42 | Viejas chismosas.
Me duele tanto el estómago por haberme estado riendo durante la última hora que comienzo a creer en la afirmación de que la gente puede morir de un ataque de risa. Las ocurrencias de Klara y lo horrendo que son estos vestidos me hacen estallar de risa, tanto así que me he ahogado más de tres veces con saliva.
—Ya basta —pido entremedio de carcajadas mientras ella modela con no sé qué número de modelito. Se ha probado tantos que después del décimo perdí la cuenta.
Se mete en el probador y a los minutos sale con un vestido celeste tipo de látex que se le pega al cuerpo perfectamente como una segunda piel.
—Es ese —la señalo de arriba abajo—, te queda pintado.
—¿Tú crees? —Ella arruga la nariz poco convencida.
—Klara, es ese, es perfecto.
De verdad le queda divino, ese vestido fue hecho para ella, no tengo pruebas más que la forma en la que se le ve y esa es suficiente.
—¿Tu ya te decidiste por algo? —pregunta metiéndose otra vez en el probador—. El vestido rojo que te probaste hoy te quedaba lindo. ¿Sabes qué se pondrá Lucca?
—Me dijo que estrenaría un traje negro que le regaló una marca italiana por unas fotos, pero no me lo mostró.
—Y bueno —dice como si lo que pasa por su cabeza también pasara por la mía—. Con más razón, él de negro y tu de rojo harían una combinación perfecta.
—Igual no importa mucho si no encuentro uno hoy, puedo venir mañana.
—Tienes que estar linda, mira si te pide ser su novia en la fiesta y tu andas ahí toda andrajosa —dice con un tono de emoción.
—De seguro entendiste mal y no fue eso lo que le dijo a Pablo. Ni siquiera ha insinuado nada.
—Sé lo que te digo, Sa. Lucca va a pedirte que seas su novia en la fiesta, estoy segurísima.
—Bueno, vamos a por el rojo —me muerdo la lengua sonriendo.
Caminamos agarradas del brazo como dos comadres por toda la tienda hasta llegar a la vendedora en específico del dichoso vestido rojo. Me lo pruebo otra vez y le envío una foto a Lucca.
—¿Te gustó en serio? A mi me encanta —comenta Klara mientras estamos pagando.
El vestido me gusta y me gusta mucho más como me queda. Aún así esperaré la respuesta de Lucca porque quiero saber qué piensa al respecto.
—Con este vestido te mirarán hasta los casados —dice la mujer que atiende como si ser objeto de atención de los hombres casados fuera un logro y algo de lo que estar completamente orgullosa en vez de una completa asquerosidad.
Dió con la prima equivocada, esa es Anna.
—Ya tiene quien admire el vestido, pero gracias de todas formas por el horrendo cumplido —Klara le dedica una sonrisa que demuestra la falta de necesidad que tenía de hacer ese comentario—. Procuraremos no venir más y decirle lo mismo a nuestras amigas.
Sale de la tienda haciendo una caminata triunfal conmigo pisándole los talones. Juro que tengo hasta la planta del pie roja de la vergüenza, tengo coraje, pero no tanto como para decirle algo así a alguien y darle la espalda como si en mis manos tuviese la razón del mundo.
—Me sentí loca por unos segundos —dice subiéndose al auto de Pablo.
—Lo estás —afirmo abrochándome el cinturón.
—¿Ya sabes cómo harás para que la tía vaya hasta casa de Lucca sin sospechar?
Es algo que lo pensamos juntos el día que me quedé en su casa, tengo el plan trazado en mi cabeza esperando el momento justo para ejecutarse.
—Le diré que haremos una cena en casa de Lucca con ambas familias. La abuela me prometió que no le diría nada, tu madre dijo que si necesitábamos algo le avisáramos y el tata irá donde le diga la abuela, así que no me preocupa mucho.
—¿Emma, Anna y Sofía? ¿Olvidas que tenemos más familia? ¿Vicky y Aimee?
—Lucca le dijo a Sofía y ella dijo que vendrían las tres. Igual con Vicky, Landon y Aimee.
Ninguna de las dos ha visto a Vicky desde que le contamos lo de Landon y la tía. Me daba pánico hablarle para comentarle lo de la fiesta pero cuando Lucca se ofreció a hacerlo fue un verdadero alivio.
—¿Cuándo piensas llevar todas tus cosas a casa de Steven? —Estaciona frente a la casa de la abuela y pone el freno de mano.
—Después de que mamá se vaya. No quiero que vea como mis cosas desaparecen y se sienta mal antes de tiempo, sé que se pondrá triste y puedo hacer la mudanza luego sin problema.
—¿Estás segura de que mudarte con Steven es lo que quieres?
—Es lo que tengo que hacer si quiero quedarme con ustedes, me pidió perdón y siento que sus palabras fueron sinceras. Quiero creerle, necesito hacerlo si pienso vivir un año con él.
—Igual sabes que siempre que quieras puedes quedarte aquí, tu cama no se irá a ningún lado.
—La abuela no me quiere en la casa, Klari. Es algo que asimilé y acepté hace un rato largo ya. Estoy cansada de nadar a contracorriente y si esto es lo que el agua quiere quizá solo tenga que dejarme llevar.
—Solo procura no meterte en un cauce rocoso en el que termines rota.
—Eso no va a pasar, Klara.
Estoy segura de que no.
—¿Me ayudas a colgar las luces? —le pide Klara a Lucca y él deja de desenredar los cables para dirigirse a ella.
—Les está quedando demasiado bien, chicos —comenta Em recostándose en el marco de la puerta de la cocina y dándole un mordisco a la manzana verde que tiene en su mano.
—Podrías ayudar en vez de solo mirar, con tus vagas palabritas de aliento no hacemos nada —Lucca le sonríe y ella le saca el dedo medio echándole la lengua.
—Quedan por cargar las últimas cajas de champagne y unas bandejas con comida y ya. ¿Cómo van con la decoración? —Pablo se sacude las manos y se remanga las mangas de su sudadera—. ¿Necesitan algo más?
—Yo, aquí —lo llamo—, ¿puedes sostener de este lado mientras lo afirmo del otro?
Quisimos colocar una pantalla grande en la que pasar fotos que mamá se ha tomado estos últimos dos meses con gente del pueblo. La idea era buena hasta que me dejaron a mi sola para colocarla y ambos, tanto Klara como Lucca, se dedicaron a las luces.
—Un poco más arriba —indica Pablo y yo reúno todas mis fuerzas para levantar la pantalla un poco más—. Ahí, ahí queda perfecta.
Bajo del banco en el que estaba parada de un salto y levanto los pulgares sonriendo.
—Gracias.
—De nada, Sara —mira a Klara—. Amor, yo ya tendría que irme...
—¿Podemos hablar de aquello antes de que te vayas? —le pregunta Lucca.
Klara me mira con el ceño fruncido y yo frunzo el mío también.
Pablo asiente y juntos se van hacia la cocina, cerrando la puerta detrás de sí. Una mirada basta para hacer conexión cerebral con mi prima y correr hasta la puerta, peleando y empujándonos la una a la otra por ganar un lugar donde apoyar el oído y poder escuchar lo que sucede al otro lado.
—No escucho ni mierda —se queja ella empujándome a un lado.
—Si te quedaras quieta quizá escucharíamos —replico empujándola de vuelta.
—De seguro es sobre lo que seas su novia —me empuja—. Déjame escuchar.
—Déjame escuchar a mi, tengo más derecho —La vuelvo a empujar y consigo apartarla.
—Pablo es mi novio, tú y Lucca no lo han hecho oficial aún —Toma carrera y me empuja haciéndome a un lado—. Yo tengo más derecho.
La puerta se abre de golpe y Klara cae de bruces dándose el mentón contra la rodilla de Pablo. Lucca aparece detrás de él con su sonrisa ladina de lado y cuando me mira a los ojos lo hace con una intensidad que no lo ha hecho nunca antes.
—Parecen dos viejas chismosas —se acerca a mí y me da un beso corto en los labios—. Si quieres saber algo solo tienes que preguntarlo, rubia.
—Queremos saber qué es eso misterioso de lo que hablaban —Klara aprieta la boca y alza las cejas.
—A ti no tengo por qué darte ninguna clase de explicaciones, Klara.
—Patán —Ella le echa la lengua.
—Vieja chismosa —contraataca echándole la lengua también.
—Parecen dos niños —Pablo le da un beso en la frente a Klara y se dirige hacia mí para darme uno en la mejilla—. Nos vemos mañana, Sara. Cuida que no se maten.
Señala con la cabeza a Lucca y a Klara que siguen en una guerra a muerte echándose la lengua mutuamente como si en verdad fueran dos niños.
—Chicos... —Capto la atención de ambos—. Deberíamos terminar de arreglar todo cuanto antes, aún quedan algunos detalles y...
—Ya me pongo en camino, mi capitán —dice Klara con un tono militar que me hace gracia.
—¿Qué más quieres que haga? —pregunta Lucca acercándose a mí.
—Puedes...
Y entonces su celular suena.
—Espera, ya regreso —me sonríe de lado, pero no como siempre, hay algo diferente en su sonrisa y no logro identificar exactamente qué es—. Dame un minuto, tengo que solucionar esto.
—¿Está todo bien?
Mira la pantalla del celular y luego regresa sus ojos a mí.
—Sí, es una agencia que no deja de molestarme con que modele para ellos, pero no estoy interesado.
—No les contestes —me encojo de hombros.
—Ojalá fuera tan simple, rubia —Su mano se posa en mi nuca y atrae mi cabeza hacia él hasta darme un beso en la frente.
Y tras eso se mete otra vez en la cocina cerrando la puerta detrás de él.
Lunes 25 de abril 2022
———— ✨ ————
Siento que estoy abrumando mucho con las actualizaciones diaras ajjsja pidoperdon las amo.
Mañana dos capítulos, pasado dos y el epílogo y PDE PASA A ESTAR OFICIALMENTE COMPLETA!
Beso en la kola a mis feas, luv u ❤️
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