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Capítulo 23.

—Hombre, ¿necesitas que te releve un rato? —bromeó Joshua, llegando hasta Vernon con un refresco en su mano.

—No, solo dame eso —le quitó la bebida y la abrió para tomársela —. Solo falta media hora para que todo pase y ya me estoy muriendo de los nervios. ____ está igual, apenas tocó su almuerzo —suspiró pesadamente antes de beber un poco más.

—Yo estoy igual —dijo el mayor y se recostó en la puerta junto al otro —Pronto debo ir a rondar a Minhyun. Podría ser una tontería lo que debo hacer, pero pensando más en ello, es lo más importante. Si no consigo desactivar la seguridad, los demás no podrán entrar.

—Lo harás bien —le dio ánimos y palmeó su hombro antes de entregarle la lata vacía.

Joshua lo miró con una ceja arqueada como diciéndole que él no era su basurero, pero simplemente lo ignoró y apretó la lata para descargar un poco sus nervios y ansiedades. Mentiría si dijera que lo tenía todo bajo control. Minhyun siempre se paseaba de aquí para allá, archivando cosas o encargándose de cumplir órdenes del jefe, pero junto ese día se la había pasado encerrado en su pequeña oficina, haciendo quien sabe qué. En cualquier momento terminaría enloqueciendo al intentar pensar en un modo de distraerlo para sacar al alto de allí.

—Te estas comiendo la cabeza, pensando en un plan ¿verdad? —sonrió Vernon.

—¿Quieres que te mienta? —respondió con otra pregunta.

—No, déjalo —rio —No lo pienses tanto, solo haz lo primero que se te venga a la mente. Tú eres muy listo.

—Uh... Está bien —suspiró y se incorporó en su sitio. —Me voy. Es hora de hacer el trabajo.

—Nos vemos, viejo. Suerte.

—Gracias, la necesitaré —susurró y caminó hacia el final del pasillo para dirigirse a la oficina de Minhyun.

Era ahora o nunca, esta vez no solo se trataba de él. Sabía que estaba yendo contra su clan pero tampoco quería seguir así. Sí, este era su único hogar, ni siquiera tenía donde ir pero actuando ahora, era la única forma de liberarse de la tiranía de Maximus. Solo... esperaba que Jeonghan lo perdonara por esto.

Cuando llegó a la pequeña oficina, que más que eso parecía solo el cuarto de limpieza, tocó tres veces rogando a los cielos que Minhyun haya salido de allí, facilitándole las cosas. Pero no, nada podía ser tan bueno en sus vidas. Su cuerpo se estremeció por completo cuando oyó un "adelante" del otro lado de la puerta. Suspiró, la abrió lentamente, intentando parecer despreocupado y entró cerrando la puerta tras él.

—H-Hola—habló nervioso y carraspeó —Hola, viejo. ¿Qué hay de nuevo? —comenzó, intentando entablar una conversación.

—Uh...

Minhyun tenía la mirada clavada en su ordenador, mientras tecleaba y tecleaba con rapidez haciendo quien sabe qué. Por un segundo, levantó la vista, percatándose de que era Joshua quien había entrado y sonrió, haciéndole entender que ese gesto iba para él.

—Hola Josh —agregó y dio el último teclazo antes de estirar sus brazos hacia arriba para quitar la tensión de sus músculos —Como siempre, nada nuevo —bostezó. —He estado todo el día haciendo un maldito informe para el jefe. Quiere que lo notifique sobre las últimas misiones que se asignaron y cuantas pérdidas hemos tenido, teniendo en cuenta a las personas que murieron en la fuga fallida de ya sabes quién.

El menor rio por su forma de referirse a _____. Ni que fuera el señor tenebroso.

—¿Y? ¿Has terminado?

—Dios, sí —gimió y tiró su cabeza hacia atrás. —Ya solo queda entregárselo y así podré dormir en paz.

—O hasta que te pida algo más —bromeó y pensó en que esta sería una perfecta oportunidad. —¿Por qué no se lo llevas? Mientras te preparo un té si quieres, así duermes más relajado. —se acercó hasta la tetera eléctrica que tenía allí para poner a calentar la poca agua que quedaba en ella.

—Uh... no me vendría nada mal —le sonrió y puso a imprimir el archivo mientras se ponía de pie para estirar las piernas.

En cuanto todas las hojas terminaron de salir por la impresora, las tomó y las guardó en una carpeta plegable para ir a entregarlo.

—Tal vez me tarde un poco porque sabes cómo es el jefe. No sé para qué me pide los informes si después tengo que estarle explicando lo que escribo en ellos —bufó. —Sí me tardo demasiado puedes irte, pero eso sí, quiero mi té. —bromeó y salió de la oficina, cerrando la puerta tras él.

Joshua suspiró aliviado y se acercó rápidamente a inspeccionar que nadie anduviera por allí, luego cerró la puerta con seguro y corrió a sentarse frente a la pantalla para comenzar a mover el mouse como loco, entrando en las configuraciones de la base de datos. La computadora de Minhyun era la única conectada al sistema del clan, así que era su única oportunidad para hacer las cosas bien o morir en el intento. En cuando entró al sistema, comenzó a teclear claves de seguridad.

—Maldición —soltó cuando en la pantalla se mostró una ventana, anunciando que la clave era incorrecta —No puede ser que la haya cambiado. No puede ser verdad.

Sus nervios iban aumentando y con ellos el temor a ser atrapado y arruinar el rescate. Se tomó un minuto para pensar en una clave que solo a Minhyun se le podría ocurrir. Sí, él es una persona muy inteligente, pero era todo un torpe a la hora de inventarse claves de seguridad. Probó con su nombre completo, el de sus padres, el de la mascota que siempre quiso tener y nada.

—Piensa Joshua, piensa —se dijo a sí mismo y respiró hondo intentando calmar el temblor de sus manos.

Tecleó un par de ocurrencias más, pero nada. Hasta que, rendido, tecleó la tontería más boba que se le podría ocurrir a una persona.

<<aquimandaminhyun>>

Sus ojos se abrieron en demasía cuando la ventana que siempre saltaba en rojo, se puso verde y le dio paso a otra en la que tenía una extensión de las funciones que había en el clan.

Sala de máquinas...

Luces...

Disposición de armas...

Almacenamiento...

Alarmas de incendio...

Máxima seguridad...

—¡Máxima seguridad! —gritó emocionado.

Le dio clic allí y comenzó a desactivar todas las alarmas una por una, solo dejando activa la de la oficina de su jefe. Ante un ataque, su oficina siempre se sellaba por fuera impidiendo que alguien entrara o saliera de ella. De esa forma tendría a Maximus fuera de vista y no sería un estorbo.

Luego de terminar, cerró la ventana y cambió la clave de seguridad para que Minhyun no pudiera reestablecer todo antes de que R y sus refuerzos terminaran de entrar y comenzaran a atacar.

<<minhyuneresuntonto>>

—Listo —sonrió, orgulloso de sí mismo y dejó el ordenador como estaba, solo con una ventana de Word abierta.

De un brincó, se levantó de la silla y fue a preparar el té para no levantar sospechas. Una vez hecho, apagó la luz del cuarto y salió de allí como un rayo. Tomó su celular y rápidamente tecleó.

*Primera parte del plan, cumplida. Hora de entrar en acción, R.*

.............................

_____ dio un brindo en su lugar cuando oyó un gran estruendo provenir del ala este del clan. Rápidamente se puso de pie y comenzó a dar pequeños brincos, tratando de ver algo por la ventanilla.

<<¿Ese podría ser...?>> pensó. Sí, eran sus refuerzos. Sus amigos, aliados y R, que venían por ella.

En cuanto Dino los ayudó a entrar a la fortaleza, veinte hombres salieron de cada una de los tres camiones que ingresaron dentro. Jin iba con sus amigos, V, Jimin, Rap Monster y J-Hope; que entraron por el frente luego de lanzar una granada y una bomba de gas.

Maximus elevó la vista de sus papeles cuando oyó la explosión y la alarma de su oficina comenzó a sonar.

—¿Qué está pasando? —se preguntó a sí mismo y se puso de pie para salir a ver, pero su entrecejo se frunció cuando no pudo abrir la puerta. Tiró más fuerte de ella, pero nada. Pensó que tal vez se había bloqueado, pero al introducir la misma clave de siempre, la puerta siguió sin ceder.

—¡Qué demonios! —gruñó y tomó su celular para llamar a Minhyun, estaba que echaba fuego por los ojos y ni siquiera podía tirar la puerta abajo porque era de acero.

—S-Señor... —tartamudeó Minhyun al responder. Iba corriendo por los pasillos, tratando de llegar a su oficina para armarse.

—Dime ¿qué diablos está pasando y por qué no puedo salir de mi oficina? —espetó con furia, sobresaltando al joven al otro lado de la línea. Podía oír los ruidos y gritos alrededor del joven. ¿Qué rayos estaba pasando? Solo eso quería saber.

—S-Señor... —se lo oía algo agitado y nervioso, más que nunca —. Están... están atacando la base. Alguien hackeó el siste... —y un disparo que oyó. Ni siquiera se le movió un pelo cuando oyó el sonido de un cuerpo al caer y al celular revotar en el suelo, solo maldijo con furia y arrojó el teléfono, estrellándolo contra la pared. Estaba más que atrapado allí dentro y se sentía cien por ciento seguro de que eran los Yenaid quienes habían venido por ____.

Se podía oír desde dentro como personas corrían hacia todas partes antes de que más disparos se hicieran presentes. Sin duda los habían atrapado desprevenidos, y a pesar de que eso les facilitara las cosas, no pensaban dejar ni un alma viva.

Jin intercambió su arma calibre 43 por una FN P90 y comenzó a disparar de nuevo, dando en un punto crítico de cualquier Mikage que se cruzara en su camino. Luego de despejar el frente, se dispersaron por las áreas junto con refuerzos. Las órdenes del tal R habían sido claras, solo inmovilizar al enemigo, no quería saber nada de muertes, pero eso era algo que Jin no estaba dispuesto a cumplir.

En cuanto entró al área de entrenamientos, se le cruzó por la mente, buscar la celda en donde podría estar _____, pero antes que diera un paso más fuera de allí, apareció JR con refuerzos y comenzaron a contratacar. Una vez más, ____ tenía que esperar. Muerto no podría hacer nada, así que primero tenía que encargarse de eso si quería rescatarla.

En eso, la segunda explosión se oyó. Esta vez fue R qué, con la ayuda de Joshua y otros más, se estaba encargando de despejar el depósito por el cual debían huir luego. Había dos pasillos que daban hacia el lugar. El de la derecha los conectaba con las habitaciones y el otro con las celdas de los prisioneros, por eso había hecho estallar una granada para que parte del techo cayera, sellando el pasillo de la derecha.

—Señor, tenemos problemas. Acaban de derribar uno de nuestros helicópteros y me comunican que al frente están teniendo problemas para contener a los Mikage.

R maldijo para sus adentros cuando uno de sus refuerzos le comunicó eso y pronto, pensó que ya no era tiempo de esperar.

—Vayamos al frente, Joshua se encargará del resto. Debemos detonar la última granada, así que será mejor que la usemos allí.

Joshua simplemente asintió y corrió por el pasillo de la izquierda para cerciorarse de que no hubiera nadie más por ahí. Los demás fueron hacia la salida y rodearon el clan para ir al frente. R se sorprendió al ver como todo ardía en llamas. Ni siquiera sabían cómo entrarían por ahí. El helicóptero hacia caído a solo unos metros, impidiendo el paso y parecía estar a punto de explotar en cualquier momento.

Le entregó la granada y su ametralladora al joven que venía con él, tomando su Benelli M3. Pensaba dejar ese explosivo como un plan B por si lo necesitaban, ahora solo pensaba usar el arma para hacer estallar el tanque de gasolina del helicóptero, dando la señal para que Vernon actuara.

.................................

Vernon se estremeció cuando oyó la tercera explosión. Con dedos temblorosos, tecleó la clave de seguridad de la celda y entró apresurado para sacar a _____ de allí.

—Vernon, ¿qué está pasando allá afuera? —preguntó, asustada por todos los disparos que se oían. Él... ¿en serio me sacará de aquí? ¿Tú jefe...?

—Sí, _____ —susurró Vernon y sacó la llave de su bolsillo para quitarle los grilletes.

—Estás nervioso... —susurró ella, al ver como las manos del contrario temblaban como gelatina, sin éxito de poder insertar la llave en la pequeña hendidura.

—Joder —espetó entre dientes y respiró profundo para calmarse. —Claro que estoy nervioso, nena. No quiero meter la pata y que algo te pase —suspiró y al fin pudo liberar una de sus manos.

Luego de soltarla, comenzó a quitarse la camisa, dejando ver el chaleco anti-balas que llevaba puesto. O mejor dicho, los chalecos. Se quitó unos y se lo colocó a ____, asegurándose de que su estómago estuviera bien protegido, luego se colocó la camina como pudo y tomó una de sus manos con fuerza.

—Hora de correr —habló y sacó un arma de su cintura —. Esto es para ti. Joshua nos espera en los depósitos así que sígueme y no mires atrás.

Ella asintió y apretó el arma con fuerza en su otra mano. Vernon asomó la cabeza fuera de la celda y, viendo el área despejada, se echó a correr junto con ____ hacia el oeste.

Esto se sentía como estar en medio de una guerra, ni siquiera cuando los Mikage habían atacado su clan se sintió tan indefensa como ahora. Sentía que aún le faltaba mucho por conocer de la vida, muchas cosas por las que pasar, muchas muertes que presenciar, pero sabía que nada de eso importaba al final, si al menos su hijo salía con vida.

—Vernon... — ella se estremeció y frenó su andar al oír pasos acercarse hacia ellos que provenían de la dirección hacia donde corrían. El nombrado rápidamente le quitó el seguro a su arma, para apuntar hacia el frente. _____ también lo imitó, dos eran mejor que uno y sabía que así lograrían atacar antes que aquel que corría hacia ellos.

—¡Ahh! —gritó Joshua, elevando sus manos al aire en cuanto llegó hasta ellos y los vio a ambos apuntándole.

—Joder, Joshua. Ya tenía mis pelotas en la garganta. —soltó Vernon y se acercó a su amigo para chocar puños —¿Despejaste el área?

El mayor asintió y miró a _____ para sonreírle. Sin duda la notaba más nerviosa que ellos pero estaba seguro de que lograrían salir de allí. No sentía necesario decírselo porque... ¿para qué hacerlo? Sí, todo podía fallar en un solo segundo pero no quería pensar en eso. Sabía que si intentaba darle ánimos, tal vez ella muestre sus inseguridades, haciéndolo dudar a él también. Lo mejor siempre era callar en momentos como este.

—Vamos, con R ya nos encargamos de sellar el otro pasillo así que podremos salir sin problemas —comentó, pero antes de que los tres dieran un paso más, alguien a sus espaldas gritó.

—¡Alto ahí!

Un inmenso escalofrío recorrió el cuerpo de los tres al ver a Jeonghan parado frente a ellos. El joven alto, sostenía dos armas en sus manos, apuntando una directo a _____ y la otra a Vernon.

—Jeong... —susurró Joshua. No sabía que hacer o decir, sin duda estaban perdidos.

Sin duda, cualquier cosa podía cambiar en menos de un segundo. 

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