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Parte 31

Me he obligado a no sentir más que rabia y coraje para seguir funcionando por lo menos la última semana de escuela. Si me dejo llevar por la tristeza estaré frita antes de siquiera levantarme de la cama.

Estos días casi no he visto a Isaac. Por lo que sé, ha estado viéndose con la señora Lincoln, así que espero que tome una decisión pronto. Le quedan aún tres días.

He evitado a Ethan lo más que he podido estos días. Solo voy a clases y regreso deprisa a casa, incluso José me espera justo en la puerta. Después de contarle sobre mi pelea con mi ex novio, espera encontrarlo para "charlar".

Pero el tema intocable, innombrable e imposible es el de Christian. Mis esfuerzos se enfocan en no pensar en él, pero en sueños siempre pierdo la batalla. No me permito llorar porque si lo hago, me derrumbaré.

Camino rápido entre los edificios después de mi última clase. Los exámenes hacen que el día sea estresante y cansado, y eso que apenas es martes.

— ¡Ana! ¡Ana!

Escucho que gritan desde la distancia y apresuro el paso aferrándome a mis libros. Por el tono chillón de la voz, sé quién es.

— ¡Ana! ¡Espera!

— ¿Qué? – le grito sin detenerme – ¿Qué quieres Mía?

Ella camina detrás de mí, con la respiración agitada y la cara sonrojada por el esfuerzo. Me detengo cuando me toma del brazo muy fuerte.

— ¿Qué quieres?

— Solo... Por favor, déjame... – balbucea.

Giro sobre mis pies para continuar con mi camino, pero de nuevo se aferra a mi brazo con fuerza.

— Si es por Ethan, ya no es mi novio. No me interesa lo que ustedes hagan.

— No Ana, no es eso. Es sobre Christian.

Mierda. Mi corazón se sale de mi pecho y cae en pedazos a mis pies. O por lo menos eso es lo que siento. Quiero sonreír y quiero llorar.

— No me interesa.

— Por favor, Ana.

— ¡No! ¡déjame! – le grito – ¿Quieres saber si es cierto que lo quiero? ¿Que me enamoré? ¿Que me rompió el corazón? ¿Qué, Mía? ¿Qué quieres saber?

— Ana – me mira de la misma forma que el día que fui a su casa – Por favor, escúchame. Elena adelantó la boda para este sábado, sin ceremonia, solo ellos y el juez civil.

— ¿Y querías ver mi cara cuando lo supiera? ¿Tan cruel eres?

— ¡No! ¿Quieres dejar de atacarme? Sé que lo merezco por cómo te traté, pero hago esto por mi hermano. Yo sé que él... – la interrumpo.

— No me interesa, por favor no me lo digas. No quiero saberlo.

— ¡Pero Ana!

— No Mía, si de verdad quieres enmendar las cosas entre nosotras, no digas nada. No quiero escucharlo.

— Lo siento mucho – ella empieza a sollozar.

Al principio creo que lo hace porque intenta manipularme, pero cuando gruesas lágrimas corren por sus mejillas, me conmuevo.

— Mierda, Mía. Te dije que no – un sollozo sale de mi garganta.

Una lágrima se escapa de mis ojos, seguida por otra y luego otra. Y duele. Duele tanto que siento que me falta el aire.

Mía sigue llorando bajito mientras me alejo. Veo a José recargado en la reja, mirándome y corro hacia él.

De nuevo la confusión, la decepción y la tristeza me inundan. Me lanzo en mi cama y cierro los ojos con fuerza pidiendo al cielo que todo esto pase rápido y yo pueda alejarme.

Tengo que irme. Necesito irme.

Para el viernes después de mis exámenes, he preparado una maleta con ropa y libros para viajar a Montesano.

Mi papá cree que voy de vacaciones y mi mamá que necesito recuperarme de la ruptura con Ethan. Y la realidad es que huyo de Christian.

Tomo la maleta y bajo las escaleras, donde José y Nana me esperan. Ella me da un abrazo cálido y le prometo que le llamaré todos los días.

— Pero, ¿no vas a esperar a Isaac? Ya sabes, por lo de la decisión...

— Iremos a la empresa, hablaré con él para aún así me voy a Montesano.

José asiente y vuelvo a despedirme de mi Nana. Conduce hasta nuestra oficina central, donde solo espero por la resolución de Isaac para saber que decirle a Papá cuando lo vea.

— Buen día Marla, ¿mi hermano está ocupado?

Le hablo pero no me detengo en mi camino hacia la oficina de Isaac. Ella me mira pero no sonríe.

— De hecho, él no está – me detengo.

— ¿Cómo que no está?

— Recibió una llamada hace un par de minutos y salió casi corriendo. No dijo a dónde iba, ni a qué hora regresa.

Gruño molesta por la estúpida actitud de mi hermano. ¿De verdad no le importa dejar todo por ella?

— Eso no es lo peor – ella duda – convocó una reunión con todo el personal del taller y me temo que no va a llegar a tiempo.

— ¿Y se puede saber para qué los reunió?

— No lo sé, estos días no ha hablado mucho.

— ¡Pero no puede hacer eso! ¡No cuando son asuntos de trabajo!

Marla solo asiente, sin saber que decir. Y tampoco es responsabilidad de ella resolver los conflictos de mi hermano idiota.

— Yo iré a la reunión – volteo hacia José – ve al comedor a robar el snack de alguien.

— ¡Uh! ¡Genial! – José sonríe y corre al ascensor.

La reunión con el personal fue bastante tranquila. Nadie sabía por qué habían sido convocados y estaban preocupados de ser despedidos. Y como yo Tampoco sé la razón de la junta, los dejo ir.

Pero Isaac sigue sin aparecer y me preocupo. No quisiera regresar con mis papás sin tener razón de él, así que José y yo vamos de regreso a la casa.

Vuelvo a esperarlo despierta, pero en mi habitación para poder leer un poco. Pasadas las 12 de la noche, mi puerta se abre.

— Pensé que te habías ido.

Dice mi hermano apoyado en el marco de la puerta. De nuevo ha bebido en exceso porque apesta a whisky.

— No te encontré para despedirme. ¿Dónde rayos estabas?

Suelta un suspiro exagerado, pero no se mueve de su posición.

— Se acabó, todo se acabó. Ya puedes estar tranquila.

Suelto mi libro de Walking Disaster para sentarme en la cama y mirarlo. No entiendo, ¿se acabó? ¿Tomó una decisión?

— Le dije que iba a renunciar a la empresa para que estuviéramos juntos y me dejó. Si renuncio no puedo darle las comodidades que ella quiere y por eso se queda con su esposo.

— ¡Esa bruja interesada! – gruño.

— No necesitas decirlo, de hecho no lo digas. Sé que me advertirse.

— Lo siento, no quería que te lastimara.

— Lo sé Ana – vuelve a suspirar – Tengo que decirte otra cosa, de lo que me acabo de enterar.

— ¿De qué?

— La boda se canceló.

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