Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Anya.

—¿Anya? ¿es que acaso...?

No termina la frase, lo que hace es correr lo más rápido que puede hacia ella.

—Espera Damián... —musito, elevando una mano en su dirección.

Puedo notar la desesperación con la cual se acerca hasta llegar a la camilla. Maldición.

—¿Anya? ¡¿Qué te sucedió?! —exclama, me acerco lo más rápido que puedo a él. Veo que unas lágrimas amenazan con salir de sus ojos.

—Señor, esto, yo... no creo que...

Ni siquiera logro formar una palabra, no sé qué decirle. Tampoco parece importarle si digo algo o no, está sumergido en sus pensamientos, es más ni siquiera me ha escuchado.

Siento una sensación horrible, no sé si es por tantos recuerdos que atraviesan la mente de Damián o por la escena que tengo frente a mí. Él está desesperado intentando encontrar una respuesta.

—¿Qué te ha sucedido? —musita, con la voz temblorosa—. ¿Quién te hizo esto?

Voltea a ver hacia todos lados, intentando encontrar la respuesta. Pero sólo observa los monitores de signos vitales, cada vez están más bajos.

—Debemos irnos de aquí —digo, tomando de su mano. Él ni siquiera se mueve.

—No, déjame —espeta, sin poder apartar la mirada de ella.

¿Qué es este sentimiento tan horrible? Es como si sólo tuviera ojos para ella, ¿por qué me siento tan vacía? ¿Por qué quiero que vuelva a centrar su atención solo en mí? ¿Por qué quiero ser así de egoísta?

—Damián. —Me acerco hasta tomar su mano, entonces me observa por un momento a los ojos, aunque la desesperación está reflejada en ellos—: escucha, esto no es lo que parece.

—¿Entonces que es? —musita, presiento que puede llorar en cualquier momento, a pesar de intentar no hacerlo—. Por que yo ya no entiendo nada, ¿quién le hizo esto? ¿Por qué está tan mal?

Me suelta, después se vuelve de nuevo a ella, trato de tomarlo del brazo para que se vuelva a mi pero es inútil.

—Vamos por ayuda, no podemos dejarla aquí en estas condiciones —digo, lo más bajo que puedo.

Al fin y al cabo soy incapaz de decirle la verdad, sigo siendo una mentirosa.

—Espera —susurra. Me quedo asombrada al ver como la chica mueve lentamente unos dedos—. ¿Anya? ¿Puedes escucharme? —pregunta.

En ese momento la chica abre los ojos, doy un paso hacia atrás al ver el enorme parecido que tenemos, es verdad somos iguales.

—¿Damián? Entonces así es como te llamas —murmura, apenas puede entablar las palabras.

—Anya —se apresura a decir Damián. La toma de la mano y la aprieta fuerte—. No hables, guarda tus fuerzas, te sacaremos de aquí y vas a recuperarte.

—No, yo ya no tengo salvación, sólo guardaba mis últimas fuerzas para despedirme.

—¡No digas esa clase de tonterías! —exclama, esta vez si saltan algunas lágrimas de sus ojos—. No puedo perderte ahora que por fin te encuentro, después de tantos años de buscarte.

No sé qué sigue siendo esta extraña sensación, es una mezcla de sentimientos removidos por ver a una chica en esas condiciones y a Damián sufriendo de tal manera por ella, pero ¿por qué no puedo detener estos momentos?

—No me perderás —asegura ella, lleva una mano a su rostro y demuestra una mínima sonrisa—. Me hubiera encantado que también hubiera existido un Damián para mí, que se preocupara por mi estabilidad y fuera así de sincero respecto a sus sentimientos. Pero puedo morir en paz con este momento, hay alguien que se preocupó por mí.

—¡¿Anya?! —grita Damián, al ver como ella cierra los ojos lentamente.

Deja caer su mano, los aparatos que la mantenían con vida dejan de marcar sus signos vitales. Por un momento todo es silencio.

Damián muerde sus labios fuertemente antes de dejar caer unas lágrimas.

—Segundo —murmuro, no lo pienso dos veces para correr a abrazarlo.

Escucho como zolllosa en medio del abrazo, me abraza con tanta fuerza que es como si el mundo se fuera a acabar para él. Luego cae de rodillas dejando de abrazarme. ¿Qué debería hacer?

X Damián.

Oscuridad, así es como veo y me sabe todo después de ver como la vida del amor de mi vida se escapaba de mis manos. ¿Este es el final después de tantos años? ¿Aquí terminan todas las ilusiones que una vez me hice para cuándo volviera a encontrarla? Porque una parte de mí sabía que ella estaba viva, y ahora ¿valió la pena tanto para acabar en esto?

¿Acaso sólo les esperan desgracias a las personas que anhelan algo con toda su alma?

Le debo mucho al karma pero no tenia que cobrarmelo con la persona que más he amado.

—Todo va estar bien —dice la chica.

Es la primera vez que la veo ser un poco más humana y empática, ¿justo tiene que ser en estas circunstancias?

Ni siquiera me atrevo a verla, es tan parecida a ella pero no es ella. Ahora mismo su presencia es un jodido castigo. ¿Esto también es parte de mí karma?

—Mi hermano siempre tuvo razón —suelto—, era idiota vivir en una perfecta e irreal burbuja de aire.

—No digas eso —murmura.

—Es la verda, al final de cuentas todo termina así, mal.

—¡No es verdad!

—¡¿Por qué no?!

—¡Por que no!

—Ni siquiera tiene lógica —digo, soltando una sonrisa llena de amargura. ¿Por qué me estoy riendo? ¿Acaso me estoy volviendo loco o que me sucede?—. Mi hermano quería que me diera cuenta de esto, justo por eso me dió ese mapa.

Ella me suelta, al segundo siguiente cubro mi rostro con uno de mis antebrazos, no sé por qué pero no me agrada que me vea llorar. Aún así reúno el valor para verla a los ojos, su mirada luce llena de confusión.

Después de unos breves segundos aparta la mirada de mí, se da la vuelta dejándome en soledad. Quizás va por ayuda o no lo sé, quizás está es su oportunidad para dejar este equipo.

No lo sé. Yo soy incapaz de ponerme en pie hasta... no sé cuánto tiempo pasa, el caso es que ella regresa acompañada de mi escuadrón. Me coloca un abrigo y me ayuda a ponerme de pie. Ya no tengo lágrimas por llorar pero al parecer mis palabras tampoco están disponibles.

—Prepararemos un digno sepulcro —dice Emile. ¿Qué tanto sabrá acerca de ella? Bueno, sea como sea comprende la situación.

Momentos después estamos fuera del lugar, la llevan en una camilla cargarle cubierta con una sábana blanca.

—Será mejor que regrese a descansar a su casa —sugiere la pelirosa.

¿Casa? No pienso regresar a Ostania ahora, así que solo niego con la cabeza.

—Está bien, vamos a algún lugar de esta ciudad —replica.

Doy un profundo suspiro, al final termino por aceptar debido a que no puedo pensar con claridad y siento que no posea voluntad propia, es como si fuera solo un cascarón vacío.

—Su madre vendrá mañana —informa, a medida que caminamos—. Ha solicitado que la esperemos en una posada.

Una casa pequeña pero acogedora, linda si no me sintiera así, ¿hasta mi madre se ha enterado de lo sucedido? Vaya, esto sí que no me lo esperaba, ¿por qué no estuve para evitar eso?

—El sepelio, ¿cuándo será? —cuestiono.

—Hoy por la noche. Lo acompañaré si gusta.

—No tengo fuerzas para verla en un ataúd, no puedo.

—Entonces no lo obligaré —contesta únicamente.

Quizá sea a la falta de emociones, cualquier otra persona me hubiera insistido diciendo que luego me arrepentiría de no darle el último adiós.

Entramos en la posada, es una casa de madera, tiene dos niveles. Es acogedora o eso creo, solo siento frío al entrar. Eso y algo más inexplicable al ver que Demetrius ya se encuentra en este lugar.

—Damián, no recuerdo un día en el que te vieras en peor estado de ánimo —suelta.

Quizás debería darle un golpe o decirle hasta de qué se va a morir, pero no soy capaz de eso.

—¿Qué haces aquí? —pregunto en cambio.

—Sólo vine porque madre no podía hoy, ella estaba preocupada por tí.

—Ah —farfullo.

—Entonces, ¿tu amiga de la primaria está muerta no? —indaga, cada una de sus palabras se sienten tan filosas, como si quemaran.

Bajo la mirada, cruel o no tiene razón. No vuelvo a verlo hasta escuchar un golpe haciendo eco en la habitación.

Casi no puedo creer lo que veo al notar que tiene el rostro volteado, esa chica, la pelirosa le ha dado una fuerte bofetada.

Él se vuelve a ella con una mirada cargada de odio, es allí en donde reacciono y me entrometo en medio de ellos.

—¿Cómo te atreves? Plebeya —escupe Demetrius.

—Discúlpate con tu hermano —reclama ella.

—Basta —murmuro, volteando a ver a Demetrius—. Vete de aquí.

Él me da una mirada de odio, al igual que a la pelirosa. Pero obedece, sin decir nada más se marcha, pero en lugar de parecer derrorado demuestra una sonrisa triunfante.

—Perdón —dice, unq vez que la puerta se ha cerrado—. No pude controlar mis impulsos.

—No tienes que disculparte, pero ten cuidado con mi hermano, es un tipo de armas tomar y no siempre podré estar para defenderte.

—Sí, señor.

—Ahora, ve a descansar. Quiero estar sólo —le ordeno, unos momentos después subo las escaleras para llegar al segundo nivel.

Este lugar se ve tan tranquilo, incluso por los ventanales se puede ver el cielo de Westallis, este lugar es más hermoso que Ostania.

Suelto un suspiro, quizás Anya se ha convertido en una estrella más del firmamento, debe de ser la más bonita de todas.

Salgo al balcón y golñep con fuerza el pasamanos, ¿por qué sigo siendo tan débil? No tuve la suficiente fuerza para proteger lo que más amaba en este mundo, esta vez si la perdí, la perdí para siempre.

No sé cuántas veces más golpeo con mi mano, ¿por qué no pude hacer nada? ¿Por qué no puede ser esto una simple pesadilla? Ahora que ella ya no está ¿Qué gago con todos mis sentimientos? Dónde quedarán los sueños a futuro y la vida que ya havoa idealizado con ella. ¿Por qué tuvo que pasar esto? ¿Por qué? Y la impotencia de no poder hacer nada más porque ya todo se ha acabado me consume el alma y me la seguirá consumiendo por el resto de mi vida, que no creo que sea mucha...

Tomo de mi pantalón de atrás el arma que le quité a la pelirosa sin que ella se diera cuenta, quizás no es la mejor decisión del mundo, pero mi vida acabó en el momento en que ella dejó de respirar, ¿qué caso tiene?

Apunto con el arma cerrando los ojos, lo siguiente que siento es una fuerte patada haciendo que el arma ruede por el suelo, abro los ojos y observo de frente a la pelirosa.

—¿Qué intentabas hacer? —me cuestiona, con los ojos llenos de lágrimas.

Quiero darle una respuesta, pero no tengo ninguna, es ella quien vuelve a hablar.

—¿Qué hubiera pasado si llego un segundo tarde? ¿Qué?

—No lo sé.

—Eres un idiota egoísta, ¿qué no piensas en todos tus demás seres queridos?

—Lo hago, pero ella...

—¿Ella qué? —interroga—. ¿Lo era todo para tí?

—Sí, sí no está nada tiene sentido.

—¿Y donde quedo yo? Sigo aquí a tu lado por si no lo has notado.

—Sí, te pareces a ella, demasiado, son como una gota de agua, pero no eres ella —espeto.

Quizás mis palabras le duelan porque sus lagrimas no dejan de bajar por sus mejillas pero a este nivel de esquizofrenia ya no sé ni lo que está bien o mal.

—¿Qué fácil no? Pierdes al amor de tu vida y decides cerrarte a todo lo demás.

—Pues así son las cosas.

—Yo también te amo, por si no te has enterado.

Volteo a verla conteniendo la respiración por un momento, ¿qué ha dicho?

¿Por qué dijo eso? Se supone que ella no entiende de esta clase de emociones, ¿entonces?

—¿No me vas a decir nada? —me cuestiona.

No es que no quiera, es que no sé qué decirle, no puedo usarla de sustituta respecto a todas las emociones que tengo por Anya, ¿acaso piensa serme útil de esa manera?

–No digas tonterías, no puedo creerte lo siento.

—¿Tan en bajo concepto te tienes para no creer que alguien pueda haberse enamorado de tí?

—Quizás, puede ser también que es difícil creer que alguien que apenas hace unos días no entendía de sentimientos me esté hablando de amor.

—Siempre he entendido sobre sentimientos, algunos son irrazonables pero eso no impide que se sientan.

—Entonces, ¿por qué fingidas que no?

—Necesitaba fingir eso.

—¿Por qué? ¿Mi hermano o mi familia te amenazaron? ¿Acaso fueron los científicos o alguien más del ejército? Todo sonaría muy surrealista.

—No, lo oculté por mi propia decisión.

—¿Por qué? ¿Te era más divertido aparentar eso?

—No.

—¿Entonces?

—No puedo decírtelo.

—¿Ah no? Perfecto. —Me encojo de hombros. Nada tiene sentido, pero tampoco pienso buscarle uno.

—No es que no quiera, es que no puedo.

—No pienso insistir, ¿puedes dejarme sólo? —cuestiono, necesito procesar todo lo que ha estado pasando.

—Sí.

Por alguna razón esa afirmación me decepciona, bajo la mirada al piso. ¿Qué esperaba? Estoy solo en esto, con todos mis problemas y...

Me quedo sin respiración por un momento, cesó mis pensamientos al sentir que me abraza por detrás.

—Creí haberte ordenado que me dejaras solo.

—No quiero obedecer esa orden.

—¿Ahora te volverás una rebelde?

—Siempre lo he sido —murmura—, te extrañé desde ese último día en que nos vimos. No fué tu culpa que mi padre y yo desaparecieramos.

—¿Qué?

—Éramos muy pequeños para comprender lo que sucedía, me acerqué a tu familia con el objetivo que todos suponían después de nuestra desaparición, lo siento.

—No me hagas este tipo de bromas –digo únicamente, me ha dejado la mente en blanco. Ella no puede ser la verdadera Anya, no tiene sentido lo que está diciendo, ¿intenta hacerme creer sus mentiras?

—No es ninguna broma, lo del pañuelo sólo tu y yo lo sabíamos ¿no es así?

Volteo a verla tan rápido como me es posible, esto... ¿esto es real?

—¿Anya? ¿Tú eres la verdadera Anya?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro