Capitulo 19
Todos voltearon para ver a Cordelia, quien tenía una venda en su mano. Ella miro su mano y se quedo en silencio antes de contestar.
–Me corte.
– ¿Con que se puede saber? –Pregunto Muriel.
–Con un vaso, se me rompió.
–El asesino esta herido, perdón pero eres la principal sospechosa, acaba de fallecer la amante de tu esposo.
La cara de Cordelia se contorsiono.
–Ella no era su amante. –Enojada. –Solo era una arrastrada y mi marido no quería nada con esa.
–La policía y la ambulancia viene en camino, ya se pueden ir. –Seria.
La familia Rivas asintió y caminaron hasta la puerta.
–No crean que no voy a atrapar al que hizo esto, yo se muy bien que el culpable es uno de todos ustedes, lo voy a encerrar.
–Pierde su tiempo en buscar al asesino en nuestra familia. –Dijo María. –Ninguno de nosotros mato a Ramiro, lo amábamos.
–Se nota que uno de ustedes no.
La familia se retiro, quedando Muriel y Gina.
–Esta familia no me va a ganar, yo se como terminar con las ratas.
– ¿Usted piensa que fue Cordelia?
–Murió la amante de su marido, esta muy mal mentalmente, seguramente si ella es la culpable, va a parar a un sanatorio.
–Nunca pensé que la familia iba a ser así, la madre me hiela la sangre. –Nerviosa.
La policía y la ambulancia llegaron después de media hora, se llevaron el cuerpo y el comisario les hizo unas preguntas. Las dejaron ir y se despidieron.
Gina atravesó la calle y vio a Esteban.
– ¿Qué haces aquí? –Se detuvo. –Pensé que te habías ido.
–No, te estaba esperando.
– ¿Para que?
–Quiero que comencemos de nuevo, como antes.
–Nada va a ser como antes, no hasta que termine el juicio, no confío en ti.
–Yo se que estas mintiendo.
–Pero cuando vos me decías esas cosas, no eran mentira, pensabas que era la asesina y no me escuchaste, yo ahora no te quiero escuchar, se termino, todo.
Esteban sintió que su corazón se rompió, sabia que fue injusto pero estaba realmente arrepentido, el la amaba.
–Yo te quiero. –Con lágrimas en los ojos. –Perdóname.
–No puedo perdonarte así nada más, yo solo quiero que se termine y no verlos más.
Gina sentía ganas de llorar, quería estar entre sus brazos pero no iba a dar su brazo a torcer, se alejo y lo dejo solo.
Muriel llegaba a su casa y su celular empezó a sonar, entro a su casa y atendió el celular.
–No me digas nada, ya lo se, me equivoque.
–Acaba de morir tu principal testigo, no se como estas tan calmada.
–Porque estoy cerca.
–Muriel, tengo que decirte algo, tengo los resultados.
Ella abrió los ojos como platos.
– ¿No me dijiste que iba a estar en la otra semana?
–Interfirió el juez Bermúdez, quiere empezar cuanto antes con el juicio.
– ¿Qué paso?
–El ADN no coincide con los hermanos Rivas.
–La principal sospechosa es la viuda.
–Y dígale a Gina, ella no es la asesina, las muestras estaban en las uñas de Ramiro y no hay nada de su ADN.
–Yo sabía que no era ella.
–El juez ya lo sabe, el juicio va a empezar el lunes, van a detener a la viuda.
La familia había entrado a su casa, mirando fijamente a Cordelia, quien no dejaba de temblar.
– ¿Cómo te cortaste con el vaso? –Pregunto Manuel.
–Es que. –Suspira. –Escuche a esa mujer diciendo estupideces, estaba hablando con la detective Elías, mi habitación estaba al lado y apreté el vaso.
– ¿Sabes que esto te puede costar caro?
–Yo no mate a mi marido, lo amaba.
–Lo se pero pudiste haber matado a esa mujer.
–No la mate, otra persona se me adelanto.
–No lo se querida pero si tu mataste a mi hijo, la vas a pagar.
– ¡No lo mate! –Grita. – ¿También me van a culpar a mi?
–Nadie te culpa de nada. –Dijo Manuel.
–Tú también pudiste haber sido el asesino, los dos, a mi no me van a meter con este crimen, yo no fui. –Asustada, se va a su habitación.
–La pusiste nerviosa, mamá, no seas así esta asustada.
–Yo solo le estoy avisando.
Mira como su hijo caminaba hasta la puerta.
– ¿A dónde vas?
–Voy a ver a Gina.
Abre la puerta y se va, María puso mala cara, ya sabía que esa mujer era inocente, sus manos sudaban y agarro una botella de whisky.
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