–Yo se que no me quiere decir lo que hará pero quiero saber si esta segura que resultara.

–Claro que si, resultara, aunque no tenga con certeza al culpable.

Gina asiente.

–Tengo que irme, tengo que reanudar mi trabajo.

–Esta bien pero no dejes que ellos te intimiden, yo se que ese chico lo quieres pero aléjate de el, te hará daño, aunque tu no fuiste, la muerte de su hermano lo cegó o tal vez se proteja a si mismo, puede ser el asesino.

Gina la mira y agacha la cabeza.

–Dejo todo en sus manos, solo quiero que pague la persona que arruino mi vida.

–Así va a pasar, esa persona va a pagar por todo.

Se despide y camina con Lucas.

–Yo se que no fuiste tú y ella lo va a comprobar.

–Ojala que mañana encuentren una prueba.

–Los resultados van a tardar, una semana como mucho.

–No se como voy a aguantar una semana.

–Como aguantaste todos esos años en la cárcel, Gina, eres fuerte y esperaste el momento, ese momento llego y vas a tener que aguantar todo lo que pase, te pasaron cosas peores, esto va a pasar.

–Pero para eso tienen que haber pruebas, no puedo esperar solamente, Ramiro pago con su vida y yo pague por su muerte, tengo que encontrar quien lo mato.

–Es muy peligroso.

–No me importa, tengo que encontrarlo, recordar que cara vi ese día.

–El asesino podría volver a matar.

–A mi no me va a matar, soy la carnada, a mi no me va a matar y la detective se sabe cuidar sola, el asesino no se va a arriesgar. –Da media vuelta y se va, dejándolo solo.

María esperaba noticias, mientras estaba sentada al lado de Cordelia, quien no dejaba de temblar.

–Cálmate, todos estamos nerviosos.

– ¿Qué habrá pasado?

–No lo se, están tardando, es lo normal.

Esteban entro a la casa, estaba destrozado, su madre se levanto y se acerco a el.

– ¿Qué paso? ¿Por qué estas así?

–La mujer que conocí hace poco, de la que me enamore como un loco, es Gina, es la asesina de mi hermano.

María cerró los ojos, conteniendo su furia, no podía creer que tenía hijos tan imbeciles.

–Eres un estupido, los tres son unos estupidos.

–La detective dice que ella no fue pero no se, ella mato a mi hermano.

–Claro, ella lo mato, seduce a todos y ustedes caen como imbeciles, ¿cuándo van a aprender?

–Mañana van a hacerle una autopsia a Ramiro.

–No van a encontrar nada.

–No tiene derecho a eso. –Interrumpió Cordelia.

–Lamentablemente si, como se abrió el caso, la investigación vuelve a cero.

Manuel entra a la casa.

–La familia reunida, ¿le están echando la culpa a Gina? No hagan eso y mejor preocúpense, duden de todos ustedes, ella no fue, la familia es la principal sospechosa.

–Eso es imposible, nadie la conocía.

–Pero yo si, ustedes sabían que Ramiro estaba enamorado de una mujer, lo siento Cordelia. –La mira. –Tu también lo sabias, tú también eres sospechosa, todos lo somos.

–Esto es una payasada. –Dijo su madre.

– ¿Una payasada, madre? Tu también eres sospechosa, solo quieres que todos hagamos lo que se te plazca, Ramiro nunca te hacia caso, ¿Qué idea mejor que matarlo?

–Yo nunca mataría a mi hijo.

–Todos tenemos que jugar tu juego, madre.

–Te estas pasando, Manuel, basta, somos una familia, nadie mato a Ramiro, solo esa mujer.

–Gina es inocente, Ramiro la llamo antes de que alguien lo asesinara, en el edificio, vio a alguien, no se podía ver su cara porque estaba todo oscuro.

–No sabe que inventar esa chica. –Seria.

Escucharon el ruido de un timbre y María camino hasta la puerta. Abre la puerta y vio al cartero.

–Buenas tardes, señora, le dejo una carta. –Le entrega el sobre.

–Muchas gracias.

Cierra la puerta y todos miraron a María.

– ¿De quien es? –Pregunto Esteban.

–No lo se, no esta el remitente.

Abre la carta y la leyó, su cara se volvió blanco.

– ¿Qué dice?

–Es la carta de un testigo. –Seria. –No puso quien es por su seguridad, vio lo que paso.

– ¿No es algo raro? –Pregunto Esteban.

–Hay que averiguarlo, tenemos que ir, paso sus datos.

– ¿Qué día?

–Mañana a la noche.

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