❥ (消失) OO2.
*·˚ Capítulo 2: Desaparición.˚·*
﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏
Luego de cinco días de viaje, por fin habíamos logrado llegar a Isla Jeju. Podía decir con facilidad que había sido mi peor y mejor viaje por culpa de Momo y Chaeyoung. Mientras Momo se había tomado la molestia de llamar mi atención picándome las mejillas de manera insoportable y haciéndome tropezar con sus pies, Chaeyoung estaba lista para hacerme reír y mostrarme los dibujos que tanto la embelesaban. Era obvia nuestra conexión, pero fue gratamente sorprendente saber que Mina estaba un tanto demasiado interesada en formar un lazo con ella también. Se negaba a dejarla sola desde que la abrigó durante esa tarde de tormenta.
— ¿Qué es lo que realmente busca un Thrice? —Cuando nos bajamos del barco, el capitán esperó que todos nos pusiésemos frente a él antes de continuar. Y con eso me refiero a esperar a los otros dos barcos que venían, asimismo, igual de colapsados.— Un Thrice busca poner a prueba su fuerza, resistencia, valentía y defensa. Ningún Thrice puede estar deficiente de esos cuatro elementos, de lo contrario, no podría convertirse en uno. Existen variaciones entre la defensa y el ataque o la impulsividad y la razón; es común que tengan más desarrollada una habilidad que otra, por lo cual deben entrenar violentamente para conseguir uniformar o superar sus propios límites en cuanto a potencial. —Por el rabillo de mi ojo pude percibir a Momo colocándose a mi lado. Su panda rojo sobre su hombro me miraba de forma intensa, aunque no podía decir con precisión si tenía intenciones de agredirme. De todos los lugares vacíos, ¿tenía que escoger el que estaba al lado de mí? Soportarla de nuevo sería una tortura.— Sin embargo, su entrenamiento no se centrará sólo en eso. Deben desarrollar y realizar una autoexploración con su propia mente y cuerpo. Necesitan persistencia, control, cordura, prudencia y saber diferenciar entre la deducción e inducción. Para su primera prueba, les pusimos algo sencillo. —Respiré profundamente al sentir un repentino nerviosismo recorrerme. No había pensado cómo sería estar en esta situación, temía morir y no saber cuándo o cómo lo haría.— Inducirán o deducirán qué es lo que deben hacer. No habrá pistas para ustedes, la situación no lo requiere. —Parpadeé, incrédula.— Lo único que necesitan saber es que nada es lo que parece. Todo tiene un porqué, cualquier mínimo detalle que les parezca fuera de lugar, deben cuestionárselo y avanzar. Tendrán sólo un mes para llegar a su destino. —¡¿Un mes?! ¡¿Por qué lo dijo como si eso no fuese suficiente?!— Les recomiendo que compren alimentos y se mantengan hidratados durante todo su recorrido. Para la próxima prueba, nosotros les daremos reservas de comida, esta vez sólo será una muestra de qué tanto pueden aguantar.
— Dahyun unnie, estarás junto a mí en esto, ¿verdad? —Chaeyoung entrelazó nuestros brazos, sus mejillas sonrojándose ante el gesto.
— Por supuesto, Chaeyoung. Estaremos juntas en todo momento. —Y realmente esperaba que así fuese, porque no deseaba resistir un año completo sin celebrarlo con alguien.
— Los dividiré en grupos. Sus auras son compatibles con otras, por lo que juntas pueden formar un lazo irrompible. No aceptaré quejas por parte de ninguno. Estoy tratando con jóvenes disciplinados, no con niños de jardín.
꒰ ¡ ♡ ! ꒱
Con el pasar de los minutos, mis nervios comenzaron a incrementar al ver que el quinto grupo ya había sido formado y aún faltaban más de cincuenta personas. ¿Qué pasaba si Chaeyoung y yo no quedábamos juntas?
— ¿Qué pasa si no quedamos juntas? —Chaeyoung dijo en voz alta la misma duda que rondaba por mi cabeza.— No conozco a nadie aquí, la primera impresión al ver sus auras no es muy buena...
— Estarás conmigo. —Escuchar a Mina con tal ímpetu, era bizarro. Al principio parecía querer estar aislada de todo mundo, pero ahora parecía tan empeñada en capturar la atención de Chaeyoung sin un fin en concreto, que era inusitado.
— ¿Por qué te ves tan confundida?
Miré a Momo al escucharla, dándome cuenta que se dirigía a mí. ¿Por qué su voz me resultaba tan irritante?
— No lo sé, ¿quizás porque Mina ha estado actuando extraño con Chaeyoung desde que la ayudó?
Rió suavemente, negando con la cabeza.— Ella no te lo ha dicho entonces...
— ¿Qué es lo que no me ha dicho?
Sonrió, divertida, llevando uno de sus dedos a su boca. —Silencio, cría, necesito escuchar cuál es mi patético grupo.
꒰ ¡ ♡ ! ꒱
Para mi propia sorpresa, Momo, Mina, Tzuyu y yo quedamos dentro del mismo grupo. Chaeyoung había quedado junto a Bae Joohyun; número tres, y Kang Seulgi; número dos. Los demás tres de su grupo eran sumamente irrelevantes como para nombrarlos, lo único por lo que estaba interesada era en buscar la manera de llevar a Sana y Chaeyoung conmigo.
— Mierda. —Murmuré, viendo cómo los ojos de Chaeyoung se hacían agua al alejarse. Sana, desde la otra esquina, parecía perdida, completamente desorientada con los miembros que le había tocado.
— A tus novias les tocó lejos de ti. —Momo volvió a hablar, acariciando su panda rojo. Una sonrisa llena de malicia adornaba sus labios y las ganas de querer golpearla eran casi incontenibles.— Morirán en esos grupos, lo sabes, ¿no?
— ¡Ya cállate, Hirai!
Me alejé de ella antes de que dijese algo más y corrí hasta Chaeyoung, tomándola de la mano para traerla de vuelta. Hice lo mismo con Sana, no importándome si el capitán decidía sacarme de la prueba. No las iba a dejar solas en un momento tan crucial como este.
꒰ ¡ ♡ ! ꒱
Suponiendo que debíamos seguir el único camino visible en la tierra, comenzamos a caminar algo desesperadas. Las palabras del capitán se repetían en mi cabeza una y otra vez, insistiendo con que debía examinar cada detalle en los muros y en la tierra, pero jamás hallé nada. Terminamos llegando a una zona transitada, llena de pequeñas y humildes tiendas a lo largo de la calle. No podía ser que llevásemos alrededor de veinte minutos y aún no viésemos nada que pareciese sospechoso.
— ¿Qué se supone que estamos buscando? —Tzuyu se detuvo a las afueras de un boutique, cruzándose de brazos con molestia.
— No entiendo por qué no nos dijo nada al respecto de la prueba. —Respondió Sana, apoyándose sobre la pared.— No podemos suponer qué hacer y qué no, si no tenemos una meta exacta. Es como subir a un bus sin saber dónde bajar, ¿qué esperan con esto?
La risa de Momo hizo ecos en mis oídos, haciéndome voltear justo para verla sentarse en el suelo, sacando su característica baraja de naipes.— Realmente son unas inútiles. —No le patees la cara, no le patees la cara.— Es exactamente eso lo que hay buscar. No podemos seguir sin una dirección, ¿qué es lo más común que hacemos para indicar una dirección? —Vi el ceño de Chaeyoung fruncirse, buscando rápidamente algo que claramente yo no podía entender. No sabía si no estaba dispuesta a comprender las palabras de Momo porque la detestaba, o porque mi mente estaba en un estado de negación.— Hay una de nosotras que ya tiene la respuesta y no se ha dado cuenta. Al parecer, también es una inútil. —Se lamió los labios, subiendo su mirada hacia a mí.— Dahyun.
— ¿Yo? —Pregunté incrédula, señalándome.— ¿Yo tengo la respuesta?
— Sólo mira a tu alrededor, Dahyun. —Contuve mi repudio hacia ella y obedecí.— Dime, ¿qué es lo que estamos buscando si no tenemos destino?
Siguiendo sus palabras, mi vista se dirigió a cada letra de cada cartel. Traté de buscar colores y símbolos que pudiesen estimularme para encender la bombilla apagada sobre mi cabeza, pero ni chispa. Hasta que a la lejanía, noté por fin al chico que había estado parado en el mismo sitio desde hace más de diez minutos. Era extraño considerando que toda la prueba lo era, por lo que enfoqué mi vista en su atuendo. Su gorra. No. Su camisa blanca tenía una diminuta flecha gris que señalaba hacia la derecha. No había ninguna otra dirección en ninguna otra parte, no habían más opciones.
— La flecha. —Dije, sin detenerme a pensar qué tan ridícula pude haber sonado.
Dos aplausos se escucharon por parte de Momo, y cuando la miré, se levantó.— Bingo, Dahyun.
¿Esa era la respuesta?
¿Ella supo la respuesta todo este tiempo y no pensaba decirlo? Debí imaginarlo; no es consciente de la malicia que la carcome, no tiene empatía ni noción del amparo.
Corrimos hacia la derecha, descubriendo que no nos llevaba a ningún lugar en particular. Las tiendas seguían apareciendo y tapaban más camino del que podíamos ver. Era imposible saber dónde debíamos ir.
— ¿Oigan? —La voz de Mina sonó algo insegura.— ¿Por qué hay una luz flotante en ese callejón?
Giramos hacia el supuesto callejón, corroborando lo que había dicho. Aunque estuviésemos a plena mañana, la luz era demasiado intensa como para que pasase desapercibida; tanto, que se distinguía perfectamente una señora de edad sentada en una silla. No hacía más que inhalar y exhalar, meneando su cabeza en un obvio signo de estarse durmiendo.
Nos acercamos con titubeos, no sabiendo qué nos esperaba allí exactamente. En cuanto estuvimos a una distancia considerable de la señora, esta rápidamente se levantó, sacando una espada de su funda y colocándose en posición de pelea.
— ¿Qué es lo que harían ante una amenaza así? —La profunda y grave voz tras ella nos hizo saber que no estaba sola. Habían dos hombres a cada lado, inmóviles, como si fuesen guardaespaldas.
— Tienen cinco segundos para pensar en su respuesta. No pasarán de aquí si no utilizan su mente para crear un mundo paralelo. —Habló el otro.
— ¿Mundo paralelo? —Preguntó Mina, confundida.— ¿De qué está hablando?
— Debemos deducir qué pasará con cada posible respuesta que demos. —Dijo Momo, mirando firmemente a la señora. Se podía percibir la rabia que llevaba, como si le resultase una amenaza invencible.
— Novatas, déjenmelo a mí. —Park Jaebeom nos hizo saltar de la impresión al manifestarse repentinamente, haciéndose paso entre nosotras sin ningún tipo de cuidado.
— ¿Dónde está tu grupo de mierda? — Escupí, molesta con el sólo hecho de verlo aún con vida.— ¿Los abandonaste para poder salvarte tú?
— Por supuesto. Creí que eso era evidente. —Respondió, haciendo tronar sus dedos.— Alguien necesitaba demostrar que era mejor solo, que con cien hombres.
De forma imprevista se acercó hacia la señora, dándole una cachetada que retumbó por todo el callejón.
Si no lo mataba ella, yo lo haría.
El silencio cayó como una espesa y aglomerada baba, y la señora se puso en posición recta, enfundando su espada.— Puedes pasar. —Señaló la puerta tras ella.
— ¿Vieron, chicas? —Se burló, caminando desinteresadamente hacia allí.— Simplemente hagan lo que la señora espera que hagan.
Dudosa de sus palabras, lo vi desparecer, la señora volviendo a ponerse en posición de pelea.
— Voy a matarla. —Exhaló Momo, increíblemente fastidiada. Era posible que estuviese así por culpa de Jaebeom. No era sorpresa que ninguno de los participantes lo aguantase por más de medio segundo.
— ¡¿Estás loca?! —La detuve, poniéndome frente a ella.— Piensa un poco más con la cabeza, idiota.
Sus pupilas se dilataron, mirándome como si yo fuese su próxima presa. No le temía, si era lo que creía.— Vuelves a llamarme así, y tú serás la primera muerta del grupo. —Chaeyoung en un periquete se distanció de Momo, haciéndome saber que nuevamente estaba irradiando un aura desagradable.
— Idiota. —Remarqué, apreciando su mandíbula tensarse. Exhalaba con pesadez, como si tratase de controlarse, aunque no hacía nada que pudiese alertarme. Sus expresiones me eran confusas. Suavemente me volteé, sabiendo que eso podía enfadarla más al haberle dado la espalda.
Y supe que acerté cuando uno de sus brazos atrapó mi cintura, pegándome contra su cuerpo mientras que su otra mano posaba una carta en mi cuello.
— No juegues conmigo, Dahyun. —Susurró, sus labios acariciando casi imperceptiblemente mi oreja. Sentí mi corazón agitarse al darme cuenta de que la carta estaba igual de dura que un cuchillo. La punta clavando mi piel me decía gritos que no intentase moverme.
— No juego contigo, Momo. —Tragué, sujetando su muñeca con fuerza.— Eres una idiota.
Sentí cómo cortó suavemente la piel de mi cuello, en una clara advertencia de lo que me haría si volvía a provocarla. Me empujó lejos, y yo, mirándola con furia, toqué mi cuello para confirmar que había un poco de sangre comenzando a brotar.
Estaba a punto de explotar y abalanzarme sobre ella, pero con eso había descubierto que Momo era incapaz de matarme. O al menos estaba esperando algo de mí antes de hacerlo.
— Tienen cinco segundos para responder a lo que están viendo. —Uno de los hombres volvió a insistir, inexpresivo.— El conteo comienza ahora.
Mis sentidos se agudizaron al sentir una fuerte ráfaga de viento a mi lado. Miré a Momo, quien había tomado impulso para tratar de lanzar su carta hacia la señora, pero con fuerza tiré de su brazo hacia un lado, logrando que la carta se enterrase en el suelo. Era una maldita idiota.
— Ninguna de nosotras peleará con usted. —Dije con seguridad, dando cautelosos pasos hacia la señora.— No estamos interesadas en matarla, sólo queremos seguir nuestro camino. —Al segundo de haber soltado aquello, sentí su mano impactar contra mi mejilla. Ella estaba hecha de acero, con esa punzante y cosquilleante dolor en la piel me lo había dejado claro.— No voy a defenderme. —No iba a retractarme.— Me pararé aquí toda la tarde si es necesario. No pelearé, sólo queremos cruzar y esa es mi última palabra.
La señora se colocó en posición recta, sorprendiéndome al tirar de sus labios en una diminuta sonrisa.— Demostraste lo que estábamos esperando. Gracias, catorce. Ya pueden pasar.— Una gran tela blanca cayó a nuestro lado, exponiendo una puerta enorme de la que ninguna se había percatado.— Sigan el camino. Si les va bien, tardarán una o dos semana en llegar a donde tienen que ir. Si se desvían, se toparán con miles de piedras en el camino y no llegarán a tiempo para la siguiente prueba.
— Si nosotras verdaderamente logramos pasar... ¿Por qué Jaebeom se fue por otra puerta? —Preguntó Sana, haciendo ojitos de cachorrito y frunciendo sus cejas casi de forma inconsciente.
— Oh, yo nunca le dije a él que su respuesta había sido correcta. —Dijo, sonriendo nuevamente.— Simplemente le dije que pasase.
— ¿Y dónde está él ahora? —Momo sonó casi arrogante, suspirando con pesadez. ¿Es que acaso no podía controlar su instinto asesino?
— Cayó por un pozo de doscientos metros. —Rió.— Eso es lo que pasará con ustedes si actúan de una manera arrebatada. Necesitan visualizar todo tipo de opciones y caminos antes de ejecutar.
Momo era parte de las personas arrebatadas, y aunque lo detestase, nos podría servir en algún momento. Lo único disperso de su ser, era entender cómo trabajaban sus pensamientos. ¿Nos salvaría si todas nos arriesgásemos, o nos dejaría morir con ella incluida sólo por su protervia?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro