Capítulo 7.
—¿Qué piensas hacer aquí con esa maleta? —preguntó _____ en cuanto vio a Vernon entrar a su habitación, con dicha cosa en su mano.
—¿Qué no es obvio? —cuestionó con algo de sarcasmo, sonrió y simplemente cerró la puerta para luego caminar hacia un rincón y dejar todo ahí —. Por ahora solo será esto pero también debo traer mi cama y algunas cosas más.
—En serio, ¿Qué piensas que estás haciendo? —volvió a preguntar exasperada. No le estaba agradando nada la idea de tener a otra persona en su espacio personal. El único que le quedaba.
—Mira _____, te lo haré fácil. Tú padre me asignó la tarea de protegerte las veinticuatro horas del día. Eso implica estar contigo "todo el día" —dijo haciendo comillas —. Quieras o no, debes dejarme entrar aquí. Debo cuidarte, quiero cuidarte. Así que copera un poco ¿sí?
—¿Por qué quieres cuidarme?
—Estás muy preguntona hoy —sonrió de lado.
—Hablo en serio.
—También yo —rio.
—Responde.
Vernon suspiró.
—Te he estado observando. Cuando me enteré por todo lo que habías pasado me compadecí un poco y...
—No necesito tu lastima —lo interrumpió.
—No es lastima. Entiendo cómo te sientes. Yo también perdí a alguien especial además de muchas cosas como a mi clan. Cometí errores, abandoné a la mujer que amaba solo por seguir una misión, y eso es algo que no podré perdonármelo jamás. Por eso quiero protegerte. Siento que ella me está dando una segunda oportunidad para hacer lo correcto.
—Uh... —susurró sin saber que decir —. Espera. ¿De qué clan hablas?
Él sonrió con amargura.
—Antes de formar tarde de los Yenaid, pertenecí a otro clan.
—¿A quiénes?
—¿En serio quieres saber?
Dudó por unos segundos pero al final asistió en respuesta.
—A los Mikage.
Los ojos de la joven se abrieron en demasía cuando los mencionó. ¿Por qué ellos de nuevo? Dio unos pasos hacia atrás, chocando con la cama, como si quisiera escapar de él.
—Tranquila —suspiró —. Sabía que actuarías así, pero tu padre lo sabe, no te preocupes. Fui exiliado y él me reclutó para ser uno de los suyos y darle información que le podría servir para atacar cuando quiera. No sé si alguna vez ha usado todo lo que le dije pero se sintió complacido por mi cooperación y porque nunca lo traicioné.
—Eres un traidor.
—¿De los Mikage? Bueno, si así deseas llamarme, no lo negaré —se sentó en el suelo y comenzó a sacar la ropa de su maleta que acomodaría en el armario que ______ no ocupaba.
La conversación terminó en ese momento pero algo en ella le decía que no debía confiar mucho en él. ¿Cómo era posible que su padre dejara entrar a un Mikage? No lo entendía. Exiliado o no, era el enemigo y jamás dejaría de serlo. Se supone que deberían odiarse a muerte.
<<Pero incluso me salvó la vida cuando tuvo la oportunidad de matarme y redimirse con su clan>> pensó mientras se sentaba en su cama lentamente, sin apartarle los ojos de encima.
Todo esto se le hacía tan raro. No lograba entender la lógica del asunto pero le molestaba tener que pensar en ello cuando ahora tenía algo más importante.
Como si eso le estuviera recordando su presencia, corrió hasta su baño siendo amenazada por unas tremendas nauseas. Dejó salir lo poco que había comido en la cena. Lo raro fue que Jin no estuvo con ella para obligarla a comer. Se la había pasado todo el día encerrado en su habitación, sumergido en su frustración sabiendo que alguien más pasaría sus días junto a _____ cuando debía ser él quien la protegiera siempre. Odiaba por completo la idea de que alguien que apenas la conocía, la cuidara. ¿Qué si fallaba? ¿Qué si algo le pasaba y no estaba ahí para evitarlo? Sin duda él la protegería mejor. En ocasiones ha dado su vida por ella y no se molestaría en hacerlo por el resto de sus días. No lo aceptaba, y no lo haría ni aunque su propio jefe se lo pidiera.
Esa misma noche, Vernon durmió sobre un futón; un poco incómodo pero lo hizo. No estaba acostumbrado a dormir en el suelo pero solo sería por esa noche hasta que alguien le ayudara a trasladar su cama, ya que no podía pedirle a ella que hiciera semejante esfuerzo en su condición.
Por su parte, _____ no dejaba de observarlo en ningún momento a pesar de que él estuviera completamente dormido, o al menos eso creyó. Sentía que debía estar alerta y eso no la dejaba pegar un ojo. Sabía que no le haría bien al bebé, pero si esa era una forma de protegerlo, pasaría en vela todas y cada una de las noches.
—Duerme ya... —susurró repentinamente.
Al parecer no estaba tan dormido como ella pensaba. Se sobresaltó al oír su voz pero no se movió, ni mucho menos cerró sus ojos. Él abrió los suyos y la observó por un largo tiempo como si esperara a que dijera algo.
—¿Qué? —preguntó ella, sintiéndose algo intimidada por esos ojos avellana que hipnotizaban por momentos.
—¿Qué de qué?
—No seas tonto.
Él rio y se apoyó sobre su codo para poder verla mejor.
—¿Puedo dormir contigo?
—¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?! Ni soñando.
Por primera vez en mucho tiempo se había sonrojado hasta las orejas. ¿En qué pensaba este tipo? Él solo sonrió esperando una respuesta favorable, como si insistiera con eso.
Se mordió su labio inferior pensando por un segundo en la posibilidad de dejarlo subir a su cama. ¿Sería seguro? ¿Podría...?
—¿Puedo confiar en ti? —susurró apenas. Podría decirse que se percibía algo de miedo en su voz, aunque viniendo de _____, nadie lo creería así.
Quizás era una pregunta tonta y todo lo que le dijera podría ser un engaño, pero sentía que era necesaria.
—Te juro por mi vida y sobre todas las cosas que son importantes para mí, qué jamás te lastimaré. Más allá de que sea mi deber protegerte, quiero hacerlo porque eres una buena persona. Déjame cargar un poco de ese peso que llevas sobre los hombros, déjame ser tu amigo, y aunque sea un poco, confía en mí.
Se mordió el interior de su mejilla para evitar llorar. En tantos años jamás había confiado en personas que no conociera y mucho menos en aquellos que querían entrar en su vida a toda costa.
Tomó la punta de la sábana y la hizo a un lado para abrir un espacio entre ésta y la cama.
—Ven... —susurró rendida.
Al oírla, sonrió y de un salto subió a la cama y se acomodó a su lado. _____ sé alejó hasta el otro extremo como sintiéndose algo incómoda por su cercanía, pero él la atrajo de nuevo, haciendo que descansara en su pecho. Al principio se resistió pero al notar que no la liberaría, no le quedó de otra más que dormir así, abrazados. Se sentía raro estar así con alguien que no fuera Jin, pero sentía que tal vez podría soportarlo.
Eran las tres de la mañana cuando algo en su bolsillo comenzó a vibrar. Para su suerte, ______ se había girado, dándole la espalda, así que podía levantarse sigilosamente sin despertarla. Contestó la llamada para que dejara de zumbar y salió a hurtadillas del cuarto, cerrando la puerta detrás de él para que no pudiera oír su conversación.
—Diga —susurró apenas. Con tanto silencio en ese oscuro pasillo, hasta a una mosca se podría oír.
—¿Cómo va todo?
—Según el pan —sonrió —. Ya me acerqué más a la chica y de a poco me estoy ganando su confianza.
—Perfecto. Asegúrate que nadie te descubra, mucho menos ella o todo será en vano.
—Descuide jefe, seré cuidadoso. La he estado observando y sé que no es tan ingenua como parece. Por cierto, le tengo una noticia. Sé que debí decírselo antes pero entre tantas cosas que pasaron. Además no sabía si los rumores eran verdad y...
—Dime. Habla pronto.
—_____ está embarazada.
Un rotundo silencio se sintió del otro lado de la línea, haciendo dudar a Vernon si se había cortado la llamada o no, hasta que la otra voz carraspeó y habló un poco entrecortada.
—E-Entonces... a-ahora es cuando más todo debe salir a la perfección. _____ y su hijo... deben ser míos.
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