Capítulo 36
X Damián.
¿Quién era ella para mí? El amor de mi vida obviamente. La persona con quién más quería estar y gritarle a los cuatro vientos que estábamos juntos. Pero estaba el serio problema de los lazos sanguíneos que quizás compartíamos.
—Si recién despierta puede que esté confundido. Lo mejor será que no lo veas por ahora. Le contaremos todo una vez que salga del hospital.
—Ahora si —dice Becky, interrumpiendo la conversación—. ¿Nos vas a decir por qué estás aceptando el cargo de Demetrius?
—Becky, me están señalando de intentar asesinarlo. Tengo que garantizar mi libertad si queremos llegar al fondo de la verdad porque...
—Demetrius puede que lo acuse falsamente —completa Anya, interrumpiendome—. Lo creo capaz de eso luego de haberme amenazado para casarme con él y haber secuestrado a Damián.
—Exacto —miento, omitiendo lo que investigo—, no me agrada tener que recurrir a esto pero no tengo opción. De todas maneras eso está a debate ahora que mi hermano despertó. Él tiene la verdad así que si no miente no tendré la necesidad de aceptar el puesto, no perdamos más el tiempo y vamos a verlo.
Por suerte Becky no preguntó más, agradezco a Anya la ayuda que me dió. No sé cómo podría explicarles toda la verdad siendo que ni siquiera sé si es cierta use trata de su madre.
—¿Puedo conducir? —cuestiono, sé la respuesta a esa pregunta pero aún así había querido arriesgarme para desviar el tema de conversación.
—No vas a tocar a mi bebé —respondió Becky.
Dicho eso solo me encogí leve de hombros y me acerqué al auto para abrir la puerta del copiloto, ofreciéndole el lugar a Anya.
—Puedo ir atrás —protestó.
—Prefiero que vayas aquí —insistí, entonces accedió a ocupar el lugar.
Una vez que estuvimos dentro del auto Becky empezó a conducir. El silencio no era incómodo pero duró por unos segundos hasta que Becky habló.
—Mi padre me llamó. Quiere hablar contigo esta noche.
—¿Por qué?
—Se enteró de que fuiste apresado y ya sabes el aún cree que estamos saliendo —informó.
Ví a Anya removerse incómoda en su aciento, pero trató de discimuladamente colocándose un mechón de cabello tras la oreja.
—Iré a hablar con él si gustas —respondí, pero sin apartar la mirada de Anya quien ahora se mordía el labio inferior sin apartar la vista del frente.
Mi intención no es herirla, ella sabe perfecto que solo le seguía la corriente a Becky por su parte, no quiero crear un conflicto, sé que no tiene sentido pero ¿lo que persivo podrían ser un poco de celos?
—No —responde Becky, luego de unos momentos—. Dije que yo me enfrentaría a él llegado el momento y es lo que voy a hacer.
—Damián puede acompañarte —escucho decir, sorpresivamente es Anya quien lo menciona—. Así no estarás sola en esos momentos.
—No —repite Becky—. Es algo que yo debo hacer.
Una vez que ha dicho eso doy por zanjado el tema, se ha de sentir temerosa pero se nota que prefiere ocultarlo.
Llegamos al hospital alrededor de diez minutos después. Nos acercamos a pedir información acerca de mi hermano pero la recepcionista dice que el doctor vendrá a hablar directamente con nosotros.
—¿Habrá habido alguna complicación? —ciestoona Anya.
—No lo sé, es raro que el mismo médico venga a hablar con nosotros.
—Quizás la bala le trajo efectos colaterales —aporta Becky.
—Espero que no —suelto en un suspiro.
Lo menos que quiero es que Demetrius despierte sin tener siquiera una idea de lo que pasó, eso solo complicaría todo.
Pero bueno, el doctor no tarda en aparecer unos momentos después.
—Señor Desmond —saluda, trae consigo las hojas de lo que parece ser un expediente.
—¿Cómo está mi hermano? —cuestiono.
—Bien, les notificamos que había despertado del coma pero él ha vuelto a recaer.
—¿Qué?
—No encontramos explicación lógica a lo que ha sucedido, necesitamos hacerle más estudios pero para eso necesito la autorización firmada de un familiar. —Me acerca los papeles y una pluma mientras continua hablando—. El cerebro sigue siendo una parte indescifrable, asumimos a que fué por la bala que ha decaído, pero necesitamos estar seguros de ello.
—Por favor, haga todo lo posible para que despierte. —Firmo los documentos que me ha acercado, pero antes de que se retire vuelvo a hablar—. ¿Puedo pasar a verlo?
—Si, pero solo unos momentos, debemos hacerle los análisis cuánto antes.
Asiento con la cabeza, después me vuelvo hacia Anya y Becky.
—¿Me esperarían?
—Yo tengo que arreglar mis cuentas bancarias. Por si luego de hoy mi padre decide dejarme sin una moneda. Pero puedo volver más tarde por ustedes.
—Que Anya te acompañe —sugiero, pero ella niega con la cabeza.
—Voy a esperarte aquí, el médico dijo que tú visita tiene que ser breve.
Suspiro profundamente y asiento con la cabeza. Me acerco a ella para darle un beso sobre la frente.
—Está bien, no voy a tardar.
El hospital seguía proviniendo el traje celeste especial para entrar a ver a mi hermano, pero antes de entrar hubo algo que llamó mi atención, una enfermera me habló a mis espaldas.
—¿Tan pronto va entrar de nuevo señor Desmond? —Al volverme hacia ella pareció confundida pero, no asustada—. Disculpe, pensé que de nuevo se trataba de su padre.
—¿Mi padre? ¿Él estuvo aquí hoy?
—Si, no hace mucho.
Fruncí las cejas bajando la mirada intentandolo que pasaba.
—Disculpe —le escucho decir— tengo que retirarme, hay mucho trabajo por hacer.
—Espera —le intercepté, entonces se volvió de nuevo hacia mi.
—Digame.
—¿Podrías hacerme un pequeño favor? —junté las manos en forma de súplica, ella apartó la mirada asintiendo.
Sus mejillas se habían tornado de un color rojizo lo cual me sorprendió un poco.
—¿Qué necesita?
—Personas de confianza y información, ¿Qué se necesita para hacer una prueba de ADN y tener los resultados lo más pronto posible?
—Mi hermano tiene una clínica privada, bastará con llevar muestras de saliva o de sangre a comparar.
—¿Y podrías facilitarme la dirección y los materiales necesarios guardandolo como un secreto? —Puse mi mejor cara de súplica, ante su confusión, pareció dudar por unos momentos así que continué hablando—. Tengo sospechas de que tengo una hermana pérdida. Pero ya sabes lo que le pasaría a mi padre si acaso alguien se llega a enterar. ¿Me guardarias el secreto? En caso de que te niegues negaré que está conversación existió, pero si me ayudas no me olvidaré del favor una vez que sea el fiurer de este país.
—¿Eso significa que podría optar a un mejor puesto?
—Incluso ser directora de un hospital de mayor complejidad. Es un ganando y ganando. Pero necesito absoluta discreción.
—Le daré las herramientas para recolectar el ADN en unos momentos más.
—Cuento contigo —digo, antes de entrar a ver a mi hermano.
Lo veo tal y como la última vez que estuve aquí, totalmente inconsciente, aún así me acerco a su camilla.
—Hola —murmuro—. Al parecer de nuevo voy a ser el único que hable aquí. Y tenía la esperanza de que estuvieras despierto. Nececito que regreses, sé que papá te visitó y nada me quita de la cabeza que él te hizo algo ¿verdad? Trataré de buscarte personal médico de confianza para que te vigile. Presiento que sabes demasiado y por eso te quiere mantener silenciado. Perote doy mi palabra que cuando ocupe tu puesto será el inicio del fin de su tiranía. Así es, si quería salir libre tenía que aceptar eso, estoy seguro que te enfadarías mucho por eso, así que déjame ver de nuevo esa furia pronto.
Guardé silencio unos momentos, solo contemplándolo, no hay ningún reflejo sin embargo... Subí las mangas de su bata, de alguna manera sus muñecas están lastimadas, como si hubieran sido atadas y el hubiera intentado soltarse. Eso me hace enfurecer y apartar la mirada.
—Pase lo que pase, voy a hacerte justicia hermano —afirmo, firmemente.
[...]
X Anya.
Está tarde, comprendí dos cosas. Los hospitales son un vaivén, no sé cómo el personal puede seguir el ritmo. Lo segundo, es relacionado al segundo hijo, de alguna manera siento que me está evitando.
Desearía tener los poderes para leer la mente de nuevo, quizás de esa manera puedo saber qué es lo que ronda su mente. Quizás sea porque habló con su padre pero no lo creo, rechazó la idea de hacerle saber a Demetrius que estaríamos juntos y en el auto parecía muy enfocado en Becky, no es que eso me moleste, ella es mi mejor amiga, es solo que me gustaría saber si aún me ama o con el nuevo puesto cambiaron sus sentimientos. No lo culparía por querer tener a su lado a alguien como mi mejor amiga, es toda una dama, tiene mucho dinero, contactos y una buena reputación social. Pero preferiría que me lo diga de frente, quizás no es tarde para olvidarlo o no sé yo...
—¿Fresa o chocolate? —cuestiona una voz, sacándome de mis pensamientos.
cuándo volteó a verlo noto que se trata de Damián. Viene con dos batidos con pajita en las manos. Okey a lo mejor había estado exagerando todo.
—Chocolate —respondo, levantándome del aciento.
—¿Me dejarás el de fresa? Vaya, no me queda de otra.
Me encojo de hombros y él me ofrece el batido, mostrando una perfecta sonrisa. Una vez que lo tengo en mis manos caminamos hacia fuera del hospital.
—¿Cómo está tu hermano? —me atrevo a preguntar.
—Como antes, no se mueve si no es para respirar.
—Es extraño que haya recaído, fue una enorme tristeza a cierto punto que le sucediera eso.
—Si...
—La vida siempre pende de un hilo ¿no es así? —Le doy un sorbo al batido, mientras noto que el asiente con la cabeza pero por alguna razón su mirada cambia a una abatida—. Lo siento, no debí decir algo como eso.
—Trqnquila, tienes toda la razón.
Para tenerla su seriedad me grita que dije algo que no debí decir y creo que fue hablar de la muerte en estas circunstancias. Fue mi culpa que el tema de conversación se pusiera raro, debo enmendarlo de alguna manera.
—¿Gustas cenar algo especial esta noche? Puedo prepararte lo que gustes.
—Claro, no estaría mal visitar a tus padres.
—¿Eh? —emití desconcertada, viendo cómo él bebía de su batido—. Crei que ahora que vuelves a la mansión también podría seguir quedándome ahí.
—Lo mejor será que estés con tus padres, al menos por un tiempo.
—Damián ¿te molesta mi presencia?
—¿Qué? No, no es eso.
Me quedé observándolo por unos momentos en busca de una respuesta, hoy había descubierto que una parte de mi estaba llena de inseguridades, confiaba en él pero ¿que éramos? Nada, no pudo responder esa pregunta en su momento. Si bien El amor no requiere de etiquetas la inseguridad tampoco pregunta si puede acompañar al sentimiento.
—¿Entonces? —insistí, sin apartar la mirada de él.
—No podré estar tanto tiempo al pendiente de ti y quiero que estés segura. —Apartó la mirada de mis ojos y continuó hablando—. Además el proceso de divorcio se está procesando, no daría buena imagen que siguieras en casa.
Yo no podía apartar la mirada de él, a pesar de que no me observaba, ¿era en serio? ¿Damián diciéndome eso? ¿Preocupándose por la manera en la que verían a su familia?
—Bien, mañana a primera hora me voy de la mansión.
Mi voz sonó muy seca, no planeaba usar ese tono de voz, pero tampoco tenía ganas de reponer lo dicho, preferí seguir bebiendo de mi batido hasta casi terminarlo.
—Anya, no te estoy corriendo. Es que en parte ese sitio es de mi padre. Sabes que seguro estuvo detrás de que me apresaran. Si siendo su hijo me hizo eso no quiero imaginarte que podría hacerte a ti sí continúas cerca.
—No necesitas excusas —le solté de pronto.
No sé de dónde salió ese lado tóxico pero me sentí vulnerable, sentí una fuerte opresión en el pecho y no me gustaba sentirme así.
—Perdón, no era mi intención ofenderte. A veces digo cosas idiotas.
—¿Soy muy poca cosa para ti? —le cuestioné sin atreverme a verlo.
—No —respondió, tomando mi rostro, obligándome a verlo—. Eres lo más importante para mí, lo que más quiero en esta vida. Quiero tenerte cerca, pero no puedo.
—¿Por qué no? —indagué, está vez en un tono más suave.
Podría decir que no extrañaba mis poderes pero si lo hago. No sé leer a las personas a simple vista, no sé lo que pasa por sus pensamientos si están diciéndome o no la verdad, pero vamos se trata de Damián... ¿Por qué sigo preguntando? Debería de confiar en él.
—Porque...
Guardó silencio unos momentos, no pude apartar la mirada de sus ojos esperando una respuesta. De nuevo denotaba esa indecisión en su expresión en si decir algo o no.
—Puedes decirme lo que sea —insistí.
—No quiero perderte —dijo únicamente.
Me acerqué un un poco más a él, observando a sus labios. Cerré los ojos con tranquilidad tratando de acercarme más, pero enmedio de la oscuridad solo sentí la suavidad de sus labios sobre mi frente. Lo siguiente fué sentir que me estrujara entre sus brazos. ¿Qué había sido eso? ¿Un rechazo?
—Damián...
—Shh, solo quiero estar unos momentos así contigo. En calma y tranquilidad. No dudes acerca de que te amo, sé que sientes que oculto algo y tienes razón pero no es lo que piensas. Son solo ideas tontas.
—Puedes compartirme esas ideas, estoy para apoyarte en lo que sea. Pero si no me dices nada no puedo saber de qué se trata —murmuré contra su pecho, manteniendo los ojos cerrados. Él acariciaba mi cabello, suspiró profundamente.
—¿Qué tanto me amas? ¿tú estás segura de que es amor y no solo cariño?
¿Era eso? ¿Tiene dudas acerca de lo que siento por él?
—Te amo tanto que no sé si podría vivir sin ti —murmuré, abriendo los ojos. Sus brazos son cálidos pero esta vez es una validez diferente, distante—. Quizás si pueda. Pero aún así no dejaría de amarte. Por lo que sea que esté pasando no dudes que voy a estar a tu lado lo solucionaremos juntos, eso es lo que hacen las personas que se aman. Buscar soluciones por el bien de ambos.
—Tienes razón —respondió únicamente, se separó del abrazo pero esta vez me miró con una sonrisa. Tomando con una mano el vaso vacío del licuado—. ¿Terminaste? Déjame tirar esto por ti.
Le devolví la sonrisa, en el instante se alejó en dirección a un recipiente de basura. Por mi parte me quedé esperando sentada en una banca de madera a que regresara. ¿Por qué duda de lo que siento por él? Sé que no soy mucho de dar muestras de afecto pero lo que siento hacia él es sincero.
A menos que... realmente no dude de mi, duda de lo que pueda suceder una vez que tome el cargo de su hermano, claro, su cabeza debe de ser un caos; que tonta soy. Dijo que quiere protegerme entonces es por miedo a que me suceda o le suceda algo parecido al intento de homicidio hacia Demetrius mientras el actor intelectual sigue libre. ¿Pero estará pensando que es su padre y por eso no quiere que regrese a la mansión? Es una idea muy descabellada, pero entiendo desconfía de todos, justo por eso se puso tan serio cuando dije que la vida pende de un hilo. ¿Acaso pensó en dejarme una vez que asuma el cargo?
—Estoy de vuelta —le escucho decir, toma asiento a mi lado. Al momento entrelaza nuestros dedos.
—¿Sabes? Quiero vivir una vida junto a ti sin arrepentimientos de ningún tipo. Quiero estar a tu lado en cada momento, estoy segura de eso.
—Yo también, por eso haré hasta lo imposible para que seamos felices. Podría ir ahora mismo incluso hasta en contra de las normas morales para eso.
—¿Seguro? —cuestioné, con las mejillas ardiendo, seguro me había sonrojado.
—Muy seguro.
—Entonces que sea esta noche.
—¿Qué?
Voltee a verlo, estaba pálido como una hoja de papel. Pero luego de eso cambió por completo la expresión a una sonriente.
—Me tomas por sorpresa —corrigió ante mi mirada cuestionante—. No pensé que estuvieras de acuerdo con eso.
—¿Seguro que solo es eso?
—Claro que sí —aseguró, acercando mi mano a sus labios ahí depositó un suave beso—. Es solo que pensé que si te lo decía lo tomarías a mal o me abofetearias.
Abrí los labios para responderle, pero entonces Becky apareció en nuestro campo de visión.
—Papá está llamándome una y otra vez, con que quiere una explicación de porque moví el dinero de las cuentas compartidas. Solo tomé lo que me corresponde he trabajado por ello.
—¿Te acompañamos para hablar con él? —cuestioné, al ver su preocupación.
—No, yo lo haré sola —respondió. Tirándole las llaves de su auto a Damián—. Haré una excepción, tu conduces, me dejas en casa y te dejaré mi auto por hoy. Es por si amenaza con quitarmelo.
—Tienes un gran plan —ironozó Damián.
—Es lo mejor que se me ha ocurrido.
—Estas muy de los nervios, yo debería hablar con tu padre.
—No, es algo que yo debo hacer. Debo demostrarle de qué soy capaz, les llamaré una vez que haya hablado con él.
—Entonces ¿por qué no la acompañas esta noche Anya? —cuestionó Damián—. Es tu amiga, en estos momentos te necesita más que nunca, más que yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro