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Capítulo 12.

—______, tenemos que hablar.

Jin había aparecido frente a ella cuando ésta se encontraba recostada en un árbol de cerezo mientras leía un libro de instrucciones de batalla y disfrutaba de la fresca brisa. Miró a Vernon pidiéndole espacio, así que éste simplemente asintió y se puso de pie, caminando hasta la cafetería. Tenía algo de hambre así que aprovechó para alejarse un segundo de la joven.

—¿Qué sucede? —preguntó curiosa, la mirada que traía Jin hablaba por sí sola y no dejaba de afirmar que estaba preocupado por algo.

Tomó aire, llenando sus pulmones como si fuera a hacerlo por última vez y se hincó para quedar a su altura. Por tres eternos minutos se observaron, uno buscando las palabras adecuadas para expresarse y la otra esperando a que dijera algo, lo que sea. El mayor mordió su labio inferior al entrar en crisis. Más allá de las vueltas que le dé al asunto en su cabeza, dijera lo que dijera, sonaría de la misma manera.

—_____... —susurró al fin cuando sintió que ya era momento de hablar.

—Jin, por favor. Habla de una vez, me estás poniendo nerviosa.

Se acarició su vientre, sospechando levemente de que quería hablarle. Seguro sería algo de lo que había oído hace unos días pero era consciente de que debía actuar de la manera más sorpresiva posible.

Suspiró profundamente antes de tomar su mano y acariciar con su pulgar el dorso de su palma.

—Esto es muy importante y no sé cómo vas a tomártelo.

—Me lo tomaré como tenga que hacerlo, pero por favor habla de una vez por todas —dijo nerviosa y apretó su mano para darle confianza.

—El jefe... —carraspeó —tu padre... Quiere que yo sea el próximo líder del clan —. Sintió que sus pulmones se inflaban de nuevo una vez que lo había soltado, eso no era lo más importante de todo pero al menos había comenzado con algo.

—Oh —fue lo único que pudo atinar a decir ella. A pesar de que ya lo sabía, debía de actuar asombrada, pero si se ponía a pensar, a ella jamás le importó liderar a los demás, solo se conformaba con cumplir sus misiones y pasar desapercibida del resto —. Yo... creo que eso está bien. Sé que como su hija, ese debería ser mi lugar pero nunca quise ocuparlo. Tú estás más capacitado para eso, Jin. Nadie podría ser un mejor líder que tú.

Esas palabras le hicieron sonreír, provocando que su corazón se hinchara de alegría. Si mal no recordaba, esta era la primera vez que _____ lo halagaba pero justo en ese momento recordó que su alegría no duraría mucho.

—Eso no es todo.

_____ asintió como si entendiera y lo observó esperando a que continuara.

—El jefe quiere que... —dejó la frase en el aire y gruñó frustrado al verse envuelto en toda esa situación. Estaba claro que no le desagradaba la idea de que ella se convirtiera en su esposa pero sabía que jamás recibiría su amor. Podrá entregarle su cuerpo, pero su alma jamás.

—Tranquilo —lo reconfortó y lo atrajo hacia ella para abrazarlo, acto que logró calmarlo un poco pero no lo suficiente como para dejar salir con facilidad aquellas palabras que tenía atoradas en la garganta.

—Lo siento —susurró sintiendo una opresión en el pecho —. Juro que, en verdad, intenté negarme, _____, pero fue imposible.

—¿Qué fue imposible? —susurró mordiendo sus labios, sabiendo que él no la veía al tener su rostro oculto en el hueco de su cuello.

Sorbió por la nariz siendo fuerte como todo un hombre y la miró a los ojos.

—Tu padre quiere que te comprometas conmigo. Esa es la única manera de que yo pueda ocupar su lugar y... y me dijo que solo con esa condición dejará vivir a tu bebé.

Procesó las palabras, las asimiló pero luego hubo algo que no concordó en todo el asunto. ¿Condición para dejar vivir a su hijo? Eso no era verdad. Pensaban quitárselo en cuanto naciera. Jin la miró esperando a que dijera algo, que gritara o lo golpeara. Que corriera a la oficina de su padre y armara todo un escándalo, pero nada ocurrió. Ella solo se le quedó viendo, aun sin comprender del todo lo que le decía. ¿Acaso...? ¿Jin podría ser capaz de mentirle? No. ¿O sí? ¿Sería capaz? ¿Él? Su amigo de años, quien la conocía más que nadie. No lograba aceptarlo. No quería aceptarlo.

—Por favor, dime algo o juro que moriré —susurró en un hilo de voz. Esperaba, no, quería que le gritara, sentía que se lo merecía por todo lo que estaba ocurriendo pero si a eso debía arriesgarse solo para que ella permaneciera a su lado y poder protegerla siempre, lo había una y mil veces.

—Yo... no sé qué decir —murmuró _____. Aún se encontraba cohibida.

—¿Ya acabaron de hablar? —dijo Vernon dejando salir las palabras de forma torpe al regresar con un panecillo en cada mano y otro entre los labios.

—No, joder. Desaparece un rato más —espetó Jin frustrado. El que _____ no dijera nada, lo ponía de los nervios, lo aterraba pero más que nada le asustaba que ella pudiera hacer una locura solo para oponerse a ello.

—No, quédate —soltó la joven, mirando hacia cualquier parte menos a los ojos de aquel que tenía frente.

—_____.... —susurró Jin, gobernado por la ansiedad.

Lo miró a los ojos con determinación hablando con la verdad a pesar de saber que él estaba mintiendo.

—Si eso es lo que tengo que hacer para proteger a mi hijo, no me opondré, Jin. Haré cualquier cosa por él, hasta entregar mi propia vida.

—Juro que intenté oponerme —repitió sabiendo que ella estaba sufriendo por eso.

—No importa. Te pedí que me ayudaras a proteger a mi bebé y más allá de que tengamos que pasar por esto, es una forma de protegerlo. Te agradezco por eso —le sonrió para tranquilizarlo, haciendo que le volviera el alma al cuerpo.

Vernon veía y oía todo desde atrás del mayor. No había procesado muy bien lo poco que estaba oyendo pero por las palabras de _____, podía decir que se trataba de lo que habían oído hace días atrás.

Cuando Jin se alejó de ellos luego de besar la frente de la joven, Vernon retomó a su lugar, ofreciéndole un panecillo que _____ aceptó algo dudosa. No tenía nada de apetito, luego de lo que había oído, su estómago se había cerrado por completo pero sabía que aun así debía comer algo, puesto que ya se estaba pasando la hora de la merienda y las cuatro comidas eran muy importantes para el desarrollo del feto.

—¿De qué hablaron? —preguntó, atragantándose con un pesado de pan.

—De... aquello —susurró, mirando el panecillo como si fuera la cosa más interesante del mundo. Solo eso bastó para descartar cualquier duda en su cabeza.

—Oh... —miró hacia el frente, viendo a algunos entrenar al aire libre —¿Te dijo lo del matrimonio y todo ese rollo?

—Él me mintió —soltó sin más, dejando a Vernon un poco intrigado.

—¿De qué hablas?

—Me dijo que solo si aceptaba el matrimonio podía proteger a mi hijo. Mi padre aceptaría que lo conservara pero... eso no es verdad. No es lo que oímos —suspiró pesadamente y llevó su cabeza hacia atrás, recostándola en el tronco del árbol —. No puedo creer que Jin haya osado mentirme.

Él la atrajo hacia sí y la estrechó entre sus brazos para darle calma.

—Eso nos dice que ni siquiera podemos confiar en él. No tenemos aliados aquí dentro, así que debemos actuar solos.

—Lo sé. Ahora más que nunca, necesito escapar de aquí.

—Y eso haremos cuando el momento llegue. Solo tenemos que aguardar.

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