer, o que su pareja aceptara.

Poco después, Jocelyn regreso a su mesa y ya no vio a Max ahí. Continúo platicando con su acompañante y cuando menos se lo esperaba vio a Max regresar solo. Él ya había cumplido su parte, por lo tanto, se fue directamente a la mesa donde estaban sus trabajadores y Jocelyn. Ahora era el turno de ella de cumplir y sin dudarlo se acercó a su acompañante para hablar con el.

–Jocelyn fue un placer conocerte. –se despidió de ella complacido por haberle permitido acompañarla hasta ese momento.

–Igualmente. –respondió ella.

–Max, fue un gusto. –le dijo despidiéndose de mano de él.

Jocelyn se quedó observando a Max y al ver la cara de duda y de sorpresa que tenía, no fue difícil imaginarse lo que estaba pensando.
–¿Tú crees que me iba a interesar en alguien a quien tengo menos de cuatro horas de conocer?

–No fue esa la impresión que me dio a mí.

–No te voy a negar que tiene lo suyo y que es muy agradable. Pero no lo suficiente para olvidar lo que hubo entre tú y yo. –aclaro para cerrar ese tema. Él se sintió complacido con las palabras de ella y se incorporó a la mesa para pasar el resto de la noche con ella y con sus trabajadores. Cuando la música estaba a punto de terminarse y pusieron una canción romántica, Max le pidió a Jocelyn que bailara con él.

Jocelyn estuvo a punto de negarse por el temor de como fuera a reaccionar su cuerpo con la proximidad del de él. Pero se veía tan guapo y varonil con ese traje gris azul que traía esa noche, además esa sería la única vez que ella tendría la oportunidad de bailar con él.

Ella tomo la mano de él que estaba esperando la y se dirigieron al centro del salón donde las luces blancas estaban ya tenues y las luces de colores aun giraban en el área de baile. Por suerte las margaritas que Jocelyn había tomado le ayudaron a relajarse y a disfrutar ese momento tan cerca de Max.

Cuando la canción termino Jocelyn disimuladamente suspiro al momento que Max bajo su mano que tenía en su la cintura y otra que tenía en su espalda. Ella también bajo sus manos que tenía sobre los hombros de él. Cuando elevo su mirada para darle las gracias y para despedirse de él, se encontró con la mirada de él viéndola a los ojos, después él clavo su mirada en sus labios y pasando saliva antes de volver a verla a los ojos. Jocelyn tenía sus labios casi cerrados por aire que exhalo y dirigió su mirada a los labios de él. También paso saliva, pero ella lo hizo mientras los labios de Max atrajeron los suyos para besarlos.

Jocelyn levanto sus manos y las dirigió al rostro de Max y con las palmas extendidas toco la mandíbula de él, como si lo quisiera detener para que no fuera a retirar mientras ella lo beso. En realidad, solo lo hizo para acariciarlo antes de descender ambas manos al centro del cuello de él, para terminar el beso que ella comenzó y duro un par de segundos. No tenía planeado besarlo, pero también se negó hacerlo; simplemente lo hizo y lo disfruto. Los labios de él los sentía tan suyos. Sabía que era una locura, pero en ese momento no le importaba.

Max saboreo ese beso de Jocelyn que no se esperaba y aprovechando que ella solo agacho su mirada, pero que no movió su rostro. Él con la boca entreabierta se acercó para besarla nuevamente, pero él lo hizo apasionadamente y por más tiempo. Ella le correspondió abriendo sus labios como si estuviera a punto de probar la comida más exquisita que su paladar fuera a probar y mientras se besaban ella comenzado a acariciar su espalda con una mano y volvió toco su rostro otra vez. Cuando el beso termino ella lo abrazo con ambas manos, lo estrecho y recargo su rostro cerrando sus ojos por un instante, mientras él también la abrazo y acaricio su espalda apoyando su cara en ella.

El abrazo que se dieron fue un poco más prolongado que los besos y el tiempo que duro ambos ihnalaron el olor del otro, para guardarlo celosamente en su mente. Así podrían recurrir a ese recuerdo, cada vez que sintieran que no podrían seguir sin estar al lado del otro. En particular ella que tenía que soportar ver a Max con alguien más.

–Buenas noches Max. –se despidio, viéndolo a los ojos por última vez.

Jocelyn se dio la vuelta y comenzó a caminar mientras Max continuaba sorprendido por lo que acaba de pasar. Se quedó inmóvil mientras se preguntaba si Jocelyn lo hizo porque quería volver con él, o si solo se dejó llevar por el momento. Siguió a Jocelyn con la mirada hasta que llego a la mesa y se dio cuenta que él no era el único que estaba sorprendido.

Al llegar a la mesa, Jocelyn le comento a Katia que le gustaría irse. Ambas tomaron sus bolsos y se despidieron de los trabajadores y de sus esposas o parejas; quienes seguían sin entender porque ella y Max terminaron. Era más que obvio que ambos aún se querían y se atraían.

Mientras Jocelyn se despedida de los novios vio a Max quien la observada desde su lugar en la mesa. Vio que se levantó con la intención de ir hablar con ella, con temor solo movió su cara indicándole que no lo hiciera porque ni ella sabía porque lo había hecho y se fue.

–¿Vas a regresar con Max? – le pregunto Katia, emocionada al ver la cara de felicidad de su amiga.

–Max anda con alguien más. –dijo ella, con tristeza y un poco seria.

–Pues ninguno de los dos pareció recordarlo mientras se besaban o se abrazaban. Ni siquiera los novios se dieron un beso así.

Jocelyn sonrió y tomo un profundo respiro oliendo sus manos para ver si aún mantenían el aroma de la loción de Max.

–¿Entonces que, van a regresar después de eso beso de película que se dieron?

–No Katia, lo extraño mucho, pero nada ha cambiado.



Muchísimas gracias a mis fieles seguidores, mil disculpas por la demora.

No se olviden de compartir y dejarme sus comentarios.


Corregido 04/09/2023

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