Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17

Anya.

¡Bienvenidos al momento más incómodo hasta ahora!

Si fuera un reallity show la presentadora diría algo como eso. Claro que con una enorme diferencia, el guión de esta noche ya estaba casi escrito a totalidad por Demetrius Desmond, mismo que sin importarle la reacción de su familia lo único que hizo fue cederme su lugar en la mesa retirando la silla de su lugar e indicándome que podía tomar asiento.

No me restaba más que aceptar y sentarme en el lugar que me ofrecía, me esperaba una reacción similar a la que vi en los demás pero la pobre Becky estaba al borde de un colapso nervioso.

—¿Alguien aquí quiere explicarme que sucede? —cuestiona ella, pero su voz parece seguir siendo ignorada por todos.

Intento responderle pero solo entreabro los labios, Demetrius coloca una mano sobre mi hombro para indicarme que no lo intente.

—Lamento este improvisto —empieza a hablar Demetrius—. Es que es una celebración familiar por el compromiso de mi hermano, entonces pensé que sería muy descortés dejar a mi novia fuera de esta cena.

—Anya —le corrige Becky.

—No, no, te equivocas, ella no es Anya, aunque su parecido es sorprendente, es una larga historia que seguro contaremos en alguna anécdota familiar o luego de la cena, ¿les parece? Aunque bueno si no es así ni modo.

Aparta una silla para sentarse a mi lado con total tranquilidad, así luce, aunque hay alguien en esta mesa que sigue cada uno de sus movimientos con la mirada y si las miradas mataran yo creo que Demetrius ya hubiera muerto unas cien veces.

Si, tal como lo imaginas, me refiero a Damián, no dice una sola palabra pero los pensamientos ofensivos y la ira hacia él sube de cero a cien en un instante.

—Bueno, bueno que sorpresa —comenta Donovan, demuestra una sonrisa carismática cerrando los ojos—. De un momento a otro nuestros hijos traen a cenar a sus prometidas. Esto debería ser motivo de celebración.

No puedo descifrar si está siendo sincera su alegría o es solo una farsa. La que parece inmutable en su expresión seria es Melinda.

Las personas del servicio no tardan en poner otros dos lugares en la mesa. Demetrius me da una mirada de reojo, después coloca una mano sobre la mía. Voltea a ver a Damián seguramente para ver su reacción apática, aparta la mirada de nosotros y la centra en su plato de comida.

—Propongo un brindis —exclama Demetrius, alzando su copa—. Por nuestra familia feliz.

Todos alzamos las copas, nadie bebe por la incomodidad, nadie excepto Demetrius, una sonrisa satisfactoria se dibuja en su rostro una vez que vuelve a dejar la copa en la mesa.

—Demetrius —habla Melinda por fin—. Acompáñame al despacho, hablemos.

—Madre, ni siquiera he probado la comida.

—Hablemos he dicho —espeta, se pone en pie y deja bruzcamente una servilleta sobre la mesa.

Ella avanza en dirección a un pasillo, allí seguramente debe de estar el despacho. Demetrius suelta un suspiro y entorna los ojos un breve momento.

—Regreso en seguida —informa, se levanta de la mesa y toma mi mano, da un beso sobre el dorso de esta antes de darme la espalda y retirarse.

Eso haría un caballero pero Demetrius no precisamente, sé que lo ha hecho para molestar más a Damián.

—Bueno —dice Donovan, poniéndose en pie también—. Iré a vigilar que el arma que tengo en el despacho siga en su lugar, con permiso. Ustedes sigan comiendo tranquilos.

Dicho eso sonríe observándonos,  luego se da la vuelta y avanza a paso lento, sostenido de un bastón, la edad le ha llegado a pegar fuerte.

Lo que convierte esto en un problema, me ha dejado sola con Becky y Damián. Bueno, si el quiere vengarse de mi este debería ser su momento, claro que eso no pasa, al parecer subestimo su poder de sensatez.

—Ahora si —habla Becky—. Eres Anya ¿verdad?

Le da una mirada a Damian, espera que lo acepte frente a él. Pero aún así Demetrius había negado mi verdadera identidad así que aún con todo en contra debía de hacer lo mismo.

—No en realidad —intento mentir.

Digo intento, porque Damián ríe entre dientes, me observa fijamente demostrando una mirada insinuosa "Eso es, mientele a quién fué tu mejor amiga" piensa, no aparta ni un momento la mirada de mí espera ansioso lo que voy a decir.

—¿Entonces? —insiste Becky en saber.

Aparto la mirada de él y la fijo en ella, aunque aún sigo sintiendo su vista sobre mí.

—Lo que sucede es que ella y yo nos parecemos porque...

—Son la misma persona —completa Damián.

Vuelvo a verlo pero esta vez con la mirada endurecida, entonces es él quien no me ve, centra su mirada en el plato de nuevo, como si no hubiera dicho nada o ni siquiera estuviera poniendo atención a la charla.

—¡¿Cómo es posible Anya?! —exclama Becky con el tono eufórico que la caracteriza, se levanta de su aciento y se acerca a mí dándome un fuerte abrazo—. ¡No sabes cuanta falta me haz hecho! ¡¿Dónde has estado todos estos años?! Tenemos mucho de qué hablar. Pero antes que todo —entorna los ojos, observándome con seriedad—, ¿Qué haces con un tipo como Demetrius?

Intento responder en cuánto se aparta del abrazo, es entonces que veo a Damián sonreír de labios  cerrados un breve segundo, es como si con su expresión me dijera "eso es, explícale como estas con él porque te conviene mientras me amas a mí"

Okey, quizás él no diría algo como eso, pero es que esa sonrisa lo daba a demostrar.

—Pues sólo sucedió —respondo, Becky queda perpleja con mi respuesta.

No pienso explicarles mis razones, si se trata de dos personas muy importantes para mi pero esas dos personas están comprometidas y mientras Becky sepa menos de mi plan será mejor.

—Pero ¿por qué? —cuestiona Becky, al parecer no se quedará tranquila con solo decirle algo simple.

—Estupidez —contesta Damián.

Quedo boquiabierta al escucharlo, le vuelvo a ver con recelo, esta vez no aparta la mirada de mí, ni ignora el hecho de lo que dijo.

—Retira tus palabras.

—No.

—No pienso discutir con ustedes —digo, poniéndome en pie.

Como sean las cosas, si Damián me tiene rencor es mucho mejor para él y para mí. No necesito aclarar las cosas, pero he subestimado a Damián, se pone al mismo tiempo en pie.

—¿A dónde vas?

—Voy a buscar a Demetrius.

—Mis padres están teniendo una sería conversación con él, no creo que les guste que los interrumpas.

—Entonces voy a cualquier otra parte de esta casa —Espeto.

—Mi casa.

—¡Tú casa! —exclamo, elevando un poco la voz.

Si busca hacerme perder los estribos lo está consiguiendo. me alejo de la mesa, pero como siempre he subestimado a Damián porque la cosa no termina aquí, ah no, claro que no. Él señor "esta es mi casa" me sigue hasta llegar casi a la salida.

—No te vayas así.

—No me pienso ir, esperaré a Demetrius aquí, ¿o es que tampoco puedo pisar esta parte de tu casa?

—¿Por qué lo haces? —cuestiona como respuesta—. ¿Por qué estás con Demetrius si no sientes nada por él?

Aquí podría excusarme con lo del plan, aceptar que el tiene razón y asegurarle que es temporal que no siento nada por el o quizás sólo negarme a responderle, el punto es qye eso haría la Anya de antes, no la Anya que está centrada únicamente en cumplir la misión sin importar a qué costo, así que lo siento mucho Damián, en verdad lo siento pero no puedo permitir que todo lo que he avanzado en un corto tiempo se vaya por la borda.

—¿Me cuestionas a mí? Tu estas haciendo lo mismo, vas a casarte con Becky sin sentir nada por ella. ¿Ahora te enojas porque estoy actuando como tú?

—Sí, trataba de mantenerte alejada de toda mi familia, de toda esta red de mentiras pero simplemente no puedes aceptarlo, regresas a donde no deberías de estar.

—Pues deberías de dejar de hacer lo que crees mejor para mi  y dejarme decidir a mi donde quiero estar —rebato, el se queda pasmado con lo que le dije.

Sé lo que está pensando, eso cruza por su mente sin que lo pueda evitar. Que quizás estoy con Demetrius por voluntad propia no porque en realidad me haya visto obligada o por el bien de la misión. Ese es el problema de una persona insegura, pensar lo que no es y eso estaba haciendo Damián justo ahora.

—Está bien —murmura, ya con un tono de voz más calmado—. Tienes razón, es mi culpa haberte hecho a un lado y haber sugerido que es lo mejor para tí. No quiero que las cosas sigan a como están ahora. Decide tú que es lo que crees que es más conveniente. Pero antes de eso te tengo una propuesta.

—¿Una propuesta?

—Sí. Olvidemos todo este lío insensato que formamos, si terminas con Demetrius yo no me casaré con Becky. Me estoy cansando de toda esta mierda.

—¿Y tú familia?

—La enfrentaré, a todos ellos, no me importarán las consecuencias, también buscaré la manera para detener la guerra, si me eliges, te doy mi palabra de honor, ¿qué dices?

Suena tan bonito, ojalá fuera así de fácil, el problema es que solo son palabras, su familia no lo perdonará y Demetrius al verse traicionado ahora desatará su furia contra todos, con lo impulsivo que es. Ya no tendré en mis manos el territorio de Westallis como lo planeo, ese territorio quizás sea masacrado.

—Damián, lo nuestro nunca va poder ser. Lo siento.

No permito que diga nada más, claramente eso fue un rechazo definitivo de mi parte, uno que quizás haga que se sienta triste o enfadado, cualquiera de lss dos opciones es viable si eso lo mantiene alejado de mí. Yo ya decidí ser la mala de la historia, la que sin importar como logrará sus objetivos y Damián es un ser muy bueno, se merece lo mejor del mundo no vivir entre constantes líos. Pero tampoco quiero ver el dolor que le estoy causando ahora, es por eso que me alejo lo más que puedo.

Sin preveerlo llego a un pasillo en donde se escuchan las voces de Melinda, Donovan y Demetrius. ¿Quién no querría chismear un poco no lo creen?

—Esa mujer no te conviene, solo va traer desgracias a esta familia —le espeta Melinda.

Si lo se señora, mi plan es detener la guerra.

—No puedes saber eso —le contesta Demetrius—. Yo sé perfectamente por qué la elegí.

—Por que tu hermano también siente algo por ella —ataca Donovan—. Quieres tener lo que él no puede, tienes envidia de él. ¿Sabes en que va terminar toda esa rivalidad?

—¿Envidia de una persona como Damián? Por favor, yo solo hago lo que me conviene, no puedo sentir tal cosa de un títere que cumple sin pestañear todo lo que ustedes desean. Sepan que él y yo somos muy diferentes.

—¿Eso es lo que intentas demostrarnos entonces Demetrius? —pregunta su madre—, ¿que en realidad eres mejor que él?

—Yo no necesito demostrarles nada.

—Demetrius —le llama su padre, está vez se escucha con un tono de voz serio—. Si no terminas con esa mujer, tendrás que ir olvidándote de tu puesto como Fiurer. Creo que me equivoqué al cederte el lugar tan pronto.

—Una vez que he sido nombrado ya no puedes destituirme. No creas que no sé nada de leyes. Mientras no presentes algo contundente que lo amerite no puedes y creo que no estar de acuerdo con la mujer que he elegido para mí esposa no es suficiente razón.

—Esa mujer va ser tu desgracia Demetrius, acuérdate de mis palabras.

—No necesitaré acordarme de nada.

Se escuchan pasos en esta dirección, pero no soy lo suficientemente rápida para moverme, Demetrius aparece cuando apenas había retrocedido un poco.

—He... vine a buscarte por...

—Vamonos de aquí —espeta interrumpiendome, ni siquiera permite que me excuse. O es que quizás no le importa.

Me toma de la muñeca mientras camina, tengo que hacer un enorme esfuerzo por seguirle el paso, mientras atravesamos la sala apenas puedo ver a Damián y Becky sentados en un sofá.

No me suelta hasta llegar frente a su auto, esta vez no es el mismo caballero que te abriría la puerta del coche así que soy yo quien la abre y sube al puesto del copiloto, no pienso arriesgarme a que me deje tirada en este lugar.

De nuevo solo hay silencio en el recorrido, me deja frente al departamento en el que alquilo y se aleja sin dar ninguna explicación. Bueno lo único que me resta es entrar y procesar todo lo que acaba de pasar.

Demetrius fue capaz de enfrentarse a sus padres pero decir que fue por mi ya es avaricia. Dejemoslo en que no le gusta obedecer órdenes, eso no debería ser un problema para mi siempre y cuándo no interfiera con lo que me prometió.

Lo que debo hacer ahora es llegar a un acuerdo con el acerca de la fecha de la boda, así podré saber cuánto tiempo tendré que seguir actuando como su novia.

—Un paso a la vez —murmuro, sentándome en un sofá.

Cierro los ojos un breve momento, entonces escucho que alguien toca la puerta, nadie conoce la dirección de este lugar excepto Demetrius. Doy un suspiro y me acerco a la puerta.

—¿Y ahora que...? —ni siquiera logro completar mis palabras, me quedo pasmada al ver que no se trata de Demetrius sino de Damián.

Si el mismísimo segundo hijo, que ni siquiera pide permiso para entrar en el apartamento, no. Entra como si fuera su propia casa, observando a los alrededores.

—Bonito lugar, aunque creo que le hace falta decoración —murmura aún inspeccionando cada detalle.

—¿Qué haces aquí?

—Vine de visita, ¿qué no puedo? ¿O es que tienes miedo que tu noviecito vuelva y me encuentre aquí? —cuestiona, se vuelve hacia mi y ante mi silencio agrega—: tranquila, no sé enterará que estuve aquí.

Me guiña el ojo de una forma coqueta, ¿quién rayos es este Damián? ¿Dónde está el chico que estaría triste por lo sucedido? ¿Y qué hace aquí? Nada tiene lógica.

—Damián, estas no son horas de visita, por favor vete —le pido, señalandole la puerta. Pero hace todo lo contrario, empieza a caminar más hacia el interior del inmueble.

No me resta más que cerrar la puerta y seguirlo. Él tiene guardadas las manos en los bolsillos, sigue luciendo bastante formal tal y como en la cena, ¿acaso nos siguió? O está aquí para comprobar que Demetrius no está aquí.

—Debo admitir que te veías más linda de lo habitual hoy en la cena —comenta, retrocedo un par de pasos. ¿Escuché bien?

—¿A dónde quieres llegar?

—Vine a terminar nuestra charla, te fuiste así sin más. Ni siquiera esperaste que te respondiera.

—Es que ya no había nada que hablar.

—¿No lo había o más bien no querías seguir hablando de ese tema porque no eres capaz?

Da unos pasos más en dirección hacia mí, retrocedo los mismos que él, claro que yo topo con pared y él se queda frente a mí a cortos centímetros. La diferencia de altura es notable entre ambos y no soporto su mirada así que desvío la mía hacia un lado.

—Sí no te vas voy a llamar a seguridad.

—No es necesario llegar a tanto, si quieres que me vaya lo haré —susurra. Toma mi rostro entre sus manos y me obliga a verlo de nuevo a los ojos—. Dime ¿quieres que me vaya?

—Damián... —musito.

—Necesito saberlo, dime mirándome a los ojos que no sientes nada por mí. Que lo nuestro nunca va poder ser. Si lo haces te prometo que nunca más en la vida te vuelvo a molestar, dímelo.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro