04
Cada día y cada noche le acompañaba y le cuidaba, de día con sus problemas familiares e internos, y en la noche velaba por sus sueños.
Su rostro dormido reflejaba angustia y miedo, no era algo nuevo, casi siempre las pesadillas lo torturaban; pero igual que las veces anteriores, sólo bastaba una caricia en su cabello para calmar su pesar, y sin más le susurraba que no se preocupase, que estaría ahí, sin importar lo que pasara.
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