Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 07

X Anya.

Mentiras... buenas, mentiras malas... Al fin de cuenta, mentiras. No hay ni buenas ni malas.

Creía que podía ser una gran mentirosa como papá. Error, no puedo ser así de buena fingiendo. Lo sé por qué casi lo hecho a perder todo.

Llamé a Damián "segundo". Una palabra que dejó una enorme brecha de recuerdos en su mente.

Mientras lo veo dormir pienso que sería tan fácil decirle la verdad, pero a la vez no puedo. Yo soy quien quiere destruir a su familia por todo lo que le ha hecho a Westallis desde hace tiempo atrás. Lo único que lograría sería que me guarde rencor.

Uso la ropa que me había prestado cuando salimos de compras, lo único que llevo de más es una gorra, ocultando mi cabello. Lo más seguro es que lo visiten amistades de hace mucho, no quiero que alguna de las chicas con las cuales compartíamos clases me llegue a reconocer. Es lo último que quiero.

Debo encontrar una mejor manera para mentir, no tengo mucha habilidad en eso y la poca que tengo al parecer no está siendo suficiente. Debo de de evitar seguir dejando clavos sueltos.

Tomo la ferilla de la puerta, dispuesta a ir al tocador unos momentos. Pero en cuánto la abro me topo de frente con un par de ojos color café claro que recordaba muy bien. La chica parpadea un poco confusa. Al parecer estaba por abrir la puerta pero me he adelantado.

Se trata de Becky, lo sé. Las dimensiones de su rostro han cambiado, ahora es una adulta. Tiene el cabello largo lasio y suelto. También trae un vestido café muy elegante. ¿Qué hace ella aquí? Se supone que debería estar estudiando lejos.

—Ah, hola. Vine a visitar a...

No la dejo seguir hablando, salgo lo más rápido que puedo de la habitación. Temo que si digo una palabra ella me reconozca.

X Damián.

—¿Blackbell? —cuestiono, observando hacia la puerta.

Apenas puedo enfocarla, pero sé que se trata de ella.

—¿Cómo estás? Damián.

Cierra la puerta, después de eso entra a la habitación. Por mi parte paseo la mirada a los alrededores. La chica de cabello rosa no está.

—Estoy bien.

—¿Qué te pasó? Me dijeron que te mordió un perro.

—Muy graciosa.

—Sí, sí... —murmura, sentándose en una silla frente a la camilla—. Tu madre me llamó. Por alguna razón creyó importante que viniera.

—¡¿Ella te pidió que vinieras?!

—Es lo que te dije, no es necesario repetirlo.

Doy un suspiro, apartando la mirada.

—No debió de pedirte algo así.

—Está preocupada por tí. —Se encoje de hombros, encurbando los labios hacia arriba.

—Eso ni tu te lo crees. Lo que tiene en mente es...

—¿Qué cosa?

—Nada, olvídalo —murmuro, con un poco de fastidio.

—¿Qué algún día tu y yo seamos pareja? Ya lo tenía previsto. Te falta valor para decirme las cosas.

—Para empezar, no me gustas. No es que me falte valor, es que no tiene ni caso decírtelo.

—A ver renacuajo asqueroso, tú no me vas a rechazar a mí. Eres tú quien me parece ehorripilante.

Rodeo los ojos. Prefiero no seguirle la conversación. Sino esto terminará mal.

—¿Quién era? —indaga, bajando un poco la mirada con vergüenza.

—¿Quién?

—El chico bonito de hace rato. ¿Cómo es que se llama?

—No entiendo de quien estas hablando.

—De el chico de ojos verdes que iba saliendo de tu habitación. Se veía muy lindo.

Casi suelto una carcajada al escucharla decir eso. Ahora, ¿cómo se lo digo?

—No había ningún chico de ojos verdes aquí.

—Claramente lo vi, deja de negarlo.

—Es que no es un chico, se trata de una chica.

—¡No me jodas Damián! —espeta, cubriendo su rostro con sus propias manos—. Pensé que se trataba de un chico...

—Pues pensaste mal.

—¿Y qué hace una chica en el ejército?

—Está cubriéndome la espalda.

—La espalda, pero no el hombro.

—Ya Blackbell —rodo los ojos, dando un suspiro.

—¿Te gusta? —cuestiona, tomándome por sorpresa.

Su expresión es demasiado insinuosa, no me queda más que apartar la mirada un poco avergonzado.

—No sé de lo que estás hablando.

—¿No? ¿Y por qué no te atreves a decírmelo observándome a los ojos?

—No me jodas Blackbell —murmuro, volviendo la vista hacia ella.

—Es que tú reacción es muy atípica. Creo que como siempre te reirias y habrias hecho un chiste al respecto, pero no. Esta vez reaccionas a la defensiva sin permitir que la ofenda así sea minimamente.

—Ya deja de ver telenovelas, te están haciendo sacar conclusiones equivocadas.

—No haré algo como eso. Se me hace que te estás enamorando de nuevo. Está bien, ya me estaba preocupando de que nunca hayas tenido un noviazgo.

¿De que nunca haya tenido un noviazgo? No es que hubiera sido por falta de oportunidades, es que desde siempre he amado a una sola persona. De hecho creí que no podría sentir nada parecido por alguien pero ahora... no sé, es cierto que con la aparición de esa chica tengo muy confusos los sentimientos pero no lo puedo aceptar.

—Voy a seguir esperándola y lo sabes.

—Yo también espero a mi mejor amiga. Pero ha pasado tanto tiempo que...

—Ni lo menciones.

—Está bien, sólo no te cierres a la posibilidad de amar de nuevo —aconseja, poniéndose de pie.

Toma sus cosas con la intención de marcharse, creo que he sido muy duro y cruel con ella.

—Blackbell, lo siento. Es sólo que yo...

—¿Ah? No estoy enojada —dice, interrumpiéndome—. Me voy porque quiero ir a ver a mis padres, de hecho... mi parte de mejor amiga está feliz de que a pesar del tiempo que ha pasado sigues esperandola, no soy la única que la espero. Pero una parte de mí está preocupada por tí. Me da miedo de que te aferres a la soledad y nunca vuelvas a ser feliz. De que nunca te vuelvas a enamorar...

—No te preocupes por mí.

—Entonces, ¿qué harás?

—No quiero volver a enamorarme. Tengo miedo.

—¿Tú le tienes miedo a amar? —cuestiona, con un tono de sorpresa—. No conocía esa parte de ti.

—No es miedo a amar, es miedo a enamorarme de nuevo, formar una vida junto a otra persona y que cuándo eso pase ella regrese. No podría soportar algo así. No puedo sentir por nadie más lo que he sentido por ella.

—Estas jodido —responde, demostrando una sonrisa triste—, mejor me largo antes de deprimirme como tú.

—Está bien Blackbell. Gracias por haber venido.

—Me quedaré unos días, pero no me agradan mucho los hospitales. Así que asegúrate de recuperarte pronto si quieres que nos volvamos a ver.

No deja que diga nada más, sale de mi habitación dejándome a solas. Agradezco tener una amiga cómo ella a pesar de todo. Entiende como me siento, aunque no tenga respuesta a mis preguntas no deja de escucharme.

Pasan unos minutos, después la puerta de la habitación vuelve a abrirse. Es la chica pelirosa.

—Disculpe señor, fuí al baño. Estoy de vuelta.

—No tienes por qué disculparte por eso —suspiro profundamente, dándole la espalda cerrando los ojos.

Quizás así parezca que voy a dormir. Lo mejor es relacionarme lo menos posible con ella. No puedo permitirme llegar a confundir mis sentimientos solo porque se parece un poco a ella. No es Anya, debo de recordarlo.

Aunque cada vez extraño más decir su nombre en voz alta.

Cierto los ojos, entonces siento una sábana sobre mí. Me está cubriendo con ella.

—Para que no sienta frío, descanse.

—Gracias —digo, únicamente.

X Anya.

Pasan tres días más, en este tiempo dejan salir a Damián del hospital. Aunque ha decidido que no irá a nuevas ciudades por lo pronto.

Por otra parte, no he vuelto a ver a Becky. Se veía muy bien la última vez que la ví.me hubiera gustado hablar y decirle, hey estoy de vuelta una vez más. Pero es algo que no puedo hacer. Lo mejor será dejar pasar los días y tratar de evitar cruzarme con ella hasta que vuelva a sus clases en su país.

Por el momento nos encontramos en el palacio gubernamental.

—Estos son los últimos archivos —digo a Damián, dejándolos sobre su escritorio.

Me había ordenado buscar archivos pertenecientes a su hermano, se los está exigiendo.

—Gracias, ¿puedes llevárselos?

—Sí —respondo únicamente.

Es extraño que me deje ir sola a ver a su hermano. Siempre que se trata de él se encarga por si mismo. Sé que por alguna razón ha querido mantener la distancia conmigo pero no es el caso.

Al final, termino llevando los archivos a la oficina de Demetrius. Me ordena pasar y dejarlos sobre su escritorio y es lo que hago.

—Le retiro mayor. Con su permiso —murmuro.

—Espera —demanda, mientras termina de escribir algo en algunos papeles—. Hay algo importante que quiero pedirte.

—Dígame, mayor.

—Aquí no, salgamos a comer algo. Entonces te lo diré.

—No puedo. Debo cuidar al señor Damián. Disculpe señor —murmuro, manteniendo mí vista fija en él.

—A ver, parece que no estás entendiendo muy bien. Aquí yo ordeno y tú obedeces. ¿Comprendes?

—No puedo. Pertenezco al equipo de su hermano menor.

—Pero no sabes mucho de rangos. Yo puedo despedirte o ordenar otra vez que formes parte de mí equipo. ¿Desconoces la principal regla que mis mandatos se deben cumplir?

—Está bien, notificaré al señor Damián —aclaro, haciendo el intento por irme. Cosa que no sucede.

—No es necesario eso.

—Debo informarle sobre todas mis acciones.

—¿También le informarás que eres Anya Forger?

—No sé de lo que me habla –repongo, manteniendo la mirada fija en él.

No pasa mucho tiempo para que se levante de su aciento y caminé hacia mí, se detiene al frente a pocos centímetros.

—¿No? He estado investigandote, estudiaste con mi hermano por unos años en la academia Edén. Después de eso supuestamente moriste con el primer misil de guerra. Lo curioso es que tú padre en ese entonces fue supuestamente acusado de ser un espía profesional. ¿Qué tienes por decirme ante esto? —cuestiona, elevando mi mentón con su dedo índice hasta que quedó viend8 directamente a sus ojos.

—No sé de lo que habla —repito, sin apartar la mirada de sus ojos.

En momentos como este, agradezco que silvia me haya entrenado para tener los nervios de acero tal y como ella.

—Tú eres la 007 original. [La que se creó, para estas alturas ya debería estar muerta].

—Ese es mi nombre clave.

—Claro que lo es. Además eres telépata ¿no? Pudiste leer mi mente.

—Señor, no sé de qué me habla.

—Tranquila —musita, subiendo su mano hacia mí mejilla—. Eres demasiado valiosa, así que no te dañaré. Por el contrario, pienso traerte conmigo de vuelta a mi equipo.

—¿Va ordenar de nuevo mi traslado?

—Claro, soy el nuevo fiurer —apega su frente a la mía, entonces sólo siento un horrible escalofrío—. Puedo guardar tu secreto yo mismo. Claro que tendrás que contarme todo, si lo haces papá no tiene por qué enterarse de esto. De lo contrario, puede que termines muy mal.

—Le reitero que no sé de lo que me habla —contesto, entonces toma mi rostro con ambas manos, obligándome a ver a sus ojos.

—Parece que no lo entiendes ¿verdad? Yo soy el único que puede salvarte. Soy tu última esperanza.

Entreabro los labios para contestarle, en ese momento se abre la puerta dejando ver a Damián. Por un momento se queda paralizado al ver la escena que tiene frente a sus ojos. Me suelto por inercia al ver la expresión de enfado que se marca en su rostro.

—¿Qué te crees que haces? —le espeta a su hermano, dándole un empujón para apartarlo de mi lado.

Joder, y ahora ¿qué hago?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro