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Parte 39

Semanas antes...

Grace.

- ¡Pero Christian! ¡Le dispararon!

- Lo sé.

Sigue sin mirarme, así que insisto desde donde estoy parada, al frente del escritorio.

- ¡Y terminaste tu compromiso con Elena! ¿Por qué no has ido a buscarla?

- Aún tengo cosas qué resolver, mamá.

Mi hijo está sentado en el escritorio de Carrick, revisando papeles, checando gráficas en su nueva computadora y haciendo llamadas a Dios sabe quién.

- ¿Cómo qué?

- La empresa que compré e invertí. Ahora que ya no trabajo para John Lincoln, mi prioridad es hacer funcionar la empresa para recuperar mi inversión y generar ganancias. Tengo que regresar el dinero que el señor Lincoln me prestó.

- ¿Te lo pidió?

- No, pero no es necesario. No quiero deberle nada y voy a regresar hasta el último centavo de ese dinero.

- ¿y Ana?

- Tendrá que esperar - suspira y levanta su vista hacia mí - no tengo nada que ofrecerle madre, nada que sea mío de todas formas.

- Pero ella te quiere hijo, no le importará lo que tengas.

- Pero a mi sí, necesito asegurarme de que puedo ofrecerle por lo menos la misma calidad de vida que ella ya tiene de su familia. Tengo que demostrarle a ella y a su hermano que puedo hacerme cargo totalmente.

- ¡Pero hijo! Has trabajado sin descanso durante días, duermes muy poco y luces ojeroso y pálido. Vas a enfermarte.

- Tengo que hacer esto madre, cuanto más pronto pueda encaminar mi proyecto, más rápido funcionará la empresa y podré recuperar a Ana.

- ¿Estás seguro de lo que haces?

- Completamente.

Dice con una seguridad que me conmueve, así que decido dejarlo en paz por el momento, pero volveré a intentarlo después.

Conforme pasan los días, lo noto más inquieto. Prácticamente solo sale del estudio para dormir en su habitación, aunque en dos ocasiones el cansancio lo venció sobre el escritorio.

Mi única oportunidad de acercarme sin molestarlo es cuando le llevo la cena o algún bocadillo. Y me preocupa verlo cada vez más estresado.

Algunos días lo veo llegar hasta muy tarde, seguramente de alguna reunión o algún asunto de la empresa porque viste su traje de negocios gris que tanto le gusta.

Decido intentarlo de nuevo esta noche, asi que tomo la bandeja con los macarrones con queso y la botella de agua fría para llevarle. Giro la perilla de la puerta, pero me detengo al escuchar su extraña conversación.

- ¿Señor Welch? Me dijeron que usted podría ayudarme, necesito información de una persona, posiblemente se encuentra en Montesano.

Empujo la puerta y camino hasta dejar la charola sobre el escritorio, junto al montón de papeles con grandes cifras en ellos. Madre mía, ¿es en dólares?

Christian me mira fijamente, así que agito mi mano a forma de despedida y me alejo del estudio de Carrick. Por lo menos se alimenta correctamente y últimamente sale a correr por la orilla del Lago Washington.

El Martes en la tarde cuando llego del hospital, una mujer seria y muy formal está estacionando en la entrada de la casa. Es más grande que mis hijos, así que no tengo idea de quién podría ser.

- Buenas tardes - la saludo.

- Buenas tardes doctora Grey - estrecha mi mano - Busco a Christian.

- ¿A Christian? Si, un momento - abro la puerta y le hago una seña - adelante por favor.

Le pido a Gretchen que llame a mi hijo mientras guio a la visitante hasta la sala. Quiero preguntarle de dónde conoce a Christian, pero él mismo nos interrumpe.

- ¿Ros?

- ¿Christian? Es un gusto conocerte, por fin - se ríe - Eres más joven de lo que creí.

Mi hijo frunce el ceño, incapaz de aceptar un cumplido sin sentirse incómodo. Carraspeo un poco para que recuerden que sigo en la sala.

- Mamá, ella es Ros Bailey, mi nueva asesora y asistente.

- Oh, mucho gusto.

- Temporalmente, señora Grey - la chica morena se ríe - cuando tengamos una gran compañía seré la vicepresidenta.

- Con una gran oficina, si, ya lo dijiste un par de veces por teléfono - le dice mi hijo - ¿Ya hablaste con Barney?

- Si, ¡es todo un genio! Estoy totalmente asombrada con sus habilidades y creo que debemos aprovechar su capacidad creativa.

- Concuerdo contigo. Si nos disculpas...

Asiento hacia mi hijo, que le pide a Ros que lo siga de nuevo hasta el estudio de Carrick. Ahora estoy sumamente intrigada, si puede integrar más personas a su equipo ¿significa que está obteniendo ganancias?

El resto de la semana, Ros ha venido a reunirse con Christian en el estudio. En una de las ocasiones que entré a dejarles tazas de café mencionaban algo sobre rentar una oficina en el centro financiero de Seattle.

Me sorprende que Carrick, Mía o Elliot parezcan despreocupados por el asunto del proyecto de Christian, ni siquiera han preguntado. Se limitan a observarlo y quitarse del camino.

Tomo de nuevo la charola y coloco los platos con pie de fresa y tazas de café para llevarle a Christian y Ros. De nuevo están en el estudio, pero sé que se mudan pronto a una pequeña oficina.

La puerta está entreabierta y me detengo en el pasillo para empujarla, pero las palabras de Ros y Christian llaman mi atención.

- ¿Le enviaste rosas de nuevo? - pregunta ella.

- Si.

- ¿Puedo saber con qué intención lo haces?

- Necesito que me recuerde, que piense en mí todos los dias.

- Creo que la chica preferiría que fueras a buscarla, idiota.

- Lo sé, sé que eso es lo que ella espera, pero no es lo que quiero. Aún no. Tengo que ser el hombre que la merezca.

Ros se ríe y luego niega lentamente con la cabeza.

- No has tenido muchas novias, ¿cierto Grey?

- ¿Ahora eres experta es eso también? ¿Cuantas novias has tenido tú?

- Muchas - sonríe - más que tú, seguramente.

- Pues no necesito muchas novias, solo una.

- Si, la chica a la que acosa tu hombre misterioso.

Toco la puerta con cuidado y espero a que me indiquen que puedo entrar. Dejo la bandeja sobre el escritorio y salgo de ahí satisfecha de saber que mi hijo no ha dejado el tema de Ana de lado.

Por eso el día que llego a casa y encuentro un hermoso automóvil lujoso en la entrada me sorprendo. Christian sale vestido con un traje gris oscuro y corbata a juego, perfectamente peinado.

- ¿A dónde vas?

Le pregunto y él sonríe como nunca antes.

- A recuperar a mi chica.

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