Parte 42
— Así que... – arquea una ceja – ¿qué dices?
— Estoy de acuerdo con todo, aunque realmente no escuché ninguna pregunta.
Christian sonríe y eleva una de las comisuras de su boca, dándole ese toque sexy que me encanta.
— Es que no lo pregunté, quiero que seas mi novia y sé que tú también quieres serlo – toma la cajita de mis manos – Date la vuelta para colocártelo.
— Vaya, ¿además de ser gruñón ahora eres mandón? – no lo veo, pero sé que sonríe – Me gusta.
Paso mis dedos sobre el dije con forma de infinito. El borde superior es suave, pero el inferior esta delineado con pequeñas piedras.
— Gracias por el regalo, aunque no era necesario.
— Ana...
Me dice con un tono de regaño, pero lo ignoro para girar hacia él y abrazarlo con fuerza. Dios, lo extrañé tanto.
— Solo cumple tu promesa – cierro los ojos para concentrarme en la sensación de estar en sus brazos – No quiero volver a separarme de ti, por favor Christian.
Él exhala ruidosamente mientras pasa sus brazos por detrás de mí, apretándome con fuerza hacia él.
— Ya dije que lo prometo – gruñe – por Dios, no hagas esto más difícil. Si fuera por mí, solo esperaba las dos semanas que te faltan para la mayoría de edad.
— ¿Para casarnos? – me aparto para mirar su expresión.
— Si, pero tu hermano, tu amigo y probablemente tus padres no estén de acuerdo con eso. No aún.
— Mi madre va a amarte – le digo apoyando la cabeza de nuevo en su pecho – Papá también, pero le tomará un rato hacerse a la idea.
— ¿Y tú?
— ¿Yo qué?
— ¿Tú vas a amarme? – pregunta y me sonrojo. ¿No es obvio?
— Yo ya te amo, Christian.
Desde la posición en la que estoy, abrazada a él y con la cabeza sobre su pecho, puedo escuchar los latidos acelerados de su corazón.
Christian permanece en silencio y comienzo a sentirme nerviosa. Rayos, ¿lo dije muy pronto? ¿Lo he puesto en una situación incómoda?
— Creo que deberíamos regresar, se hace tarde y seguro Isaac está esperándome.
Intento apartarme de su lado, pero no lo permite. Me libera un poco pero me sujeta de los antebrazos para que lo mire.
— No, espera. Yo también te amo.
Ahora es mi corazón agitado el que retumba en mis oídos. Christian me ama y yo lo amo. Una gran sonrisa se extiende en mis labios sin poder detenerla.
— Luces feliz – sonríe.
— Soy feliz.
Levanto mis brazos para pasarlos por detrás de su cuello y besarlo. Dios, quiero besarlo toda la vida, comenzando ahora.
— Voy a besarte todos los días – digo entre el beso – porque puedo, ¡finalmente puedo!
— Eso significa que tendremos que vernos todos los días.
— Pasaré por tu oficina solo para besarte antes de ir a casa con José.
La sonrisa de sus labios se esfuma, dando paso a un ceño fruncido. ¿Dije algo malo? ¿No quiere que vaya a su empresa?
— ¿Podríamos discutir un poco más el "Con José"?
— ¿Qué? ¿Estás celoso de José? – chillo divertida – ¡José es mi amigo!
— Y se preocupa mucho por ti – me mira con los ojos entrecerrados – no sé si eso me agrada.
— ¡Oh no! ¡No te atrevas! ¡José me salvó de tu ex prometida loca!
— Bien, entonces no diré nada más por ahora. Pero hablaremos de esto en algún momento después.
Vuelve a sonreír y yo lo imito, pero mis labios no alcanzan a tocar los suyos porque los golpes en la puerta nos interrumpen.
— Largo Elliot – gruñe Christian.
— ¿Cómo supiste que era yo? – se ríe el rubio.
— Me has arruinado tantos momentos que ya te estaba esperando – luego se ríe – incluso creo que te tardaste en aparecer.
— Idiota – gruñe Elliot – solo vine a avisarles que el hermano de Ana está aquí.
— ¿Isaac? – balbuceo sorprendida – José debió decirle que vine contigo.
Christian asiente levemente con la cabeza y se aparta para abrir la puerta de la casa de los botes. Elliot aún nos espera del otro lado.
— ¿Qué? Ahora no entré – nos gruñe.
Caminamos abrazados detrás de su hermano, sabiendo que son nuestros últimos minutos del día juntos. ¡Y qué día!
Jalo a Christian del saco para acercarlo mientras seguimos caminando, y lo beso todo el camino de vuelta a la casa de sus padres.
Apenas puedo apartarme de él para despedirme de Mía, del señor Carrick y de Grace. Elliot viene con nosotros, de nuevo, hasta el frente de la casa.
— ¡Isaac! – le grito cuando lo veo – ¿Qué haces aquí?
Elliot observa desde la puerta, pero Christian se acerca a estrechar su mano.
— Steele.
— Grey – mi hermano vuelve a recargarse en su auto – Solo vine a asegurarme que no te robas a mi hermanita.
Isaac me mira de arriba a abajo, luego su vista se detiene en mis manos. Yo pongo los ojos en blanco mientras él sonríe se nuevo.
— Es hora de irnos Ana, podrás ver a tu novio mañana.
Christian hace una mueca de fastidio, pero jala mi brazo para acercarme a él y besarme. Y sin importarme la mirada curiosa de mi hermano, le correspondo el beso.
— Ana – gruñe Isaac.
Me separo de mi chico de ojos grises y subo al auto por la puerta junto a Isaac. Él hace una seña hacia Christian mientras que su chofer enciende el auto y nos lleva de vuelta a la carretera.
— Por cierto, ¿cuando hablaste con Christian sobre mi?
— Hace una semana – mi hermano sonríe – ¿Te lo dijo?
— Si, dijo que le prohibiste pedirme matrimonio. ¿Por qué?
— ¿Cómo que por qué? Annie, eres menor de edad y muy joven para casarte. Papá y yo queremos que termines la universidad.
— ¿Papá lo sabe? ¿Se lo dijiste?
— Tuve que hacerlo, tu novio quiere ser socio en nuestra compañía y sabes que siempre informo de esas situaciones a papá.
— ¿Y qué dijo él?
— No a lo de ser socio – una sonrisa divertida aparece en su rostro ante mi impaciencia – Si a lo de esperar para comprometerte con él.
— Pero papá no conoce a Christian, ¿cómo podría decir que si a mí posible compromiso con él? No es que nos estemos casando pronto, o a escondidas – balbuceo nerviosa – pero creí que querría conocerlo primero.
— Tal vez yo le hablé de él un par de veces, las últimas dos semanas.
— ¡Espera! ¿Has tenido noticias de Christian desde hace dos semanas y no me lo habías dicho?
— Él quería sorprenderte, y creo que lo logró – mi hermano sonríe – bonito dije.
Señala mi cuello mientras su chofer estaciona frente a nuestra casa. Cuando baja, abre la puerta para mí y salgo, pero escucho su ronca voz hablándole a Isaac.
— Señor Steele, ¿puedo hablar con usted?
— Por supuesto Jason.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Hola!
Gracias por leer, votar y comentar 😘
Mil gracias por darme la oportunidad de contarles esta historia y adoro leer cuanto les gusta!
Pero saben que estamos cerca del final... Dos capítulos más y luego el Final.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro