Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 38

Anya.

¿Había despertado en una realidad diferente? Era la única manera de justificar que Demetrius estuviera aquí, esa o que seguía sedada por lo que sea que haya sido lo que Donovan utilizó para dormirme.

-¿Puedes dejar de verme como si fuera la cosa más rara del mundo? -cuestionó él.

-¿En verdad estás aquí?

Ignoró mi pregunta poniendo los ojos en blanco, apoyando un brazo en su rodilla.

-Creo que has dormido suficiente, debemos buscar una forma de salir de aquí.

Se puso en pie, caminando hacia lo que parecía ser la salida. Intentó forzar la puerta pero no parecía funcionar.

-¿Qué es lo que pasa aquí? -insistí en saber, poniéndome de pie también.

-Mi padre me tenía en un coma inducido. Sin embargo no es algo que se pueda extender por mucho tiempo. Y tú no sé porque estás aquí, supongo que por idiota.

En esos momentos volvieron los recuerdos a mi, como había caído en la trampa. Lo que significaba que después de eso me había traído aquí.

-¿Y como justificará tu padre que no estés en el hospital?

-Es Donovan Desmond. Puede hacer que un perro baile si se le antoja. El poder mueve al mundo Anya, bienvenida a la realidad.

-¿Y que hay de Damián? ¿Y tu mamá?

-Damián es el único que puede cambiar esta situación. Mi madre ni siquiera se preocupará.

-¿Por qué?

-Quizás yo pueda contestar esa pregunta -dijo una voz, viniendo de alguna parte, un altavoz fijado en lo alto de esta habitación-. O quizás no.

La voz era de Donovan Desmond. Lo más probable es que haya estado escuchando nuestra conversación.

-¿Por qué nos encerró aquí? Esto es un total atropello a nuestros derechos humanos.

-No hables de leyes a estas alturas. Demetrius te lo explicó muy bien.

-No te saldrás con la tuya padre -habló Demetrius, cruzándose de brazos.

-Ya lo hice, ¿no te has dado cuenta la posición que ocupas? Creíste que te casariarias con Forger pero ese documento nunca fué válido, así es. Yo lo manipulé. Sin embargo fuiste muy listo con cederle los documentos de Westalis, por eso Anya casi pierde la vida en un accidente. Pero corrió con demasiada suerte.

-¿Usted planeó eso? -cuestioné, alzando la voz-. ¿Cómo fue capaz?

-Si por mí fuera, ya no estarías respirando. Sin embargo tu presencia aún me es útil. Al menos hasta que le cedas a Damián los documentos que Demetrius te dió.

-¿Qué te hace pensar que Damián va colaborar contigo? -interrogó Demetrius.

-Está a punto de ocupar tu lugar. Ese que rechazaste, los Desmond seguirán dirigiendo el territorio por generaciones.

-Mi hermano es un estúpido pero no es malvado. ¿Qué te hace pensar que colaborará contigo?

-La tiranía que he empezado a inculcarle. He hecho que dude de sus propios sentimientos, le falta sólo un último empujón para que deje de dudar y asuma el liderazgo como corresponde.

-¿Qué mentira le dijiste a Damián?

Demetrius volvió la vista de una forma interrogante en mi dirección, como intentado entender algo, no sé qué debido a que yo trataba de analizar la situación lo más rápido que podía. Eran demasiadas cosas por asimilar. Si sospechaba que Donovan tuvo que ver en el cambio de actitud en Damián, pero no sabía hasta que punto y sigue sin quedarme claro.

-Nada que no te haya dicho a ti antes, alterando un poco la información.

-Te va odiar cuando sepa la verdad.

-¿Crees que no lo tengo previsto? Incluso su odio a mi estará justificado, dentro de poco ustedes dos pasarán a mejor vida. Claro que me va a odiar por eso y es justo lo que quiero. A fin de cuentas se va a dar cuenta que no hay mejor gobernante que él, nadie podría ser tan recto en cuestión de justicia o venganza.

Quise decir algo más, quizás reclamar, pero hasta entonces me di cuenta de la situación en la que estamos, encerrados a su total merced. Una vez que yo firme los documentos a Damián; Donovan vno va a tener compasión con nosotros.

-No quiero morir -le susurré bajito a Demetrius.

-¿Crees que yo si? -contestó, con el mismo tono de voz-. Hagas lo que hagas, no firmes.

[...]
X Damián.

Respuestas, eso era lo que yo quería. Y solo había una persona que me las podía dar, mi padre.

No me movería de tras su escritorio en el estudio hasta que él apareciera. Sin importar cuánto tiempo tomara, aunque me resultaba difícil contener el impulso por ir yo mismo a buscarlo a donde quiera que estuviera.

¿Que había pasado? Pues resulta que fuí por los resultados de ADN, pero puedes estar en tranquilidad. Resulta que Anya y yo no compartimos rasgos sanguíneos de ningún tipo, no es mi prima. Mi padre me mintió. ¿Y recuerdan la enfermera que me ayudó para realizar las pruebas por medio de las pajitas de batido? Pues resulta que me informó que por orden de mi padre trasladaron a mi hermano, según indicios a un hospital de otro país para realizarle mejores pruebas neurológicas, pero la realidad es que es un hospital fantasma, osea que no existe. No sé dónde tiene a mi hermano.

Media hora después, como si el destino lo hubiera querido así, mi padre entró por la puerta del despacho. Mostrando esa figura altitativa de un gran e importante personaje de este país. Así es como lo ví, ya no más como alguien cercano, un padre para ser exacto.

-¿Me esperabas? -cuestionó, cerrando la puerta a sus espaldas.

-Asi es, tenemos varias cosas de las cuales hablar.

-Que tono tan serio, sentado en mi lugar. Me pregunto de qué se trata -murmuró, a medida que sus pasos se acercaban-. ¿Acaso estás preparándote desde ya para ocupar mi lugar?

Llegó frente al escritorio, pero no se sentó. Se mantuvo de pie apoyando las manos en su báculo. Su mirada seguía siendo fría y ausente. Entonces me puse de pie también para verlo de frente.

-Iré directo al grano. Quiero respuestas, ¿qué has hecho con mi hermano?

-Fue enviado a un hospital del extranjero para...

-No -le interrumpí-. Quiero la verdad padre, ese hospital es uno fantasma.

Se quedó en silencio, como si no le quedarán mas respuestas, aún así no apartaba la mirada de mi ceñudo, apretando un poco la mandíbula.

-Hice lo mejor para esta familia, está recluido en un centro de ayuda psicológica. Despertó, pero tu hermano está loco.

-Que casualidad, justo ayer seguía en coma y resulta que volvió a despertar y ahora está quién sabe dónde por su bien, ¿no?

-Las casualidades existen -soltó sin más, nada de inmutarse por mis acusaciones aunque sus excusas fueran patéticas.

-¿Y cómo explicas esto?

Cegado por la ira, le mostré los resultados de los exámenes de ADN, ni siquiera pareció sorprenderse por el resultado, sin embargo guardó silencio, volviendo la vista a mis ojos con una mirada fría.

-Anya no es mi prima. Ni siquiera existe la posibilidad de que lo sea, ah también me di la libertad de revisar nuestro árbol genealógico en nuestros documentos familiares. Nunca tuviste un hermano adoptado, siempre fuiste hijo único.

-Damián, eres muy inteligente. Es una lastima que no uses esa inteligencia para lo que realmente te conviene.

-Quiero respuestas -exigí-, y esta vez que sea la verdad.

-Hay cosas que deben saberse, y cosas que no. ¿Cómo piensas hacer que te diga algo que no me apetece?

Tal vez fue la furia que sentía en mi interior, la impotencia de estar frente a una situación repetitiva. La necesidad de no sentirme impotente o derrotado por él, no lo sé. Pero terminé tomando un arma de tras mi pantalón con la cuál le apunté en la frente.

-Yo creo que debes decirme todo. No te tengo miedo padre.

Cerró los ojos, soltando una extraña risa. Para cuándo los abrió demostró una expresión de decepción.

-No serías capaz de matar a tu propio padre. Te falta la sangre fría de Demetrius, o quizás la mía.

-Estiy arto de tanta tiranía padre, prefiero vivir por siempre cargando con una muerte en la conciencia que permitirte seguir haciéndole daño a las personas que me rodean -Lo observé con una expresión de total decisión. Hasta entonces noté como su mirada de piedra de ablandó un poco

-¿Y dónde buscarás a tu hermano? Sin mi ayuda jamás lo encontrarás, morirán de hambre.

-¿Morirán? -pregunté, desconcertado.

Aprovechó esa leve distracción para tomar también un arma, de entre su traje con la cuál me apuntó a la frente.

-Si, no solo tu hermano está desaparecido. Sino también la chica a la que amas.

-Mientes -interpuse rápidamente-, Anya está bien.

-¿Estás realmente seguro de eso? -Alzó una ceja.
.
Tomé mi teléfono con la mano disponible, dándole miradas a la pantalla y al rostro de mi padre de forma consecutiva para no perderlo de vista. Primero marqué el número de Anya, pero su teléfono estaba apagado. Como no contestó decidí marcar al número de Becky la cual respondió luego del segundo sonido.

-¿Hola? -cuestionó, con voz adormecida.

-Ah, hola Becky.

-¿Pasa algo? ¿Qué haces llamando tan temprano?

-Eh, te hablo por alianzas. Necesito asegurar que una vez tenga el puesto de Fiurer pueda contar con que nuestras empresas se vuelvan aliadas.

-¿En serio llamas por eso? -vuelve a cuestionar, esta vez con voz enfadada-. Sabes que si, ni siquiera deberías de preguntar, ahora déjame dormir.

-Espera, ¿están todos bien?

-Si, ¿por qué lo preguntas? Suenas muy raro.

-Sólo intentaba ser cortés.

-Perdón -su voz sonó menos somnolienta y molesta-. ¿Cómo estás tú? ¿Lograste arreglar las cosas con Anya? Se veía muy emocionada anoche cuando viniste por ella.

¿Yo fui por ella anoche?.. observé a mi padre con apatía, él solo me demostró una sonrisa de labios cerrados. Claro que me dió a entender que no mentía, Anya estaba en su poder logró que lo estuviera de alguna manera.

-¿Damián? -escucho preguntar a Becky-. ¿Sigues ahí?

-Ah si claro -respondo torpemente, casi había quedado en shock-. Te hablo después, tengo cosas que hacer.

Y colgué sin más la llamada. Ahora bien volviendo al momento en que estamos la sonrisa triunfal de mi padre se ensanchó en cuánto bajé el arma, él también lo hizo.

-¿Ya comprobaste que no estoy jugando verdad? Si quieres garantizar la vida de Anya tendrás que hacer lo que yo te pida.

-¿Qué es lo que quieres?

-Recuperar lo que por ley es mío. Únicamente necesito que Anya te ceda el territorio de Westalis. Una vez que lo haya hecho me lo cederás a mí y renunciarás al cargo de gobernante que te corresponde por ley ya que Demetrius no está. Luego de eso ambos serán libres.

-¿Por qué me necesitas como intermediario con Anya? -espeto, intentando encontrar una lógica a sus palabras-. Puede cederte a ti esos documentos y luego puedes liberarla.

-Eso no se vería bien a ojos públicos, ¿por qué me los cedería a mi? En cambio tu no tienes nada que perder ya que no gobernarás el país no pasará nada con que salgas con la ex esposa de tu hermano.

-¿Deberia aplaudirte? Encontraste la manera de recuperar el absoluto control de ambos países, saliendo invicto de nosotros. -Negué con la cabeza, cruzandome de brazos-. ¿Dónde tienes a Anya y Demetrius?

-Los verás en unas horas más, primero debe preparar la papelería el abogado.

-Bien, nos sobran unas horas antes de verlos. Entonces ya que estamos hablando sin máscaras ¿por qué no me cuentas qué es lo que verdaderamente pasó con la madre de Anya? Porque la anécdota que nos comentaste ya quedó como lo que fué siempre, una mentira.

-¿No te aterra descubrir el monstruo que es tu padre?

-Creo que ya te veo así, ¿que cambiaría?

-Muchas cosas pueden cambiar, pero está bien. Por una vez me voy a sincerar contigo.

Me hizo una señal con el rostro para que retrocediera del lugar en el que estaba, en seguida ocupó su aciento y exaló aire pesadamente. Pero su postura seguía siendo la de demostrar ser superior a todos.

-¿Y entonces? -cuestiono, ocupando el aciento frente a él.

-Ella, era una compañera de clases, no venía de una familia importante pero si era hija de unos importantes aristócratas. Me llamó la atención pero estábamos en niveles diferentes socialmente. Claro que intente cortejarla en una ocasión pero como si hubiera tenido el derecho me rechazó. En ese instante era joven, lo tomé como que ella me perdió no al revés. Estudió para científica como lo deseaba, con el paso del tiempo se volvió realmente hermosa, muchas personas la admiraban pero no aceptaba a nadie. Entonces empecé a desearla mucho más, tendría a alguien que sería únicamente para mí, le escribí varias cartas de las cuales nunca hubo una contestación.

»Pensé en renunciar a ella. Quizás simplemente no quería estar con nadie, pero no era así, guardaba un amor dentro de su corazón, alguien aún de clase más baja que ella al cuál sus padres le habían obligado a renunciar. Alguien con quien compartió trabajo en una de nuestros estudios científicos. El solo hecho de saber que estaban juntos cuando a mi no me dió ni la mínima oportunidad me asqueaba. Entonces hice algo, mandé a asesinar a su novio. Mi plan dió éxito y ella estaba devastada, pero no conté con algo, resulta que ellos esperaban un bebé.

»Muchas veces me planteé la idea de hacerle compartir el mismo destino que su amado, después de todo ya parecía más una muerta en vida. Pero me consolé con la idea de que solo estaba pasando por la etapa de luto. Resulta que la bebé nació, Anya; una niña que era dos años menor que tu, porque si en ese tiempo ya me había casado hace mucho con tu madre, nuestros padres hicieron los arreglos, dado que es una dama de sociedad, la quiero pero nunca me causó tanto interés como la persona que me rechazó. Esa persona a la cuál volví a escribir cartas, mismas que si respondió pero volviendo a negarse. Mi amor por ella se convirtió en una ira incontrolable. Así que si la amenacé de muerte, si ella no sería mía no sería de nadie, menos cuando me había encargado de dejar el camino libre.

-Entinces -interrumpo su relato, viéndolo completamente asqueado-. ¿La mataste?

-No directamente, sería incapaz. Más bien hice que la sedaran y la utilizaran como un sujeto de prueba para crear a la humana perfecta que sería una máquina de guerra. Pero no resistió a tanta radiación y tóxicos utilizados en su cuerpo. Murió y para que no hubieran sospechas hice que la cremaran y aún guardo sus cenizas.

-Eres un monstruo... ¿también le hiciste lo mismo a Anya no es así?

-Con ella ocurrió un accidente científico que le dió poderes para leer la mente. Hubieran sido utilizados a nuestro favor pero escapó del laboratorio. Intentamos clonarla con el ADN que nos quedaba pero las sujetos de prueba morían, solo una sobrevivió la cuál usábamos como una máquina de guerra tal y como lo habíamos planeado en un inicio, pero por desgracia murió.

-Estabas demente, ¿cómo pudiste hacerles eso?

El odio hacia él se hizo más inmenso, deseé poder darle de golpes y patadas como personajes de los animes que le gustan a Anya, pero intenté controlarme. Lo primero será asegurar dónde están ellos dos, pero luego de eso... Haré pagar a mi padre por todo lo que hizo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro