Por amarte
San Valentín.
Fecha revestida con el aroma de las flores y el embriagante chocolate preparado con mucho amor.
Fecha dónde los sentimientos de las personas pueden ser alcanzados.
Al menos eso creyó Ryou al verse frente a la confitería en búsqueda del sabor indicado.
Pasando saliva, trago duro. Su mano se había extendido a pesar de que temblaba.
Bajando la mirada hacia su flanco izquierdo, llegó a la conclusión de que tal vez era un error.
—¿Busca algo en especial joven? —preguntó la encargada.
—Bueno yo... —desvío la mirada— No estoy del todo seguro —dijo antes de marcharse del lugar apresuradamente.
Cuando al fin se encontró lo suficientemente lejos del establecimiento en su faz se reflejó su completo malestar.
Lanzado un suspiro al aire, solo pudo pensar en una sola cosa; que tal vez todo había sido un error (otra vez).
—Pero ¿Qué rayos me pasa? Esta es la tercera vez —maldijo por lo bajo.
Porque ya lo había intentado y como resultado encontró el fracaso.
Sin embargo, ¿Realmente podría desistir tan fácilmente?
No. Bakura Ryou lo sabía con antelación, que la propuesta seguiría vagando por su cabeza hasta que simplemente el tiempo pasase y llegara el arrepentimiento abrazador del "hubiera" y el "tal vez".
¿Pero qué era lo que le tenía tan agobiado?
Todo empezó hace una semana debido a la pregunta de Anzu Masaki a su grupo de amigos.
—¿Cuál es tu sabor favorito de chocolate, Yugi? —preguntó dejando de lado los palillos de madera y su bento. Jonouchi sonrió pícaramente tras codearle a Honda mientras se veía el uno al otro divertidos. Anzu como respuesta les vio mal— Ya que parece que tienes muchas granas de hablar Jonouchi, ¿Por qué no me dices el tuyo? —le apunto con los palillos de madera. Katsuya parpadeo un par de veces antes de apuntarse a sí mismo— Si, me refiero a ti —hizo una pequeña pausa— Es verdad, supongo que es mejor así —dijo algo pensativa tras llevarse el dedo índice a la mejilla.
—¿A qué te refieres Anzu? —preguntó el rubio.
Esta vez Masaki sonrió amablemente —Prepararé trufas este año para San Valentín y pensé que lo ideal sería preguntarles a cada uno de ustedes su sabor favorito de chocolate así qué —su semblante se volvió serio hacia los cinco chicos— Quiero sus respuestas antes de que termine la hora del almuerzo— rio antes de volver con su desayuno.
Y así en Ryou nació un deseo irracional, que ese año por primera hiciera caso de la tan amena tradición y regalara sus primeros chocolates a alguien.
Puesto que para él tal fecha siempre había sido un desastre tras otro al verse inundado por decenas de cartas y el tan afamado dulce del amor.
Sumando a ello el hecho de las confesiones que debía de rechazar, algo que detestaba hacer al ver los rostros de las chicas entre lágrimas.
Sin embargo esta vez había algo particularmente diferente dentro de su interior. Algo que empezaba a crecer un poquito más cada día; la ilusión al conocer aquel extraño mundo color de rosa que le hacía suspirar y de vez en cuando soñar despierto con el "tal vez".
Así, antes de regresar a casa Ryou se dijo a si mismo que la próxima vez lo haría.
Un grave error porque al día siguiente otra vez fueron los nervios los que le ganaron al estar enfrente de tan delicioso ingrediente.
Y es que era tan difícil elegir, porque después de todo, comprendió que cada pequeño detalle era una muestra innegable del profundo amor que solo parecía crecer más y más dentro de su corazón.
—Y-Yo... —se detuvo al ver que el sudor recorrió su frente, y antes de poder terminar su frase de derrota al querer pronunciar "Yo no puedo hacerlo", una voz conocida le llamo.
—¿Ryou? ¿Qué haces aquí? —preguntó Masaki Anzu— ¿Acaso estás pensando en hacer chocolate casero?
—Bien, yo... —los nervios empezaron a mellar en él.
Anzu en cambio sonrió enternecida —¿Quieres que te ayude? —preguntó para sorpresa de Ryou, este asintió profundamente agradecido.—Lo principal a la hora de cocinar es saber qué es lo que quieres lograr —empezó Anzu tras tomar una barra de chocolate blanco y otra de chocolate amargo— Que es lo que quieres trasmitir —volvió a sonreírle, Bakura sintió como empezaba a recobrar la calma, pero al mismo tiempo también prestaba atención a las palabras de Anzu para hacer una compra adecuada.
"¿Qué es lo que quiero transmitir?" Se preguntó y tras unos segundos de dejar escapar las cientos de ideas que se almacenaron en su mente y corazón su rostro empezó a arder y este se arrebolo de un profundo color rojo.
Así, esa tarde junto a Anzu trato de despejar su mente al dejar libre los pensamientos que quería se volvieran realidad.
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Ryou vertió el chocolate blanco en el segundo molde en forma de conejo, mientras esperaba a que terminara de cocerse lo que se encontraba en el horno.
Cuando termino de verter el chocolate en los moldes, se dirigió a ver el caramelo ya seco y endurecido.
Por encima de la hoja que recubría la bandeja de metal el caramelo podía resplandecer cual oro y a pesar de hallarse solo en aquella enorme cocina por primera vez se sentía lleno de júbilo.
Mismo jubiló que invadió por completo su ser al ver como poco a poco todo cobraba forma.
Y así, San Valentín no parecía ser una fecha sosa y desgastante para él como otras veces lo sintió.
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Yugi miró el envoltorio blanco con moño rojo extendido hacia él, como de costumbre habían quedado de encontrarse a mitad del camino para ir juntos a la escuela.
Debajo de las escaleras, Anzu vio llegar a su amigo de la infancia sin aliento al haber corrido parte del camino al habérsele hecho tarde, observando su cabello un tanto desarreglado, dio dos pasos al frente para extender el pequeño presente.
Un detalle que Yugi atesoró de corazón, después de todo el tricolor sintió aquella sensación de que ese día en especial podría estar lleno de sorpresas, algo así como su día de suerte tal vez, al menos a esa conclusión llego puesto que ese día había recibido dos regalos de San Valentín. Un nuevo record para él.
El primero había sido hecho por su amiga Rebeca Hawkins, quien a primera hora de la mañana le llamó para desearle un feliz San Valentín.
Una llamada que se extendió cuando la chica se enteró que aún no habían llegado las rosas que había encargado para él.
—Pero claro que me quejaré con el repartidor, my darling~ —dijo con notorio enfado para después su voz sonar triste y un tanto dolida— ¡Yo realmente quería ser la primera en darte un regalo de San Valentín!
—Pero lo has hecho, me has hecho muy feliz al poder hablar contigo —confeso antes de que la rubia cortase la llamada por la vergüenza al escuchar las palabras de «su» Darling.
Un sentimiento que sin querer compartió cuando abrió su casillero, y dentro encontró lo que sería su primer presente real; un muffin cubierto de chocolate y bombones miniatura a los lados, en el medio dos conejitos blancos sujetando un corazón de caramelo, y en cada extremo dos bastones de caramelo.
Dudoso en tomar el regalo miro hacia los lados, después de todo nunca antes había recibido chocolates que no fuesen de Anzu por los años de amistad que tenían ambos.
Tomando algo de valor, se acercó notando que el estampado del papel que recubría el muffin era rojo con corazones negros.
"Sí, efectivamente era un presente de San Valentín no cabía duda." Llego a esa conclusión.
Con cuidado le tomo con ambas manos solo para notar que había una carta debajo.
En el sobre de papel blanco solo encontró en perfecta letra cursiva y en inglés.
"Para Yugi"
Centrándose en la carta por completo, no notó como Anzu terminaba de repartir sus presentes de San Valentín a sus amigos y venía con ellos, quienes solo vieron al tan aclamado Rey de los Juegos tan rojo como un tomate completamente maduro.
—¿Yugi? —le llamó Jonouchi con preocupación.
Mutou no supo que decir en ese instante, mientras, Bakura Ryou abrió su propio casillero para encontrarse con un mar de cartas y chocolates caseros.
Para la mala suerte de esas chicas, no podía aceptar ninguno de ellos, pero al menos por primera vez Bakura pudo entender ese sentimiento de anhelo al desear ser amado de la misma forma.
Hello, creo que ha pasado un largo tiempo de volvernos a ver, antes que nada feliz San Valentín, espero que se la pasen maravillosamente bien, y que puedan dar a conocer aquellos sentimientos especiales que tienen por esa persona importante.
Llegamos a este tercer capítulo de este mini fic, y digo mini porque el próximo capítulo es el final, me hace muy feliz que me sigan acompañando en esta peculiar historia, aún más que le den oportunidad a una de mis más queridas shipps, un fuerte abrazo, sin más que decir, littlekuriboh fuera~
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