Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 39

Capítulo semifinal

(El capítulo está medio cardíaco)


X Anya:

Esto terminará como empezamos. Los tres, Demetrius, Damián y yo. Pero esta vez es diferente, no son más mis enemigos. Somos aliados, me siento feliz por esa parte; excepto por lo de estar en manos de su padre, es capaz de matarnos en cualquier momento, a pesar de que en estos momentos no está aquí.

—¿Tienes miedo? —pregunta Demetrius.

Miedo es poco, estoy al punto del colapso y aún así debo mantenerme lúcida mentalmente.

—Lo normal —le respondo, dando un suspiro.

—No sé cómo vaya a ser la firma de esos documentos. Pero hagas lo que hagas, tienes que hacerle saber a Damián que papá nos matará. Si no lo logras estaremos perdidos.

—¿Y si tu padre está armado? Puede matarnos a los tres.

—No lo dudo, lo supe en el momento que fué capaz de dispararme mirándome a los ojos, soy su propio hijo y lo hizo.

Lo veo apoyar la espalda en la pared, muestra un semblante afligido. Quisiera decir que lo entiendo pero no puedo comparar lo que papá ha sido para mí con lo que el padre de ellos ha sido. Hasta se me rompe el corazón por verlos enfrentándose a esta situación.

—¿Esa es la razón de tu cambio? —no pude evitar preguntar, por un momento pensé que fue un grave error pero no, actúo mal en el pasado—. ¿Por eso ahora estás en contra de él?

—No —respondió para mí sorpresa. Crei que se quedaría callado—. Esa no fue mi razón para cambiar, fue cuando descubrí... —me observó de reojo, luego dió un suspiro y dejó de hablar.

—¿Demetrius? —cuestioné, en cuánto me observó le hice una señal con la mano para que continuara hablando.

—Disculpa, lamento haberte obligado a casarte conmigo, en mi idiotez creí que tenía todo en mis manos y mi padre me demostró que no estaba ni de cerca algo bajo mi control. También lamento haber mandado golpear a Damián.

—Pidele disculpas a él por eso, es como si estuvieras aceptando nuestra derrota y quisieras morir en paz.

—Hierba mala nunca muere —me guiñó un ojo, después suspiró cerrando los ojos.

—Me cambiaste el tema, estabas a punto de decirme qué fue lo que te hizo cambiar —le recordé, peeo esta vez no hubo respuesta por más que esperé.

Y esperé por varios minutos según creo, pero la respuesta no llegó, solo el profundo, solitario e incómodo silencio. Mi idea de tener una charla con él para que el tiempo pasara no resultó.

No sé por qué lo intento, pero no debería, siquiera dirigirle la palabra después de todo. Quizás porque me da tristeza que todo termine de esta manera cuando pudimos habernos llevado bien.

—¿Cómo fuiste tan tonta para dejarte capturar? —lo escucho decir, unos momentos después.

—Pensé que mi madre estaba viva, aunque recuerdo perfecto que no es así. Tu padrese aprovechó de mi debilidad.

—¿Y Damián? —cuestiona, sin voltear a verme. Elevando la mirada al techo—. ¿Donde estaba que no te detuvo?

Curvé los labios en una sonrisa triste. Ya no tenía caso ocultarlo,

—Al parecer, ya no me ama, por alguna razón se alejó de mi. Así que si, puedes reírte de nuestro fracaso amoroso.

—Me reiría en otras circunstancias —dió un pesado suspiro, antes de continuar hablando—. Mi padre le ha dicho la misma historia que a mí. Busca hacer que lo odie al final como dijo.

—¿Qué historia?

—Supongo que ya no tiene sentido mentir. —Volvió la vista a mi, parecía no querer hablar pero terminó por decirlo, fuere y claro.

—Intentó hacernos creer que eres parte de la familia, nuestra prima para ser exacto.

—¿Qué? —cuestioné, intentando buscar un indicio en su rostro. Algo que dijera "es broma y tú acabas de caer" pero no lo había, así que repuse la pregunta—. ¿Por qué tu padre haría eso?

—Porque estaba enamorado de tu madre, una científica que al final terminó prisionera como experimento de ese mismo laboratorio en el cuál trabajaba. Quizás no la recuerdes, eras muy pequeña.

—Dime que no es verdad... —murmuré, bajito, al borde de las lágrimas—. ¿tu padre autorizó eso?

—Quizas haya sido el causante directo de su muerte. Lo siento por ti, pero papá aún guarda las cenizas de tu madre en un cajón en casa. Cómo recuerdo o premio de lo que logró.

Lloré, lloré como una forma de desahogo. Porque no había rastro de mentira en su rostro o maldad intencional en sus palabras. Solo la verdad, una fría, cruel y malvada verdad. Lloré sola como una niña a la cuál le habían arrebatado lo que más quería y se veía obligada a enfrentarse al mundo sola.

Demetrius no se acercó, no se movió de su lugar, ninguna palabra o abrazo de consuelo. Sólo el espacio para que pueda llorar a gusto, no sé si era porque no estaba en su personalidad ser así o sentía que tras lo que había hecho su padre y él en su momento no le daba el derecho de volver a acercarse.

El caso es que luego de tanto llanto, llega ese momento donde tu respiración y cuerpo dicen basta, no más lágrimas. Aunque la mente esté en blanco y no pienses en nada la calma momentánea se hace presente. Con eso un poco de claridad ante tanta oscuridad. Quizás las cosas no pasan por casualidad, todo lo que había sucedido en el pasado me había acercado a los Desmond.

Puede que mi madre ya no estuviera conmigo, pero me había dejado algo. La oportunidad de vivir y descubrir algún día la verdad. No era la verdad que yo esperaba, no lo imaginaba ni en mis  más locas ideas pero ya no tenía dudas.

Por mucho que me doliera, no podía quedarme a llorar siempre por un pasado que no tiene futuro. Tenía que centrarme en el presente que tenía gracias a ella. No podía perder la vida, si aún seguía aquí era por algo.

—¿Que debo hacer para hacerle saber a Damián la verdad?

—Ya te lo dije, no firmes los documentos —susurró, en un tono de complicidad—. Consigue más tiempo, raya las hojas, dile la verdad sin importar las consecuencias. Pero hagas lo que hagas no vuelvas aquí habiendo firmado los documentos.

Pasó no sé cuánto tiempo, hasta que la puerta se abrió. Era Donovan acompañado con dos guardaespaldas. Quizás muy fieles a él o comprados a un precio muy alto. Uno de ellos sometió a Demetrius contra la pared. Otro se acercó a mí con unas esposas en mano.

—Damián aguarda por nosotros —dijo, mantenidose en una postura imperturbable.

Por mi parte decidí quedarme sentada en el suelo, observándolo con una mirada de odio. Ya había decidido no oponer resistencia. Me colocaron cinta adhesiva en la boca y me esposaron las manos por delante.

—¿Qué hay de Demetrius? —cuestioné, dandole una mirada de reojo.

—Se quedará aquí.

—Si le llega a pasar algo, no voy a firmar esos documentos —le amenacé.

—Descuida, aún tengo un acto final satisfactorio preparado para ustedes dos.

—¿De qué habla? 

Se acercó sin más, observando de frente a mis ojos, no había señal de insegurid sino de un ser que si quisiera podía manejar el mundo a su antojo.

—Les daré una última oportunidad, sólo a uno de ustedes. Lo resumo en un arma de fuego. Quién mate al otro saldrá de este lugar.

Lo dijo así, tal cuál, como si hubiera dicho la cosa más natural del mundo. Sin importar las consecuencias le diré la verdad a Damián. Bueno, al menos tendría que encontrar la manera de decírsela porque colocó cinta adhesiva sobre mi boca. Su guardaespaldas me levantó del suelo con suma facilidad y sin gracia, como si fuera un trapo sucio maltratado.

Vayamos a la parte en donde camino fuera de la habitación, Donovan va adelante mientras sus dos guarudas van detrás de mí. No había visto lo que había fuera de esa habitación pero solo son paredes sin pintar, parece una construcción no muy reciente. Más porque al doble de algunas esquinas me doy cuenta que es un lugar subterráneo. Así es, caminamos a la orilla de lo que parecen ser las alcantarillas de la ciudad. Pero en lugar de bajar vamos subiendo por varios escalones lo que me hace pensar ¿saldremos de este lugar?

Mi duda se ve resuelta unos momentos después, cuando llegamos al último escalón. No es un lugar amplio, parece un pequeño cuarto cerrado, con la diferencia de que desde este lugar se puede observar hacia abajo, protegidos por unas barandas que me llegarían a la cintura, en el lugar solo hay una mesa y tres sillas. Una de ellas no está vacía.

Así es, ya se encuentra aquí Damián. Viste una playera blanca manga corta, el cabello revuelto como si hubiera estado muy estresado y no hubiera tenido otra manera de descargar ese sentimiento más que con su cabello y unos pantalones deportivos. Al verlo siento un enorme alivio. Él se pone de pie intentando acercarse pero su padre interviene.

—Aguarda en tu sitio. Estamos aquí con un solo fin —le escucho decir.

Toma un aciento en una de las esquinas de la mesa, dejándome como unica opción el que está frente a Damián pero a la vez más lejano a él.

—¿Por qué le cubriste la boca? —cuestiona Damián, con un tono de rabia—. Y quítale esas esposas.

Las notó rápido en cuanto puse mis manos sobre la mesa.

—Lo haré, una vez que firme los documentos —dijo, quitándole un folder que estaba frente al lugar de Damián.

Lo deslizó hasta que estuvo frente a mi, ni siquiera dejó que lo leyera, al parecer tenía prisa por ir al punto pues dejó los documentos abiertos justo donde debía firmar. Noté que la firma de Damián ya estaba en el lugar correspondiente.

—Quiero escuchar su opinión acerca de esto —insistió Damián.

—Una vez que haya firmado —replicó su padre. Extendiendo una pluma hacia mi.

Claro que quise decir muchas cosas, pero en ese momento al tomar la pluma solo recordé las palabras de Demetrius acerca de que debía hacer cualquier cosa incluso rayar las hojas pero menos firmar.

La situación habría sido mucho menos tensa si no hubiera tenido a mis espaldas a dos tipos con apariencia intimidante, listos para actuar en caso de cualquier contratiempo.

Levanté la mirada hacia Damián, y hundí las cejas en un intento de hacerle entender que necesitaba ayuda, le rogué con la mirada por ello, en sus ojos había confusión, pero su expresión denotaba audacia. No sé si a mí favor o en mi contra.

—¿No estás segura de firmar? —pregunta Donovan.

En ese momento hago el intento haciéndolo parecer lo más real posible. Fallando en el intento haciendo una larga línea en el contorno de la hoja cual si fuera culpa de las esposas.

Quise decir algo, solo que la cinta adhesiva al rededor de mi boca no me lo permitió. Lo siguiente fué ver cómo elevaba su brazo derecho empuñando la mano en un claro movimiento por golpearme. Volteé el rostro y cerré con fuerza los ojos esperando el impacto, sólo que no llegó. Si escuché un ruido pero era la silla de Donovan cayendo de espaldas al suelo con él incluído.

A partir de ahí todo fué rápido, Damián estaba de pie. Tomó mis manos y jaló de mí en su dirección. Avanzamos hacia la única puerta que se encontraba en ese lugar. Él intentó abrirla, pero antes de que pudiéramos hacer nada fuimos capturados por los dos guardaespaldas que estaban también aquí. Le sujetaron una mano por detrás, y le rodearon el cuello con un brazo. Sujetarme a mí fue más fácil ya que aún llevaba las esposas puestas.

—¿Puedo tomar esto como una traición Damián? —cuestionó Donovan. Poniéndose de pie.

—Está más que claro —dijo él, la voz apenas le salió por lo fuerte que el tipo le apretaba el cuello.

—Es una lástima. Había tenido fé en ti. Pero es el momento de demostrarte lo que significan las traiciones.

Sacó de entre su traje un arma de fuego. Volteé a ver alarmada a Damián, cuando él le apuntaba, forcejeé y pataleé para soltarme, como consecuencia solo recibí insultos y arrebatos por parte de mi opresor. Tanto que en el alboroto terminé lastimandome con las mismas esposas haciendo que mi piel sangrara, pero es que no podía permitir que le hiciera daño a Damián como a Demetrius. Dejé de forcejear derramando unas lágrimas, ahí el arma dejó de apuntar hacia él y lo hizo en mi dirección. Creí que todo estaba perdido cuando escuché el sonido de el arma disparandose.

Eso creí cuándo sangre caliente salpicó sobre mí, sólo que no era sangre mia, a mis espaldas cayó el tipo que me sostenía.

—¡Hermano! —gritó el otro tipo que ahora soltaba a Damián.

Como instinto me aparté buscando de nuevo llegar al lado de Damián, pero las fuerzas me fallaron, las piernas dejaron de funcionarme por lo que había presenciado caí sentada en el suelo.

A partir de ese momento de alguna manera terminé contra la pared, en realidad Damián me había llevado hacia allí. De fondo sólo escuchaba la voz de uno de los tipos intentando que el otro reaccionara.

—¿Estás bien? —me preguntó, quitándome la cinta adhesiva de la boca.

Intenté articular alguna palabra, solo que nada salió de mis labios. Escuché el arma detonar de nuevo y los murmullos de fondo dejaron de escucharse. Abracé con fuerza a Damián llena de terror.

—No habiendo más interrupciones —retomó la palabra Donovan—. Prosigamos con las firmas. Traje otros documentos conmigo.

Por sobre el hombro de Damián, ví como sacaba de su portafolio otro folder.

—Una vez que los firme va a matarme —le susurré a Damián, con la voz temblorosa—. También a Demetrius.

No dijo nada, únicamente me tomó con fuerza para ayudar a ponerme de pie, no pude ver la expresión de su rostro porque me dejó a sus espaldas.

—Eres un asesino —dijo, su voz sonaba llena de dureza—. Anya no va firmar ningunos documentos, lo mejor que puedes hacer es dejarnos ir y entregarte a las autoridades.

—Hablas demasiado seguro de ti mismo, parece que no has entendido la posición en la que estás. Puedo acabar con la vida de ambos en el momento que se me antoje.

—No voy a permitirte que hagas eso —soltó Damián lleno de furia, intentó ir en su contra sólo que una detonación de un disparo volvió a sonar.

—¡Damián! —grité, al ver su brazo izquierdo sangrar.

—¡No te acerques! —exclamó, en respuesta.

—Buena idea —dijo su padre, cambiando el arma de dirección, apuntando hacia mi—. Así tengo una mejor visualización de la zona, ya estoy arto de ese fantasma del pasado. Voy a acabar con todo ahora mismo.

Abrí grande los ojos cuándo vi su dedo índice a punto de jalar del gatillo de arma. Creí que sería mi fin pero Damián fué más rápido, no sé en qué momento tomo el arma de uno de los guardias y le disparó en la mano, como reacción soltó el arma y retrocedió varios pasos.

—¡¿Qué demonios estás haciendo Damián?! —exclamó. Sacó la base de su bastón mostrando que escondía una navaja.

Intentó lanzarse en contra de él pero Damián volvió a disparar, le dió en el hombro derecho. El impulso fue tan fuerte que Donovan cayó sobre la barda de seguridad. No pudo sostener su propio peso y terminó por caer al vacío.

Corrí para ver si podía ayudar pero desde esa posición solo lo ví caer a las aguas verdes, se tiñeron un poco de rojo. Quedé en shock con aquella escena, entonces escuché caer algo. Al volverme a Damián ví que era el arma que sostenía exhaló aire, y se dejó caer sentado al suelo, su expresión era de horror absoluto, ahí fué cuando supe que no había un momento en el que me necesitara más, así que me acerqué pero ni siquiera pude abrazarlo porque llevaba aún las esposas puestas.

—Lo maté —murmuró, contra mi hombro. Lo dijo con una voz ronca y temblorosa.

—Sólo nos defendiste.

—Mate a mi padre.

—No, no sabemos si está muerto —dije, intentando hacer que volviera en si—. Tenemos que llamar a la policía e ir por Demetrius.

—Yo fui capaz de... —no le permití que siguiera hablando, le planté un beso que lo hizo guardar silencio.

Fue un breve momento que sirvió al menos para que me escuchara, pues una vez que me separé de él se quedó expectante.

—Alguno de ellos debe tener la llave —le informé, observando con lastima a los guardaespaldas en el suelo.

Creí que no lo haría, pero rebuscó con mucha valentía entre sus trajes, encontró algunas llaves, asumió que una pequeña era la de las esposas así que como pudo con una mano me liberó de ellas. Una vez que lo hice rasgué la manga de mi camisa para hacerle un torniquete en el brazo y que dejara de sangrar.

—¿Estás bien? —preguntó, unos momentos después. Tomando con gentileza mi mano.

—Claro, lo estoy. Pero tú estás perdiendo mucha sangre, tienes que ir pronto a un hospital. Llama a la policía. —Intenté levantarme, pero me sujetó de la mano no lastimada.

—¿A dónde vas tú?

—Demetrius sigue encerrado. No podemos dejarlo aquí, yo iré a liberarlo.

—No dejaré que vayas sola, no pienso dejarte sola nunca más. Vamos juntos o nada.

Ví mucha decisión en sus ojos, tanta que no me restó más que acceder asintiendo con la cabeza.

—Demonos prisa entonces, así iremos más pronto al hospital.

Tomó mi mano, dejó que yo lo guiará por los escalones, pasamos por el lugar en dónde Donovan había caído, pero no habia rastros de él, posiblemente porque eran aguas corridas. La mirada de Damián se ensombreció. Sé que siente mucha culpa pero si él no hubiera hecho lo que hizo ahora seríamos nosotros los que estaríamos muertos.

Llegamos hasta la habitación en la que había estado cautiva. Por suerte si se abrió con las llaves, justo en ese lugar seguía Demetrius.

—¿Qué les pasó? —cuestionó, al ver nuestros aspectos. Estar bañados en sangre no era la cosa más natural del mundo eh.

—Se nos ocurrió ir a una festival del tomate antes de venir a liberarte —respondió Damián, quejumbroso.

A pesar del dolor que sentía aún tenía la habilidad para bromear acerca de la situación, no sé si es un buen o mal indicio.

—Siento interrumpir —dije, al ver el rostro tan pálido de  Damián—. Pero tenemos que irnos de aquí y llegar lo más pronto posible a un hospital.

—Me explican después entonces —murmuró Demetrius, acercándose a nosotros.

Apoyó a su hermano ayudándole a mantenerse en pie. Los tres empezamos a avanzar a paso rápido por los pasillos. Si, estábamos lastimados tanto física como emocionalmente, con la adrenalina al tope luego de haber vivido tantas emociones y con varios traumas que nos aquejarian por lo sucedido pero estábamos juntos y vivos, que eso era lo que importaba.

—¿Como se supone que vamos a ir a un hospital? —cuestionó Demetrius—, ni siquiera sabemos en donde estamos.

—La ayuda viene en camino —contestó Damián, a medida que subíamos los escalones—. Le he enviado una señal de emergencia a Becky, desde el momento en que llegué a este lugar. Pero estamos lejos de la ciudad, tardará en llegar.

—Tu si te anticipaste a todo —murmuro, sintiéndome un poco culpable.

—No, casi te pierdo, eso no lo ví venir. Tampoco todo lo que pasó.

—¿Pueden dejar sus culpas para después? —preguntó Demetrius, como sugerencia—. Lo importante ahora es...

No pudo terminar la frase, una vez que llegamos al último escalón. Se quedó tan petrificado como nosotros al ver la figura frente a nosotros.

Un Donovan Desmond, sentado tranquilamente en una silla, con un porte imperial cruzado de piernas en forma elegante a pesar de estar cubierto de sangre, con algunas heridas expuestas las cuales ni siquiera parecían afectarle.

—Vaya, están de vuelta. Me preguntaba cuánto tiempo más tardarían en volver.

Ambos nos observamos mutuamente, confusión era una palabra que quedaba corta para describir lo que estábamos viendo frente a nosotros.

—¿Cómo es posible? —Damián fué el primero en preguntar.

—Fácil, acaso ¿creyeron que yo no me someteria a un experimento científico exitoso?

Se puso en pie con mucha agilidad. Anticipamos de alguna manera que arremeteria contra nosotros así que subimos el último escalón y tomamos diferentes direcciones, me quedé del lado de Damián, pero Demetrius solo. De pronto parecía como si Donovan no fuera un anciano de mayor edad sino un joven experto en artes marciales, al menos eso me pareció al ver los puñetazos y la patada que habia dejado a Demetrius contra la pared.

—Tengo que ayudarlo —musitó Damián, intentó ir en dirección a él pero lo detuve tomándolo del brazo.

—No, estás demasiado débil para eso.

—Es lo de menos.

Se apartó de mi lado, fue por su padre intentando sostenerlo desde atrás con un brazo como el guardia lo había hecho antes con él, el problema es que Damián solo podía utilizar un brazo y Donovan parecía tener resistencia inigualable.

—No me estorbes —ordenó, soltando a Demetrius, cargando con Damián contra el suelo, el cuál soltó un fuerte quejido—. ¿Siempre jugando al héroe no? Los héroes son quienes más sufren a causa de la cosa más simple.

Me dió una mirada, un segundo después pisoteó fuerte la herida de bala en el brazo de Damián. Apreté fuerte el puño contra mi pecho al escuchar el grito desgarrador. Abrí los ojos como platos, sentí miedo e impotencia, si tan solo pudiera ser como mamá... Quisiera poder asesinarlo con mis propias manos, pero ver las escenas frente a mi acababa con toda mi valentía, el piso teñido de rojo a causa de tanta sangre, dos personas muertas cerca de mi, Demetrius a punto de perder la conciencia a causa de los golpes, Damián sufriendo en el piso, tantos sentimientos se agolparon como lágrimas en mis ojos, no pude contenerlas sentí mis mejillas mojadas. De pronto volvía a ser una pequeña niña que necesitaba de la protección de papá y mamá.

Incapaz de enfrentarme a algo por mi sola, así me sentí, pero de pronto enmedio de tanta oscuridad ví esperanza, si tan solo pudiera conseguir un poco de tiempo más...

—Eres patético Donovan Desmond. Te aprovechas de la debilidad de los demás para creerte superior, me das lástima.

—¿Qué has dicho? —cuestionó, dejando de pisar a Damián.

—La verdad, lo que pienso sobre ti pero en voz alta. Eres la peor escoria que pudo existir. ¿Acaso creíste que te perdonaría por la muerte de mi madre? Así es, lo sé... Fuiste tú el causante indirecto.

—Parece que alguien abrió de más la boca.

—Volví a Ostanía con una única razón Donovan Desmond, destruirte. Y lo hice, mira el estado en el que estás, como terminaron tus propios hijos, no son los mismos chicos galantes a quienes promoviste de rango. Descubrí la verdad del pasado, ¿y sabes qué? Mi madre siempre tuvo la razón en rechazarte.

—He sido muy indulgente contigo. Debí de terminar con tu sufrimiento hace mucho. Con esto acabaré por fin con cualquier recuerdo de tu madre. No volveré a ver nunca su rostro reflejado en ti.

Sacó de nuevo el cuchillo de antes, por mi parte tragué grueso. Había captado su atención, pero a un costo en el cuál su objetivo sería matarme, aún así, un sacrificio valdría la pena si los dos hermanos sobreviven, después de todo nunca tuvieron la culpa de lo que yo vine a hacer pero se vieron involucrados de cierta manera. Aunque no quería fui la perdición de ambos, lo único que podía hacer era alejar a ese asesino de ellos.

—Nunca ibas a lograr que mi madre se enamorara de ti, porque estás podrido por dentro. Estás loco, tu eres todo lo malo, eres el mal que debiste matar, no a ella. ¡Era buena y tu te deshiciste de ella! —grité con todas mis fuerzas.

En cuánto ví que se acercaba lo único que pude hacer fué correr escalones abajo escapando de él, porque si, venía tras de mi. Lo confirmé cuándo Damián gritó con fuerza mi nombre. Sentí que l corazón se me saldría en cualquier momento el pecho. Logré llegar abajo pero no había muchos lugares a los cuales escapar, quizás si me lanzara al agua, pero no llegaría muy lejos.

—¿Cuáles son tus últimas palabras? —susurró a mi oído.

Su tono de voz fue cruel, sentí el filo de un cuchillo contra mi cuello. Me quedé inmóvil, no supe que decir. Solo me vino a la mente una cosa.

—Déjalos vivir, lo merecen. Y jamás me arrepentiré de amar a Damián.

Cerré los ojos, esperando mi muerte quizás, pero no llegó porque Donovan tuvo que retroceder a medida que unos disparos estallaron en el suelo.

Volteé a ver hacia arriba, la figura desafiante de mi padre sosteniendo un arma se veía en las escaleras.

—¿Qué crees que le haces a mi hija? —escuché que dijo la voz de ma, se acercó con mucha rápidez. Le pateó el rostro con sus tacones de aguja.

Donovan terminó contra la pared. Pero eso no fué todo, le lanzó sus raspahielos clavándolo en el sitio. Me hubiera preocupado si no fuera porque sé que Donovan fue parte de un experimento científico.

—Lamentamos llegar hasta este momento —dijo pa, llegando hasta a mi lado.

—Pero no te preocupes Anya-san, de ahora en adelante nosotros nos haremos cargo —agregó mamá.

Admito que no esperaba verlos algún día trabajando juntos como equipo, pero sus movimientos en contra de Donovan era coordinados, ya que no quedó conforme con en golpe que mamá le dió. Luego de un largo momento terminó en el suelo, amarrado con una fuerte cuerda.

—Donovan Desmond —escuché que dijo una voz desde las escaleras, al voltear a ver noté que era el tío Yuri—. Quedas detenido por los delitos de intento de homicidio multiple, homicidio, asociación ilícita, estafa y conspiración contra el país.

Admito que no esperé verlo, tampoco esperé ver tras de él a Damián y Demetrius de pie, todo había acabado por fin, estábamos a salvo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro