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Capítulo 15.

—Aprésenla —ordenó Aron, sin quitarle la mirada de encima. Pronto, S.Coups y Mingyu obedecieron, atrapando las manos de la joven a su espalda, poniéndole unas esposas de alta seguridad.

Joshua se acercó a Vernon susurrándole un "lo siento" antes de sacar unos grilletes de su cinturón y pedirle que pusiera sus manos al frente.

—No. Déjalo, Joshua. Él es de los nuestros —sonrió el mayor y ____ lo miró sorprendida, como si no estuviera enterada de nada.

—¿De los nuestros? ¿Tú...? —dejó caer unas cuantas lágrimas más, partiéndole el corazón a los dos jóvenes que la sostenían de los hombros.

Vernon la miró sorprendido cuando ella gritó "Maldito", sollozando aún más fuerte que antes, como si las palabras que él le había dicho antes de que todo pasara, quedaran en el olvido.

¿Acaso no escuchó cuando le dijo que él estaba de su lado? ¿No oyó cuando le juró que haría todo por salvarla? Quería creer que sí. Sin embargo, esas lágrimas decían todo lo contrario. Apretó sus puños sintiendo impotencia al verla destruida. Quería correr hasta ella y jurarle una vez más que no la traicionaría. Quería que supiera que pase lo que pase no dejará que nada le ocurriese a ella o a su hijo. Él mismo no se lo permitiría, y R tampoco.

—Aquí la única maldita, eres tú —Aron escupió como veneno aquellas palabras, a la vez que halaba de sus cabellos para hacer que lo mirara a los ojos. Sin duda, aquel pequeño amor que alguna vez creyó sentir por ella, ya no existía. Estaba más que extinto en lo más profundo de su ser. Ahora solo quería destruirla, quería torturarla hasta su último aliento para que sufriera lo que ellos, al perder a su amigo.

Vernon apretó sus puños una vez más, al punto de clavar las uñas en sus palmas hasta sentir ardor en estas, quería intervenir, quería pedirle a su hyung que no la lastimara, pero debía contenerse si quería permanecer con vida al menos un día más. A pesar de ello, no se necesitó de su intervención, ____ sabía defenderse muy bien por sí sola a pesar de todo lo que había cambiado.

Observó a Aron con esos ojos agua marino y escupió en su rostro, haciendo que éste la soltara para limpiarse.

—Ahg. ¡Maldita zorra! —gritó, a punto de golpearla.

—¡No! —gritaron Vernon y Joshua. Se estremecieron al tener la mirada de los cinco (la de ___ inclusive) sobre ellos pero no pensaron en retroceder.

—Recuerda que está embarazada, hyung —habló el castaño, tratando de sonar calmado a pesar de sentirse algo intimidado. Aron chasqueó la lengua y le lanzó una última mirada de odio a la mujer antes de girarse sobre sus talones y comenzar a salir del bunker.

—Llévenla con JR—espetó y pronto los menores lo siguieron, sosteniendo a ____ por si pensaba huir.

Ambos jóvenes suspiraron aliviados antes de seguir al resto. Ni siquiera sabían a lo que deberían enfrentarse desde ahora, pero eran conscientes de que las cosas no serían nada fáciles para la joven.

No querían ni imaginarse el regaño que se llevarían de R por no haber hecho algo al respecto. Si tan solo hubieran pensado... Si tan solo hubieran sabido que no podrían ocultarse de los Mikage, habrían escapado entre toda la conmoción. ¿Adónde irían? Que importaba eso. Lo único que R quería era que ____ y su hijo estuvieran a salvo y como dos inútiles, fallaron.

Cuando oyeron un grito por parte de ____, se dieron cuenta que ya no se encontraban más en el refugio. ¿Cómo es que caminaron hasta allí sin darse cuenta? En el área de entrenamiento estaban todos los Mikage, reteniendo a parte del clan que se encontraba ahí, igual que al jefe de todos y a los amigos de _____.

Vernon tragó saliva al ver por qué había gritado ella. Suga estaba tendido entre los brazos de Rap Monster. Su cuerpo sin vida, sin color, más pálido que la nieve, inmóvil e incapaz de atender a los llamados de su amigo que derramaba lágrimas sobre él. Se le partió el alma al ver como sufrían todos. Quizá... quizá si debió haberles dicho algo. Debió infórmale al jefe lo del ataque para impedir que algo como esto pasara. Ni siquiera había mantenido a salvo a ____. No pudo proteger a nadie.

____ quiso correr hacia sus amigos pero Mingyu la sujetó con firmeza, impidiendo que diera un paso más.

—¡____! ¡No! —gritó Jin al ver que la tenían esposada. Intentó correr para ayudarla pero Jun tiró de su brazo y apuntó en su cabeza con el arma, haciendo que éste parara en seco.

—¡No! Por favor, no le hagas daño —sollozó la joven —Jin, estoy bien. Estaré bien. No te preocupes por mí —intentó sonreír para calmar a su amigo, pero no logró que su rostro reflejara tal sentimiento y él no podía ceder.

Calma, justo eso era lo que no podía tener al momento de verla así, amarrada de manos, viendo sus lágrimas correr sin control por sus mejillas. ¿Cómo le pedía que no se preocupara? ¿Cómo podía decir que todo estaría bien? Los Mikage ya le habían quitado a dos de sus mejores amigos en el mundo y ahora quería llevársela a ella. No, eso no lo iba a permitir.

Dio un paso más a pesar de la presión que ejercía el contrario en su brazo.

—No, Jin. —se estremeció ____ al ver que éste hacía caso omiso a lo que le pedía.

—Das un paso más y volaré tu cabeza —le susurró Jun, al oído, sonriendo de lado, esperando a que lo desobedeciera solo para poder dispararle y ver llorar aún más a esos perdedores.

A pesar de todo, a éste no le importó y atinó a dar un paso más, pero esta vez se oyó una voz que podía detener cualquier acto de los suyos.

—No des un paso más, Jin. Deja que se la lleven. Tu vida es más importante que la de ella —habló el jefe de los Yenaid, congelando por completo la sangre de su hija. Sabía perfectamente que después de convertirse en jefe del clan, de que su esposa lo abandonara y de que ella se embarazara, su padre había cambiado por completo, pero jamás pensó que le importaría poco su vida. Dicen que los hijos soy el todo de sus padres pero este concepto parecía estar erróneo por primera vez.

Jin quiso gritarle por atreverse a decir eso, pero cuando vio la mirada del hombre, se contuvo. Allí fue cuando se dio cuenta que no tenía las agallas suficientes para enfrentarlo, menos el derecho de defender a ____. Pensó en Vernon, sabiendo que él sería su última esperanza, pero fue allí cuando todo se vino abajo. Al ver que el joven estaba con los Mikage, ni siquiera llevaba esposas e incluso le habían dado un arma, supo que era un traidor.

—¿Nos la llevamos JR? —preguntó el mayor, a su amigo.

—Ya oíste a su padre, así que lleva a la dama a su bello carruaje —se burló con una gran sonrisa en sus labios —. Avísame cuando estén a más de cinco kilómetros de aquí para que podamos abandonar esta pocilga junto con sus cerdos.

—Entendido —sonrió Aron y palmeó su hombro antes de hacerle una seña a S.Coups y a Mingyu para que avanzaran.

Cuando llegaron a la parte de atrás de la gran edificación, subieron a ____ en uno de los camiones que tenían preparado para partir. Antes de que Aron subiera tras ella, Vernon lo detuvo. Necesitaba hablar con ella, necesitaba dejarle claras las cosas. No podía dejar esto así.

—Hyung, deja que yo la escolte —pidió, tratando de mantener la calma.

—¿Te encariñaste con esta perra? —bromeó Aron con una sonrisa socarrona en sus labios.

—Ya quisieras —rio él y subió al camión, sentándose frente a la joven.

—Si se pone rebelde, solo dispara pero ten cuidado de no matarla ni dañar al bebé —le indicó Baekho y cerró las puertas, dejándolos envueltos en un inmenso silencio.

—_____, yo... —no sabía que decir o hacer. Esperaba que ella le gritara, que llorara y lo llamara traidor, pero nada. Ni siquiera se inmutaba —. _____, por favor no creas que soy un traidor. Estoy de tu lado, lo juro. Pensé que te lo había dejado claro. Te juro por Anne, que estoy contigo. No te dejaré sola en esto.

No sabía que más decir, no sabía cómo hacerle entender y pedirle que confiara en él. Dejó el arma a un lado y apretó los puños cuando no supo que más decir. Quería arrancarse los cabellos ante el nerviosismo y la ansiedad que sentía.

Unos eternos minutos después, una sonrisa se extendió en los labios contrarios mientras elevaba la mirada. Lo miró a los ojos y le guiñó uno de estos, mostrándole parte de su verdadera personalidad.

—Te la creíste ¿no? —susurró, haciendo que el alma le regresara al cuerpo a aquel que la observaba atónito. —_____ Mei Yenaid no dejará que unos niños jueguen a los malos y se salgan con la suya. Conocerán de que está hecho verdaderamente esta mujer.

Vernon sonrió mostrando sus hoyuelos. Por un segundo creyó que ella lo odiaría, que todo se le saldría de control y sería más difícil ayudarla cuando el momento de escapar llagara. Pero no, solo fue engañado, como todos, por la princesa de las mil caras.

—Esta es la ____ que siempre quise tener el agrado de conocer —susurró y le regresó el guiño, sintiéndose aliviado pero preocupado a la vez. ¿Cómo saldrían de esta? No lo sabía. Ahora se le dificultaría más hablar con R pero tenía la pequeña esperanza de que él supiera manejar la situación cuando se entere de los insignificantes acontecimientos. Sin duda, ahora todo estaba en sus manos.

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